Christian Duverger: ¡°Hern¨¢n Cort¨¦s era un republicano en la monarqu¨ªa de Carlos V¡±
El historiador publica una novela en la que el conquistador extreme?o cuenta en primera persona su vida y aventuras a su hijo mestizo, c¨®mo llegaron los ajolotes a Francia y qui¨¦n ¡®invent¨®' el ron y la patata
Un concejal zopenco mand¨® arrancar el enorme nopal que cinco siglos antes plant¨® Hern¨¢n Cort¨¦s en Medell¨ªn (Extremadura) para hermanar su ciudad natal con M¨¦xico. Aquella especie fue el origen de todas las chumberas de Espa?a y del norte de ?frica. Comprendido el desatino, sembraron un hijuelo de aquel para subsanar el error. Sirva el ejemplo para mostrar la ignorancia sobre la bot¨¢nica, sobre la historia y sobre la figura de Cort¨¦s que campa en Espa?a y tambi¨¦n en M¨¦xico, a decir de uno de sus m¨¢s reputados bi¨®grafos, el antrop¨®logo e historiador franc¨¦s Christian Duverger. ¡°Si yo hubiera sido el alcalde habr¨ªa creado toda una narrativa para que los visitantes se acercaran a ver aquel cactus impresionante, de unos 20 metros, pero como tapaba la entrada al castillo¡¡±, lamenta Duverger (Burdeos, 75 a?os). ¡°Cort¨¦s est¨¢ satanizado, pero era un hombre moderno, un republicano frente a una monarqu¨ªa absolutista y un gran literato¡±, defiende. En su nuevo libro, Memorias de Hern¨¢n (Grijalbo), el historiador se mete en la piel del conquistador extreme?o para hablar en primera persona a Mart¨ªn, su primer hijo var¨®n, que concibi¨® con la Malinche, a quien le cuenta sus aventuras por Am¨¦rica, su vida y sus razones. Una novela hist¨®ricamente documentada en la que no se inventa nada, dice el autor, y donde aguardan detalles incre¨ªbles de aquellas ¨¦pocas.
Pregunta. ¡°El ser humano siempre habla en un tiempo y en un lugar¡±, dice el texto. Usted dibuja a un hombre moderno, casi feminista, apasionado por la idea de un pa¨ªs mestizo, inventor de la novela antes de Cervantes, diplom¨¢tico, estadista. ?Era realmente ese hombre que casi podr¨ªa trasladarse a nuestra ¨¦poca?
Respuesta. S¨ª, Cort¨¦s es un hombre moderno, es decir, del Renacimiento. Fund¨® el taller de escritura en Valladolid casi 100 a?os antes de la Academia Francesa de Richelieu, era muy moderno. Era un republicano militante que estaba entre el poder del emperador Carlos V y sus convicciones, pero afirma su republicanismo cuando est¨¢ en la c¨¢rcel en Cuba y negocia ser electo alcalde a cambio de casarse con Catalina. A veces se presenta la Espa?a de Carlos V como un mundo sin libertad, homog¨¦neo y con una aceptaci¨®n general de la monarqu¨ªa, pero Cort¨¦s fue un personaje pol¨ªtico importante, jefe de Nueva Espa?a, y pudo desarrollar su pol¨ªtica republicana, instalar cabildos en M¨¦xico, generar su idea de mestizaje, lograr la integraci¨®n de su hijo mestizo en el coraz¨®n de Castilla y sumarle a la Orden de Santiago, vivir en Valladolid al lado de Regente, el joven Felipe. Todo eso significa que aquel mundo no era tan cerrado como pensamos. La existencia de Cort¨¦s como opositor no hubiera sido posible sin un eco en la sociedad. El sistema era m¨¢s libre de los que se aprecia a simple vista.
P. Dice en el libro que ha prescindido de la violencia porque no ser¨ªa apta para hoy, casi exonera a Cort¨¦s de esa violencia.
R. Borr¨¦ la violencia, pero no la niego. Es dif¨ªcil identificar la violencia propia de Cort¨¦s y la de la ¨¦poca. Para m¨ª, Cort¨¦s no es un hombre violento, sino tan violento como los hombres de su ¨¦poca. Cort¨¦s no entra en M¨¦xico con un ej¨¦rcito, hay documentos que explican que sus hombres se quejan de que no llevaban armas, y compra 15 rid¨ªculas escopetas que toman entre siete y ocho minutos para cargarlas, imagine, flechas por todos lados, y ?qu¨¦ iban a hacer los escopeteros? No pod¨ªan decir, por favor, paren que tengo que recargar. Cort¨¦s entra sin armas, no quiere imponerse por la violencia, su violencia es solo la de la ¨¦poca, que ya era mucho, pero compartida.
P. ?No se enamoran un poco los historiadores del personaje que investigan durante media vida?
R. Veo el problema, s¨ª. Pero creo que Cort¨¦s fue un hombre excepcional por sus talentos. Lo que me fascina de ¨¦l lo puedo explicar, ¨¦l se transforma en hombre de Estado, inicialmente creo que su idea era pescar y vivir tranquilo, pero por la fuerza se da cuenta de que si ¨¦l no entra en M¨¦xico lo har¨¢ la Corona con la ausencia de visi¨®n que ya caracterizaba a la presencia espa?ola en Santo Domingo o en Cuba. Entonces, se dice, mejor me encargo, y se transforma en hombre de poder, pero siempre tiene un gusto por la literatura. Creo que un escritor, por definici¨®n, no es alguien de violencia. La combinaci¨®n de este personaje, que sabe ser un jefe de guerra y un escritor en cualquier momento es fascinante. ?l descubre que tiene un talento excepcional de convicci¨®n con sus discursos. Entonces, no se si es una fascinaci¨®n del autor, sino de todos los que lean el libro, creo que van a concebir a Cort¨¦s con otros ojos.
P. Usted es hombre, blanco y europeo. Su proyecci¨®n de Cort¨¦s puede ser distinta en M¨¦xico.
R. Conozco el mundo ind¨ªgena, soy capaz de entender c¨®mo funciona. Eso es posible para un blanco europeo hijo de la Sorbona y del mundo acad¨¦mico. Yo entr¨¦ con una cierta facilidad en la l¨®gica del mundo prehisp¨¢nico. Otra cosa es poder compartir mi comprensi¨®n de ese mundo con mis alumnos. Yo entr¨¦ desde el lado ind¨ªgena y decid¨ª analizar desde ah¨ª la conquista, y esa es la visi¨®n que aparece en mis libros. Cort¨¦s hizo lo que hice yo, entender el lado ind¨ªgena y actuar como si lo fuera. Eso no es dado a todo el mundo, la mayor¨ªa de sus lugartenientes no entend¨ªan nada de nada.
P. ?C¨®mo ve usted la fama actual de Hern¨¢n Cort¨¦s en M¨¦xico?
R. No tiene fama, es un hombre satanizado. Me cuesta m¨¢s trabajo entender la concepci¨®n que se tiene de Cort¨¦s hoy que entender al propio Cort¨¦s. Como historiador puedo analizar c¨®mo se construy¨® la leyenda negra en un contexto muy particular, despu¨¦s de las independencias de toda Am¨¦rica, con un discurso de propaganda que legitimaba el deseo neocolonizador de Estados Unidos, un deseo por lo menos de influencia: este es nuestro campo reservado, que no entre ning¨²n europeo, ya se fue Espa?a, chao, y vamos a controlar el territorio. Escriben una historia en contra de Espa?a y de los conquistadores como b¨¢rbaros. Y culpan a la iglesia cat¨®lica porque ellos eran protestantes. Sigue la satanizaci¨®n, pero creo que menos entre los j¨®venes.
P. ?Es M¨¦xico hoy el pa¨ªs mestizo que quer¨ªa Cort¨¦s?
R. Es un pa¨ªs mestizo, se puede ver en la calle, en la cultura, en los ritos pol¨ªticos, en la manera de comer. Eso significa que es mucho m¨¢s ind¨ªgena. Por ejemplo, sigue vigente la tortilla. Lo que llamamos mestizaje es una continuidad del mundo prehisp¨¢nico, por eso no entiendo nada de muchos discursos, no quiero ser m¨¢s preciso, en relaci¨®n con la llegada de los espa?oles y la actuaci¨®n de Cort¨¦s, porque no se corresponden con la historia ni con la realidad. La visi¨®n que hay en M¨¦xico de la conquista y es decimon¨®nica, pero tengo fe en las generaciones de j¨®venes que aceptan m¨¢s esa nueva lectura que propongo.
P. ?Usted cree?
R. S¨ª, cuando publiqu¨¦ mi libro en 2012 y expliqu¨¦ que el autor de la Historia verdadera de la conquista de la Nueva Espa?a era en realidad el propio Cort¨¦s y no Bernal D¨ªaz del Castillo, que nunca supo escribir, que era el hijo un poco tonto de la familia, hubo bronca, pero muchos de mis colegas historiadores verificaron mis datos y finalmente descubrieron que no hab¨ªa inventado nada, que era la consecuencia l¨®gica de mi investigaci¨®n. En el mundo cient¨ªfico se acepta hoy la autor¨ªa de Cort¨¦s, hasta la Biblioteca Central de Francia cambi¨® la autor¨ªa. Despu¨¦s me invitaron en M¨¦xico a muchas universidades y tuve siempre una recepci¨®n muy favorable.
P. Inventor de la novela, forjador de la palabra Espa?a, promotor de la primera exposici¨®n de arte precolombino de Europa, hasta inventor del ron, le concede usted a Cort¨¦s.
R. S¨ª, no se llamaba as¨ª, en la ¨¦poca era tafia o aguardiente. El az¨²car solo lo consum¨ªan los ¨¢rabes, pero no los europeos, hasta el mel¨®n lo tomaban verde y con vinagre, como el pepino. El az¨²car no ten¨ªa mercado, ?por qu¨¦ entonces Cort¨¦s hace una inversi¨®n en ca?a de az¨²car si no era negocio? El negocio era el alcohol.
P. Cuando menciona la agricultura dice que los europeos domesticaban especies y los mexicanos las inventaban. Que del tomatillo verde mexicano crearon el tomate, la patata¡
R. Eso va a ser el tema de otro de mis libros para el futuro. Los botanistas eran, finalmente, europeos, y consideraban que dios cre¨® un mundo salvaje y el trabajo del hombre era domesticar. Y no, es dif¨ªcil explicar que en M¨¦xico, antes de la presencia espa?ola, el ser humano era el creador del mundo.
P. Dice tambi¨¦n que Cort¨¦s transportaba a Espa?a ajolotes en un barril de agua, pero unos piratas desviaron a Francia la embarcaci¨®n y el extra?o anfibio acab¨® en el escudo de Francisco I de Francia.
R. De eso s¨ª que no tengo seguridad al 100%, pero generar¨¢ la curiosidad de los colegas y tendremos una idea m¨¢s precisa, pero el hecho es que llegaron a Francia y Francisco I puso una salamandra en su escudo. Yo creo que estaba mandando un mensaje de poder a los espa?oles. Es buena historia, y tiene su espacio en una novela, si me equivoqu¨¦, no es grave.
P. Sostiene que a Cort¨¦s le gustaban todas las mujeres.
R. No toco mucho eso en este libro, porque es un padre que escribe a su hijo y no le va a explicar sobre otras mujeres, y porque la comprensi¨®n de la poligamia no es evidente ni hoy ni en la ¨¦poca. Moctezuma ten¨ªa 150 mujeres. Porque hab¨ªa entonces una asociaci¨®n entre la fecundidad de la tierra y la de la mujer, as¨ª que para legitimar la posesi¨®n de un territorio hab¨ªa que tener una esposa de esa tierra, de cada tierra. Cada vez que se ampliaba el territorio mexica hab¨ªa que tomar como esposa la hija del cacique del lugar. Cort¨¦s fue un hombre de muchas mujeres, pero la funci¨®n lo obligaba. Tambi¨¦n es una manera de matizarlo.
P. Si aceptamos el romanticismo, ?Malinche fue su gran amor?
R. S¨ª, Malinche y la mujer de Francisco de los Cobos [el jefe del r¨¦gimen de Carlos V], Mar¨ªa, de la que tambi¨¦n se enamor¨®. Mar¨ªa fue su amor de juventud y acab¨® siendo su amor en la vejez.
P. El gobernador de Cuba mat¨® a su mujer a los cinco d¨ªas de casarse con ella. Cuenta el libro que a Cort¨¦s le espant¨®, sin embargo, al extreme?o le acusaron, hubo juicio y todo, de haber matado a Catalina, la espa?ola con la que se vio obligado a casarse. ?La mat¨® o no?
R. Pues no la mat¨® ¨¦l, pero creo que la hizo matar, pero nunca hubo pruebas, a los testigos pagados se les nota que cuentan una historia que no tiene sentido. Pero la l¨®gica del personaje, aunque no lo puedo decir en este libro porque no se lo va a contar a su hijo, indica que s¨ª.
P. ?Qu¨¦ har¨ªa usted con los restos de Cort¨¦s, ocultos en una iglesia de M¨¦xico?
R. No soy el responsable del pa¨ªs, pero lo que puedo hacer es proponer otra visi¨®n de Cort¨¦s m¨¢s suave, decente y honorable. Creo que M¨¦xico tiene que apoderarse de su padre fundador como un hombre de excepci¨®n, un visionario que decidi¨® crear una naci¨®n mestiza que nunca antes hubo en Europa. Y reconocer su talento literario.
[Una propuesta ser¨ªa que llevaran los huesos de Cort¨¦s a Medell¨ªn, pero visto lo que hicieron con el nopal, mejor no. No, no].
Suscr¨ªbase aqu¨ª a la newsletter de EL PA?S M¨¦xico y reciba todas las claves informativas de la actualidad de este pa¨ªs
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.