¡°Occidente olvida que fueron los rusos quienes estuvieron en nuestras luchas de liberaci¨®n¡±
El escritor senegal¨¦s Boubacar Boris Diop reflexiona sobre las protestas que sacuden estos d¨ªas su pa¨ªs, que cree que se dirige hacia un ¡°salafismo moderado¡±
Boubacar Boris Diop (Dakar, 1946) es uno de los escritores senegaleses de referencia. Periodista, editor y ensayista, nunca se esconde. Desde la azotea de su casa en Dakar, rodeado de libros y bajo un enorme retrato del autor senegal¨¦s Cheikh Anta Diop, la entrevista navega por las agitadas aguas de una ?frica convulsa donde el yihadismo, los reg¨ªmenes militares de nuevo cu?o, el avance de Rusia, la presencia francesa o la islamizaci¨®n pol¨ªtica est¨¢n en el centro de los debates. Pero es inevitable que la conversaci¨®n acabe llegando al puerto de la crisis en Senegal, con protestas que han provocado 16 muertos, 357 heridos y 500 detenidos. Son, seg¨²n Diop, la consecuencia de las derivas autoritarias de un Gobierno ¡°presa del p¨¢nico¡±.
Pregunta. En su libro La gloria de los impostores (traducido al espa?ol por Catarata y Casa ?frica), se recoge un intercambio de cartas entre usted y [la pol¨ªtica y escritora maliense] Aminata Traor¨¦ en 2013 en el que se muestran muy cr¨ªticos con la intervenci¨®n militar francesa en Mal¨ª. Fueron estigmatizados por ello, pero hoy el sentimiento antifranc¨¦s est¨¢ m¨¢s extendido que nunca por ?frica occidental. ?Sienten que el tiempo les ha dado la raz¨®n?
Respuesta. Era el momento de las primaveras ¨¢rabes, los pueblos se hab¨ªan alzado. Era todo tan bonito... El dictador Gadafi, ese monstruo, iba a caer, Zine el Abidine Ben Al¨ª hab¨ªa ca¨ªdo [en T¨²nez], y en Mal¨ª falt¨® muy poco para que los yihadistas llegaran a Bamako, tomaran la ciudad y se hicieran con todo el pa¨ªs. Pero nosotros dijimos: c¨¢lmense, las cosas no son tan sencillas. De entrada, la historia de los yihadistas avanzando sobre Bamako era falsa y ese fue el argumento principal que hizo que los j¨®venes malienses ondearan banderas francesas. Tambi¨¦n dijeron que Gadafi estaba bombardeando a su pueblo, y fueron todo mentiras.
La pol¨ªtica francesa en ?frica es arcaica. Francia nunca quiso descolonizar y ahora est¨¢ recibiendo pedradas por la espalda para que se vaya
P. Si no fue para frenar el avance yihadista, ?por qu¨¦ entonces se produce la intervenci¨®n francesa en Mal¨ª?
R. Francia interviene en el marco de una estrategia global, porque Mal¨ª forma parte de su zona de influencia. Cuando se inicia la operaci¨®n Serval [de Francia, en 2013], muchos se enfadaron con quienes nos atrevimos a decir que no era tan sencillo. La iron¨ªa es que hoy esos mismos van a decirle a Aminata Traor¨¦: ¡°Perd¨®n, ten¨ªas raz¨®n, has visto m¨¢s all¨¢ que nosotros¡±. La pol¨ªtica francesa en ?frica es tan arcaica que est¨¢ condenada. Francia nunca quiso descolonizar y ahora est¨¢ recibiendo pedradas por la espalda para que se vaya.
P. ?De d¨®nde viene ese sentimiento antifranc¨¦s generalizado? ?Estamos ante una generaci¨®n que se atreve a revisar su manera de relacionarse con el mundo?
R. Es lo que yo llamo ¡°el pueblo salvaje de las redes sociales¡±, j¨®venes que no leen los peri¨®dicos, no conocen The New York Times o Le Monde, y se relacionan solo entre ellos. Son cientos de miles, es un efecto masivo. Ya en 1956 [el pensador] Aim¨¦ Cesaire dijo que Occidente estaba condenado porque miente y los pueblos que ha sometido lo saben. Libia, la guerra de Irak, el caos en Siria... todo eso ha fragilizado a Occidente, lo ha debilitado. Ya ha perdido Asia y Am¨¦rica Latina y ahora est¨¢ perdiendo ?frica. No se si ser¨¢ en cinco o en 10 a?os, pero el proceso ha comenzado y es irreversible.
P. ?Es una toma de conciencia, una descolonizaci¨®n efectiva? ?C¨®mo lo definir¨ªa?
R. Es una toma de conciencia bastante difusa con bastiones que resisten al cambio, como Senegal, Costa de Marfil o Chad. Francia sabe que si pierde esos tres pa¨ªses ¡ªChad por razones militares, Senegal por su simbolismo intelectual, y Costa de Marfil por razones econ¨®micas¡ª se acab¨® para ellos. Ya han perdido Mal¨ª, Burkina Faso o Rep¨²blica Centroafricana, pero piensan que a eso pueden sobrevivir. Pero insisto, es una toma de conciencia difusa.
Libia, la guerra de Irak, el caos en Siria, todo eso ha fragilizado a Occidente, lo ha debilitado. Ya ha perdido Asia y Am¨¦rica Latina y ahora est¨¢ perdiendo ?frica
P. Los golpes de Estado que han sacudido al Sahel en los ¨²ltimos tres a?os tienen un fuerte componente antioccidental, ?qu¨¦ opina de la llegada de los militares al poder?
R. Soy un profundo admirador de Assimi Goita y la junta militar en Mal¨ª, as¨ª como del joven [militar, presidente interino] Ibrahim Traor¨¦ en Burkina Faso. Pero evitemos las simplificaciones. Si tienes una clase pol¨ªtica, civil, totalmente corrupta y, frente a ellos, personas virtuosas (ya sean empresarios, militares o gendarmes) que aman su pa¨ªs y est¨¢n comprometidas con su independencia, hay que apoyarlas. El uniforme no es una maldici¨®n ni una bendici¨®n. Ghana era un horror antes de Jerry Rawlings [militar que se hizo con el poder con dos golpes antes de resultar elegido jefe de Estado en 1992]: lleg¨®, cogi¨® el poder, normaliz¨® Ghana y se fue. Hay una manera de pensar ¡ªtan profundamente idiota que no merece la pena siquiera contradecir¡ª que asegura que Thomas Sankara [en Burkina Faso] y Jean-Bedel Bokassa [en Rep¨²blica Centroafricana] eran lo mismo porque ambos fueron militares que tomaron el poder. Esa gente no ha comprendido nada de la historia.
P. Pero hay un retroceso de las libertades, como la de prensa, e informes que hablan de masacre de civiles, como en la localidad maliense de Moura.
R. El informe de Naciones Unidas sobre Moura es una aut¨¦ntica infamia, una maquinaci¨®n. Que tenga el sello de la ONU no quiere decir que sea respetable. Hace mucho tiempo que la ONU ha perdido su respetabilidad en ?frica. Pero d¨¦jame que diga algo sobre la libertad de prensa. La radio de Mil Colinas, [que incit¨® al genocidio en 1994] en Ruanda, surgi¨® en un contexto de democratizaci¨®n y apertura democr¨¢tica, igual que Kangura, un peri¨®dico totalmente racista desde el que se instaba a matar seres humanos. No puedo hablar por todos los africanos, pero, personalmente, toda esa historia de la libertad de expresi¨®n no me impresiona en absoluto. Vivo en Senegal y estoy muy contento de poder criticar al presidente, pero al mismo tiempo me mantengo l¨²cido. Yo, escritor, puedo expresarme; alguien de la sociedad civil o un abogado puede; la gente conocida, los grandes deportistas... las ¨¦lites, en fin. Somos 17 millones, pero los que se expresan no son m¨¢s de 3.000 o 4.000. Esa es la libertad de prensa. Hay much¨ªsima gente que de verdad tiene que sobrevivir, que no pueden curarse cuando est¨¢n enfermos o escolarizar a sus hijos. No hablo ya de prosperidad, sino de dignidad. Si para satisfacer la fantas¨ªa de la libertad de una parte insuficiente y minoritaria de la poblaci¨®n dejamos que la gente viva como bestias salvajes, eso no me impresiona. ?Cu¨¢l es el pa¨ªs que mejor funciona ahora mismo en ?frica? Ruanda, no hay ninguna duda.
Hace mucho tiempo que la ONU ha perdido su respetabilidad en ?frica
P. Y no es precisamente una democracia.
R. Yo no dir¨ªa que es una democracia. Si fuera un ciudadano ruand¨¦s que vive en Ruanda no podr¨ªa decir las cosas que digo en Senegal. Al mismo tiempo, ?para qu¨¦ tendr¨ªa que decirlas si tengo un jefe de Estado que respeto porque no es etnicista, no es corrupto y es consciente del peso de la historia sobre sus espaldas? Ese es Paul Kagame. Gracias a ¨¦l, ese pa¨ªs funciona.
P. Occidente reprocha a los pa¨ªses africanos que se mantengan neutrales respecto al conflicto en Ucrania, que no condenen a Rusia. Al mismo tiempo, hay una creciente presencia de los mercenarios del grupo Wagner en el continente. ?Rusia gana peso en ?frica?
R. Una vez Nelson Mandela dijo a un periodista occidental: ¡°El problema con ustedes es que quieren que sus enemigos sean necesariamente los nuestros¡±. Cuando los occidentales intentan demonizar a Rusia en ?frica olvidan que en nuestra memoria colectiva de luchas de liberaci¨®n fueron los rusos quienes estuvieron ah¨ª. Respecto a Wagner, consideremos los hechos. ?Qui¨¦n habla de [la empresa militar privada] Blackwater en Irak? ?O de la Legi¨®n Extranjera del Ej¨¦rcito franc¨¦s? Nos hacen creer que es la primera vez en la historia que se utilizan mercenarios. Todo el mundo lo ha hecho desde siempre. Los pa¨ªses que trabajan con Wagner no tienen otra opci¨®n: entre Macron y Wagner, los malienses eligen Wagner y lo entiendo. Y por ¨²ltimo, cuando esta guerra estall¨®, Ucrania no permiti¨® a los africanos salir del pa¨ªs [los Estados vecinos les negaban la entrada]. Y luego quieren que tengamos simpat¨ªas por [el presidente ucranio, Vlad¨ªmir] Zelenski. No entiendo muy bien esa incapacidad de ponerse en el lugar del otro que tiene el occidental, esa extraordinaria falta de empat¨ªa.
P. ?Qu¨¦ futuro vaticina para esta ?frica dentro de 20 o 30 a?os?
R. Soy m¨¢s pesimista que optimista. Hay un proverbio w¨®lof que dice que el viento que hace entrar una hoja de ¨¢rbol en un agujero no ser¨¢ el mismo que la har¨¢ salir. Leo el mundo a partir de la sociedad senegalesa y veo que las fuerzas de cambio m¨¢s poderosas, m¨¢s fuertes y determinadas, tanto en Senegal como en el Sahel, militan por una arabizaci¨®n de nuestra sociedad en el nombre de la religi¨®n musulmana. Nos dirigimos hacia una sociedad senegalesa de un salafismo [rama ultraconservadora del islam] moderado. La opini¨®n p¨²blica ha sido poderosamente trabajada. Si hoy organizamos un refer¨¦ndum normal, transparente y sin fraude, sobre la aplicaci¨®n de la shar¨ªa, los senegaleses votar¨ªan que s¨ª al 90 o al 95%.
P. ?De verdad lo cree?
R. Lo tengo muy claro. Eso s¨ª, los senegaleses no est¨¢n a favor de que cada viernes se corten manos o cabezas, apostar¨ªan por una shar¨ªa renovada. Por el momento, el contrapeso son las hermandades [organizaciones religiosas que defienden un islam moderado]. Pero me pregunto cu¨¢l es la vida que les queda.
P. El activista nigerino Moussa Tchangari aseguraba con cierta amargura que la ¨²nica alternativa de cambio que crece en el Sahel es el yihadismo. En sus palabras hab¨ªa una referencia impl¨ªcita al fracaso de las opciones de izquierda.
R. Estoy de acuerdo, la laicidad est¨¢ desapareciendo. Estamos en un momento de regresi¨®n que va a complicar mucho el progreso. Si defiendes la laicidad, te acusar¨¢n de ateo, de mas¨®n, de pr¨®ximo a los blancos. Por eso a la gente hist¨®rica de izquierdas no le gusta Ousmane Sonko [l¨ªder opositor senegal¨¦s, condenado a dos a?os de c¨¢rcel la semana pasada], porque es el s¨ªmbolo de esa juventud que no pudimos conquistar. Sonko tiene un discurso religioso, no debemos olvidarnos.
P. Tras la condena a Sonko, Senegal atraviesa uno de los momentos m¨¢s delicados de su historia reciente. ?C¨®mo analiza lo que ha pasado en las calles, toda esa violencia?
Hay [en Senegal] im¨¢genes de la polic¨ªa usando a ni?os como escudos humanos, es una aut¨¦ntica verg¨¹enza
R. Es algo nunca visto. Primero por su violencia. En segundo lugar por su intensidad, tiene pinta de que va a durar. Y finalmente por su impacto, hasta los futbolistas de la selecci¨®n nacional y los luchadores han salido a denunciar lo que ocurre.
P. El Gobierno dice que los civiles armados que se ven en las protestas pertenecen a ¡°fuerzas ocultas bajo influencia extranjera que quieren desestabilizar el pa¨ªs¡±. ?Qu¨¦ opina?
R. Es mucho m¨¢s serio que eso. Temo que declaren el estado de emergencia para retrasar las elecciones [previstas para febrero de 2024]. El r¨¦gimen se ha dado cuenta de que ha perdido, que se ha quebrado moralmente, y est¨¢ presa del p¨¢nico. No digo que sea una dictadura sanguinaria, pero las derivas autoritarias son evidentes. El presidente Macky Sall debe aclararsi se presenta o no a las elecciones. Personalmente creo que no lo har¨¢, no puede, pero tiene miedo de decirlo por lo que pueda suceder en su propio bando.
P. ?C¨®mo se ha llegado a una situaci¨®n as¨ª en un pa¨ªs conocido por su estabilidad?
R. Siempre se habla de la democracia senegalesa, pero creo que nunca fue real. Ahora el r¨¦gimen ha ido muy lejos en la manipulaci¨®n, la mistificaci¨®n y el odio. Un cambio entra?ar¨¢ ajustes de cuentas. Y esa es la raz¨®n por la que quienes est¨¢n en el poder no van a ceder. En el fondo, no descarto que estas elecciones no se celebren. La popularidad de Sonko es tal que el r¨¦gimen puede considerar que es suicida organizar unas elecciones, con o sin Macky Sall.
P. ?Qu¨¦ opina de Sonko y de su enorme tir¨®n entre los j¨®venes?
R. El riesgo para ¨¦l es pensar que es popular y que con eso basta. Pese a todas sus virtudes, creo que no est¨¢ preparado para dirigir un pa¨ªs. La acusaci¨®n de violaci¨®n [de la que fue absuelto] fue una infamia. Todas las maniobras para impedirle que se presente a las elecciones han sido odiosas. El problema es que Macky Sall y su entorno son tan aficionados que le han convertido en una v¨ªctima, en un m¨¢rtir, y nadie le ha podido interpelar seriamente sobre su programa de gobierno. Esa historia de la violaci¨®n ha hecho que el debate pol¨ªtico sea imposible y ha convertido a Sonko en el pol¨ªtico m¨¢s popular de la historia de Senegal, lo que no quiere decir el m¨¢s capaz. Es inocente, deber¨ªa poder presentarse, creo en su integridad personal, pero no tiene todav¨ªa las hechuras para dirigir este pa¨ªs.
P. Usted lleva tiempo denunciando esa deriva autoritaria en Senegal.
R. En Senegal hay que dejar de elegir monarcas, hay una enorme concentraci¨®n de poderes entre las manos de un solo hombre. Eso es una f¨¢brica de dictadores. Me inquieta, por ejemplo, que Sonko no hable de esto. No creo que haya dictadura en Senegal, eso es exagerado, pero hay un poder autocr¨¢tico, personalista.
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