Madrid, hecho y roto, de la Rep¨²blica a la Guerra
El Gobierno y Ayuntamiento republicanos plantearon un programa m¨¢s c¨ªvico y urban¨ªstico que arquitect¨®nico para la ciudad, hostigada luego en la contienda civil
FOTOGALER?A |?La obra de la Rep¨²blica y la destrucci¨®n de la Guerra
¡°?C¨®mo va usted a hablar de la arquitectura de la Rep¨²blica, si precisamente durante aquellos a?os no se construy¨® nada en Espa?a?¡±. La pregunta sale de boca de uno de los principales arquitectos de aquella ¨¦poca, Secundino Zuazo, y se dirige a un colega m¨¢s joven, Oriol Bohigas, que ha ido a entrevistarse con ¨¦l a finales de los a?os sesenta. ¡°No recuerdo otro periodo de mayor recesi¨®n econ¨®mica. Nadie nos encargaba ni un maldito chalet¡±, le detalla el autor de la Casa de las Flores, esa rebeli¨®n elegante erigida en 1932 contra el modelo de manzana con patio cerrado, en la que vivi¨® Neruda y que sigue posando impert¨¦rrita ante los l¨¢pices y cuadernos de los estudiantes de arquitectura.
Acto de entrega a la ciudad de Madrid de la Casa de Campo, en 1931 (minuto 3.06 del v¨ªdeo).
La Segunda Rep¨²blica no vino con un pan bajo el brazo. Naci¨® en plena depresi¨®n internacional tras el crac del 29; el capital desconfiaba del nuevo r¨¦gimen y hu¨ªa de Espa?a. Se constru¨ªa poca vivienda despu¨¦s de unos a?os de vor¨¢gine del ladrillo que acabaron con aquel ¡°cruel silencio de la moneda¡±, que dijo Lorca, en la bolsa de Nueva York.
Aun siendo una ¨¦poca breve y en muchos momentos convulsa, dej¨® su rastro en la arquitectura de la ciudad, pero su aportaci¨®n fundamental es otra. ¡°Lo m¨¢s importante de la Rep¨²blica no es la edificaci¨®n de viviendas singulares, sino que se pone en cuesti¨®n el concepto mismo de ciudad¡±, ilustra el catedr¨¢tico de Historia de la Arquitectura Carlos Sambricio. Se elabora un plan comarcal, otro regional, se estudia el flujo del tr¨¢fico de viajeros... Un ejemplo: Nuevos Ministerios se convierte, y con la maestr¨ªa del ingeniero Eduardo Torroja, en la estaci¨®n central para toda la ordenaci¨®n del norte de la ciudad. Madrid, que Aza?a quiere transformar de ¡°poblach¨®n¡± a metr¨®poli, ordena la corona urbana que la rodea. ¡°La aut¨¦ntica labor de la Rep¨²blica fue un urbanismo que romp¨ªa la peque?a escala. Es una labor m¨¢s c¨ªvica que monumentalista¡±.
El Ayuntamiento republicano continu¨® una labor iniciada en la d¨¦cada anterior, orientada a mejorar la calidad de vida de los ciudadanos. ¡°Muchas de las obras se acometen para favorecer que se usen espacios comunes o se crean para la ciudadan¨ªa. Esto se ve claramente en las obras de pavimentaci¨®n, alumbrado y de saneamiento de calles y plazas o de mejora de las infraestructuras urbanas¡±, detalla Juan Ram¨®n Sanz Villa, de la Secci¨®n de Difusi¨®n de la Biblioteca Digital ¡®memoriademadrid¡¯.
En 1929 la ciudad convoca un concurso internacional para ordenar su extrarradio, que ganan los arquitectos Zuazo y Jansen. ¡°Es en ¨¦l donde se define para d¨¦cadas la estructura de la ciudad el eje de la Castellana¡±, apunta Isabel Tuda, historiadora y comisaria de la exposici¨®n Madrid 1910-1935: Una ciudad en transformaci¨®n. Otro concurso, ya durante la Rep¨²blica, aspira a dignificar y sanear el casco hist¨®rico. Los primeros a?os del nuevo r¨¦gimen, el Ayuntamiento pavimenta y dota de fuentes p¨²blicas a buena parte de la ciudad. Presume en un informe de 1932 de haber gastado en alcantarillado 9,5 millones de aquellas pesetas, y luce tambi¨¦n sus colonias de casas baratas, cuyo alquiler medio ¡°posiblemente no exceder¨¢ de 50 pesetas¡±.
Casa de Campo para todos
Quince d¨ªas llevaba la bandera tricolor ondeando en los edificios cuando m¨¢s de 300.000 personas acuden a la reci¨¦n abierta Casa de Campo, antigua posesi¨®n real dedicada al recreo de los monarcas y a la explotaci¨®n agropecuaria. Quieren celebrar el D¨ªa del Trabajo. Es el primero de mayo de 1931, apenas unas semanas despu¨¦s de que el parque comenzara a ser gestionado por el Ayuntamiento de Madrid.¡°La gente estaba ansiosa por entrar; faltaban grandes parques p¨²blicos y el Retiro no pod¨ªa absorber toda la demanda ciudadana¡±, apunta Sanz Villa. En el acto de entrega a la ciudad, unos d¨ªas antes, Indalecio Prieto, entonces ministro de Hacienda, da un discurso y advierte a los madrile?os que el nuevo espacio "no es sitio de org¨ªas, de francachelas y de merendonas". Fuera para lo que fuese,?el nuevo parque no dio abasto. Por eso se acondicionan pronto las entradas, se ensancha el Puente del Rey y se sanean las zonas insalubres que salpicaban la antigua propiedad real.
Hay otra intervenci¨®n sobre antigua posesi¨®n real, menos conocida. ¡°Tras abandonar el Palacio Real Alfonso XIII, se decide que las caballerizas no tienen mucho sentido. Una parte se dedica a ampliar el enlace viario, pero la mayor parte del terreno liberado se dedica a unos jardines¡±, ilustra el catedr¨¢tico de instituto e investigador Feliciano P¨¢ez-Camino. Sobre ellas ejecut¨® Fernando Garc¨ªa Mercadal un proyecto tan clasicista que muchos pensar¨¢n que se debe a la ¨¦poca de Sabatini, el nombre con que se bautizan, y no a un plan de hace menos de un siglo. Bien cerca de all¨ª, en esos a?os se aborda la construcci¨®n de un nuevo viaducto en hormig¨®n sobre la calle Segovia, para reemplazar al antiguo, de hierro y madera. Un empe?o del arquitecto?Javier Ferrero y de los ingenieros Aracil y Muguiro. ¡°Es tambi¨¦n una obra esencialmente republicana vinculada a la construcci¨®n de infraestructuras y a menudo se ignora ese hecho¡±, describe P¨¢ez-Camino, autor de Mujer y pol¨ªtica en la Segunda Rep¨²blica espa?ola?(Universidad de M¨¢laga, 2017).
No ha sobrevivido otro ejemplo de la uni¨®n de un arquitecto con un ingeniero y de las posibilidades constructivas del hormig¨®n armado. El Front¨®n Recoletos fue una catedral del deporte de la pelota en la esquina de la calle Villanueva y la calle Cid. Lo firma Secundino Zuazo, que adem¨¢s de arquitecto y promotor fue el creador de una empresa de frontones, de la mano del ingeniero Torroja, que resuelve de manera magistral la cubierta de un enorme espacio de 55 metros de largo y 32,5 de ancho sin un solo pilar de apoyo: concibi¨® dos cubiertas semicil¨ªndricas, una cortada por la otra, dibujando as¨ª una gigantesca ala de gaviota de apenas 8 cent¨ªmetros de espesor, con celos¨ªas troqueladas en el hormig¨®n para iluminarla con luz natural y, bajo ella, unos grader¨ªos en voladizo.
¡°Torroja quer¨ªa construir esculturas enormes habitables, que eran a la vez piel y estructura¡±, apunta la arquitecta Pepa Casinello, presidenta de la Fundaci¨®n Eduardo Torroja. Aquella ¡°pieza ic¨®nica de la modernidad madrile?a¡± tuvo una existencia breve: qued¨® inaugurada en febrero de 1936 y sufri¨® da?os durante los bombardeos de la Guerra Civil. Burdamente reparada despu¨¦s de la contienda, termin¨® siendo demolida en 1973. S¨ª se puede admirar todav¨ªa hoy otro prodigio del ingeniero Torroja: el hip¨®dromo de la Zarzuela, firmado junto a los arquitectos Carlos Arniches y Mart¨ªn Dom¨ªnguez, que comenz¨® a construirse en 1935.
La ciudad universitaria
Con un rey, Alfonso XIII, y un dictador, Miguel Primo de Rivera, hab¨ªa comenzado en 1927 el proyecto de la Ciudad Universitaria. Ya sin rey y sin dictador, se construye buena parte de sus edificios durante la Rep¨²blica. Sin rey y con un dictador, Franco, decidido a acabar con aquella ciudad aguerrida y republicana que Queipo de Llano caricaturiza como ¡®Madridgrado¡¯, se bombardea y, a?os m¨¢s tarde, se reconstruye. La zona es escenario b¨¦lico de la batalla de Madrid. Sus barrios aleda?os, v¨ªctimas tambi¨¦n de los bombardeos y la artiller¨ªa.
¡°Entre las partes m¨¢s da?adas encontramos el entorno del paseo de Extremadura, o las barriadas de Carabanchel y Usera. En el centro de Madrid hubo muchos da?os en torno a la Gran V¨ªa, que se bombardeaba en busca del observatorio artillero¡±, apunta el historiador Antonio Morcillo, presidente del Grupo de Estudios del Frente de Madrid (Gefrema). Con la Guerra sufre tambi¨¦n el barrio de Arg¨¹elles, zona que ha estudiado la historiadora Aurora Pi?ero, una de las comisarias de la exposici¨®n Fragmentos de memorias. Del ensanche al frente. ¡°De ah¨ª desaparecer¨¢n el Cuartel de la Monta?a [actual Templo de Debod], la c¨¢rcel modelo [donde ahora est¨¢ el Cuartel General del Ej¨¦rcito del Aire]; adem¨¢s, varios edificios de la Ciudad Universitaria no se rehicieron luego, como el Instituto Federico Rubio o el asilo de Santa Cristina¡±.
Antes de que la dictadura franquista cambie los planes radicalmente, el Ayuntamiento aborda el uso del suelo no utilizado. Llega la guerra y a pesar de todas las dificultades, el consistorio sigue activo hasta el ¨²ltimo momento, cuando la cae ante las tropas enemigas. Aquel ayuntamiento ¡°public¨® un plan regional en febrero de 1939¡±, pone por ejemplo Carlos Sambricio. Y para entonces, un mes antes del final de la guerra, ya sab¨ªan bien que no se llevar¨ªa a cabo.
Gu¨ªa breve del Madrid perdido
Durante la guerra varios edificios, en muchos casos iglesias, se incendiaron o resultaron bombardeados. Estos son algunos de ellos, seleccionados por la autora del libro?Arquitectura perdida. Madrid (1931-1939) (Y Editorial, 2017), la investigadora?Mar¨ªa Andr¨¦s Urtasun (las direcciones son aproximadas):
Iglesia de San Luis. Montera, 25.?El 13 de marzo de 1936 fue incendiada, seg¨²n testigo directo, por los asistentes a un funeral de sindicalista, denunciando los vecinos la inacci¨®n del cercano. Un testigo aseguraba:?"El mucho tr¨¢nsito que siempre tuvo esta calle hizo a¨²n m¨¢s t¨¦trico el espect¨¢culo del fuego, al que se uni¨® el repique espont¨¢neo de las campanas del templo, originado por el tiro o corriente de aire hacia la torre producido por las llamas". La fachada de la mermada iglesia del Carmen, vecina al lugar, se reh¨ªzo aprovechando la de la iglesia de San Luis, que hab¨ªa sobrevivido a las llamas.
Palacio del Marquesado de la Torrecilla. Alcal¨¢, 9. La Junta de Defensa ocup¨® los bajos del contiguo Ministerio de Hacienda y, aunque la fachada de palacio fue cubierta con sacos terreros, el interior no soport¨® los bombardeos del bando sublevado. S¨ª la fachada, que se anex¨® a un nuevo edificio que alberga el Ministerio de Hacienda.
Escuelas P¨ªas de San Fernando. Tribulete, 14. Colegio-convento que los escolapios construyeron en 1729 para la ense?anza sobre los terrenos de la antigua ermita del Pilar. Se le prendi¨® fuego el 19 de julio de 1946. En su restauraci¨®n, a partir de 2001, se respetaron las ruinas. Alberga una sede de la UNED y una biblioteca.
Real Cinema. Plaza de Isabel II. Obra de Teodoro Anasagasti de los a?os 20, con aforo de 1.000 butacas y 700 de anfiteagro. El 7 de noviembre de 1936 cay¨® sobre el edificio. Se restaur¨® en 1943 para ser demolido, aumentado su foro y reabierto en 1965. Este 2020 se ha demolido, no sin pol¨¦mica.
Nuestra Se?ora del Buen Suceso. Calle del Buen Suceso. Durante la guerra los impactos de proyectiles de artiller¨ªa y aviaci¨®n han causado el deterioro de pavimentos, muros, b¨®vedas y fachadas, as¨ª como la p¨¦rdida de la decoraci¨®n y el revestimiento. Fue incendiada. Al terminar la guerra, los intereses financieron impidieron su recuperaci¨®n, al concebir el solar como espacio comercial.
C¨¢rcel Modelo. Princesa, 87. La prisi¨®n estaba compuesta de cuerpos alargados, de tres alturas, dispuestos en media estrella. Sufri¨® muchos desperfectos durante la guerra por su proximidad al frente y finalmente fue demolida.?
Cuartel de la Monta?a. Ferraz, 1.?Es el primer edificio que va a ser escenario de los enfrentamientos de 1936. Despu¨¦s de la matanza de la ma?ana del 19 de julio de 1936, con ca?oneo sobre sus muros incluido, sufrir¨¢ el castigo de la aviaci¨®n rebelde y permanecer¨¢ as¨ª, destruido y abandonado hasta el final de la guerra. Sobre su solar se ubicar¨¢ luego el Templo de Debod.
Hotel Savoy. Paseo del Prado/calle Huertas/Lope de Vega. Edificio neobarroco que fue bombardeado e incendiado el 16 de noviembre de 1936.
Este reportaje pertenece a la serie ?rase una vez Madrid, que divulga a aspectos poco conocidos del pasado de la ciudad y que se publican semanalmente a lo largo del verano.
Puede leer aqu¨ª los reportajes ya publicados:
??Las otras 'Gran V¨ªa' que no pudieron ser
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? Una enorme calle para un ¡®Escorial¡¯ laico y republicano
? De la pol¨¦mica Almudena a un ¡®San Pedro¡¯ futurista para Madrid?
? El calendario de las fiestas perdidas de Madrid
? El primer ¡®Madrid R¨ªo¡¯ y aquella costumbre de ba?arse en el Manzanares
? Los mercados olvidados que volvieron moderno Madrid
Y tambi¨¦n las fotogaler¨ªas:
? As¨ª ser¨ªa el Madrid del futuro
? Tres siglos de la plaza de Espa?a de un vistazo
? La Castellana naci¨® de una fuente y una casa de campo
? Las catedrales que pudo tener Madrid?
? Una 'torre infiel' para las fiestas de Lavapi¨¦s
? El r¨ªo del que todos se re¨ªan y en el que muchos se ba?aban
? Supervivientes y desaparecidos: los primeros mercados cubiertos de Madrid
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