Una ¡°americanada¡± sin cerebro convertida en obra de arte: 25 a?os despu¨¦s, ¡®Armageddon¡¯ todav¨ªa fascina al p¨²blico
Pese a las malas cr¨ªticas de la ¨¦poca, la pel¨ªcula de Michael Bay fue el mayor ¨¦xito de 1998, dio a Bruce Willis su ¨²ltimo gran papel como h¨¦roe de acci¨®n y ha sido reevaluada como un cl¨¢sico
Con la voz en off de Charlton Heston recordando la extinci¨®n de los dinosaurios y alertando de la posibilidad de que otro letal meteorito golpee la Tierra daba comienzo la pel¨ªcula m¨¢s taquillera de 1998. El t¨ªtulo, Armageddon, explotaba al aparecer en la pantalla, para dar inmediatamente paso al nombre de la estrella titular de la superproducci¨®n, Bruce Willis. Este mes de julio (1 de julio en su pa¨ªs natal, 17 de julio en Espa?a) se han cumplido 25 a?os de la llegada a las salas del taquillazo que marc¨® un nuevo hito en la escalada espectacular emprendida por el cine veraniego de los noventa hacia la org¨ªa explosiva, el desastre, los conceptos argumentales imposibles y la ¨¦pica patri¨®tica. La apoteosis de aquello tantas veces categorizado como ¡°americanada¡±, a cuya carga despectiva su director Michael Bay parec¨ªa responder con la cabeza alta esparciendo tropecientos planos de la bandera estadounidense ondeando por el metraje.
De no ser por su adrenal¨ªnico e hist¨¦rico ritmo, con cortes, por lo general, de un m¨¢ximo de dos o tres segundos de duraci¨®n, la pel¨ªcula se situar¨ªa plenamente en las coordenadas del llamado ¡°cine de padres¡±. El cr¨ªtico de The Ringer Kevin Clark explicaba que los ¡°hombres corrientes [y maduros] enfrent¨¢ndose a situaciones extraordinarias¡± eran ¡°el alma del g¨¦nero¡±. Y eso es lo que netamente ofrece Armageddon, excitada exaltaci¨®n del obrero eterno que pone en su sitio al mandam¨¢s de Washington y al listillo de la NASA para ir ¨¦l, personalmente, al espacio a ¡°dar una patada en el culo al asteroide¡± que amenaza con extinguir la humanidad. Los tremebundos t¨¦rminos en los que se mueve la trama son los siguientes: un meteorito ¡°del tama?o del Estado de Texas¡± ¨Cla unidad de medida utilizada en EE UU para expresar cu¨¢ntos Bernab¨¦us abarca una superficie¨C se dirige hacia nuestro planeta, y la ¨²nica forma de pararlo es detonar una bomba en su interior. Para ello, la NASA recluta al jefe de una petrolera (Willis), que pone al servicio de la misi¨®n a sus trabajadores ¡°con la condici¨®n de no pagar m¨¢s impuestos¡±.
¡°Pregunt¨¦ a Michael Bay por qu¨¦ era m¨¢s f¨¢cil ense?ar a perforadores a ser astronautas que ense?ar a astronautas a ser perforadores, y ¨¦l me dijo que cerrase la puta boca¡±, rememoraba en los comentarios del DVD Ben Affleck, la otra estrella de la pel¨ªcula, cuya relaci¨®n con el personaje de Liv Tyler, hija en la ficci¨®n de Willis, aporta la trama rom¨¢ntica; pegote a?adido por el guionista no acreditado Scott Rosenberg a rebufo del ¨¦xito de Titanic (1997). Como Affleck, el grueso de la cr¨ªtica de la ¨¦poca se dio de bruces contra un muro al intentar analizar desde un prisma racional el enfrentamiento de estos gritones perforadores contra un meteorito con gravedad propia y sobre el que, de paso, acaecen terremotos o se enfrentan a episodios de demencia especial, enfermedad inventada por el guion y basada en que la exposici¨®n al espacio induce ataques man¨ªacos de violencia a algunas personas.
Pero para su autor, evidentemente, lo importante era la emoci¨®n y el espect¨¢culo: ¡°Ya s¨¦ que no puede haber fuego en el espacio, pero es una pel¨ªcula¡±, argumentaba Bay tambi¨¦n en los contenidos extra de la edici¨®n dom¨¦stica, mismo espacio donde el productor Jerry Bruckheimer destacaba, a modo de cumplido, la habilidad del cineasta para ¡°pensar como un ni?o de 14 a?os¡±. Bruckheimer hab¨ªa sido el padrino de Bay, director procedente del mundo del videoclip, en sus dos pel¨ªculas anteriores: Dos polic¨ªas rebeldes (1995) y La Roca (1996).
La pel¨ªcula, que cost¨® 140 millones de d¨®lares, recaud¨® m¨¢s de 550 millones en todo el mundo, cifra que le permiti¨® superar holgadamente a su competidora directa, la tambi¨¦n exitosa Deep Impact, estrenada en mayo de 1998 y tambi¨¦n en torno a un amenazante asteroide. La producci¨®n dirigida por Mimi Leder, no obstante, cont¨® con mayor estima por parte de la comunidad cient¨ªfica (la NASA, que colabor¨® en Armageddon con la esperanza de que la pel¨ªcula fuese tan ¨²til para atraer nuevos reclutas como Top Gun: ?dolos del aire lo hab¨ªa sido en 1986 para la Marina, hizo a?adir al final de la pel¨ªcula de Bay un mensaje clarificando que no avalaba ni el contenido ni el retrato que ofrec¨ªa de sus profesionales). Fue el ¨²ltimo gran papel de h¨¦roe de acci¨®n de Bruce Willis, que el a?o siguiente obtuvo mejor prensa por El sexto sentido (1999), y la banda Aerosmith logr¨®, por primera y ¨²ltima vez en su carrera, liderar la lista Billboard de sencillos m¨¢s vendidos gracias a la balada I don¡¯t wanna miss a thing, omnipresente en la narraci¨®n. Todo queda en familia: el cantante Steven Tyler, por si quedara alguien sin saberlo, es el padre real de Liv Tyler.
Cine de autor
¡°Es una pel¨ªcula fundamental, junto a Independence Day [1996, del gran rival de Bay en materia de cat¨¢strofes: Roland Emmerich], para entender la evoluci¨®n de un blockbuster de aventuras hacia otro m¨¢s de tipo hiperespectacular, de caos y efectos especiales. Influye de manera determinante en aquello en lo que estamos inmersos ahora. No se pueden entender las pel¨ªculas de Marvel, por ejemplo, sin estas largas secuencias de destrucci¨®n y acci¨®n¡±, dice a ICON Yago Paris, investigador predoctoral en Estudios de Cine, con una tesis sobre Michael Bay en proceso de desarrollo.
En opini¨®n del tambi¨¦n cr¨ªtico, el director, al que considera ¡°claro heredero de Tony Scott¡± ¨Cresponsable de la antes mencionada Top Gun y otra gran figura de confianza de Bruckheimer¨C no ha obtenido el reconocimiento que merece por hacer un cine tantas veces reducido a clich¨¦s como su gusto por ¡°dedicarse a destruir cosas¡± o el frenes¨ª de sus im¨¢genes, siempre acompa?adas de m¨²sica incidental y vinculado a una cultura de d¨¦ficit de atenci¨®n y sobreest¨ªmulo. ¡°Armageddon es el primer tr¨¢iler de 150 minutos, un asalto a los ojos, los o¨ªdos, el cerebro y el sentido com¨²n¡±, declar¨® a este respecto, en su d¨ªa, el popular periodista cinematogr¨¢fico Roger Ebert.
¡°Incluso cuando se le reconoce como autor se le reconoce como mal autor, se le mira por encima del hombro¡±, a?ade Paris. ¡°Los que le defienden lo hacen desde el cinismo cool, no se le toma en serio. Me parece flagrante la falta de bibliograf¨ªa que hay sobre ¨¦l¡±. Uno de los pocos trabajos consagrados de forma sincera a la obra del tambi¨¦n responsable de la saga Transformers es Michael F-ing Bay: The Unheralded Genius of Michael Bay Films (in¨¦dito en Espa?a, su traducci¨®n ser¨ªa ¡®El p*to Michael Bay: La inesperada genialidad de las pel¨ªculas de Michael Bay¡¯), publicado en 2014 por el guionista Adam Mallinger, m¨¢s conocido como The Bitter Script Reader, que explica que lo escribi¨® d¨¢ndole a Bay ¡°el beneficio de la duda de que, tal vez, sepa bien lo que hace¡±. ¡°Los cr¨ªticos profesionales han insistido en su estilo visual videoclipero, lleno de cortes r¨¢pidos, tomas en movimiento y mujeres cachondas. Pero, aunque el ¨¦xito comercial y el arte con significado no tienen por qu¨¦ ir de la mano, ?puede un cineasta dar siempre en el blanco con el p¨²blico sin estar haciendo algo bien art¨ªsticamente?¡±, se plantea en el libro.
No son los ¨²nicos en salirse del viejo consenso negativo contra el director, en los ¨²ltimos a?os un tanto caduco, como acredit¨® el m¨¢s positivo recibimiento del que disfrutaron en la pasada d¨¦cada Dolor y dinero (2013) o 13 horas: Los soldados secretos de Bengasi (2016). The Criterion Collection, el prestigioso sello dedicado a distribuir ¡°importantes pel¨ªculas cl¨¢sicas y contempor¨¢neas¡±, incluy¨® el t¨ªtulo en su selecci¨®n, code¨¢ndose con otros t¨ªtulos del cat¨¢logo como Los 400 golpes (1959) o Persona (1966). ¡°Armageddon es una obra de arte de un artista de vanguardia maestro del movimiento, la luz, el color y la forma, y tambi¨¦n del caos, el deslumbramiento y la explosi¨®n¡±, sostiene la historiadora cinematogr¨¢fica Jeanine Basinger en su ensayo para Criterion. ¡°Nunca es confusa, nunca es aburrida y nunca es menos que una combinaci¨®n brillante de lo que se supone que deben hacer las pel¨ªculas: contar una buena historia, representar personajes a trav¨¦s de acciones, invocar una respuesta emocional y entretener de manera simple y directa, sin pretensiones¡±.
Con J.J. Abrams, el cocreador de Perdidos (2004-2010) y de la ¨²ltima trilog¨ªa de Star Wars, entre su batall¨®n de guionistas, Armageddon marc¨® tambi¨¦n las carreras de su denso reparto. Adem¨¢s de alargar la leyenda de Bruce Willis, ya retirado por padecer demencia frontotemporal, la pel¨ªcula impuls¨® la trayectoria comercial de j¨®venes como Affleck, Tyler u Owen Wilson, reforz¨® a Steve Buscemi, Billy Bob Thornton o Peter Stormare (cuya interpretaci¨®n con acento impostado fue descrita por el escritor Brandon Zachary como ¡°la representaci¨®n m¨¢s caricaturesca de un ruso desde Las aventuras de Rocky & Bullwinkle¡±) como secundarios de lujo y musos del cine indie a tiempo parcial y, adem¨¢s, descubri¨® al ya fallecido Michael Clarke Duncan, que cont¨® aqu¨ª con su primera oportunidad de peso y, un a?o despu¨¦s, fue nominado al Oscar por La milla verde (1999).
En 2013, un malentendido con un periodista del Miami Herald llev¨® al medio a publicar una informaci¨®n en la que se atribu¨ªa a Michael Bay una frase arrepinti¨¦ndose de Armageddon y justificando, al parecer, sus resultados art¨ªsticos en la premura con que se realiz¨®, 16 semanas. El regocijo entre sus detractores dur¨® poco. Tan pronto como la entrevista se public¨®, Michael Bay acudi¨® a su blog para explicar que lo que lamentaba era haber tenido tan poco tiempo para perfeccionar el montaje, particularmente, de su tercer acto. Vamos, que Bruce Willis no nos salv¨® penetrando al interior de un meteorito para ahora agachar la cabeza: ¡°Es una de las pel¨ªculas m¨¢s emitidas de la historia de la televisi¨®n. Estoy orgulloso. Nunca me disculpar¨¦ en lo m¨¢s m¨ªnimo por Armageddon¡±.
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