¡°Faltan productores valientes que apuesten por el talento de las directoras de ?frica¡±
El ensayista Francisco Javier Rodr¨ªguez Barranco publica ¡®Personajes femeninos en el cine africano contempor¨¢neo¡¯: una compilaci¨®n de pel¨ªculas, desaf¨ªos y potencial del cine de autor del continente
Hay vida m¨¢s all¨¢ de Hollywood (y de la versi¨®n nigeriana Nollywood). As¨ª lo defiende el cr¨ªtico de cine y ensayista Francisco Javier Rodr¨ªguez Barranco, que acaba de publicar Personajes femeninos en el cine africano contempor¨¢neo (Ediciones Azimut), un libro que, adem¨¢s de lo que su t¨ªtulo propone explorar, es un recorrido al interior del buen cine social con personajes africanos, ya sea producido fuera o dentro del continente. El autor elabora una recopilaci¨®n de t¨ªtulos, en la que tambi¨¦n incluye grandes pel¨ªculas rodadas por autores prestigiosos europeos (Rainer W. Fassbinder, Raoul Peck, Bernardo Bertolucci, Fran?ois Dupeyron o Chus Guti¨¦rrez), para expresar su desacuerdo con que cualquier escritura fuera del territorio represente un estereotipo. Analiza tambi¨¦n el valor de los festivales como espacios privilegiados con gran potencial para las autoras africanas sin distribuci¨®n comercial y habla, en fin, del cine perif¨¦rico como reservorio de la producci¨®n independiente en el mundo.
¡°Me gustar¨ªa que mir¨¢ramos a ?frica sin olvidarnos de todas las lacras que supuran en este continente, pero tambi¨¦n con la esperanza de comprender el enorme potencial humano y creativo que atesora. La cultura nos hace mejores seres humanos y es indudable que el cine africano tiene mucho que decir en la consecuci¨®n de sociedades m¨¢s igualitarias¡±, responde el autor, en una conversaci¨®n con ?frica no es un pa¨ªs en la que expresa su deseo de que, al norte del Mar Mediterr¨¢neo, m¨¢s personas puedan reflexionar sobre las realidades del sur. Y que descubran un cine de nuestro continente vecino de ¡°grand¨ªsima calidad¡±, que no se ci?e a los n¨²meros grandilocuentes de la industria comercial nigeriana.
Pregunta: Muchos conocemos la Am¨¦rica profunda o Nueva York, gracias al cine, ?Hay algo de esta intenci¨®n en el retrato de las mujeres que pinta el cine africano?
Respuesta: Sin ning¨²n g¨¦nero de dudas. El cine africano tiene un alt¨ªsimo componente documental. Digamos que se mueve en esa zona h¨ªbrida conocida como ficci¨®n documental. En el Magreb s¨ª que se observan importantes esfuerzos por un cine m¨¢s experimental. Tambi¨¦n en el caso del camerun¨¦s Bekolo o el lesotense Mosese. Pero, en t¨¦rminos generales, bebe directamente de la realidad de cada d¨ªa. En mi caso, por ejemplo, que primero fui espectador y luego me document¨¦ con ensayos sociol¨®gicos o datos de Naciones Unidas, pude comprobar que lo que hab¨ªa visto en las salas era fiel reflejo de la vida cotidiana.
P: En cuanto a las mujeres directoras, resulta que ellas ruedan mucho m¨¢s cine documental, ya que la ficci¨®n resulta demasiado cara. ?C¨®mo compensar este desequilibrio que proviene de la enorme competitividad ¡®masculinizada¡¯ que hay que afrontar en la industria de la ficci¨®n?
R: Es que hay mucha creatividad en ?frica y, lamentablemente, muy poco mercado para ella. Lo tradicional, lo convencional, es que los directores sean hombres. De hecho, el palmar¨¦s del Festival de cine Panafricano FESPACO est¨¢ abrumadoramente dominado por realizadores masculinos. Pero yo creo que ahora mismo hay una importante eclosi¨®n de directoras femeninas. Pel¨ªculas aclamadas internacionalmente como Papicha, de Mounia Meddour, o I¡¯m Not a Witch, de Rungano Nyoni, han colocado en lo m¨¢s alto de la apreciaci¨®n est¨¦tica a sus realizadoras y estoy convencido de que tendr¨¢n m¨¢s oportunidades. Tan solo hacen falta productores valientes que apuesten por el talento innegable de muchas mujeres directoras en ?frica.
P: ?Se estilizan los caracteres femeninos para gustar al p¨²blico occidental? ?Hay concesiones en el dibujo de los personajes?
El 80% de las pel¨ªculas que contiene este libro no llegar¨¢n a las pantallas del mundo desarrollado; la cruda realidad es que solamente ser¨¢n exhibidas en festivales y muestras
R: No, qu¨¦ va. Si habl¨¢ramos de Nollywood, sin duda que se estilizan los caracteres femeninos para ampliar mercados, pero el toque de irrealidad de esta poderosa industria nigeriana me resulta insoportable. Se explota lo ex¨®tico sensorial, de la misma manera que en Espa?a se ha explotado el flamenqueo hasta l¨ªmites inaceptables. El verdadero problema es que algo as¨ª como el 80% de las pel¨ªculas que contiene este libro no han llegado ni llegar¨¢n a las pantallas del mundo desarrollado. El cine africano se enfrenta a la cruda realidad de que solamente ser¨¢ exhibido en festivales y muestras, lo que, seg¨²n se?ala Beatriz Leal Riesco, est¨¢ propiciando un cine que sea del gusto de los cr¨ªticos. Pero yo no observo manique¨ªsmo en el cine africano de calidad: el entramado social y psicol¨®gico que ofrece suele ser bastante complejo, como podemos encontrar, por ejemplo, en Felicit¨¦, de Alain Gomis: es un cine sin buenos y malos, porque, sencillamente, sus circunstancias no se lo permiten.
P: ?Qu¨¦ hay del tratamiento de sus espiritualidades o la superstici¨®n que muchas veces se desdibuja o se silencia para acceder a mercados occidentales que se suponen tendentes a la ¡°raz¨®n pura¡±?
R: Ya he comentado que en Nollywood todo se dulcifica bastante precisamente para que sea m¨¢s digerible por el p¨²blico de las sociedades desarrolladas, pero dedico en este libro un cap¨ªtulo entero al an¨¢lisis de dos pel¨ªculas que inciden sin concesiones en el problema de la brujer¨ªa, como son Delwende, de Yameogo, y la ya mencionada I¡¯m Not a Witch. En los primeros a?os del siglo actual, Semb¨¨ne dirigi¨® Moolaad¨¦, que trata sin pa?os calientes una realidad tan cruel como es la ablaci¨®n y esta pel¨ªcula fue incluida por la BBC, en 2016, dentro de la lista de las 100 mejores pel¨ªculas del siglo XXI. Creo que existe una n¨®mina importante de directores y directoras comprometidas en mostrar la realidad del continente vecino tal cual es. Lo que no siempre es triste, pues hay pel¨ªculas como Zin¡¯naariya, de Rahmatou Ke?ta, que, sin renunciar a su componente social, se despliega con todo el esplendor que permiten unos vestidos muy coloristas y una banda sonora exquisita.
P: ?C¨®mo son los personajes escritos desde la di¨¢spora con respecto a los que nacen de gente que sigue viviendo en ?frica?
R: Es muy dif¨ªcil deslindar una cosa de la otra porque todos o casi todos los directores africanos han pasado por un periodo de formaci¨®n en Europa o Estados Unidos. Podemos, en todo caso, diferenciar entre los que se han instalado en pa¨ªses del as¨ª llamado Primer Mundo y los que han decidido hacer su carrera en ?frica. Por decirlo de una manera muy breve, y con todos los riesgos que implica una generalizaci¨®n, creo que el cine de los directores que se han quedado en ?frica, aunque se hayan formado en Europa, como fue el caso del reci¨¦n aludido Semb¨¨ne, muestra una textura como de contadores de cuentos, los famosos griots de los poblados africanos. Quiz¨¢ haya algo m¨ªtico o legendario en los personajes trazados de esta manera.
P: ?Hay un cuerpo africano en el espacio p¨²blico que vaya cambiando seg¨²n pasan las ¨¦pocas?
R: Quiero pensar que s¨ª. El Festival de Cine Africano de Tarifa-T¨¢nger es un verdadero pulm¨®n difusor del cine hecho en nuestro continente del sur y goza de una gran cobertura medi¨¢tica, adem¨¢s de otros eventos similares en Espa?a. En mi experiencia personal, pas¨¦ de la ignorancia del cine africano a la curiosidad y de la curiosidad a la ¡°adicci¨®n¡± y no tengo por qu¨¦ ser el ¨²nico al que le ha sucedido esto. Las pel¨ªculas del Magreb, muy poquito a poco van abri¨¦ndose camino en las pantallas de los cines independientes de Europa y quiero pecar de inmodestia y pensar tambi¨¦n que este libro, al combinar datos sociol¨®gicos y an¨¢lisis f¨ªlmicos con profundidad, pero en un tono ameno y divulgativo, puede ayudar a un acercamiento m¨¢s sistem¨¢tico de los lectores a ese cine hecho geogr¨¢ficamente tan cerca de Europa.
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