Por una sanidad p¨²blica que se preocupe por la lactancia materna
Existe un vac¨ªo sanitario alrededor de algo tan importante, y con beneficios para el beb¨¦ tan claramente probados. Lamentablemente, la responsabilidad recae en la madre y la motivaci¨®n personal de la matrona del centro
Las recomendaciones acerca de la lactancia han pasado por muchas fases. En las ¨²ltimas d¨¦cadas, del ¡°con el biber¨®n, el ni?o no tiene ning¨²n problema¡± se ha virado a ¡°lactancia materna exclusiva (LME) a demanda, y al menos seis meses¡±, la ¨²ltima recomendaci¨®n de la Organizaci¨®n Mundial de la Salud (OMS). Existe un exceso de informaci¨®n, no siempre fidedigna, y una discordancia entre lo que indica el entorno a la nueva madre y lo que arroja la evidencia cient¨ªfica.
La responsabilidad final recae, una vez m¨¢s, en la madre. Todo son comentarios, en su mayor¨ªa no solicitados, sobre el tipo o cantidad de leche, forma de pez¨®n o agarre, incluso motivaci¨®n suficiente para lograr una LME exitosa. Sin embargo, el paciente (en este caso la madre) solo recibe normas, sin explicaci¨®n o instrucciones.
La verdad es que, como m¨¦dica que cree en la sanidad p¨²blica, una se siente decepcionada con el sistema. Existe un vac¨ªo sanitario alrededor de algo tan importante, con beneficios tan claramente probados. El posparto llega cargado de dudas, desinformaci¨®n y, lo peor de todo, desatenci¨®n. La mujer importa, y de forma muy relativa, solo hasta que nace el beb¨¦. ?Qu¨¦ pasa con el despu¨¦s?
Las cifras de depresi¨®n y dem¨¢s psicopatolog¨ªas en el puerperio son alarmantes, y la desatenci¨®n absolutamente manifiesta. La paciente deja de serlo, sugiri¨¦ndose que ya ha ¡°cumplido su labor¡±, cuando realmente queda lo m¨¢s complejo. Es un proceso tedioso de adaptaci¨®n f¨ªsica, pero tambi¨¦n mental, en el que no se recibe ning¨²n tipo de soporte sanitario. No existe una consulta espec¨ªfica de posparto m¨¢s que con la matrona que, l¨®gicamente, se limita a revisar las heridas m¨¢s superficiales. No se presta atenci¨®n a la recuperaci¨®n del suelo p¨¦lvico y no es de extra?ar que, a?os m¨¢s tarde, aparezcan problemas considerados nimios, como las p¨¦rdidas de orina, o problemas m¨¢s graves c¨®mo los prolapsos [el descenso de uno o m¨¢s ¨®rganos p¨¦lvicos hacia el exterior por la cavidad vaginal]. No existe una asistencia sanitaria realmente encargada de este periodo tan cr¨ªtico para la mujer.
Tampoco se establece una cita de seguimiento reglada para evaluar la esfera psicol¨®gica materna, o los posibles problemas que pudieran surgir o acrecentarse a ra¨ªz de la llegada del reci¨¦n nacido. Hasta un 80% de las mujeres sufre el famoso baby blues o tristeza posparto ¡ªseg¨²n datos de 2017 de la Universidad de Pa¨ªs Vasco¡ª, que consiste en episodios de melancol¨ªa o tristeza que ocurren entre los dos y los cuatro d¨ªas posteriores al parto y que suelen desaparecer pasadas unas tres semanas. Aunque no suele precisar tratamiento m¨¦dico, limita el adecuado desarrollo de la maternidad y exige apoyo psicosocial.
Adem¨¢s, hasta una de cada tres mujeres (OMS, 2023) puede derivar en un cuadro m¨¢s grave: la depresi¨®n posparto. Cuadro con elevada morbimortalidad, que s¨ª precisa de atenci¨®n profesional. Sin embargo, como suele ocurrir con la salud mental, estos trastornos an¨ªmicos est¨¢n infravalorados. Se suele se?alar a la mujer y aludir a su baja resiliencia. Y la no adecuada (tanto por su presencia como por su precocidad) atenci¨®n a estas condiciones puede conllevar problemas sociales y sanitarios mayores.
El sistema juguetea, sin tratar de forma realista, con la conciliaci¨®n, y lo peor es que ninguna especialidad llega a cubrir realmente el f¨¢rmaco m¨¢s importante del reci¨¦n nacido: la lactancia. No es ¨²nicamente el hecho de tener que pagar los m¨²ltiples especialistas, que afortunadamente existen, aunque sea en el terreno privado, sino que nadie indica d¨®nde recibir dicha ayuda.
Es imposible realizar una adecuada lactancia, salvo que todo vaya rodado ¡ªlo que ocurre en una minor¨ªa de los casos¡ª, sin tres cosas: tiempo, gu¨ªa y apoyo. La OMS recomienda lactancia materna al menos los seis primeros meses de vida del beb¨¦, e idealmente durante los dos primeros a?os. Son rotundos los beneficios tanto en la esfera psicol¨®gica como f¨ªsica (menor n¨²mero de enfermedades digestivas, dentales, etc¨¦tera). Sin embargo, el permiso de maternidad contin¨²a siendo insuficiente.
Con cuatro meses de baja apenas da tiempo a instaurar adecuadamente una lactancia, y a¨²n faltar¨ªan dos meses para introducir la alimentaci¨®n complementaria. Adem¨¢s, no existen medidas tangibles que ayuden a esa conciliaci¨®n. Los escas¨ªsimos d¨ªas de lactancia conllevan el paso precoz al biber¨®n o, al menos, a que la lactancia ya no sea exclusiva. A su vez, no hay ning¨²n apoyo desde el sistema sanitario p¨²blico.
El d¨¦ficit de consulta espec¨ªfica de lactancia, que, actualmente, solamente est¨¢ presente en ciertos centros de salud en funci¨®n de la motivaci¨®n personal de la matrona a la que corresponda, obliga a que aparezcan otras figuras no tan regladas. Por un lado, los grupos de lactancia formados por personas altruistas, y por otro, un compendio de profesionales ¡ªo no tan profesionales estilo influencers¡ª no cubiertos por el sistema p¨²blico.
La asesor¨ªa de lactancia resulta cara, y es complicado saber de qui¨¦n fiarse. No se recibe ning¨²n tipo de pauta ni a nivel ambulatorio, ni a nivel hospitalario, incluso cuando hay situaciones que deber¨ªan obligar a una vigilancia m¨¢s estrecha (bajo peso al nacimiento, agarres inadecuados...). Sin embargo, son muy frecuentes los problemas, mal etiquetados como menores, en la lactancia. Por ejemplo, el famoso mal agarre, habitualmente detectado por sintomatolog¨ªa en el pez¨®n, traduce problemas orofaciales como presencia de frenillo (anquiloglosia). Estos problemas son los responsables en muchos casos del fracaso en la LME. No obstante, de toda esta problem¨¢tica solo salen a la luz las altas cifras de abandono de lactancia materna: en Espa?a, seg¨²n datos del INE de 2021, la tasa de lactancia materna exclusiva a los seis meses es del 28,53% y la tasa de lactancia mixta es del 18,42%. Es decir, que la tasa de mujeres que llegan a amamantar hasta los seis meses (solo pecho o pecho y biber¨®n) es del 46,95%. Y se suele culpar de esas malas cifras, una vez m¨¢s, a las madres.
Resulta imperativo incluir este punto en el sistema sanitario. Resulta imprescindible que la formaci¨®n en lactancia no derive de la motivaci¨®n personal de cada especialista. Mientras tanto, miles de madres seguiremos aprendiendo por ¨®smosis y en tribu, mejorando a base de errores. Las mujeres, una vez m¨¢s en el arc¨¦n, recibiendo presi¨®n y carga, en lugar de atenci¨®n y acompa?amiento. Esta carta es la esperanza de una profesional, intentando se?alar las carencias del que sigue siendo uno de los mejores sistemas de salud del mundo.
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