La llamada ¡°terapia de Instagram¡± solo autodiagnostica, nombra y justifica, pero no soluciona
¡®Red flag¡¯, ¡®benching¡¯, apego ansioso, ¡®love-bombing¡¯ o estar disociado. La generaci¨®n Z recurre a Instagram y TikTok para identificar trastornos y patrones de conducta que, m¨¢s que resolver sus problemas, excusan sus comportamientos
¡°Tipos de apego jode-relaciones¡±. ¡°Ranking de red flags¡±. ¡°Disociando. Por qu¨¦ te pasa, me pasa y nos pasar¨¢¡±. Estos son solo tres ejemplos de t¨ªtulos de v¨ªdeos, fotos y reels sobre psicolog¨ªa, tipos de apego, din¨¢micas t¨®xicas y otros temas relacionados con la salud mental que proliferan en la secci¨®n de explorar de las cuentas de Instagram y TikTok de Carmen (21 a?os) y Bea (20 a?os), que prefieren no dar su apellido. Ambas son centennials (nacidas entre 1995-2010), una generaci¨®n de j¨®venes para la que no existe una separaci¨®n entre el mundo virtual y el real. Y, por tanto, en muchas ocasiones, Carmen y Bea acuden a las redes sociales para solucionar sus problemas, gestionar el trauma e intentar comprenderse mejor a ellas mismas y a sus relaciones. Para, en fin, realizar terapia a trav¨¦s de una pantalla, aunque lo que haya al otro lado no sea un profesional de la salud mental.
Conocido popularmente como ¡°terapia de Instagram¡±, un concepto acu?ado por Katy Waldman en The New Yorker, este fen¨®meno online tiene un funcionamiento muy sencillo que la generaci¨®n Z aplica en su d¨ªa a d¨ªa. Entra en Instagram o TikTok. Obt¨¦n un autodiagn¨®stico a trav¨¦s de un reel o un post. As¨²melo como propio y ad¨¢ptate a sus s¨ªntomas. Justifica comportamientos nombrando el t¨¦rmino. Y, cuando no sepas ¡ªni puedas¡ª gestionar los problemas, vuelve a abrir Instagram o TikTok. En cuanto escuch¨® el t¨¦rmino benching ¡ªdejar en el banquillo a una persona sin comprometerse a avanzar en la relaci¨®n, pero manteniendo un contacto m¨ªnimo¡ª, Bea cuenta que abri¨® TikTok y determin¨® que una chica que conoci¨® en verano lo estaba practicando con ella. Y Carmen, despu¨¦s de una hora inform¨¢ndose sobre los tipos de apego en redes sociales, se autodiagnostic¨® con apego ansioso por dos motivos: fue sobreprotegida por sus padres en la infancia y le hab¨ªa dado al chico que estaba conociendo muestras de amor r¨¢pidas e intensas al inicio de su relaci¨®n.
A partir de sus consultas en las redes sociales, Carmen y Bea son capaces de enumerar las red flags de sus exparejas o identificar si a una persona de su entorno le est¨¢n haciendo love-bombing ¡ªuna sobredosis de muestras insistentes y reiteradas de cari?o y amor desmedido que, a menudo, acaban de forma abrupta¡ª. Pero tambi¨¦n aceptan que no les contesten un mensaje en tres d¨ªas porque la otra persona estaba ¡°disociada¡± (traducci¨®n: era algo tan intenso que su cabeza era incapaz de procesarlo en tiempo real) o toleran faltas de respeto escudadas en la identificaci¨®n como PAS ¡ªPersona Altamente Sensible¡ª.
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Para Silvia Sanz, psic¨®loga cl¨ªnica y sex¨®loga especialista en parejas, las redes sociales y este tipo de contenidos han ayudado a los j¨®venes a tomar conciencia sobre algunos temas que antes eran tab¨² en la conversaci¨®n p¨²blica y a poder tener mayor conocimiento sobre din¨¢micas sociales. Sin embargo, para Mar¨ªa Arias, psic¨®loga y directora de la cl¨ªnica MA Psic¨®logos, a pesar de que tambi¨¦n considera positivo que desaparezcan los estigmas, la normalizaci¨®n ir al psic¨®logo y la desaparici¨®n del tab¨² puede llevar al otro extremo donde la palabra ¡°terapia¡± pierda su valor. ¡°Ahora est¨¢ de moda hacer terapia. Lo cual es malo, porque necesitar terapia y autodiagnosticarse habla de que algo no va bien en nuestra existencia¡±, afirma la especialista. Por tanto, el problema no es que se identifiquen conductas ¡ªambas psic¨®logas consideran que es algo positivo y tambi¨¦n el inicio para tratar y gestionar los problemas¡ª, sino que se normalicen y justifiquen sin ninguna intenci¨®n de resolverse. ¡°Que las cosas vayan mal no deber¨ªa ser lo normal¡±, en palabras de Arias.
Sin embargo, cuando se desplaza el foco a trastornos mentales m¨¢s severos como la depresi¨®n o la esquizofrenia, la realidad es otra debido al efecto estigmatizador del discurso medi¨¢tico. El estudio ?No puedo parar de hacer scroll! Patrones de uso de TikTok en adolescentes y autopercepci¨®n del bienestar digital, publicado el pasado octubre en la revista Nature, se?ala que si bien es positivo el avance de diagn¨®sticos entre los j¨®venes, tambi¨¦n aclara que, en ocasiones y dependiendo del trastorno, sigue existiendo un estigma y una discriminaci¨®n hacia las personas que los padecen. Esto genera, seg¨²n el an¨¢lisis, un desincentivo a la hora de buscar ayuda. Por tanto, en estas ocasiones el n¨²mero de casos existentes es muy superior al de personas diagnosticadas.
¡°La ¡®terapia de Instagram¡¯ transforma un proceso matizado y contextual [la ayuda psicol¨®gica y el cuidado de la salud mental] en algo exclusivamente individual y dirigido al ego. Como si la premisa m¨¢s importante fuese: ¡®Soy la persona m¨¢s importante y necesito cuidar de m¨ª mismo¡±, escribe la psicoterapeuta estadounidense Lori Gottlieb en su libro Maybe You Should Talk to Someone (2019). Carmen y Bea, a partir de este lenguaje y contenido pseudo-terap¨¦utico que ha inundado la cultura popular e internet, comenzaron con los autodiagn¨®sticos a ellas mismas, a sus amigos y a sus familiares. Por ejemplo, Carmen, autodiagnosticada con apego ansioso, asegura que, inconscientemente, se ha descubierto recreando los patrones que hab¨ªa visto en redes sociales asociados a ese tipo de apego. Y que, incluso, en ocasiones hab¨ªa justificado conductas negativas hacia ella.
¡°Como terapeuta, huyo de las etiquetas que pueden reafirmar patrones negativos en el sentido de ¡®Soy as¨ª, no puedo cambiarlo¡¯, porque mantienen conductas perjudiciales y excluyen la posibilidad de sanar¡±, afirma Arias. Sanz por su parte explica que el autodiagn¨®stico entre los centennials, propiciado por las redes sociales, ¡°les limita a la hora de modificar conductas, porque las justifican. Y tambi¨¦n les lleva a permitir ciertas actitudes negativas de los dem¨¢s al atribuirlo a ciertos patrones que identifican equivocadamente a causa de estos diagn¨®sticos¡±.
Adem¨¢s, Sanz ha observado c¨®mo la ¡°terapia de Instagram¡±, que ha contribuido a desdibujar la fina l¨ªnea que separaba la invisibilidad de ir al psic¨®logo de la normalizaci¨®n extrema de cuidar la salud mental, se manifiesta, en la vida real, en conductas dicot¨®micas entre los j¨®venes cuando est¨¢n en una relaci¨®n. Sus est¨¢ndares relacionales son m¨¢s abiertos, al tener en cuenta sus necesidades y, a la vez, ser menos tolerantes al priorizar el bienestar individual frente al de la relaci¨®n. Son m¨¢s influenciables por las redes sociales, al compararse constantemente y autodiagnosticarse, permitiendo, en exceso, conductas no apropiadas. Pero, al mismo tiempo, son m¨¢s flexibles, se comunican mejor y los roles de g¨¦nero no son tan r¨ªgidos. Adem¨¢s, son m¨¢s tradicionales pero, para ellos, el compromiso nunca es tan serio.
Un v¨ªdeo de TikTok o una foto de Instagram ¡ªbreves, superficiales y generalistas¡ª s¨ª pueden ser el inicio de un proceso m¨¢s complejo porque, en palabras de Arias, ¡°identificar cualquier patr¨®n o s¨ªntoma est¨¢ bien, a trav¨¦s de un v¨ªdeo o donde sea¡±. Y a?ade: ¡°Esto solo es el primer paso. Luego el proceso debe ir acompa?ado de herramientas profesionales¡±. Ambas psic¨®logas recalcan que para poder hacer un diagn¨®stico adecuado sobre cualquier problema psicol¨®gico o de salud mental, gestionarlo y solucionarlo, se requiere una valoraci¨®n compleja realizada por un profesional. No un smartphone y una red social que traspasan la pantalla e influyen en las din¨¢micas relaciones de la generaci¨®n Z.
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