Juncker llama a ¡°combatir el est¨²pido nacionalismo¡± en su despedida de la pol¨ªtica europea
El hasta ahora presidente de la Comisi¨®n anima a luchar por Europa en un discurso ante el Parlamento
Jean-Claude Juncker, legendario y controvertido l¨ªder comunitario, ha hecho este martes balance de su mandato al frente de la Comisi¨®n Europea, un lustro (2014-2019) que ha coronado cuatro d¨¦cadas de una trayectoria pol¨ªtica estrechamente vinculada a la Uni¨®n Europea. Juncker, luxemburgu¨¦s de 64 a?os, se ha despedido de la escena europea con un discurso ante el Parlamento Europeo en el que ha animado "a luchar por Europa y combatir el est¨²pido nacionalismo", un fen¨®meno que durante su mandato se ha extendido por todo el territorio comunitario y ha cristalizado en la primera ruptura del club a trav¨¦s del Brexit. Sus a?os al frente de la Comisi¨®n tambi¨¦n han coincidido con la crisis en Catalu?a, en la que siempre ha mantenido un firme apoyo al orden constitucional espa?ol.
El presidente saliente ha recibido los encendidos elogios de los principales grupos parlamentarios (populares, socialistas y liberales) y las cr¨ªticas de las formaciones euroesc¨¦pticas. "Las dificultades que ha afrontado durante su mandato hubieran podido llenar cinco legislaturas y las ha capeado", ha asegurado Manfred Weber, l¨ªder del grupo Popular (PPE).
Iratxe Garc¨ªa, presidenta de Socialistas & Dem¨®cratas (S&D) ha rendido homenaje al europe¨ªsmo del luxemburgu¨¦s y le ha agradecido "haber puesto fin a la austeridad impuesta por la Comisi¨®n de Jos¨¦ Manuel Barroso".
Desde el grupo de Izquierda Unitaria, en cambio, Manon Aubry le ha recordado el esc¨¢ndalo de LuxLeaks y le ha reprochado haber sido el l¨ªder de Luxemburgo, "un para¨ªso fiscal en plena Uni¨®n Europea".
El propio Juncker, con voz entrecortada en ocasiones y trastabilleos orales frecuentes, ha hecho un balance modesto de su gesti¨®n, sin alharacas ni triunfalismos. El presidente saliente ha empezado por resaltar sus "decepciones", partida en la que incluye desde no haber completado la Uni¨®n bancaria, al fracaso de las negociaciones para la reunificaci¨®n de Chipre o el estancamiento de las negociaciones de un nuevo Tratado con Suiza.
Curiosamente, no cita en ese cap¨ªtulo del pasivo la pol¨ªtica migratoria, "en la que el balance es mejor de lo que se piensa", ha asegurado. Juncker atribuye a la actuaci¨®n de Europa "haber evitado m¨¢s de 760.000 muertes", gracias a su pol¨ªtica migratoria. Pero esa pol¨ªtica ha pasado tambi¨¦n por la dram¨¢tica situaci¨®n en los campos de refugiados en Grecia, el dudoso acuerdo de contenci¨®n suscrito con Turqu¨ªa o la ruptura de la zona Schengen (con reaparici¨®n de controles fronterizos dentro de la UE).
Entre los activos de su Comisi¨®n, el presidente destaca el impulso a la dimensi¨®n social de la UE, el mantenimiento de Grecia en la zona euro (estuvo a punto de ser expulsada, a instancias de Berl¨ªn, en 2015) o la directiva sobre trabajadores desplazados (que en teor¨ªa garantiza el mismo salario para un mismo trabajo, aunque el empleado se desplace temporalmente desde un pa¨ªs con remuneraciones m¨¢s bajas).
Pero si hay un acontecimiento que haya marcado a fuego el lustro de Juncker ha sido el refer¨¦ndum del Reino Unido para la salida de la UE, celebrado en junio de 2016. El luxemburgu¨¦s ha reconocido m¨¢s de una vez que cometi¨® "un gran error" al mantenerse al margen de la campa?a del Brexit, tal y como le pidi¨® el entonces primer ministro brit¨¢nico, David Cameron.
La ausencia de Bruselas en el debate facilit¨® que los partidarios del Brexit, entre ellos el actual primer ministro Boris Johnson, difundieran medidas verdades o mentiras completas sobre la relaci¨®n de Londres con la UE, sin que apenas se escucharan los argumentos contrarios.
Juncker ha se?alado este martes que la negociaci¨®n posterior del Brexit "ha sido un desperdicio de tiempo y de energ¨ªa", un esfuerzo tremendo por ambas partes al servicio de una ruptura cuyo valor a?adido nadie parece vislumbrar. El Brexit, sin embargo, es la dolorosa met¨¢fora que resume el final de una Europa del siglo XX que ten¨ªa en Juncker a uno de sus ¨²ltimos testigos en activo.
Relevo incierto
El traspaso de poderes de Juncker a la nueva presidenta de la Comisi¨®n, la alemana Ursula von der Leyen, estaba previsto para el 1 de noviembre, pero ha tenido que aplazarse por el rechazo de tres de los futuros comisarios en el Parlamento Europeo.
El relevo podr¨ªa producirse el 1 de diciembre, como muy pronto. Pero desde este martes Juncker ha empezado a entrar en la historia de la Uni¨®n Europea, donde puede aspirar a codearse con algunas de las figuras m¨¢s representativas de un club que ha dado forma la Europa de la posguerra y de la guerra fr¨ªa y que lucha por sobrevivir en la era de una paz caliente con EE UU.
Juncker ha vivido en primera l¨ªnea buena parte de esa historia, desde que en 1982 se estren¨® en un Consejo de Ministros de la UE (empleo) hasta convertirse casi 40 a?os despu¨¦s en el ¨²nico l¨ªder europeo que ha logrado apaciguar al presidente de EE UU, Donald Trump, y arrancarle una tregua en la guerra comercial transatl¨¢ntica que parec¨ªa inminente el a?o pasado.
Su arranque al frente de la Comisi¨®n no pudo ser m¨¢s desafortunado. Apenas 72 horas despu¨¦s de tomar posesi¨®n el 1 de noviembre de 2014, se publicaron los papeles de Luxleaks, una investigaci¨®n period¨ªstica que revelaba las ventajas fiscales concedidas en secreto por Luxemburgo a cientos de multinacionales, con Juncker como primer ministro y ministro de Finanzas del pa¨ªs.
La tremenda andanada sacudi¨® los cimientos politices de Juncker, que escuch¨® peticiones de dimisi¨®n. Aguant¨® como presidente de la Comisi¨®n y respondi¨® lanzando a la comisar¨ªa de Competencia, Margrethe Vestager, a la caza de acuerdos fiscales como los de Luxemburgo en otros pa¨ªses, en particular, Holanda, B¨¦lgica e Irlanda.
Debilitado por el golpe, los enemigos de Juncker se reafirmaron en su idea de que era la persona equivocada para dirigir la Comisi¨®n en un per¨ªodo tan delicado para Europa. Y muchos de sus partidarios tambi¨¦n intuyeron que el luxemburgu¨¦s hab¨ªa llegado demasiado tarde a la c¨²spide de la Uni¨®n, una posici¨®n que hab¨ªa acariciado varias veces desde 1994 y que por motivos propios o ajenos siempre se le hab¨ªa escapado.
Su estrella europea incluso estuvo a punto de apagarse definitivamente en 2013, cuando perdi¨® la presidencia del Eurogrupo (ministros de Econom¨ªa y Finanzas de zona euro) y dej¨® de ser primer ministro de Luxemburgo (tras 18 a?os ininterrumpidos) por un esc¨¢ndalo de espionaje. La primera retirada de Juncker, sin embargo, fue breve.
Contra todo pron¨®stico, en 2014 se impuso como candidato del Partido Popular Europeo (PPE) a la presidencia de la Comisi¨®n Europea. Un experimento, el de concurrir a las elecciones europeas con cabezas de partido para la presidencia del organismo comunitario, en el que casi nadie cre¨ªa. Juncker, adem¨¢s, contaba con enemigos poderosos.
La canciller alemana, Angela Merkel, a la que disgustan visiblemente los h¨¢bitos de un Juncker que fuma y bebe, no ocult¨® su escaso entusiasmo por el candidato. Y Cameron y el primer ministro h¨²ngaro, Viktor Orb¨¢n, representantes del nacionalismo y euroescepticismo que detesta Juncker, tambi¨¦n intentaron frenar su llegada a Bruselas. Pero Juncker sali¨® adelante y fue elegido por el Parlamento Europeo presidente de la Comisi¨®n.
Juncker llegaba as¨ª al final de su carrera a lo m¨¢s alto de la UE, procedente de uno de los pa¨ªses m¨¢s diminutos del club (aunque siempre subraya que se llama ¡°Gran Ducado¡±) y de una familia de extracci¨®n proletaria (su padre era trabajador en la siderurgia).
La inmensa huella del luxemburgu¨¦s en la pol¨ªtica comunitaria es evidente para forofos y cr¨ªticos. Su nombre salpica con frecuencia casi todas las memorias publicadas por los protagonistas de la agenda europea del ¨²ltimo medio siglo. El ex presidente de la Comisi¨®n, Jacques Delors, le atribuye las primeras directrices sobre empleo que se adoptaron a nivel europeo o la f¨®rmula m¨¢gica del "opting-out", que permiti¨® dejar fuera a Reino Unido de la Uni¨®n Monetaria y facilit¨® el nacimiento del euro. A ¨¦l tambi¨¦n se tambi¨¦n se le atribuye, curiosamente, la propuesta de suprimir la unanimidad en la designaci¨®n del presidente de la Comisi¨®n, un cambio providencial que le permiti¨® esquivar el veto de Cameron y Orb¨¢n.
Juncker se marcha ahora con el prop¨®sito dar ¨¦l tambi¨¦n su versi¨®n escrita de cuatro d¨¦cadas de avatares en Europa. Cabe imaginar que esas p¨¢ginas rendir¨¢n tributo al canciller alem¨¢n, Helmut Kohl, uno de sus amigos m¨¢s admirados en la escena europea. Pero m¨¢s jugoso el relato de los sinsabores o contratiempos porque Juncker asegura que ha anotado en un cuaderno todas las personas con las que tiene alguna cuenta pendiente. Y tras cuarenta a?os en primera fila, la lista debe ser casi tan extensa como el legado de uno de los grandes protagonistas de la historia reciente de la UE.
El hombre que ha batido todos los r¨¦cords comunitarios
El legado de Jean-Claude Juncker ha quedado visto para sentencia de la historia. Y si la calidad ser¨¢ objeto de diversas opiniones, desde el punto de vista cuantitativo parece indiscutible que la largu¨ªsima trayectoria del luxemburgu¨¦s ha batido todos los r¨¦cords de asistencia a reuniones de la Uni¨®n Europea. Su equipo de comunicaci¨®n se ha tomado el arduo trabajo de detallar los datos para confirmar que las marcas de Juncker no son solo una impresi¨®n. Entre otras cifras, el todav¨ªa presidente de la Comisi¨®n Europea ha asistido a 147 Consejos Europeos, a 20 cumbres de la zona euro o a 164 reuniones del Eurogrupo (en cuyo foro fue el primer presidente permanente). En total, 597 citas europeas, seg¨²n el recuento de los portavoces de la Comisi¨®n. Adem¨¢s, "he intervenido 105 veces en este pleno", ha se?alado Juncker en su despedida de este martes en el Parlamento Europeo en Estrasburgo.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.