Miguel ?ngel Carmona, escritor: ¡°La relaci¨®n de una mujer con la maternidad modifica su identidad de una manera muy superior a lo que le sucede al hombre¡±
En su nuevo libro, ¡®Brocal¡¯, el autor extreme?o se atreve con ocho relatos con voz femenina sobre la relaci¨®n que las mujeres mantienen con la maternidad
Miguel ?ngel Carmona del Barco (Monesterio, Badajoz, 44 a?os) ha escrito un libro de relatos en el que, seg¨²n puede leerse en la contraportada, ¡°conjura las voces de ocho mujeres a las que la maternidad atraviesa como un rel¨¢mpago, diferentes, reales, desmitificadas¡±. Leer esa frase, y antes de dar cuenta de los relatos que componen Brocal (editorial Alrev¨¦s), activa una se?al de alarma que no logran aplacar los elogios que los escritores Eduardo Halfon y Brenda Navarro dedican al autor en la contraportada ni la campa?a promocional del libro; y que se materializa en una pregunta: en un momento en el que las mujeres han conseguido por fin hacerse con el relato de sus maternidades y no ser contadas como madres, ?c¨®mo se atreve un hombre a escribir sobre maternidad en primera persona? ¡°Me pas¨® algo parecido con mi novela anterior, Alegr¨ªa, que aborda la g¨¦nesis y el desarrollo de una relaci¨®n de maltrato contada por una mujer desde los 16 hasta los 23 a?os¡±, reconoce Carmona al otro lado del tel¨¦fono, como intuyendo ya el comentario.
El escritor apunta que este es un libro de relatos encastrado entre dos novelas, la ya citada Alegr¨ªa y otra que est¨¢ por venir, a las que ha dedicado muchos a?os de investigaci¨®n en forma de lecturas, entrevistas con expertos y con mujeres, muchas de ellas v¨ªctimas de violencia machista. ¡°A partir de toda esa teor¨ªa, uno puede despu¨¦s mirar, observar y escuchar a las mujeres con las que comparte vida y entenderlas desde otro prisma. Yo creo que ah¨ª est¨¢ lo interesante del oficio de escritor, el ser capaz de construir voces alejadas de uno mismo que realmente sean veh¨ªculo de algo verdadero. Yo soy un fundamentalista de la voz en la literatura, opino firmemente que las voces deben estar construidas desde los cimientos para que sean veros¨ªmiles¡±, sostiene. ¡°Con Alegr¨ªa gan¨¦ el Premio de Novela Ciudad de Badajoz y, cuando llegu¨¦ a la gala, Fernando Mar¨ªas me dijo que, durante las deliberaciones, Paloma S¨¢nchez-Garnica [ambos fueron miembros del jurado] estaba convencida de que lo hab¨ªa escrito una mujer¡±, recuerda.
En los relatos que componen Brocal se desprende mucho conocimiento de las problem¨¢ticas a las que se enfrentan las mujeres que deciden ser madres (desempleo, despidos, precariedad, aborto, machismo, violencia machista, soledad, culpabilidad se haga lo que se haga¡) y tambi¨¦n de las distintas realidades socioecon¨®micas que marcan la forma en que una mujer vive la maternidad. ¡°Al final, la maternidad y la paternidad pueden ser duras, incluso un suplicio, dependiendo de tus condiciones materiales y de salud. Desde luego, para mis protagonistas es muy duro, pero tambi¨¦n es muy bello en algunos casos¡±, argumenta el escritor. Carmona cree que es un libro donde hay belleza y esperanza, aunque el lector asiste a un momento cr¨ªtico de la vida de las protagonistas. ¡°Mis relatos no son tanto sobre la maternidad como sobre la relaci¨®n que las mujeres mantienen con la maternidad. La relaci¨®n que una mujer tiene con la maternidad modifica y configura su identidad de una manera muy superior a la manera en que modifica su identidad la relaci¨®n que un hombre tiene con la paternidad¡±, a?ade. ¡°Al final, el sistema est¨¢ montado de tal manera que, para una mujer¡±, prosigue, ¡°no querer ser madre es tambi¨¦n una forma de serlo. Es algo pervers¨ªsimo que ni por asomo pasa con la relaci¨®n de los hombres con la paternidad¡±.
Carmona es padre de tres hijos, un ni?o y dos ni?as. ?Podr¨ªa haber escrito estos relatos sin serlo? ¡°De mi vida actual la verdad es que no s¨¦ qu¨¦ habr¨ªa hecho de no ser padre. Es que ya no me acuerdo de c¨®mo era y de lo que me acuerdo casi mejor no hacerlo [risas]. Mi vida ha mejorado tremendamente desde que soy padre¡±, responde el autor extreme?o, que reconoce que hay dos relatos en los que, de alguna manera, se cuela tambi¨¦n su experiencia personal, los dos cuentos posiblemente m¨¢s cotidianos: Brocal, que da t¨ªtulo al libro, y Amanecer.
Brocal es un cuento poderos¨ªsimo que refleja esa desesperaci¨®n que muchas veces lleva aparejada la vida de madre/padre, esa frustraci¨®n por no tener tiempo para nada que no sean los hijos, esa sensaci¨®n de fracaso, esa dualidad de sentimientos hacia los hijos. Aquel ¡°yo dar¨ªa la vida por ¨¦l, pero ha destrozado mi vida, y solo vivo pensando en c¨®mo recuperarla¡± de Jane Lazarre en El nudo materno (1994). ¡°La odio. Hay momentos en que la odio y solo me sale hacerle da?o y me siento como una mierda¡±, le dice la protagonista del relato a su pareja, refiri¨¦ndose a su hija, antes del di¨¢logo final que arranca con una pregunta cruda, ¨¢spera, dif¨ªcil: ¡°?T¨² crees que ser¨ªamos m¨¢s felices si no tuvi¨¦ramos hijos?¡±.
Amanecer, por su parte, es un relato corto (el m¨¢s corto del libro) en el que Carmona es capaz de sacar poes¨ªa del caos de las ma?anas que precede a la llegada de los ni?os a la escuela. ¡°Me parec¨ªa importante que el libro terminara con un relato como Amanecer, porque es lo que al final pasa siempre, ?no? La protagonista de Brocal, por ejemplo, pese a su desesperaci¨®n, se va a trabajar al hospital y al d¨ªa siguiente vuelve a salir el sol, vuelve a recoger a sus hijos con las pilas cargadas y tiene un nuevo amanecer¡±, cuenta el autor. ¡°Y es relevante que los amaneceres no sean simplemente un cambio de turno en un hospital, sino que veamos realmente a nuestros hijos, la materia con la que trabajamos, que es una materia cambiante, caduca y que est¨¢ ah¨ª para ser amada y cuidada¡±, reflexiona el escritor.
En las escasas nueve p¨¢ginas de Amanecer hay espacio para la eterna culpa materna. ¡°(¡) se me vierten las disculpas en la boca y, si ya se han ido, cargo con ellas todo el d¨ªa como si fueran un abrigo que no es m¨ªo y que tuviera que devolverle a alguien a la tarde¡±, piensa la mujer protagonista, consciente de que ser madre es cargar demasiadas veces con ese abrigo. ¡°La culpa y la verg¨¹enza son los dos motores del mundo, desgraciadamente. Una vez escuch¨¦ una frase, no recuerdo a qui¨¦n, que dec¨ªa que nuestra generaci¨®n se ha pasado la infancia intentando no decepcionar a sus padres y la adultez intentando no decepcionar a sus hijos. Con nuestros padres ya vamos tarde, pero hay que liberarse de esa sensaci¨®n constante de estar decepcionando a nuestros hijos, porque no s¨¦ qui¨¦n nos la ha inoculado, pero lo que est¨¢ claro es que ellos no¡±.
Tambi¨¦n hay en el relato una invitaci¨®n a parar el tiempo para mirar a los hijos. ¡°Hay que sentarse junto a los hijos dormidos y contemplarlos amanecer (¡), observarlos mientras amanecen, absorta, como se observa un eclipse o un atropello. Y no es f¨¢cil, y no hay tanto tiempo para hacerlo, y cuando pase ese tiempo no volveremos a tener la oportunidad de hacerlo¡±, reflexiona la narradora en un mon¨®logo en el que se cuela de alguna forma la voz de Carmona. M¨¢s bien la experiencia del escritor con su hijo mayor tras vivir de cerca en Lesbos (Grecia), Schwienfurt (Alemania) y Hungr¨ªa ¡ªdonde viaj¨® en el proceso de documentaci¨®n de su primera novela, Kuebiko (Pre-Textos, 2018)¡ª el drama de la crisis de refugiados de 2015. ¡°Durante mucho tiempo, cuando mi hijo mayor se quedaba dormido en el sof¨¢ y yo lo cog¨ªa en brazos y lo llevaba a la cama¡±, contin¨²a Carmona, ¡°pensaba que la ¨²nica diferencia entre un ni?o dormido y un ni?o muerto es que el vivo se despierta al d¨ªa siguiente. Tener ese pensamiento cada noche modificaba constantemente mi manera de aprehender la realidad, de vivir cada minuto¡±.
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