Nuria N¨²?ez, psiquiatra: ¡°Nos cuesta concebir la idea de que un ni?o tenga depresi¨®n¡±
A pesar de que hoy la salud mental est¨¢ en el debate p¨²blico, la autora de ¡®Los ni?os tambi¨¦n se deprimen¡¯ lamenta que haya trastornos que sigan estigmatizados, especialmente en la infancia. El apego seguro o evitar menores hiperexigidos son algunas de las claves que apunta para la crianza
La pandemia de la covid-19 y sus secuelas pusieron la salud mental en el primer plano informativo y pol¨ªtico. Tambi¨¦n la de los ni?os y adolescentes, por regla general, m¨¢s infravalorada. La salud mental, de hecho, fue uno de los grandes ejes de la presidencia espa?ola del Consejo Europeo y el Ministerio de Sanidad ha anunciado recientemente la creaci¨®n de un Comisionado de Salud Mental. Los datos avalan la atenci¨®n y la preocupaci¨®n. Seg¨²n el ¨²ltimo informe elaborado por Save The Children, Crecer Saludable(mente). Un an¨¢lisis sobre la salud mental y el suicidio en la infancia y la adolescencia, publicado a finales de 2021, la prevalencia de los trastornos mentales habr¨ªa aumentado del 1% al 3% en ni?os, ni?as y adolescentes de entre 4 y 14 a?os con respecto a 2017, mientras que los trastornos de conducta se habr¨ªan disparado del 4% al 7%.
¡°Es una noticia positiva toda esta atenci¨®n, pero la pena es que haya tenido que ser a costa de un grave empeoramiento de la salud mental en la infancia y la adolescencia, que es lo que est¨¢ inundando las consultas¡±, afirma la psiquiatra Nuria N¨²?ez (C¨¢diz, 35 a?os). N¨²?ez lamenta que, pese a los focos que hoy apuntan a la salud mental, los trastornos mentales como el trastorno bipolar, la depresi¨®n o la esquizofrenia sigan estigmatizados. ¡°M¨¢s a¨²n cuando se refieren a la infancia, ya que como sociedad nos cuesta asumir que un ni?o los sufra¡±, a?ade. Sobre esos trastornos y su presencia en la primera infancia reflexiona en las p¨¢ginas de Los ni?os tambi¨¦n se deprimen (La Esfera de los libros, 2023), un volumen publicado el pasado mes de diciembre que pretende escapar de la fiebre de los libros de autoayuda para erigirse en un primer e interesante acercamiento, seg¨²n la autora define, ¡°a la psiquiatr¨ªa de verdad¡±.
PREGUNTA. Escribe en el libro que los trastornos mentales ¡°siguen estando bien tapados bajo la alfombra¡±. ?A¨²n m¨¢s en el caso de la infancia?
RESPUESTA. S¨ª. Los padres s¨ª que tienen la alerta puesta cuando su hijo est¨¢ mal, pero cuando t¨² como profesional de la psiquiatr¨ªa les devuelves un diagn¨®stico y les dices que su hijo tiene depresi¨®n, ansiedad o TDAH, ah¨ª es cuando salen todas las defensas. ¡°?Pero c¨®mo va a tener mi hijo una depresi¨®n?¡±. ¡°?C¨®mo le voy a dar medicaci¨®n si solo tiene siete a?os?¡±. Nos cuesta concebir la idea de que un ni?o tenga depresi¨®n.
P. ?Por qu¨¦ les cuesta a los progenitores?
R. Porque la idea que todos tenemos es la de la infancia feliz: un ni?o jugando en el parque, ri¨¦ndose, corriendo¡ As¨ª que el hecho de que est¨¦ triste o est¨¦ mal o tenga un problema nos enfrenta un poco a una sensaci¨®n de fracaso como padres: ?ser¨¢ culpa nuestra? Y luego est¨¢ el hecho de que nos cuesta mucho tolerar el malestar de nuestros hijos, verlos mal, ya sea por una depresi¨®n, por un duelo o por un enfado.
P. Solo por quitar presi¨®n... la depresi¨®n no tiene por qu¨¦ ser culpa de los padres, ?verdad?
R. La depresi¨®n, como la mayor¨ªa de las enfermedades mentales, tiene una parte de predisposici¨®n gen¨¦tica, pero luego hay un tema de personalidad (siempre ha habido ni?os m¨¢s resilientes que otros) y otra parte de contexto: si un ni?o est¨¢ sufriendo acoso escolar, si ha perdido a un abuelo que para ¨¦l era muy importante, si est¨¢ habiendo una separaci¨®n en casa que no se est¨¢ gestionando bien¡ Es decir, que la culpa no necesariamente es de los padres, pero yo siempre digo que los progenitores tienen las herramientas para sacar al menor de ah¨ª, que son m¨¢s parte de la soluci¨®n que del problema.
P. ?Qu¨¦ pueden hacer?
R. Cada caso es diferente y cada depresi¨®n puede tener un origen distinto, pero al principio lo que siempre les digo es que se relajen y mimen al ni?o. Pensemos en un adulto: si le diagnostican depresi¨®n, le dir¨ªamos que se coja la baja, que se relaje, que descanse, ?no? En un ni?o, sin embargo, la tendencia es intentar que siga manteniendo una vida normal. As¨ª que lo primero ser¨ªa bajar un poco el ritmo mientras se encarrila el tratamiento, mimarlo como cuando est¨¢ con fiebre, que le damos la comida que quiere, le dejamos jugar m¨¢s, estamos m¨¢s cari?osos¡
P. La depresi¨®n tiene unos s¨ªntomas y caracter¨ªsticas bastante claros en los adultos y adolescentes (tristeza, desmotivaci¨®n, apat¨ªa, falta de energ¨ªa...), pero esos s¨ªntomas son m¨¢s dif¨ªciles de apreciar en un ni?o. ?C¨®mo sospechar?
R. Al final lo m¨¢s f¨¢cil es ver que ha habido un cambio de car¨¢cter. No de dos o tres d¨ªas o de una semana, sino que ya vemos durante varias semanas, que est¨¢ raro, que se comporta diferente, que est¨¢ m¨¢s irritable y demandante, m¨¢s nervioso, que desde el colegio nos dicen que le ven diferente¡ Cualquier cosa de ese tipo nos deber¨ªa llamar la atenci¨®n y hacernos pedir consulta.
P. ?Que un ni?o sufra depresi¨®n, incrementa el riesgo de que luego la sufra tambi¨¦n en la adolescencia o la adultez? ?O si ha sido bien tratada no tiene por qu¨¦?
R. Los estudios dicen que s¨ª, hay m¨¢s riesgo de que se repita, pero si se trata bien yo siempre digo que es una oportunidad de cambio y de refuerzo. El ni?o sale con m¨¢s herramientas, m¨¢s fuerte, con un trabajo hecho que le har¨¢ estar m¨¢s preparado en el futuro para afrontar situaciones complicadas.
P. Dice en el libro que la clave de la salud mental es el apego seguro. ?Qu¨¦ es y c¨®mo protege la salud mental?
R. El apego seguro, como su nombre indica, se da cuando el ni?o es criado de tal manera que se siente seguro, que se siente digno y querido, visto por sus padres, escuchado, que sabe que se le va a consolar cuando lo necesita, etc¨¦tera. ?Por qu¨¦ es clave esto? Porque si t¨² has recibido eso de tus padres, eso es lo que vas a esperar cuando te relaciones con los dem¨¢s, de forma que lo har¨¢s asumiendo que esas relaciones son seguras para ti, que el mundo no es un lugar hostil. La gente que ha tenido un apego ansioso, por ejemplo, vive todo esto en un estado de alerta y en ese contexto la salud mental empieza a hacer aguas. De hecho, los apegos ansiosos, ambivalentes, suelen estar relacionados con el desarrollo de trastornos l¨ªmite de la personalidad, mientras que los apegos m¨¢s inseguros o evitativos se relacionan con la aparici¨®n de trastornos de ansiedad o de trastornos obsesivo-compulsivos.
P. ?Ha notado tambi¨¦n un incremento de los trastornos de ansiedad en la poblaci¨®n infantil?
R. En la infantil s¨ª, pero sobre todo en la adolescente.
P. ?Existe explicaci¨®n para esto?
R. Yo creo que hay una parte que antes no se identificaba o se intentaba ocultar. Hoy, como se habla tanto sobre ansiedad, la gente lo identifica m¨¢s. Tambi¨¦n pienso que hay una falta de tolerancia a la frustraci¨®n, una necesidad de inmediatez y de no tolerar las emociones desagradables que, a veces, se confunden con ansiedad.
P. ?El nivel de exigencia educativa con el que viven los ni?os tambi¨¦n puede contribuir?
R. Ese es otro factor importante. Al final hablamos de ni?os hiperexigidos. Muchos de los ni?os que me hablan de un ataque de ansiedad por un examen me cuentan que van al colegio, a no s¨¦ cu¨¢ntas extraescolares, a deporte, que tienen que ser los mejores en el deporte que practican, tener el C1 de ingl¨¦s a los 15 a?os, plantearse desde muy pronto qu¨¦ quieren estudiar porque tienen que alcanzar no s¨¦ qu¨¦ nota. Muchas veces llevan un nivel de autoexigencia alimentado por los padres que les hace estar realmente estresados.
P. ?Y c¨®mo puede impactar tambi¨¦n la presi¨®n con la que muchas madres y padres viven la crianza, esa ¡°profesionalizaci¨®n¡± de la paternidad?
R. Hoy estamos m¨¢s informados y eso nos hace estar m¨¢s atentos, a veces demasiado. Tenemos el umbral de alerta muy bajo y ante cualquier cosita nos alarmamos y nos preocupamos, lo que se puede trasladar a los ni?os. Si nosotros mismos estamos ansiosos, indirectamente ellos tambi¨¦n van a estarlo.
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