Kant entre dos frentes
Honrar el legado del fil¨®sofo en su tricentenario ayuda a iluminar los valores de la modernidad, hoy en peligro en todo el mundo
Dos circunstancias llenan el ¨¢nimo de temor y preocupaci¨®n crecientes cuanto m¨¢s reiterada y persistentemente se ocupa de ellas la reflexi¨®n: la amenaza militar de las dictaduras del Este y el tribalismo pol¨ªtico identitario en nuestras propias filas. Hoy, ambas ponen en riesgo con inquietante simultaneidad la pervivencia de las democracias liberales en Europa y en todo el mundo. Por ello, una vez m¨¢s debemos tener el valor de pensar y actuar por nosotros mismos. Pero, sobre todo, este coraje no debe entenderse solo en el sentido de reforzar la autonom¨ªa militar y econ¨®mica, como si las guerras m¨¢s cruentas se libraran principalmente por los recursos materiales y no por ideales e identidades; como si las debilidades cr¨ªticas se manifestaran en primer lugar en el producto nacional bruto y la reducci¨®n del presupuesto de defensa, y no en el ¨¢mbito de las convicciones dominantes y los dogmas compartidos.
Un primer paso decisivo para clarificar y as¨ª reforzar la posici¨®n de uno consistir¨ªa en reconocer que estas circunstancias presentes ¡ªel nacionalismo dictatorial regresivo al estilo de Putin y la pol¨ªtica de identidad supuestamente progresista y emancipatoria de los ambientes acad¨¦micos de izquierdas¡ª, con su amenaza existencial pol¨ªtica, comparten la misma imagen del enemigo: los ideales morales y jur¨ªdicos de la Ilustraci¨®n europea, particularmente en forma de compromiso incondicional con la universalidad de la dignidad humana, la autodeterminaci¨®n en la acci¨®n y el derecho al desarrollo individual, entendido tambi¨¦n en sentido econ¨®mico.
No ha existido mente que haya formulado la validez de estos ideales con mayor lucidez ni la haya cimentado m¨¢s profundamente que Immanuel Kant. Este lunes 22 de abril se celebra con gran pompa el tricentenario del nacimiento del m¨¢s grande de los pensadores de la Ilustraci¨®n. Honrar el legado de Kant en nuestros d¨ªas solo puede significar esclarecer una vez m¨¢s el modo de vida liberal de la modernidad europea a partir de sus propios fundamentos, hoy en peligro cr¨ªtico.
Una de las iron¨ªas m¨¢s amargas de esta ¨¦poca de ensimismamiento filos¨®fico consiste en que los enemigos declarados de los modos de vida liberales reconocen el valor fundamental del pensamiento de Kant con mucha m¨¢s claridad que sus defensores. Justo en la primavera del jubileo, Ant¨®n Alij¨¢nov, gobernador del enclave ruso de Kaliningrado (antes K?nigsberg), acusaba al hijo celeb¨¦rrimo de la ciudad de ser el ¡°creador intelectual del Occidente moderno¡±, para precisar acto seguido que sus obras Cr¨ªtica de la raz¨®n pura y Fundamentaci¨®n de la metaf¨ªsica de las costumbres ¡°sentaron las bases ¨¦ticas y de valores del conflicto actual¡±. El loro de Putin estaba pensando en la guerra defensiva de Ucrania.
Aunque, ciertamente, el veredicto de Alij¨¢nov no estaba cargado con un conocimiento profundo de los textos, en este caso la boca del idiota dijo la verdad. En efecto, la Ilustraci¨®n de Kant es lo opuesto a los nefastos reg¨ªmenes violentos como el de Putin, que utilizan una confusa mezcla de racismo, fantas¨ªas de pureza ¨¦tnica y doctrinas ortodoxas para forjar armas de guerra incondicional contra otros demonizados, en este caso, ¡°Occidente¡±. Es una verdad absoluta que quien piensa y act¨²a de este modo tiene en Kant un enemigo declarado, y lo tendr¨¢ por los siglos de los siglos.
El hecho de que para el bando de la pol¨ªtica de identidad que se tiene a s¨ª mismo por progresista Kant tambi¨¦n represente la imagen del verdadero enemigo de su propio activismo no constituye de ning¨²n modo una casualidad cultural. En nombre del anticolonialismo, el antieurocentrismo, el antifalocentrismo y, por supuesto, el anticapitalismo, la existencia y la obra del viejo hombre blanco de K?nigsberg se consideran s¨ªmbolo de todo lo que hay que superar y hacer caer del pedestal, por la fuerza si es necesario.
No se detienen ni siquiera ante las conclusiones extempor¨¢neas m¨¢s grotescas. Partiendo de la observaci¨®n (acertada) de que Kant, como mente de su ¨¦poca, tambi¨¦n sucumbi¨® a determinados prejuicios racistas y se refiri¨® a ellos en sus conferencias antropol¨®gicas, toda su filosof¨ªa pr¨¢ctica y te¨®rica se presenta como la fatal ideolog¨ªa que dio origen al colonialismo, al racismo y a la esclavitud. De hecho, incluso los esfuerzos de Kant por elaborar una cr¨ªtica de la raz¨®n ¡°pura¡± son se?alados como algo m¨¢s que un mero precursor ling¨¹¨ªstico de los ¡°programas de limpieza¡± ¨¦tnica.
En nombre de la pol¨ªtica de identidad actual, donde antes hab¨ªa universalismo y liberalismo kantianos, en adelante deben reinar la relatividad de los valores y el colectivismo; donde el hombre, como ser autodeterminado, deb¨ªa buscar el camino hacia su propia voz y su felicidad, a partir de ahora la v¨ªctima marginada, en su condici¨®n de parte de un colectivo de v¨ªctimas con una sola voz, ser¨¢ la destinataria principal de la descripci¨®n de s¨ª misma y de la evoluci¨®n del grupo.
Esta ideolog¨ªa identitaria no solo caracteriza a amplios sectores del periodismo digital de agitaci¨®n, sino que tambi¨¦n marca la acci¨®n y la orientaci¨®n de las principales universidades de Estados Unidos y Europa. A esto hay que a?adir algo revelador: el ¨²nico -ismo occidental al que estos c¨ªrculos cada vez m¨¢s cerrados ideol¨®gicamente no est¨¢n siempre dispuestos a resistirse es el antisemitismo.
Sin embargo, la alianza solo en apariencia contradictoria entre los mencionados enemigos de la Ilustraci¨®n dif¨ªcilmente podr¨ªa haber cobrado tanta fuerza en la ¨²ltima d¨¦cada si el bando liberal no hubiera abandonado tambi¨¦n el universalismo radical de Kant (por utilizar un t¨¦rmino acu?ado por el fil¨®sofo Omri Boehm), y con ello el fundamento mismo de una actitud liberal coherente. A ra¨ªz de las consecuencias que el colapso de 1989 tuvo para el esp¨ªritu de la ¨¦poca, lleg¨® a creerse ¡ªen teor¨ªa y en la pr¨¢ctica¡ª tambi¨¦n en Occidente que era posible renunciar a cualquier forma de reflexi¨®n m¨¢s profunda sobre s¨ª. ?Acaso la llamada realidad no hablaba por s¨ª misma? ?No hab¨ªa demostrado el modelo occidental de democracias liberales su superioridad funcional, tanto en lo que al entorno vital como a la econom¨ªa, la cultura, y hasta la ecolog¨ªa se refer¨ªa?
En la filosof¨ªa, la pereza de pensar qued¨® patente en el auge del pragmatismo como aut¨¦ntica filosof¨ªa liberal rectora de la era posterior a 1989. El imperativo categ¨®rico de Kant se relativiz¨® como una regla m¨¢s; la diferencia, determinante desde el punto de vista filos¨®fico, entre persuadir y convencer se difumin¨® con la misma laxitud, y, en una nueva forma de pensamiento m¨¢gico, se esperaba que el comercio con activos de valor universal producir¨ªa por s¨ª mismo el cambio hacia juicios de valor igualmente universales. En esta l¨ªnea, ¡°la humanidad¡± lleg¨® a reducirse a una categor¨ªa puramente biol¨®gica, en vez de entenderla, como hiciera Kant, como un ideal de desarrollo cultural a¨²n por realizar. El pragmatismo sustituy¨® a la metaf¨ªsica, y el oportunismo de la resistencia m¨ªnima a la idea de una paz entre los pueblos y los continentes verdaderamente capaz de defenderse y, por lo tanto, duradera. Se acab¨®.
A m¨¢s tardar, el a?o 2014 y la anexi¨®n de Crimea deber¨ªan haber puesto de manifiesto las consecuencias de esta complacencia, tambi¨¦n para la propia Europa. ?Hay alguien que siga creyendo hoy que puede maniobrar entre los estrechos existenciales de las constelaciones actuales con la sola ayuda de un pragmatismo ben¨¦volo y, a ser posible, subvencionado, ya sea en el Donb¨¢s, en el mar de China, en las playas de Gaza o en el golfo de Ad¨¦n? Todas ellas son zonas de m¨¢ximo riesgo de violencia y revancha en las que solo el compromiso incondicional, es decir, kantiano, con el valor de cada vida humana y una defensa s¨®lida del derecho internacional humanitario pueden servir de br¨²jula liberal.
Kant tambi¨¦n nos ilustr¨® con insuperable lucidez sobre c¨®mo cada uno de nosotros puede descubrir y activar esta br¨²jula, especialmente en la m¨¢s profunda oscuridad. Y no es sino mediante el ejercicio de la calma en las horas de miedo al acecho y p¨¦rdida de s¨ª que sigue adornando la l¨¢pida del pensador en K?nigsberg: ¡°Dos cosas llenan el ¨¢nimo de admiraci¨®n y respeto crecientes a medida que pienso y profundizo en ellas: el cielo estrellado sobre m¨ª y la ley moral dentro de m¨ª¡±.
Les invito a que se atrevan a experimentar alguna vez esa visi¨®n filos¨®fica. A¨²n hoy sigue obrando verdaderas maravillas en todo ser racional libre.
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