Una investidura dura y una legislatura ¨¢spera
La decisi¨®n de Feij¨®o de que el debate girara exclusivamente sobre los acuerdos de S¨¢nchez con los independentistas le deja colgado de una rama seca: la constitucionalidad o no de la ley de amnist¨ªa
El candidato a la presidencia, Pedro S¨¢nchez, eligi¨® una estrategia bastante cl¨¢sica en su discurso de investidura: intentar desinflamar la situaci¨®n, con un lenguaje medido y poco agresivo; situar la pol¨¦mica proposici¨®n de ley de amnist¨ªa como un apartado m¨¢s, no el m¨¢s importante, de su discurso, y recuperar un mensaje socialdem¨®crata t¨ªpico en lo econ¨®mico y lo social. S¨¢nchez utiliz¨® un lenguaje calmado, pero, desde luego, no pretendi¨® en ning¨²n momento atraer al Partido Popular a sus tesis, algo poco esperable dado el calado de los ataques que los populares le han venido lanzando desde hace semanas. M¨¢s bien, al contrario, intent¨® situar a los ciudadanos inmediatamente frente a una disyuntiva entre propuestas antag¨®nicas, una elecci¨®n que, a su juicio, es inevitable, entre el programa del Partido Popular, unido necesariamente a Vox, que representa el regreso de la reacci¨®n pol¨ªtica, no solo en Espa?a sino en Europa, y el del PSOE, con variadas alianzas, como ¨²nica opci¨®n capaz de frenar el avance de quienes se oponen a las reformas y a los cambios que necesita el progreso de la sociedad. S¨¢nchez intent¨® presentar su Gobierno no como el de la amnist¨ªa, sino como el del progreso europe¨ªsta. En ning¨²n momento mencion¨® el acuerdo firmado por el PSOE y Junts, que tantas ampollas levant¨® entre sus propios militantes, sino que se refiri¨® solo al texto de la futura ley, que, asegur¨®, es plenamente constitucional.
Las alusiones a la amnist¨ªa en esa primera intervenci¨®n ocuparon solo 15 minutos de la hora y media larga que dur¨® el primer discurso de S¨¢nchez y se basaron en una constataci¨®n y una esperanza. La constataci¨®n: necesitaba los votos de Junts para seguir adelante con su proyecto. La esperanza: la amnist¨ªa ayudar¨¢ a la convivencia (un t¨¦rmino que exaspera a los independentistas que se niegan a aceptar que la rompieron con las leyes de transici¨®n) en Catalu?a, pero tambi¨¦n en toda Espa?a, un pa¨ªs que ofrece un futuro brillante a sus ciudadanos, catalanes incluidos. La explicaci¨®n, tan necesaria y tan esperada, ocup¨® muy pocos minutos, pero tuvo la virtud de la sinceridad. Las circunstancias son las que son, dijo, y el futuro que nos espera, en Espa?a y en Europa, depende de que los cambios puedan seguir adelante. La ley de amnist¨ªa superar¨¢ el control parlamentario y el control del Tribunal Constitucional. No hay m¨¢s. Pero en el fondo, no se trata solo de la convivencia en Catalu?a, intent¨® defender, sino de la convivencia democr¨¢tica, en Espa?a y en Europa. Eso es lo que est¨¢ en riesgo, vino a decir. Sigamos adelante. Conf¨ªen.
En su primera respuesta, el jefe de la oposici¨®n, Alberto N¨²?ez Feij¨®o, le neg¨® en redondo la confianza en nombre de sus millones de votantes e intent¨® por todos los medios sacar a S¨¢nchez de ese marco democr¨¢tico y europeo y colocarle de nuevo en un escenario ¨²nico: el acuerdo con los independentistas.
N¨²?ez Feij¨®o no tendr¨¢ problemas de liderazgo dentro del Partido Popular, porque es un buen orador, muy eficaz, que conecta con sus diputados. Su grupo no quer¨ªa verle presentar un programa de gobierno alternativo, sino un rechazo frontal de cualquier acuerdo con los grupos independentistas, y Feij¨®o cumpli¨® perfectamente ese papel, negando el m¨¢s m¨ªnimo cr¨¦dito a S¨¢nchez. El problema, como siempre con los dirigentes populares, es que no se limitan, como es su derecho y casi su obligaci¨®n, a oponerse al candidato socialista, sino que rozan en muchas ocasiones la descalificaci¨®n democr¨¢tica. Esta vez, lo m¨¢s chocante no fue el tono dram¨¢tico, del que tanto intentaba escapar S¨¢nchez, sino la afirmaci¨®n de que la investidura del candidato socialista iba a ser producto de ¡°un fraude¡± y de ¡°la corrupci¨®n pol¨ªtica¡±. Todos los esfuerzos que hace habitualmente Feij¨®o por separarse de Vox en la tribuna parlamentaria caen en saco roto cuando el dirigente popular se empe?a en no aceptar que el voto de los independentistas en el Congreso de los Diputados es perfectamente democr¨¢tico, v¨¢lido y leg¨ªtimo.
La decisi¨®n de Feij¨®o de que el debate girara exclusivamente en torno a los tratos de S¨¢nchez con los independentistas le deja colgado de una rama seca: la constitucionalidad o no de la ley. Por su parte, la decisi¨®n de S¨¢nchez de mantener el enfrentamiento progresismo/reacci¨®n augura una legislatura ¨¢spera. Sobre todo, porque tambi¨¦n roza una rama seca: no est¨¢ claro que los portavoces independentistas entren en ese escenario.
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