Macron promete impulsar la lucha contra la desigualdad
El presidente franc¨¦s, cuestionado por su estilo y sus pol¨ªticas, busca impulso en el discurso ante el Congreso
Y J¨²piter baj¨® del pedestal. En un ejercicio de humildad poco habitual en ¨¦l, el presidente franc¨¦s, Emmanuel Macron, admiti¨® que pod¨ªa equivocarse, indic¨® que el poder no le ha cambiado y anunci¨® que la lucha contra la desigualdad es la prioridad de su presidencia. Macron compareci¨® el lunes, por segundo a?o, ante el Congreso, un formato extraordinario que re¨²ne a la Asamblea Nacional y al Senado en Versalles, en un momento en el que los sondeos y muchos comentaristas han decretado el fin definitivo del estado de gracia.
El discurso, de una hora y media, no marca un giro. El tren de las reformas ¡ªla pr¨®xima, despu¨¦s de la del mercado laboral y la de los ferrocarriles p¨²blicos, es la de las pensiones¡ª seguir¨¢ avanzando. La novedad fue tono y el acento. El tono de humildad y el acento social pod¨ªan entenderse como una admisi¨®n t¨¢cita de la validez de algunas cr¨ªticas: le han acusado de presidente de los ricos, de gobernar a la derecha pese a ganar las elecciones con millones de votos socialistas, de ejercer el poder como un dios antiguo en el Olimpo, de actuar como un monarca arrogante y engre¨ªdo. Era tambi¨¦n una reacci¨®n a la erosi¨®n de la popularidad que reflejan los sondeos.
El presidente, pese a la nueva ret¨®rica y pese a las explicaciones, mantiene el rumbo. Sus soluciones a la desigualdad no consisten en las recetas de la izquierda tradicional, contra las que carg¨® al desautorizar el impuesto del 75% para los m¨¢s ricos, una de las primeras medidas estrella de su mentor, el expresidente socialista Fran?ois Hollande. Su receta, una especie de tercera v¨ªa al estilo Tony Blair que en Francia llega casi dos d¨¦cadas tarde, consiste en lo que llam¨® la "emancipaci¨®n", por la educaci¨®n, el trabajo o un Estado del bienestar "eficaz", que rompa con los bloqueos y haga real la meritocracia republicana.
"No me gustan ni las castas, ni las rentas, ni los privilegios, y creo que existen ¨¦xitos que no se traducen por el enriquecimiento pecuniario", dijo Macron. "Pero la creaci¨®n de riquezas, la prosperidad de una naci¨®n, son el fundamento de todo proyecto de sociedad". As¨ª se justifica, en su visi¨®n, la rebaja de impuestos para las empresas. "Si queremos repartir el pastel, la primera condici¨®n es que haya un pastel. Y son las empresas, donde se juntan accionistas, dirigentes y trabajadores, son los productores los que hacen este pastel, y nadie m¨¢s".
El problema de Francia, seg¨²n el presidente, no son las desigualdades de ingresos, sino las "desigualdades de destino". Es decir, las desigualdades marcadas por el origen familiar o geogr¨¢fico de los ciudadanos, y dif¨ªciles de superar: se trate de la banlieue o extrarradio con escuelas poco dotadas, del nombre y apellido ¨¢rabe que cierra puertas laborales, o de la Francia rural mal comunicada que tambi¨¦n ralentiza el ascensor social. El sujeto del discurso no fue la Francia que gana ¡ªla Francia urbana y cosmopolita, la que eligi¨® a Macron y le dio la mayor¨ªa en la Asamblea Nacional¡ª sino la de las clases populares. En septiembre anunciar¨¢ un esperado plan antipobreza cuyo objetivo "no es permitir a [los] conciudadanos pobres que vivan mejor, sino que salgan de la pobreza de una vez por todas".
El discurso anual ante el Congreso es una pr¨¢ctica inspirada en el discurso sobre el estado de la Uni¨®n de Estados Unidos. No exist¨ªa en Francia hasta que Macron lo introdujo el a?o pasado. La Constituci¨®n francesa permite al jefe de Estado dirigirse directamente a los parlamentarios desde 2008, pero tanto Nicolas Sarkozy, presidente en la ¨¦poca, como Hollande, usaron este instrumento s¨®lo una vez. Varios diputados ¡ªlos de la izquierda de La Francia Insumisa y algunos de la derecha de Los Republicanos¡ª se ausentaron en se?al de protesta.
Macron asegur¨®, al principio del discurso, que no hab¨ªa olvidado "los miedos y las c¨®leras" que llevaron a los franceses a elegirle a ¨¦l, en vez de a los candidatos de los partidos tradicionales de izquierda y derecha, o al Frente Nacional, el viejo partido de extrema derecha. En tono casi de contrici¨®n, a?adi¨®: "Hay algo que todo presidente de la Rep¨²blica sabe. Sabe que no puede hacerlo todo. Sabe que no todo le saldr¨¢ bien. Y yo os lo confirmo: s¨¦ que no puedo hacerlo todo, que no todo me sale bien". Tambi¨¦n prometi¨® di¨¢logo al Parlamento ¡ªpidi¨® una enmienda constitucional que le permita participar el debate posterior al discurso ante el Congreso¡ª y a los sindicatos.
El ejercicio termin¨® con el anuncio, nada humilde, de que Francia llevaba demasiado tiempo conform¨¢ndose con ser una potencia media, y en el siglo XXI deb¨ªa aspirar a ser una potencia. Entretanto, intent¨® ofrecer explicaci¨®n coherente del elenco de reformas, a veces incomprensibles. El rumbo est¨¢ trazado. Los exegetas del macronismo, proclives a la ¨¦pica, ya no describen al presidente como un J¨²piter omnipotente sino como un paciente Ulises.
En Europa, "progresistas contra nacionalistas"
Europa sigue siendo, para Emmanuel Macron, el proyecto que define su acci¨®n pol¨ªtica, tambi¨¦n en Francia. Lleg¨® al poder en 2017 haciendo campa?a como europe¨ªsta, y su victoria se interpret¨® como un freno a la ola populista que hab¨ªa comenzado con el refer¨¦ndum para salir de la Uni¨®n Europea en Reino Unido y hab¨ªa continuado con la victoria de Donald Trump en Estados Unidos. Un a?o y dos meses despu¨¦s, el presidente franc¨¦s tiene dificultades para imponer su programa europeo.
¡°Hay que decirlo claramente. La frontera que de verdad atraviesa Europa hoy es la que separa a los progresistas de los nacionalistas¡±, dijo ante el Congreso reunido en Versalles. ¡°Y esto durar¨¢ como m¨ªnimo una d¨¦cada. Ser¨¢ dif¨ªcil. Pero el combate est¨¢ planteado¡±.
El presidente franc¨¦s ve las elecciones europeas de 2019 como el momento decisivo para marcar el destino de la UE hacia el ¡°repliegue nacionalista¡± o el ¡°progresismo contempor¨¢neo¡±. Es su lucha en Francia tambi¨¦n, donde buena parte del ¨¦xito de su presidencia se medir¨¢ en la capacidad de frenar al antiguo Frente Nacional de Marine Le Pen, rebautizado como Reagrupamiento Nacional. Todas sus medidas ¡ªecon¨®micas y sociales, pero tambi¨¦n en materia de inmigraci¨®n, seguridad o la cuesti¨®n del islam¡ª puede leerse como la v¨ªa para evitar en Francia un escenario a la italiana.
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