El Sahel: m¨¢s all¨¢ de los conflictos clim¨¢ticos
Es imprescindible que los l¨ªderes africanos y mundiales no usen el cambio clim¨¢tico y la meteorolog¨ªa para eximir sus responsabilidades y asuman que el hambre y los conflictos son esencialmente pol¨ªticos
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El desierto del S¨¢hara se expande inexorablemente por el embate del cambio clim¨¢tico, provocando hambrunas, conflictos y migraciones en pa¨ªses como N¨ªger, Mali y Burkina Faso. Este discurso frecuente sobre la regi¨®n del Sahel central es efectivo, pero matizable. La creciente desertificaci¨®n no est¨¢ contrastada de forma gen¨¦rica, solo en zonas concretas como consecuencia de factores humanos no tanto clim¨¢ticos, relacionados con el uso y conservaci¨®n de las tierras o el crecimiento poblacional y urbano. De hecho, en las ¨²ltimas d¨¦cadas, se ha registrado un reverdecimiento importante, que podr¨ªa incrementarse fruto del retorno de las precipitaciones y las actividades de recuperaci¨®n de vegetaci¨®n.
Las proyecciones clim¨¢ticas difieren sobre lo que suceder¨¢ y el ¨²nico consenso reside en que esta zona a caballo del desierto del S¨¢hara y la sabana africana sufrir¨¢ un aumento de las temperaturas 1,5 veces m¨¢s r¨¢pido que la media global, una mayor variabilidad de las lluvias en tiempo y espacio y m¨¢s fen¨®menos meteorol¨®gicos extremos como sequ¨ªas y lluvias torrenciales. Esto podr¨ªa repercutir negativamente en poblaciones b¨¢sicamente dedicadas a la agricultura y el pastoreo, perturbando la producci¨®n agr¨ªcola y perjudicando a las comunidades m¨¢s vulnerables, especialmente mujeres y grupos hist¨®ricamente excluidos como los pastores, seg¨²n concluye nuestro proyecto CASCADES.
El desplazamiento de las poblaciones trashumantes podr¨ªa verse afectado, incrementando el riesgo de tensi¨®n inter e intracomunitaria por el acceso a los recursos naturales. Las p¨¦rdidas econ¨®micas inducidas por el clima y un posible incremento de la inseguridad alimentaria podr¨ªa facilitar el reclutamiento de los grupos armados, aunque no se establece una causalidad directa entre cambio clim¨¢tico y proliferaci¨®n de la violencia. Nuestra investigaci¨®n entre m¨¢s de 200 expertos de la regi¨®n sugiere en realidad que las intervenciones militares extranjeras, las reivindicaciones religiosas o la marginaci¨®n de comunidades pastoriles ser¨ªan elementos determinantes en el incremento de la inseguridad, por delante de los factores clim¨¢ticos.
El calentamiento global podr¨ªa provocar m¨¢s desplazamientos forzados, incrementar la migraci¨®n del campo a la ciudad e incluso intensificar la migraci¨®n regional. Sin embargo, la migraci¨®n hacia otros pa¨ªses africanos superar¨ªa con creces la dirigida hacia Europa, rebatiendo as¨ª narrativas hegem¨®nicas sobre supuestas invasiones africanas hacia la Uni¨®n Europea. Algunas poblaciones quedar¨ªan atrapadas por falta de medios para desplazarse como demuestran algunas comunidades de pastores que reducen sus desplazamientos durante periodos de sequ¨ªa extrema.
La probabilidad y gravedad de estos impactos depender¨¢ en todo momento de la evoluci¨®n de las condiciones socioecon¨®micas y pol¨ªticas que determinan la vulnerabilidad y resiliencia. As¨ª, la productividad agr¨ªcola, la existencia de instituciones eficaces e inclusivas, la mejora de infraestructuras o la promoci¨®n de sistemas de gesti¨®n de recursos y conflictos eficientes ser¨¢n claves para decantar la balanza. Nada est¨¢ decidido y todo obedecer¨¢ a lo que se haga en cuanto a mitigaci¨®n de un sistema socioecon¨®mico que vive por encima de sus posibilidades y en cuanto a la mejora de debilidades existentes locales que han derivado en inseguridad alimentaria, inestabilidad y violencia.
Si la UE quiere ser cre¨ªble en su voluntad manifiesta de fomentar la adaptaci¨®n y resiliencia en el Sahel debe levantar de forma urgente la aplicaci¨®n de las pol¨ªticas de contenci¨®n migratoria que obstaculizan la movilidad
Lo prioritario en cuanto a adaptaci¨®n en la zona es mejorar la complementariedad entre agricultura y pastoreo. Es imprescindible aumentar la productividad del suelo agr¨ªcola para evitar la expansi¨®n de cosechas en los pastizales, lo que conlleva m¨¢s tensiones entre comunidades. Asimismo, deben prevalecer iniciativas de riego a peque?a escala, m¨¢s eficaces y sostenibles, y fomentar el conocimiento local sobre mantenimiento y rotaci¨®n de tierras combin¨¢ndolo con la difusi¨®n de semillas adaptadas al clima. En relaci¨®n con el pastoreo, deben aplicarse los tratados que ya reconocen esta actividad como modo de vida esencial y actividad econ¨®mica productiva y sostenible. Tambi¨¦n deben definirse mejor los corredores de trashumancia y abordar la exclusi¨®n hist¨®rica de las poblaciones m¨®viles.
Para todo esto, deben mejorarse iniciativas ya existentes como la Gran Muralla Verde, liderada por la Uni¨®n Africana, aunque imaginada por un explorador europeo, que podr¨ªa matizar sus discursos sobre desertificaci¨®n y abrirse a la posibilidad de un resurgimiento del verde. Este macroproyecto debe esforzarse en incorporar de forma prioritaria al pastoreo y repensar el papel de los agentes forestales, encargados de la conservaci¨®n medioambiental pero mal percibidos por la poblaci¨®n al ser acusados de extorsiones y abusos repetidos. En relaci¨®n con la Agricultura Clim¨¢ticamente Inteligente, supone un enfoque interesante para el desarrollo sostenible y la integraci¨®n de t¨¦cnicas agr¨ªcolas modernas y tradicionales, pero deber¨ªa tambi¨¦n evitar relegar la ganader¨ªa extensiva y optimizar la apropiaci¨®n local de la perspectiva.
Por ¨²ltimo, si la UE quiere ser cre¨ªble en su voluntad manifiesta de fomentar la adaptaci¨®n y resiliencia en el Sahel debe levantar de forma urgente la aplicaci¨®n de las pol¨ªticas de contenci¨®n migratoria que obstaculizan la movilidad como forma de diversificaci¨®n econ¨®mica y estrategia primordial para hacer frente al cambio clim¨¢tico. Eso significa respetar los protocolos existentes de libre circulaci¨®n de la zona CEDEAO, una especie de espacio Schengen en ?frica Occidental, debilitados por acuerdos bilaterales con pa¨ªses como N¨ªger para que ejerzan de gendarmes de la migraci¨®n.
De la misma manera, las instituciones comunitarias tienen que redefinir su estrategia securitaria y dejar de priorizar ¨²nicamente el aspecto militar para frenar el terrorismo. Nuestro estudio evidencia un cansancio de las poblaciones sahelianas respecto a estas intervenciones por sus efectos contraproducentes y las vulneraciones repetidas de derechos humanos. En 2020, las fuerzas y cuerpos de seguridad mataron a m¨¢s civiles que los propios grupos yihadistas, seg¨²n ACLED, el Proyecto de Datos sobre Localizaci¨®n de Conflictos Armados; una circunstancia que implora la necesidad de redimensionar estos enfoques y priorizar formas de desarrollo no condicionadas a la restricci¨®n migratoria que pongan los derechos y necesidades de las poblaciones sahelianas en el centro.
En definitiva, es imprescindible que los l¨ªderes africanos y mundiales no usen el cambio clim¨¢tico y la meteorolog¨ªa para eximir sus responsabilidades y asuman que el hambre y los conflictos, tambi¨¦n la emergencia clim¨¢tica, son esencialmente pol¨ªticos y desde esta perspectiva deben abordarlos.
Oriol Puig es investigador del CIDOB. El proyecto Cascades est¨¢ financiado por el programa Horizonte 2020 de la UE. Este art¨ªculo refleja la opini¨®n del autor.
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