El ¡®rap¡¯ ¨¢rabe, de la revuelta a la yihad
La m¨²sica se convirti¨® en un refugio para muchos j¨®venes hartos de los r¨¦gimenes corruptos de Egipto o T¨²nez. Sin embargo, grupos terroristas como Al Qaeda o el ISIS tambi¨¦n han aprovechado el tir¨®n de este tipo de expresi¨®n
Mohamed Fahem no llegaba a los 30 a?os cuando tom¨® una decisi¨®n que cambi¨® su vida. Hijo de la revoluci¨®n que inspir¨® la primavera ¨¢rabe y acab¨® con m¨¢s de dos d¨¦cadas de dictadura del tunecino Zine el Abidine ben Ali, contact¨® con las mafias dedicadas al tr¨¢nsito de fan¨¢ticos islamistas, arm¨® un peque?o petate y se embarc¨® rumbo a Siria, decidido a combatir ¡°en el camino de Al¨¢¡±. Cuenta el escritor y periodista tunecino Hedi Yahmed, uno de los mayores expertos en salafismo en el norte de ?frica, en su reciente libro Yo estuve en Raqqa, un desertor del Estado Isl¨¢mico que Fahem era un chico como otro cualquiera, uno de los miles de j¨®venes ¨¢rabes sin futuro claro que sal¨ªa con sus amigos, frecuentaba los locales en los que la desesperanza se ahoga en caf¨¦ y en humo de narguile, y vibraba con los partidos del Real Madrid. Tambi¨¦n se solazaba con el rap, motor dinamizador de las primaveras ¨¢rabes, veh¨ªculo de catarsis para una generaci¨®n esquizofr¨¦nica, angustiada entre el rodillo de la modernidad y el ancla de la tradici¨®n religiosa. Hoy d¨ªa esta m¨²sica tambi¨¦n es un poderoso instrumento de radicalizaci¨®n manipulado por las huestes del pretendido califa.
Como muchos otros j¨®venes tunecinos, Fahem despert¨® a la pol¨ªtica a trav¨¦s de la rebeld¨ªa urbana, de las letras agresivas, comprometidas, directas y, en muchos casos, obscenamente crudas y cr¨ªticas de m¨²sicos de la calle como Hamada ben Aoun, el famoso El General de la llamada Revoluci¨®n del Jazm¨ªn. Cachorro de la cultura underground, de los clubes clandestinos y los locales escondidos donde se gest¨® el movimiento social contra la tiran¨ªa, Ben Aoun comenz¨® a rapear con mucho ¨¦xito en 2009. Sus conciertos eran un exorcismo colectivo, y sus discos, el verbo cr¨ªtico que jam¨¢s aparec¨ªa en los discursos de los pol¨ªticos. Su canci¨®n Rais Lebled sali¨® al mercado en diciembre de 2010, poco antes de que el m¨ªsero frutero Mohamed Bouazizi decidiera quemarse a lo bonzo y desatara con su desesperada acci¨®n un esp¨ªritu de transformaci¨®n mundial. Meses despu¨¦s era el himno de toda una generaci¨®n que por fin se hab¨ªa atrevido a levantarse, ¨¢vida de derechos, igualdad y justicia social.
El rap y la contracultura urbana fueron esenciales en la gestaci¨®n de los movimientos de protesta en todo el mundo ¨¢rabe, igual que lo fueron entre diversas comunidades que se sent¨ªan marginadas en Estados Unidos y Europa. M¨²sica de gueto que hablaba una misma lengua, aunque se rapeara en ¨¢rabe: marginaci¨®n, discriminaci¨®n, olvido y pobreza, pero tambi¨¦n corrupci¨®n, violencia policial, abusos y torturas.
La libanesa Lynn Fatouh, conocida como Malikah, rompi¨® estereotipos con su estilo agresivo tanto en sus letras como en su est¨¦tica. Con apenas 16 a?os, se subi¨® a un escenario para denunciar el machismo y la frustraci¨®n en la que viv¨ªan las mujeres en las sociedades ¨¢rabes, cristianas y musulmanas. Su tema, Sam Bel Dam, era un ¨¦xito mundial, tarareado desde Marruecos hasta Irak ¡ªpero tambi¨¦n entre los j¨®venes de Europa y EE UU¡ª, mucho antes de que las ahora asfixiadas primaveras ¨¢rabes sorprendieran a una sociedades que apenas se hab¨ªa preocupado hasta entonces de mirar hacia sus vecinos de Oriente Pr¨®ximo y el norte de ?frica.
Con t¨ªtulos como ¡®Sucio infiel¡¯ o ¡®Haz la yihad conmigo¡¯, el rap ha sido utilizado por los fan¨¢ticos para ganar simpatizantes y para reclutar
Dragon Hell, el grupo de rap y hip-hop egipcio, comenz¨® a actuar de forma semiclandestina en Alejandr¨ªa en 2002. Sus canciones fueron clave durante las protestas de la plataforma Kifaya, precursora del movimiento que estallar¨ªa en la plaza de Tahrir siete a?os m¨¢s tarde. Su disco Zawra al Shaabiya (la revoluci¨®n de los j¨®venes) culmin¨® un proceso de 10 a?os ahora revertido con el ascenso de Abdel Fatah al Sisi, m¨¢s cruel que su predecesor. En la misma l¨ªnea y ¨¦poca, el argelino Raouf Adear y el marroqu¨ª Don Bigg sacudieron con igual fuerza sus respectivas sociedades. El v¨ªdeo del primero Lahm al Aleme, de 2006, explica mejor que cualquier otro tipo de an¨¢lisis esa bipolaridad social que Hedi Yahmed asegura que est¨¢ en el n¨²cleo de la radicalizaci¨®n isl¨¢mica. Hijo de una familia humilde emigrada a Francia en los setenta, recorre Londres sumido en la alienaci¨®n y la desorientaci¨®n, entre mendigos, hombres que protestan contra la corrupci¨®n, inmigrantes e imanes que predican un islam violento y her¨¦tico. ¡°Nada me convence¡±, dice. ¡°La calle me ha convertido en un fil¨®sofo, no hay opci¨®n¡±, canta.
Esta m¨²sica tambi¨¦n vive en esos dos mundos: el de la tradici¨®n y la modernidad. En la cultura ¨¢rabe, la poes¨ªa est¨¢ arraigada desde mucho antes de que apareciera el Cor¨¢n. El propio libro sagrado, su recitaci¨®n y cadencia, est¨¢ emparentado con las qasidas y los combates entre bardos de la ¨¦poca de la Yahiliya (o edad de la ignorancia, como se conoce a los tiempos previos a la revelaci¨®n de Mahoma).
Pero junto al rap libertario, en los ¨²ltimos 15 a?os ha crecido en paralelo un rap subversivo, radical, fan¨¢tico y, en ocasiones, criminal que ha sido manipulado por los grupos yihadistas, en particular Al Qaeda y el Estado Isl¨¢mico (ISIS), para atraer seguidores. Algunos autores son conocidos. En 2004, el tema m¨¢s difundido entre los extremistas era Sucio infiel, una composici¨®n en ingl¨¦s y en ¨¢rabe atribuida a Sheikh Terra, que instaba a matar a los l¨ªderes mundiales por invadir Irak. En la misma ¨¦poca, Omar Hammami ¡ªnombre de guerra Abu Mansur al Amriki, estadounidense de Alabama que decidi¨® hacer la yihad en Somalia¡ª sac¨® la canci¨®n Haz la yihad conmigo, que, adem¨¢s de apelar al califato perdido, dec¨ªa en su estribillo: ¡°Ataca a EE UU, martirio o victoria. Vamos a conquistar de Nairobi a Adis Abeba¡ el para¨ªso est¨¢ dentro¡±. En esa l¨ªnea, M-Team (¡°M¡± hace referencia a muyahid¨ªn, combatiente islamista) hablaba de levantarse contra los opresores en su tema ¡®Gun Fire Sound¡¯, incluido en el ¨¢lbum Choque de civilizaciones.
Siempre acompa?ado de v¨ªdeos al estilo de Hollywood, donde los combatientes parecen h¨¦roes de pel¨ªculas de acci¨®n, y las ciudades bajo el yugo del Estado Isl¨¢mico, un pretendido para¨ªso isl¨¢mico de amor, camarader¨ªa, resistencia y respeto al islam primigenio, este rap subversivo y militante se difunde sin apenas filtro en la Red, especialmente en la Red profunda. Pero tambi¨¦n a trav¨¦s de los dispositivos m¨®viles, por bluetooth y aplicaciones como Telegram o WhatsApp en las cafeter¨ªas que j¨®venes como Mohamed Fahem visitan a diario, en las largas tardes si no tienen trabajo o en las hast¨ªas noches si lo tienen. Poca cosa tienen que hacer en pa¨ªses como T¨²nez, donde es dif¨ªcil encontrar un espacio p¨²blico para jugar al f¨²tbol gratis, o un cine o un teatro en el que distraerse tras una jornada agotadora por un sueldo m¨ªsero. Al igual que las cintas de casete con los discursos del ayatol¨¢ Jomeini introducidas de forma clandestina en Ir¨¢n en los meses previos a la revoluci¨®n, estas canciones son un medio de propaganda que las pragm¨¢ticas huestes del califa aceptan como un mal menor pese a la ortodoxa aversi¨®n por la m¨²sica, instrumento de Sat¨¢n. Una poderosa herramienta de propaganda que los j¨®venes ¨¢rabes sienten como propio, como parte de su cultura cr¨ªtica y bipolar.
Muchos j¨®venes tunecinos despertaron a la pol¨ªtica con las letras agresivas y cr¨ªticas de artistas como Hamada ben Aoun, ¡®El General¡¯
Mohamed Fahem abandon¨® Raqqa, decepcionado con lo que all¨ª vio y vivi¨®, y huy¨® a Turqu¨ªa. Pero eso no significa que haya renunciado. ¡°Mohamed Fahem huy¨® del Daesh, pero sigue buscando otro Estado Isl¨¢mico, y eso representa para m¨ª el verdadero drama de la cultura ¨¢rabe-musulmana. Mohamed Fahem es el resultado de la fragilidad y bipolaridad de esta misma cultura¡±, concluye Hedi Yahmed.
Javier Mart¨ªn es periodista y arabista, delegado de la agencia Efe en T¨²nez. Su ¨²ltimo libro es ¡®Estado Isl¨¢mico. Geopol¨ªtica del caos¡¯, del que sale una edici¨®n revisada esta semana.
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