La esclavitud de ser ni?o
Hoy, en pleno siglo XXI, los trabajos forzosos forman parte, junto a la trata o la vida en un grupo armado, de la rutina de millones de ni?os y ni?as en todo el mundo. Cuando celebramos, este 20 de noviembre, el D¨ªa Mundial de la Infancia, los datos nos muestran un panorama poco alentador

Esclavitud es un t¨¦rmino que a muchos les trasladar¨¢ a tiempos pret¨¦ritos: blancas plantaciones de algod¨®n con mujeres y hombres trabajando de sol a sol con la amenaza del chasquido de un l¨¢tigo si se les ocurre levantar la cabeza. Lo mismo sucede con trabajo forzoso: quiz¨¢s la imaginaci¨®n nos lleve a una cantera en la que hombres con grilletes en los pies trabajan a destajo bajo la vigilante mirada de un carcelero rifle en mano. Pero no hay que dejar volar la imaginaci¨®n, ni viajar al pasado. Hoy, la esclavitud y los trabajos forzosos forman parte, junto a la trata o la vida en un grupo armado, del d¨ªa a d¨ªa de millones de ni?os y ni?as en todo el mundo, en pleno siglo XXI.
El trabajo infantil es una de las m¨¢s graves lacras para los ni?os y ni?as del planeta. Se calcula que son cerca de 160 millones las v¨ªctimas de esa situaci¨®n. Casi la mitad ejercen alguna de las peores formas de esa realidad: son esclavos, explotados sexualmente, v¨ªctimas de trata o reclutados como soldados.
Estamos ante una de las m¨¢s graves violaciones de sus derechos. Sin embargo, no es la ¨²nica, ni mucho menos. Cuando celebramos, este 20 de noviembre, el D¨ªa Mundial de la Infancia, cuando Unicef, la mayor organizaci¨®n en defensa de los derechos de los ni?os y ni?as, cumple 75 a?os de existencia, los datos y la terca realidad nos muestran un panorama poco alentador para la infancia.
Se han producido progresos, sin duda. Solo en los ¨²ltimos 30 a?os, la vida de los ni?os se ha transformado de manera vertiginosa. El trabajo infantil registr¨® una importante reducci¨®n, de 94 millones, del 2000 al 2016. Se han reducido en m¨¢s de un 50% las muertes de menores de cinco a?os por causas evitables. Hay casi un 50% menos de desnutridos. 2.600 millones m¨¢s de personas cuentan con agua potable m¨¢s limpia en la actualidad en comparaci¨®n con 1990. Hay m¨¢s ni?os que reciben una educaci¨®n digna. La asistencia en emergencia (desastres naturales, conflictos b¨¦licos, hambrunas) es hoy mucho m¨¢s r¨¢pida y eficaz.
Sin embargo, el progreso no es igual para todos y muchos siguen teniendo una infancia terrible y un incierto futuro. Todav¨ªa mueren cada a?o 5,2 millones de ni?os menores de cinco a?os la mayor¨ªa de ellos por causas que se pueden prevenir; mueren por la falta de una vacuna, una neumon¨ªa, escasez de agua potable o alimentos; son 14.000 menores de edad que en un d¨ªa como hoy morir¨¢n antes de llegar a su quinto cumplea?os. Pi¨¦nsenlo bien, casi 600 muertes cada hora por la falta de una vacuna cuyo coste ya inoculada no llega a ser mayor de un euro. Adem¨¢s, 262 millones de ni?os y j¨®venes no van a la escuela. 650 millones de ni?as y mujeres contrajeron matrimonio antes de cumplir 18 a?os.
Por no hablar de las crisis humanitarias y los conflictos que siguen privando a los m¨¢s peque?os de la protecci¨®n, la salud y el futuro que merecen. Estas crisis humanitarias en forma de cat¨¢strofes naturales, conflictos b¨¦licos o hambrunas no dejan de aumentar. Un dato significativo: a lo largo de este 2021 Unicef est¨¢ atendiendo las necesidades m¨¢s urgentes de m¨¢s de 190 millones de ni?os y ni?as en 149 pa¨ªses y territorios en situaci¨®n de emergencia.
Si los conflictos y el cambio clim¨¢tico ya estaban provocando un aumento del n¨²mero que necesitaba ayuda humanitaria, la llegada de la covid-19 ha empeorado, a¨²n m¨¢s si cabe, la situaci¨®n: su salud f¨ªsica ¡ªpero tambi¨¦n mental¡ª est¨¢ en riesgo por el colapso de los sistemas sanitarios, su educaci¨®n en entredicho por el cierre de escuelas y su bienestar comprometido porque hay m¨¢s pobreza y, en algunos casos, se ven abocados al trabajo infantil o el matrimonio temprano.
Si los conflictos y el cambio clim¨¢tico ya estaban provocando un aumento del n¨²mero de ni?os que necesitaban ayuda humanitaria, la llegada de la covid-19 ha empeorado, a¨²n m¨¢s si cabe, la situaci¨®n
Como ven la lista de problemas actuales en materia de derechos del ni?o es, desgraciadamente, demasiado larga. Una situaci¨®n que, insisto, se ha agravado con la pandemia. Nuestros ¨²ltimos datos revelan una ¡°nueva normalidad¡± devastadora y distorsionada para ellos y ellas en todo el mundo. Las se?ales de que la infancia sufrir¨¢ las peores consecuencias de la pandemia durante a?os son inconfundibles.
De nuevo un dato para reflejar esta situaci¨®n: hay 1.200 millones viviendo en situaci¨®n de pobreza en pa¨ªses de ingresos bajos y medios, unos 150 millones m¨¢s (un 15% de incremento) que a principios de 2020 cuando se declar¨® la covid-19, y son datos de hace ya unos meses por lo que es probable que las cifras hoy sean incluso peores.
Las se?ales de que la infancia sufrir¨¢ las peores consecuencias de la pandemia durante a?os son inconfundibles
La radiograf¨ªa anterior est¨¢ centrada en pa¨ªses pobres y en desarrollo s¨ª, pero no podemos olvidar las dificultades que los derechos de infancia tienen en los pa¨ªses desarrollados y m¨¢s ricos. En Espa?a, que se sit¨²a, no lo olvidemos, entre las 15 econom¨ªas m¨¢s ricas del mundo, la realidad de la infancia tiene mucho margen de mejora y situaciones graves que requieren una respuesta coordinada, contundente y r¨¢pida. Casi uno de cada tres ni?os vive en riego de pobreza en nuestro pa¨ªs, y m¨¢s de cuatro millones de ellos tienen dificultades econ¨®micas para llegar a fin de mes, o lo que es lo mismo, un 27,4% de la poblaci¨®n menor de 18 a?os vive en situaci¨®n de pobreza moderada. Esto supone, en primer lugar, una vulneraci¨®n de sus derechos y, adem¨¢s, una p¨¦rdida de oportunidades para el individuo y para toda la sociedad con negativas consecuencias personales, sociales y econ¨®micas en el corto, medio y largo plazo. Es un problema estructural, ya antes de la crisis pand¨¦mica Espa?a ten¨ªa unos altos niveles de vulnerabilidad y exclusi¨®n; llevamos d¨¦cada con unas tasas de pobreza que no bajan del 25%.
En Espa?a, que se sit¨²a, no lo olvidemos, entre las 15 econom¨ªas m¨¢s ricas del mundo, la realidad de la infancia tiene mucho margen de mejora y situaciones graves que requieren una respuesta coordinada, contundente y r¨¢pida
Son datos, insisto, de un pa¨ªs con una de las econom¨ªas m¨¢s potentes del mundo. Datos que, adem¨¢s, todav¨ªa no incluyen muchas de las consecuencias que la pandemia ha provocado en el tejido social y laboral, y que bien podr¨ªan aumentar en los pr¨®ximos meses cuando se analicen y contabilicen desde los organismos oficiales todos los datos y estad¨ªsticas tanto del a?o 2020 como del 2021. La covid-19 ha provocado una crisis econ¨®mica y social sin parang¨®n desde al menos nuestra Guerra Civil y sus a?os posteriores, pero es necesario matizar que la vulnerabilidad y el sufrimiento que vemos hoy en muchas familias espa?olas ya exist¨ªa antes de la aparici¨®n del coronavirus en nuestras vidas; lo que est¨¢ haciendo la pandemia es multiplicar exponencialmente esa vulnerabilidad y ese sufrimiento.
Lo ha hecho ¡ªy lo seguir¨¢ haciendo si no se sigue avanzando en la puesta en marcha de medidas de apoyo y protecci¨®n¡ª ceb¨¢ndose con los m¨¢s vulnerables por su debilidad econ¨®mica y en especial, y dentro de ese colectivo, con los m¨¢s indefensos: los ni?os
Es prioritario avanzar en todos aquellos aspectos que, como sociedad nos obligan a lograr que los ni?os y ni?as vean cumplidos sus derechos m¨¢s elementales a la educaci¨®n, la salud, la supervivencia y la protecci¨®n
Como aseguraba recientemente la directora ejecutiva de Unicef, Henrietta Fore, ¡°no faltan razones para el pesimismo en el mundo actual: el cambio clim¨¢tico, la pandemia, la pobreza y la desigualdad, el aumento de la desconfianza y un nacionalismo creciente. Pero hay un motivo para el optimismo: los ni?os y los j¨®venes se niegan a ver el mundo a trav¨¦s de la lente sombr¨ªa de los adultos¡±. Seg¨²n la ¨²ltima encuesta de la organizaci¨®n y Gallup asegura, si lo comparamos con las generaciones anteriores, los j¨®venes del mundo siguen teniendo esperanza, una mentalidad mucho m¨¢s abierta y est¨¢n decididos a lograr que el mundo sea un lugar mejor.
Es prioritario avanzar en todos aquellos aspectos que, como sociedad nos obligan a lograr que los ni?os y ni?as vean cumplidos sus derechos m¨¢s elementales a la educaci¨®n, la salud, la supervivencia y la protecci¨®n. No aboquemos a la infancia a una esclavitud de pobreza, desprotecci¨®n y desigualdad. La esperanza del mundo todav¨ªa reposa en ellos.
Puedes seguir a PLANETA FUTURO en Twitter, Facebook e Instagram, y suscribirte aqu¨ª a nuestra ¡®newsletter¡¯.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.