Las hero¨ªnas olvidadas de la epidemia de sarampi¨®n de Etiop¨ªa
El pa¨ªs africano registr¨® m¨¢s de 30.000 casos de esta enfermedad el a?o pasado, la mitad en menores de cinco a?os. Las trabajadoras del hospital de Meki-Dugda trabajan contrarreloj para salvarlos
¡°?Cu¨¢ntas camas tenemos hoy?¡±, pregunta Feven, la doctora de guardia. ¡°Desconocemos el n¨²mero exacto de camas¡±, le respondo con orgullo. ¡°Ayer 45, hoy 57. Tenemos tantas camas como sea necesario. Podemos pensar que siempre est¨¢ lleno, pero, en realidad, nunca lo est¨¢: aunque las camas est¨¦n ocupadas, siempre hay espacio para un ni?o que lo necesite¡±.
¡°?Quedan cilindros de ox¨ªgeno?¡±, reclama Aberash, la enfermera a cargo del departamento de urgencias. ¡°No, est¨¢n todos ocupados. Alima es el decimosexto ingreso por sarampi¨®n complicado en lo que va de ma?ana. Ya hemos superado los 300 casos en apenas un mes¡±, contesta la doctora Feven mientras toma su fonendoscopio para auscultar a Alima, una ni?a de cuatro a?os que lucha por cada respiraci¨®n. Sus bronquios obstruidos requieren un esfuerzo muscular constante para permitir que el aire alcance los pulmones y oxigene los tejidos. Cada inhalaci¨®n parece una batalla ganada, pero la guerra persiste, con la amenaza constante de la muerte cerrando las v¨ªas respiratorias.
¡°Feven, un hospital no se construye con paredes, sino con personas comprometidas como vosotras¡±, le contesto.
Etiop¨ªa, con m¨¢s de 106 millones de habitantes, es uno de los pa¨ªses m¨¢s pobres del mundo, azotado por los embates del cambio clim¨¢tico, adem¨¢s de un violento conflicto en la regi¨®n norte?a de Tigray desde 2020. A esta situaci¨®n se suman brotes de c¨®lera, sarampi¨®n, dengue y malaria. Entre enero y diciembre del a?o pasado, se detectaron m¨¢s de 30.000 casos de sarampi¨®n en el pa¨ªs y 233 muertes, seg¨²n datos de la Oficina de Coordinaci¨®n de Asuntos Humanitarios (OCHA, por sus siglas en ingl¨¦s). M¨¢s de la mitad de estos casos eran ni?os menores de cinco a?os, y el 42% de ellos no hab¨ªan recibido vacunas de sarampi¨®n.
Ante una emergencia como esta, la respuesta sanitaria es una orquesta en la que cada instrumento es tocado en el momento adecuado por un profesional que sabe bien lo que hace. Multiplicando camas, horas y esfuerzos.
En el Hospital de Meki-Dugda (Orom¨ªa, centro del pa¨ªs, que concentra el 23% de los casos de sarampi¨®n), Feven, Aberash y el resto de profesionales et¨ªopes de la salud est¨¢n demostrando un nivel excepcional de dedicaci¨®n y resistencia. Muchas de ellas han optado por turnos extraordinariamente largos, de 12 horas, extendiendo sus horas de trabajo mucho m¨¢s all¨¢ de lo que ser¨ªa razonable en condiciones normales. Esta decisi¨®n no solo refleja su compromiso con la salud p¨²blica, sino tambi¨¦n su compasi¨®n y empat¨ªa hacia aquellos que sufren las consecuencias de la enfermedad.
Uno de los mayores desaf¨ªos que enfrentan es la falta de recursos y el abrumador n¨²mero de pacientes. Las salas de emergencia est¨¢n llenas, los suministros m¨¦dicos est¨¢n bajo presi¨®n y la carga de trabajo es demoledora. A pesar de estas dificultades, contin¨²an brindando atenci¨®n m¨¦dica de alta calidad, demostrando una resistencia y habilidad impresionantes.
Es imperativo que la sociedad y la comunidad internacional reconozcan y aprecien el esfuerzo de estos profesionales. Adem¨¢s de expresar gratitud, es fundamental que se brinde el apoyo necesario en t¨¦rminos de recursos m¨¦dicos, personal adicional y programas de bienestar para garantizar que puedan continuar su labor de manera sostenible.
A menudo, su labor es pasada por alto e incluso eclipsada por los cooperantes internacionales, y es esencial cambiar esa narrativa. La apreciaci¨®n y el respaldo a doctoras y profesionales et¨ªopes son vitales para garantizar que puedan continuar desempe?ando su papel vital en la lucha contra el sarampi¨®n y otras enfermedades.
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