La vigencia de la revoluci¨®n del goce
En un mundo donde las mujeres han sido juzgadas por manifestar sus deseos, el feminismo del goce lleg¨® para reivindicar el disfrute y hacerle frente a la violencia
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Las comunidades afrocolombianas han acu?ado el concepto de ¡®vivir sabroso¡¯ como una filosof¨ªa de contrapeso a las pol¨ªticas del desarrollo neoliberal. La pr¨¢ctica del buen vivir y del vivir sabroso son una forma de resistencia ante el racismo. Una referencia an¨¢loga ¡ª quiz¨¢ bebiendo de las reflexiones de los feminismos negros del siglo pasado ¡ª ha ido en auge, en particular, en los movimientos de mujeres de Latinoam¨¦rica.
Luciana Peker (49 a?os, Argentina) es una de sus autoras m¨¢s prol¨ªficas. Su libro Putita Golosa (2018) sent¨® bases para profundizar en la urgencia y la vigencia de luchar por un feminismo del goce. Peker, con una carrera de m¨¢s de dos d¨¦cadas cubriendo temas de g¨¦nero en diferentes medios de la regi¨®n, plantea que defender el derecho al goce es una herramienta poderosa para subvertir el machismo. ¡°Es necesario terminar con la violencia para poder gozar y a la vez es muy importante reivindicar el goce para luchar contra la violencia¡±, explica en di¨¢logo con Americanas.
En su ¨²ltimo libro, Sexteame, amor y sexo en la era de las mujeres deseantes (2020), contin¨²a esa exploraci¨®n del sabernos gozosas y en c¨®mo el deseo ha sido un motor movilizante para las mujeres. Adem¨¢s, trae al debate feminista un concepto que ni siquiera la Real Academia de la Lengua ha considerado y por el que los sectores de la ultraderecha la han criticado: la palabra deseantes. S¨ª, las mujeres como sujetas activas de su placer. ¡°No importa qu¨¦ desean: si ser madres o nunca serlo, si cocinar budines o jam¨¢s ir a las hornallas, si ser presidentas o boicotear las l¨ªneas a¨¦reas, si besarse entre ellas o ser elles... Lo que jode es el deseo. Las mujeres deseantes dan miedo¡±, escribi¨®.
Y es que irse de frente contra los mandatos sociales no es una tarea f¨¢cil para quienes por a?os se les ha impuesto la culpa por manifestar qu¨¦ quieren y c¨®mo lo quieren en los diferentes ¨¢mbitos de la vida. ¡°Cuando nos pod¨ªamos quitar ciertas culpas, llegaron otras. La culpa se ha reinventado¡±. Un f¨¦nomeno que no es nuevo, pues como han afirmado muchas activistas, en los pa¨ªses donde el aborto se despenaliza en lo legal, tard¨® varios a?os m¨¢s en despenalizarse en lo social.
Y cuando por fin y, con esfuerzo, se ha ido desnaturalizando el acoso callejero, apareci¨® el acoso en redes sociales. Pero la culpa no viene sola. La autora se refiere a que muchas veces le acompa?a la venganza de los varones que temen perder la hegemon¨ªa del placer y el poder. En Sexteame, la periodista expone c¨®mo esas disputas han sido semillas para el nacimiento de nuevas violencias contra las mujeres o disidencias sexuales, ejemplo de ello es la creciente violencia de g¨¦nero digital. Cuando las mujeres aprendimos a disfrutar de nuestros cuerpos, naci¨® la ¡®pornovenganza¡¯ o se ha usado la inteligencia artificial como un arma m¨¢s en nuestra contra.
La oleada de la violencia digital de g¨¦nero ha sido tal que en algunos pa¨ªses de Latinoam¨¦rica como Colombia, donde la Corte Constitucional llam¨® a legislar sobre el tema, o en M¨¦xico, donde se impuls¨® la ¡®Ley Olimpia¡¯, se ha buscado convertirlo en delito. Afrentas que demuestran que lo que molesta es la autonom¨ªa de las mujeres sobre sus cuerpos, pero tambi¨¦n que la revoluci¨®n del placer se hace es medular en la lucha por la abolici¨®n del sistema patriarcal, o en palabras de Peker: ¡°El feminismo volte¨® la idea pijoc¨¦ntrica [faloc¨¦ntrica] del amor y del deseo. Y no queremos pegarla con la gotita, sino rearmar un juego nuevo¡±.
El goce para las nuevas generaciones
¡°Pensar interseccionalmente es pensar obligatoriamente en la fiesta de las mujeres j¨®venes y sus cuidados¡±, explicaba Peker en el taller Narrativas del goce, que dict¨® hace unas semanas en Bogot¨¢ en el marco de la und¨¦cima edici¨®n del Festival Gabo. Una alusi¨®n a las nuevas generaciones de feministas que no es casualidad en su obra y que se ampl¨ªa en su libro La Revoluci¨®n de las Hijas (2019). Este t¨ªtulo se volvi¨® consigna en Argentina en medio de la llamada ¡®marea verde¡¯, impulsada de forma particular por las m¨¢s j¨®venes, y que logr¨® la legalizaci¨®n parcial de la interrupci¨®n voluntaria del embarazo en ese pa¨ªs.
Entre las cientos de j¨®venes que se amarraron el pa?uelo verde en su mochila del colegio estuvo Uma, hija de la periodista. Precisamente a ella y a su generaci¨®n le dedic¨® el escrito, que no solo habla del derecho al aborto, sino que est¨¢ lleno de testimonios intergeneracionales que se entrelazan. Y dan cuenta de la poderosa pugna que vienen librando las ni?as y adolescentes contra el acoso sexual en los colegios, una batalla que se ha replicado a lo largo de Am¨¦rica Latina.
Peker tambi¨¦n apunta a que fortalecer esa conciencia de la libertad del deseo ha llevado a que la sexualidad de las diversidades sexuales y las mujeres j¨®venes sea m¨¢s fluida. No en vano, en ciudades como Bogot¨¢, eventos como la m¨¢s reciente marcha del orgullo ¡®LGBTIQ+¡¯ fue la m¨¢s multitudinaria en cuarenta a?os de historia. Una generaci¨®n que ha dado pasos claves, pero que le debe mucho a la obra de la escritora de La Revoluci¨®n de las Hijas, muchas que como ella han dicho en voz alta lo que hist¨®ricamente mujeres quer¨ªan decir o, al menos, han hecho eco de esas voces invisibilizadas.
Porque all¨ª, en el periodismo, el goce tambi¨¦n es motor de creaci¨®n. Otras escritoras como Mar¨ªa del Mar Ram¨®n o Tamara Tenenbaum han enriquecido otras formas de representar el feminismo del goce y han demostrado que esas otras narrativas son posibles y necesarias. Y es que, como sin titubeos cerr¨® su taller en Bogot¨¢ la periodista argentina: ¡°La palabra es transformadora y din¨¢mica. Nuestra pelea tambi¨¦n busca la acci¨®n, el goce y la poes¨ªa¡±.
Estos son nuestros art¨ªculos recomendados de la semana:
Abuelas de Plaza de Mayo recupera al nieto 133: ¡°Es una derrota de la dictadura¡±
Condenado a 17 a?os de c¨¢rcel Mart¨ªn Pradenas, el violador que moviliz¨® a las feministas de Chile
Michelle Perrot: ¡°Muchas mujeres se sintieron c¨®modas con la divisi¨®n de papeles masculinos y femeninos¡±
Anielle Franco: ¡°Las mujeres negras ya estamos haciendo pol¨ªtica con estar vivas¡±
Recetario latinoamericano de la resistencia para proteger la tierra desde los fogones
Adi¨®s a los mitos de la menopausia: la rebeli¨®n de la mujer madura
La vacuna del papiloma humano, una herramienta con despliegue inaceptablemente lento
De las culturas ind¨ªgenas al feminismo: el altavoz rebelde de las radios comunitarias en M¨¦xico
¡®Dulces magnolias¡¯, el culebr¨®n feminista que retrata la amistad en las profundidades de EE UU
Bibiana Collado Cabrera, escritora: ¡°A las mujeres nos han ense?ado a tolerar mucho nivel de da?o¡±
? Y para terminar, una mujer a seguir: Marta Vieira da Silva
Por Lorena Arroyo
La futbolista brasile?a Marta Vieira da Silva (37) juega estos d¨ªas el sexto Mundial de su vida en Australia y Nueva Zelanda. Y, como le sucedi¨® a Leo Messi (36) el a?o pasado en Qatar, se enfrenta por la edad a su ¨²ltima oportunidad de conquistar un trofeo que hasta ahora se le ha resistido. Como el argentino, la n¨²mero 10 de Brasil ha conseguido todo en el f¨²tbol femenino: entre otras cosas ha sido elegida seis veces como la mejor jugadora del mundo y es la mujer que m¨¢s goles ha anotado en Mundiales (17), pero todav¨ªa no ha podido levantar la Copa.
M¨¢s all¨¢ de esa potencial gesta deportiva, Marta siempre ser¨¢ un referente mundial en el f¨²tbol femenino por ser una pionera de este deporte al que las mujeres tuvieron prohibido jugar por ley en Brasil entre 1941 y 1979. Cuando la delantera brasile?a era peque?a ya no estaba vetado, pero segu¨ªa habiendo un estigma enorme para quienes lo practicaban, especialmente en lugares peque?os y alejados de las grandes ciudades, como Dois Riachos, la peque?a ciudad del noreste de Brasil en la que creci¨®.
Antes de viajar a Australia, Marta escribi¨® un art¨ªculo en The Players¡¯ Tribune titulado A todas las ni?as que aman este juego, en el que agradece a su madre por haberle apoyado siempre y permitirle hacer lo que amaba, independientemente de las cr¨ªticas. Tambi¨¦n reflexiona sobre lo mucho que ha cambiado (para bien) este deporte en las dos d¨¦cadas que lleva en la ¨¦lite. ¡°No hace mucho que nosotras, las que amamos el f¨²tbol femenino, luch¨¢bamos para conseguir una estructura mejor. Ahora ya lo tenemos. Ped¨ªamos m¨¢s inversi¨®n. La tenemos. Ped¨ªamos mayor exposici¨®n. Tambi¨¦n tenemos eso. Todav¨ªa hay un largo camino por recorrer, pero creo que quiz¨¢s la gente no se da cuenta de cu¨¢nto avanzamos¡±, dice y destaca que, a diferencia de lo que suced¨ªa cuando ella era peque?a, ahora las ni?as tienen referentes de mujeres futbolistas a las que admirar.
¡°Aunque quiera ganar esta Copa m¨¢s que nada en este mundo y est¨¦ ansiosa por dar cada gota de mi sudor para alcanzar ese objetivo, siendo muy honesta, antes de saber si vamos a conquistar esa primera estrella ya me siento grata por este momento y por todo lo que hemos hecho hasta ahora¡±, a?ade la brasile?a. ¡°Siento un orgullo inmenso al imaginar que tal vez existan ni?as por ah¨ª que me est¨¢n viendo y que las pueda inspirar a alcanzar sus sue?os. Eso significa mucho para m¨ª. Vale m¨¢s que cualquier t¨ªtulo, medalla o trofeo que haya ganado. Ser alguien a quien las ni?as puedan admirar, alguien que les muestre que sus sue?os pueden hacerse realidad. Tener un impacto as¨ª, tener eso como legado. Eso para m¨ª es todo con lo que puedo so?ar¡±.
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