El p¨¢del deja atr¨¢s su pasado elitista
La fiebre por el deporte de la pala corta y las cuatro paredes se ha expandido por todo el mundo, con Espa?a a la cabeza en el ¡®ranking¡¯ de mejores jugadores
El golpe resuena con fuerza entre las cuatro paredes. Los muros verdes recogen el sonido. Una silueta amarilla recorre el cielo. Apenas pasa un segundo y el ruido vuelve. A la izquierda, Diana Mac Crohon se posiciona para recibir la pelota. Es traductora en una empresa de moda. A su lado, en la pista, se sit¨²a Roc¨ªo Hern¨¢ndez, que en apenas unas horas acudir¨¢ a su puesto de odont¨®loga en una cl¨ªnica madrile?a. Su clase de p¨¢del ha comenzado.
Mac Crohon y Hern¨¢ndez no se conoc¨ªan hasta hace un mes, cuando comenzaron a juntarse cada martes en una de las pistas del club Bnfit, en Madrid. El sol de una calurosa ma?ana de octubre cubre sus rostros. Bromean mientras la pelota vuela por encima de la red. Al otro lado, su profesor C¨¦sar Gonz¨¢lez les indica c¨®mo deben colocarse, acompa?ado de Adri¨¢n Villapalos, t¨¦cnico sociodeportivo en pr¨¢cticas. M¨¢s de 20 personas se han repartido entre los cuadrantes de las cinco canchas. Unos juegan un torneo, otros reciben clases. Hombres y mujeres, de mediana edad y j¨®venes. Cada uno tiene un perfil distinto. Desde un profesional de la hosteler¨ªa hasta una emprendedora.
El informe Global Padel Report 2023, que recoge el crecimiento del sector en el mundo, respalda el cambio social del deporte. ¡°El p¨¢del se ha democratizado porque es divertido y no requiere un gran espacio para jugar¡±, concluye por tel¨¦fono desde Barcelona Elena Mart¨ªn, de Monitor Deloitte, la divisi¨®n de consultor¨ªa estrat¨¦gica de esta multinacional. Las pistas miden 20 metros de largo y 10 de ancho. Son 200 metros cuadrados en total. Para Mart¨ªn, que tambi¨¦n practica el deporte, ¡°eso hace que el espacio se comparta con la pareja¡±. Al contrario que el tenis, donde lo com¨²n es jugar de forma individual, el p¨¢del es de parejas. Mixtas o del mismo g¨¦nero. Es la segunda edici¨®n del estudio hecho por Deloitte y Playtomic, la plataforma l¨ªder en reservas de pistas de p¨¢del. El informe de este a?o muestra que Espa?a es el pa¨ªs europeo con m¨¢s canchas construidas: 13.500.
La situaci¨®n se repite por todo el pa¨ªs. Estudiantes universitarios, funcionarios, amas de casa, familias con ni?os¡ ¡°Ya no hay que ser rico para jugar al p¨¢del¡±, resume Ricardo de las Heras, Richi, en su etapa como jugador profesional. ?l fue uno de los impulsores del deporte en Espa?a en los noventa. ¡°Era muy elitista¡±, recuerda. El p¨¢del lleg¨® a un club privado de Marbella a mediados de los setenta de la mano del fundador del centro, el pr¨ªncipe Alfonso de Hohenlohe, quien trajo el deporte a Espa?a tras visitar a su amigo mexicano Enrique Corcuera. Por entonces se jugaba en clubes privados, y solo lo hac¨ªan aquellos con un gran poder adquisitivo.
La curva del crecimiento del p¨¢del no parece tener un final. De las Heras, que ahora es gestor de clubes, se?ala distintas etapas de desarrollo del juego en Espa?a. La primera, cuando el deporte se populariz¨® en los a?os noventa. ¡°Salieron varias im¨¢genes del presidente Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar jugando¡±, recuerda. A pesar de que al expresidente se le asoci¨® a un deporte elitista, comenta, eso hizo que el p¨¢del pasara de ser una agrupaci¨®n a ser federaci¨®n en 1998 y as¨ª poder acceder a fondos p¨²blicos e internacionales. De las Heras comenz¨® su carrera. Una d¨¦cada despu¨¦s abandon¨® las pistas, tras convertirse en uno de los pioneros del deporte en Espa?a y dejando tras de s¨ª una estela de premios que marcar¨ªan el camino del deporte en el pa¨ªs.
¡ª?Pudo vivir como profesional?
¡ªNo gan¨¢bamos un duro. En un torneo, mi ¨²nica reclamaci¨®n fue que nos pusieran sillas y botellines de agua fr¨ªa.
Francisco Iznaola es coordinador del club Bnfit y coincide con De las Heras: ¡°Hace 20 a?os era imposible dedicarte al p¨¢del¡±. Tiene 63 a?os y ha empleado toda su vida al deporte. En los noventa, cuando era profesor de squash y tenis en la Estaci¨®n de Chamart¨ªn, empez¨® a interesarse por el p¨¢del. Recuerda las primeras palas, que las ve¨ªa llegar desde su trabajo en trenes, camiones y autobuses de mercanc¨ªas que proven¨ªan de Argentina ¡ªque ahora, junto con Espa?a, lidera el ranking de mejores jugadores del mundo¡ª, y eran de madera. En 2001, dio un salto m¨¢s en su carrera al sacarse la titulaci¨®n de entrenador nacional de p¨¢del. Pero el deporte a¨²n estaba estancado: ¡°No se pod¨ªa vivir de ello¡±. Apenas 10 a?os despu¨¦s, en plena crisis econ¨®mica ¡ªe inmobiliaria¡ª, muchas naves se quedaron abandonadas y se reconvirtieron en pistas de p¨¢del indoor, es decir, cubiertas.
¡°Fue un empuj¨®n. Nos formamos, creamos escuelas de p¨¢del y la pr¨¢ctica profesional empez¨® a crecer¡±. Pero el mercado se mantuvo plano hasta la pandemia. ¡°Con la covid-19 esto ha explotado¡±, comenta Richi de las Heras.
Iznaola coincide con el exprofesional en las claves del ¨¦xito del p¨¢del en Espa?a. La primera, su facilidad. ¡°Es como las palas de la playa. Cualquiera sabe jugar¡±, explica el coordinador. Otra de las ventajas, dicen ambos, es el poco espacio que ocupan las canchas: ¡°Se montan dos pistas donde antes cab¨ªa una de tenis¡±. Eso hace que los jugadores no requieran tanta capacidad f¨ªsica como aquellos que practican el deporte rey de la raqueta. Con dureza, Iznaola tira una bola contra una de las paredes acristaladas. El juego dentro de la pista central se retoma. Vuelve el sonido. No cesa hasta que una de las parejas anota un tanto.
¡ª?Por qu¨¦ suena tanto?
¡ªLas pelotas tienen menos presi¨®n que las de tenis y son ligeramente m¨¢s peque?as.
El auge se ve en todo el mundo. Elena Mart¨ªn se?ala dos situaciones diferentes extra¨ªdas del Global Padel Report. La primera, en pa¨ªses en los que el deporte ya est¨¢ consolidado. Espa?a y Argentina, a la cabeza. La segunda, en aquellos sitios en los que el juego empieza a crecer. ¡°El p¨¢del empieza por un estrato social mucho m¨¢s alto, con gente de negocios. Despu¨¦s se democratiza¡±, explica. Pone como ejemplo Arabia Saud¨ª y Oriente Pr¨®ximo, donde los jugadores est¨¢n relacionados con las familias reales y el deporte apenas acaba de llegar. En Espa?a, en cada pista hay un perfil distinto. Parejas de un mismo g¨¦nero o mixtas dibujan una estela amarilla por encima de la red. En una de ellas, una familia con ni?os golpea la pelota. En la de al lado, varias mujeres de diferentes edades, desde veintea?eras hasta jubiladas, responden al peloteo de su profesor.
El p¨¢del ha revolucionado tambi¨¦n los planes de los m¨¢s j¨®venes. Las veintea?eras Mar¨ªa Recuero, ?ngela Alonso y Ana Campos se re¨²nen cada semana en la urbanizaci¨®n de Raquel Bescos en Las Rozas (Madrid) para su partido de p¨¢del. Bescos cuenta que hace tres a?os la cancha situada entre los edificios estaba vac¨ªa: ¡°Ahora es muy raro encontrar a alguien que no juegue al p¨¢del¡±. La situaci¨®n se repite en las pistas municipales de todo el pa¨ªs. En el Retiro, Vallecas o las instalaciones repartidas por cualquier ciudad o pueblo. Mikel Larrea tiene 23 a?os y es un estudiante de m¨¢ster de Ingenier¨ªa Industrial que cada semana acude a las canchas de su ciudad, Santander. Empez¨® en 2010, pero desde hace cinco a?os es un recurrente en los centros municipales. ¡°Se est¨¢ poniendo muy de moda entre la gente de mi edad¡±, apunta.
Carlos Mart¨ªn, funcionario madrile?o de 45 a?os, participa en una prueba de nivel organizada conjuntamente por Playtomic y BMW en el club La Mas¨®, al norte de Madrid. Se prepara para sacar. El movimiento es distinto al del tenis. No salta. Solo hace botar la pelota contra el suelo y la golpea con su pala por encima de la cadera. En la pista de al lado, Ana Mart¨ªn saca bolas de un carro con ruedas azules. Una tras otra, hace que las pelotas lleguen a los cuatro jugadores que se sit¨²an tras la red. Es una de las profesoras del club. Lleva 20 a?os jugando. Burgalesa de 25 a?os, entr¨® a una pista por primera vez a los cuatro. Ahora se dedica al p¨¢del. No es profesional, pero s¨ª puede vivir como profesora.
Responde mientras golpea con su pala. Al otro lado, un ni?o, una mujer joven y dos hombres de mediana edad responden a las pelotas de la profesora. Practica la volea, el rev¨¦s, el saque y la bandeja. Los mismos movimientos que en el tenis. Sale de la pista y divide a los cuatro jugadores. Empieza el juego. En el caso del p¨¢del amateur, lo normal es jugar dos sets, si el partido dura una hora. Si el tiempo se alarga ¡ªsuele llegar a una hora y media, seg¨²n los usuarios consultados por El Pa¨ªs Semanal¡ª se juegan tres.
En las urbanizaciones, las pistas de p¨¢del empiezan a ser el lugar de reuni¨®n de los vecinos. Ana Ruiz, de 43 a?os, hace un peque?o descanso de su teletrabajo en una consultor¨ªa, junto con Carmen Aradas, de 54, desempleada. Ambas bajan de sus pisos a la una de la tarde para su clase semanal. Comenzaron hace tres a?os. ¡°Aqu¨ª hay 108 viviendas y esto ha hecho que nos conozcamos¡±, cuenta Ruiz. Coinciden en que lo que m¨¢s atrae del deporte es su facilidad y su capacidad de socializar. ¡°No hay que correr tanto como en el tenis ni tener tanta fuerza psicol¨®gica porque tienes una pareja¡±, explica Aradas antes de entrar a la pista. V¨ªctor Gonz¨¢lez, profesor de P¨¢del Acci¨®n, empresa dedicada a impartir clases en urbanizaciones, les ense?a a hacer un rev¨¦s, uno de los movimientos b¨¢sicos, ayud¨¢ndose de la pared. Tras la pandemia pas¨® de tener menos de 100 alumnos a m¨¢s de 300.
Los comercios se han unido a la fiebre por el p¨¢del. La empresa alemana Tennis Point abri¨® su primer establecimiento en Espa?a en Catalu?a con una subdivisi¨®n para el p¨¢del a finales de 2020. ¡°Fue porque aqu¨ª empezaba a despuntar m¨¢s¡±, cuenta el encargado de su primera tienda en Madrid, que abri¨® un a?o despu¨¦s, junto al estadio del Santiago Bernab¨¦u. Una pared llena de palas cubre casi la mitad del establecimiento del paseo de la Castellana. Diferentes colores, tama?os y precios ilustran la pared. Las pelotas, a un lado, son dif¨ªciles de diferenciar de las del tenis.
Entre 20 y 400 euros. Esa es la franja de lo que le puede costar a los usuarios jugar al p¨¢del. Pero, por lo general, como han comentado varios jugadores amateurs, la pala para una principiante ronda los 100 euros, y la ropa deportiva puede ser cualquiera, al igual que las zapatillas. En total, entre la reserva de pistas y sus clases, jugadores de nivel intermedio como Carlos Mart¨ªn, Diana Mac Crohon o Roc¨ªo Hern¨¢ndez gastan una media de 60 euros mensuales.
El tenis ha ca¨ªdo de su trono. El n¨²mero de federados ha descendido frente al auge de licencias de p¨¢del. En 2021, la distancia entre ambos ya era amplia ¡ªla Federaci¨®n Espa?ola de Tenis contaba con poco m¨¢s de 80.000 federados frente a los m¨¢s de 96.000 del p¨¢del¡ª. Tras la pandemia, el n¨²mero de federados aument¨® en m¨¢s de 20.000.
La expansi¨®n del deporte ha sido la causante de que cientos de profesores emigren a otros pa¨ªses. Javier Hern¨¢n, madrile?o de 31 a?os, juega al p¨¢del desde hace m¨¢s de una d¨¦cada. Su etapa deportiva estuvo ligada al tenis, hasta que cambi¨® de pista. Hace apenas un mes se mud¨® a Australia para dar clases de p¨¢del.
¡ª?Por qu¨¦ Australia?
¡ªEs un pa¨ªs con gran tradici¨®n en el tenis en el que ahora hay una demanda de profesores de p¨¢del.
Pablo Carro, cofundador de Playtomic, dice que el ¨¦xito del p¨¢del en el ¨¢mbito mundial se debe a que, cuando las restricciones de distanciamiento de la pandemia permitieron la actividad deportiva, el p¨¢del fue uno de los primeros deportes que se pudo practicar. La plataforma naci¨® en 2017 como una start-up y ahora es una de las empresas m¨¢s importantes internacionalmente. En una de las ¨²ltimas pruebas de nivel organizadas por la aplicaci¨®n, se apuntaron 130 personas en 30 minutos. Playtomic, que funciona en m¨¢s de 40 pa¨ªses, tiene m¨¢s de un mill¨®n de usuarios al mes. ¡°Es una fiebre masiva en Europa¡±, se?ala Carro. El p¨¢del gener¨® cerca de 2.000 millones de euros en el mundo en 2022, seg¨²n el Global Padel Report de este a?o. Solo en Espa?a, seg¨²n Carro, que fue uno de los creadores de este informe, ¡°se pudo generar entre el 25% y el 30% de esa cifra¡±. Para 2026, la estimaci¨®n es que el p¨¢del genere 6.000 millones de euros.
Ahora, al contrario que en la ¨¦poca de Richi de las Heras, los jugadores profesionales pueden vivir del deporte. Ver¨®nica Virseda, toledana de 31 a?os, dej¨® el tenis a los 18 y a los 19 ya entrenaba en los clubes de p¨¢del de su ciudad. Dos a?os despu¨¦s, tras empezar a jugar en las pistas de Madrid, Virseda se profesionaliz¨®. ¡°Empec¨¦ tarde, pero este deporte te permite alargar tu carrera deportiva¡±, explica en las instalaciones de un centro deportivo madrile?o. Vestida con una camiseta con varias empresas patrocinadoras y su nombre a la espalda, no duda a la hora de decir que una de las claves del auge del p¨¢del profesional ha sido la mejora de las condiciones de los jugadores.
Un inicio distinto lo tuvo Alejandro Gal¨¢n, madrile?o de 27 a?os. Ale Gal¨¢n, como es conocido en las pistas, empez¨® a jugar cuanto tuvo uso de raz¨®n. Sus padres se mudaron a una urbanizaci¨®n con una pista en el centro. ¡°En ese momento casi pens¨¢bamos que era una pista de tenis mal hecha¡±, bromea. Acababan de empezar los a?os dos mil y el deporte segu¨ªa teniendo la imagen elitista que poco despu¨¦s se romper¨ªa.
Los jugadores aparecen en las redes sociales de los amateurs del deporte. Las pistas del World Padel Tour y Premier Padel han sido los escenarios de una fama en ascenso. Gal¨¢n rememora sus ¨²ltimos dos a?os en ambos torneos. Con una semana de diferencia, Madrid pod¨ªa albergar un torneo de un circuito y del otro.
A finales de agosto y tras la insistencia de los jugadores profesionales, que hab¨ªan sufrido lesiones por la falta de descanso y entrenamiento entre una competici¨®n y otra, World Padel Tour y Premier Padel decidieron unificar sus calendarios con vistas a la pr¨®xima temporada. ¡°El p¨¢del es el deporte del pueblo¡±, sentencia Nacho Palencia, del departamento de comunicaci¨®n del World Padel Tour. A finales de septiembre, la fiebre por este deporte hizo que pasasen m¨¢s de 45.000 personas por la Caja M¨¢gica de Madrid.
En las pistas, la bola sigue dibujando siluetas amarillas. A veces choca con las paredes para, un segundo despu¨¦s, volver a trazar su camino. Virseda y Gal¨¢n entrenan para sus pr¨®ximos torneos. ?msterdam, Menorca, Malm?, M¨¦xico, Mil¨¢n¡ Son algunos de los siguientes destinos de las nuevas estrellas del deporte.
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