Durante las vacaciones: ?juego libre o dirigido?
Divertirse aporta numerosos beneficios tanto en la etapa infantil como en la adolescencia. No solo fomenta oportunidades de aprendizaje, ayuda a la autorregulaci¨®n y a afrontar el ¨¦xito y el fracaso, sino que tambi¨¦n desarrolla la espontaneidad o la creatividad
Grupos de ni?os juegan en la piscina municipal. Dentro del agua, algunos de ellos, de unos ocho o diez a?os, entonan sin parar: ¡°?Marco¡! ?Polo!¡±. Un juego que resulta habitual en estos entornos de ocio. Durante la actividad, quien ha sido designado con el nombre de Marco debe tratar de atrapar al resto de jugadores dentro del agua, despu¨¦s de contar hasta 10 y siempre con los ojos cerrados. En el otro extremo de la piscina, varios peque?os, de dos o tres a?os y ataviados con manguitos, intentan ser los primeros en alcanzar un juguete que se encuentra en el agua a la deriva.
Jugar, sobre todo durante la infancia, afecta a la estructura y el funcionamiento del cerebro; es decir, implica su construcci¨®n. Pero, ?cu¨¢l es la mejor manera de aprovecharse de sus beneficios durante estas vacaciones estivales, recurrir al juego libre o al dirigido?
En 2018, Unicef public¨® el informe Aprendizaje a trav¨¦s del juego. Este documento plantea la importancia que tiene el juego para que los ni?os peque?os obtengan conocimientos y competencias esenciales. E insiste en que, cuando los menores deciden jugar, no piensan: ¡°Voy a aprender algo de esta actividad¡±. Sin embargo, este tipo de tareas l¨²dicas crean potentes oportunidades de aprendizaje en todas las ¨¢reas de desarrollo, seg¨²n la misma fuente.
Tanto es as¨ª, que Stuart Brown, investigador, experto en juego y fundador del Instituto Nacional del Juego en Estados Unidos, afirma que jugar es una actividad muy primitiva, que surge de antiguas estructuras biol¨®gicas que existieron antes que nuestra conciencia o nuestra capacidad de hablar, seg¨²n recuerda ahora Bianca Serrano Manzano, profesora de M¨¢ster en Psicopedagog¨ªa de la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR). Por eso, seg¨²n prosigue la experta, los seres humanos comparten la capacidad de jugar con los mam¨ªferos y biol¨®gicamente est¨¢n dise?ados para ello.
Cuando se habla de juego, se refiere a una actividad libremente elegida y responde siempre a una estructura donde los participantes dise?an unas reglas, un espacio, configuran roles, deciden con qui¨¦n jugar, cu¨¢ndo empieza y cu¨¢ndo acaba. ¡°Por tanto, algunas de las condiciones que debe reunir una actividad para que la denominemos juego son que responda a una motivaci¨®n interna, elegida y deseada libremente, y que contenga una estructura en s¨ª misma¡±, apunta Serrano. De este modo, ¡°no hablaremos de juego libre y estructurado, que son caracter¨ªsticas innatas de cualquier actividad l¨²dica, sino de espont¨¢neo y de dirigido¡±, a?ade.
El primero es aquel que surge por iniciativa propia del ni?o y no hay adultos que influyan en su decisi¨®n. ¡°Por ejemplo, cuando los menores juegan a recrear figuras con la arena en la playa¡±, incide Serrano. En el segundo, en cambio, el adulto propone unos objetivos, se establecen unos roles determinados, se organiza y explican las normas y reglas antes de comenzar, ¡°como podr¨ªa ser cualquier juego deportivo¡±, contin¨²a la psicopedagoga.
A lo largo de todo el a?o, pero aprovechando que durante la ¨¦poca estival los ni?os y adolescentes tienen m¨¢s tiempo libre para jugar, los expertos recomiendan que se incorporen ambas modalidades de juego en su ocio. Cada una de ellas ofrece sus propios beneficios, teniendo siempre en cuenta las caracter¨ªsticas individuales de cada uno, sus propios intereses y, por supuesto, buscando la diversi¨®n.
El juego en cada fase de crecimiento
Aun as¨ª, los expertos advierten que hay que diferenciar dos etapas: la preescolar y la escolar. ¡°En la preescolar, pueden desarrollar juegos simb¨®licos donde representan distintos personajes y escenas, ya sea con mu?ecos o siendo ellos mismos los protagonistas, por ejemplo disfraz¨¢ndose¡±, argumenta Ana Jim¨¦nez-Perianes, psic¨®loga sanitaria y profesora de la Universidad CEU San Pablo. Mientras tanto, en la etapa escolar, de 6 a 12 a?os, ¡°participan en actividades deportivas, juegos de mesa, lectura o manualidades, como construir maquetas o hacer pulseras¡±, desarrolla. En la adolescencia, pueden ya jugar a juegos de mesa de estrategia, desaf¨ªos o cartas, actividades al aire libre e incluso videojuegos poniendo l¨ªmites y normas.
A trav¨¦s del juego se va configurando una forma de ser y de expresi¨®n de uno mismo en relaci¨®n con los otros. ¡°Ayuda a construir la identidad e individualidad, gracias a la interacci¨®n en distintos entornos¡±, retoma Serrano, que asegura que ¡°tambi¨¦n es un espacio donde la infancia y la adolescencia van configurando la capacidad de confianza en uno mismo y en otras personas y la mirada hacia uno mismo como alguien v¨¢lido y creativo¡±. Adem¨¢s, y seg¨²n informa esta pedagoga, en el juego se aprende una habilidad fundamental para la vida adulta: ¡°Interiorizamos c¨®mo gestionamos el ¨¦xito y el fracaso y c¨®mo nos autorregulamos ante los vaivenes de la vida¡±.
Existe bastante investigaci¨®n coincidente que afirma que el juego promueve el desarrollo cerebral, que es un espacio donde podemos probar cosas de manera segura y donde la espontaneidad, creatividad y flexibilidad se van quedando como aptitudes para nuestra vida. Los estudios Consideraciones sobre el sentido del juego en el desarrollo infantil, publicado en agosto de 2020, y Aprender a trav¨¦s del juego en la escuela: un marco para la pol¨ªtica y la pr¨¢ctica, en febrero de 2022, llegan a la misma conclusi¨®n. ¡°En el juego espont¨¢neo posibilitamos una mayor conexi¨®n con su deseo, intuici¨®n e impulso vital. Por el contrario, en el juego dirigido promovemos la consecuci¨®n de objetivos, la interiorizaci¨®n de normas y l¨ªmites y el cumplimiento de los tiempos. Pero ambos, coincidiendo con el neurobi¨®logo Siegel, generan circuitos de dopamina de placer y recompensa¡±, destaca la profesora de la UNIR.
Entonces, ?cu¨¢l debe ser el papel de los padres en el juego de los hijos? Serrano les invita a preguntarse: ¡°?C¨®mo fueron mis juegos y qu¨¦ me aportaron durante mi infancia y adolescencia?, ?c¨®mo est¨¢ hoy mi capacidad de jugar, disfrutar y divertirme? Y, por ¨²ltimo, ?qu¨¦ espacio damos al juego en el ¨¢mbito familiar?¡±. Al responderlas, estar¨¢n en disposici¨®n de ofrecer a sus hijos experiencias de juego que en cada familia ser¨¢n ¨²nicas, reforzando los v¨ªnculos y el espacio de exploraci¨®n, expansi¨®n y disfrute. Como se plantea la experta, ¡°quiz¨¢ esta sea una buena oportunidad para sentar esta base en el espacio familiar de cara al posterior inicio del curso escolar¡±.
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