Hagamos de la protecci¨®n a los ni?os frente a la violencia una prioridad
Las agresiones contra la infancia se manifiestan de muchas formas, desde una bofetada en la cara en casa o en la escuela a los horrores de la guerra o la agresi¨®n sexual de un entrenador
Cada d¨ªa, millones de ni?os y ni?as de todo el mundo sufren violencia en su hogar y su entorno, en escuelas y en zonas afectadas por conflictos. Esta realidad es inaceptable. Todos los ni?os y ni?as tienen derecho a vivir en un mundo en el que se sientan respetados y est¨¦n protegidos y seguros, y es responsabilidad nuestra que este derecho sea una realidad.
Como coanfitriones de la primera Conferencia Ministerial Mundial para Poner Fin a la Violencia contra la Ni?ez, instamos a los mandatarios a visualizar ese mundo y actuar con el convencimiento de que alcanzar este Objetivo de Desarrollo Sostenible no es una mera aspiraci¨®n, sino una realidad factible.
A trav¨¦s de la Agenda 2030, los mandatarios se comprometieron a crear un mundo donde los ni?os y las ni?as crezcan libres de violencia. En consonancia con la Convenci¨®n de las Naciones Unidas sobre los Derechos del Ni?o, los gobiernos establecieron las primeras metas mundiales para poner fin a todas las formas de violencia contra la ni?ez. Con todo, a menos que aceleremos nuestros esfuerzos, nos arriesgamos a no cumplir estas metas y, lo que es m¨¢s importante, a defraudar a los ni?os y las ni?as del mundo.
Cada a?o, m¨¢s de la mitad de los ni?os del mundo son v¨ªctimas de violencia ¡ªm¨¢s de mil millones de ni?os y ni?as¡ª una estad¨ªstica que expone nuestro fracaso colectivo en la protecci¨®n de nuestros ciudadanos m¨¢s vulnerables. Esta violencia se manifiesta de muchas formas: una bofetada en la cara en casa o en la escuela, amenazas mort¨ªferas en las calles, abusos de familiares del c¨ªrculo de confianza, los horrores de la guerra, la agresi¨®n sexual de un entrenador, un ciclo de abandono y una avalancha de abusos online. Estos ni?os y ni?as viven con miedo constante y la esperanza de un ma?ana mejor.
Las consecuencias de esta violencia son profundas y duraderas, ya que hay una fuerte correlaci¨®n entre la violencia en la ni?ez y mayores riesgos de sufrir enfermedades mentales, mala salud y problemas sociales. Los ni?os y ni?as que son v¨ªctimas de violencia en el hogar son especialmente vulnerables a diversas formas de explotaci¨®n, especialmente en internet.
No es posible alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible sin reducir dr¨¢sticamente la violencia que cada a?o sufren m¨¢s de la mitad de los ni?os y ni?as
Es crucial reconocer que la violencia que afecta hoy a mil millones de ni?os y ni?as socavar¨¢ ma?ana la salud, la prosperidad y la estabilidad de nuestras sociedades. Esta violencia acarrea costes sociales y econ¨®micos catastr¨®ficos, erosionando toda inversi¨®n realizada en la educaci¨®n, la salud mental y el bienestar f¨ªsico de los ni?os y ni?as.
No es posible alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible sin reducir dr¨¢sticamente la violencia que cada a?o sufren m¨¢s de la mitad de los ni?os y ni?as.
La buena noticia es que sabemos lo que funciona. Somos la primera generaci¨®n que comprende las soluciones para prevenir la violencia contra la infancia y tenemos la responsabilidad de actuar. Desde promover la parentalidad positiva y romper el ciclo de la violencia familiar hasta garantizar entornos de aprendizaje seguros en las escuelas y equipar al personal de primera l¨ªnea para proteger a los ni?os y ni?as que se encuentran en situaciones de alto riesgo. Existen estrategias eficaces. En nuestro mundo cada vez m¨¢s virtual, es posible integrar esa protecci¨®n desde el principio, con soluciones rentables adaptadas al contexto de cada gobierno.
Cuando se aplican correctamente, estas estrategias de eficacia probada dan resultados. Pa¨ªses de todas las regiones y niveles de ingresos han logrado reducir la violencia de manera significativa y sostenida, hasta el 50% a corto y medio plazo. La prevenci¨®n a largo plazo resulta m¨¢s eficaz y rentable que afrontar las secuelas del trauma.
Sin embargo, a¨²n no se ha aprovechado la oportunidad ¨Dni se ha asumido la responsabilidad¨D para proteger a todos los ni?os y ni?as. Los avances son irregulares y la respuesta a nivel pol¨ªtico no se corresponde con la escala del problema.
Pronto tendremos una oportunidad para impulsar el cambio transformador necesario. Esta semana, los gobiernos de Colombia y de Suecia, en colaboraci¨®n con la Organizaci¨®n Mundial de la Salud, Unicef y la Representante Especial del Secretario General de las Naciones Unidas sobre la Violencia contra los Ni?os, organizar¨¢n en Bogot¨¢ la primera Conferencia Ministerial Mundial para Poner Fin a la Violencia contra la Ni?ez. Este evento hist¨®rico reunir¨¢ a m¨¢s de 130 gobiernos, 90 ministros y diversos representantes de la infancia, la juventud, los supervivientes, las instituciones acad¨¦micas y entidades filantr¨®picas, y ha de suponer un punto de inflexi¨®n.
La repercusi¨®n de esta conferencia depende tanto de los asistentes como de los compromisos concretos que se asuman para ampliar las soluciones, propiciar cambios en las pol¨ªticas e incrementar la inversi¨®n de forma proporcional al problema.
Ha llegado el momento de actuar con firmeza para lograr avances decisivos en favor de los mil millones de ni?os y ni?as que cada a?o son v¨ªctimas de violencia. Debemos dar prioridad a la financiaci¨®n y a la aplicaci¨®n de soluciones basadas en evidencias. Los ni?os y las ni?as deben sentirse seguros y protegidos en el hogar, en su entorno, en la escuela y online, y debemos comprometernos a que todos los ni?os y ni?as que sean v¨ªctimas de violencia tengan acceso a los servicios de apoyo necesarios.
Tenemos que tomar una decisi¨®n. Como dijo Nelson Mandela hace ya 20 a?os en la presentaci¨®n del primer informe sobre la violencia contra la ni?ez, ¡°la seguridad y protecci¨®n no llegan por s¨ª solas; son el resultado de un consenso colectivo y de la inversi¨®n¡±.
En cierto modo, la decisi¨®n de proteger a nuestros ciudadanos m¨¢s vulnerables es la m¨¢s sencilla de tomar. Debemos garantizar la protecci¨®n de todos los ni?os e invertir en nuestro futuro. La Conferencia Ministerial de esta semana brinda la oportunidad de que todos los gobiernos confirmen que su prioridad es proteger a la infancia frente a la violencia.
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