Netanyahu tiene un plan, pero es secreto
La intenci¨®n del primer ministro israel¨ª es seguir la guerra, extenderla, olvidarse de los rehenes y callar sobre el futuro de Gaza y de los palestinos
Netanyahu no tiene propiamente un plan para cuando la guerra termine. Su plan, su ¨²nico plan, es proseguir hasta una victoria total que ni ¨¦l mismo ha sabido explicar qu¨¦ significa. Es un plan de supervivencia, no para Israel, sino para mantener su Gobierno y seguir ¨¦l como primer ministro. Para aplicarlo, debe contentar a los ministros de extrema derecha que amenazan con romper la mayor¨ªa si se declara una tregua para liberar a los rehenes, si salen las tropas de Gaza y, sobre todo, si el Estado palestino se convierte en la puerta de salida de la guerra.
Estos ministros s¨ª tienen un plan, y lo han contado y celebrado con danzas alocadas este pasado fin de semana en una conferencia para organizar el regreso de los colonos a la Franja. Es el plan que Netanyahu mantiene en secreto con su silencio y su complicidad. Se trata de reconstruir en Gaza los asentamientos que fueron desmontados en 2005 por Ariel Sharon y a?adir seis m¨¢s como propina, tal como dicta la ley de la venganza. Ante la dificultad que representa convencer a 2,1 millones de palestinos para que les hagan hueco, han decidido que hay que echarles.
Ser¨¢ una emigraci¨®n voluntaria, seg¨²n sus palabras. La fuerza de convicci¨®n para imponerla la proporcionan los tanques y soldados, y especialmente las toneladas de bombas que caen sobre los gazat¨ªes. Nada m¨¢s convincente para irse con lo puesto que destruir los hospitales, escuelas, universidades y panader¨ªas, contaminar los cultivos, prohibir la pesca m¨¢s all¨¢ de cien metros de la costa y cortar los suministros y la ayuda humanitaria.
El Tribunal Internacional de Justicia a¨²n no ha dictaminado que el Estado de Israel haya incurrido en el delito de genocidio, pero ha dictado medidas cautelares por si estuviera cometi¨¦ndolo, atendiendo en especial a los constantes e incendiarios llamamientos de ministros y diputados de la mayor¨ªa a deshacerse como sea de los palestinos, incluso con bombas at¨®micas. La UNRWA, en cambio, sin que haya resoluci¨®n de tribunal alguno de por medio, ya ha sido declarada por Israel culpable gracias a la participaci¨®n de 12 de sus 13.000 trabajadores palestinos en los atentados del 7 de octubre. Muchos pa¨ªses donantes, empezando por Estados Unidos, le han impuesto sus particulares medidas cautelares en forma de retirada de sus aportaciones. Como si obedecieran a la consigna extremista de convertir la vida palestina en un infierno del que hay que huir con urgencia.
El plan de Netanyahu es seguir la guerra, extenderla, olvidarse de los rehenes, y callar sobre el futuro, el de Gaza y el de los palestinos. As¨ª mantiene vivo su Gobierno y avanza el plan expl¨ªcito de esos extremistas que ven antisemitas en todas partes: el Tribunal Penal Internacional, Ant¨®nio Guterres, Naciones Unidas y, por supuesto, la UNRWA. El primer ministro de Israel solo se mover¨¢ si le empuja el ¨²nico que puede empujarle, que es Joe Biden, y del que depende en todo, armamento, munici¨®n y, naturalmente, su larga y poderosa mano diplom¨¢tica. Hasta ahora no ha sucedido ni parece de momento que vaya a suceder.
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