La v¨ªctima de la violaci¨®n grupal de San Ferm¨ªn sobre la Ley de Libertad Sexual: ¡°No es mi ley, es la de todas las mujeres¡±
La llamada norma del ¡®solo s¨ª es s¨ª' vuelve este jueves al pleno del Congreso para su aprobaci¨®n definitiva
El 7 de julio de 2016, cuando todos los medios de comunicaci¨®n comenzaron a hablar sobre una agresi¨®n sexual cometida esa madrugada en Pamplona, durante la primera noche de San Ferm¨ªn, nadie imagin¨® que lo que acababa de ocurrir cambiar¨ªa la historia reciente de Espa?a: la pol¨ªtica, la sociedad y la legislaci¨®n. De aquella violaci¨®n m¨²ltiple perpetrada por cinco hombres contra una mujer de 18 a?os, que sacudi¨® la conciencia com¨²n sobre la violencia sexual, han pasado seis a?os y 49 d¨ªas hasta que este jueves, 25 de agosto de 2022, llega al pleno del Congreso para su aprobaci¨®n definitiva la llamada ley del solo s¨ª es s¨ª.
Y dice ella, esa mujer que ahora tiene 24 a?os, que no siente que haya hecho nada: ¡°No es mi ley, es la de todas las mujeres, as¨ª que pa¡¯lante¡±. Pa¡¯lante fue siempre hacia donde fueron. Ella y su familia. Su padre, su madre. Para esta ¨²ltima, esta ley ¡°es el fruto de la valent¨ªa, perseverancia y dignidad de una ni?a que s¨ª sab¨ªa c¨®mo quer¨ªa y pod¨ªa vivir sin que nadie la juzgara, y decidi¨® seguir adelante para que todos tom¨¢ramos conciencia del miserable camino que han tenido y tienen que padecer un n¨²mero demasiado alto de v¨ªctimas. Y esto lo tenemos que cambiar todos juntos. Solo a ella le debemos el examen de conciencia que tenemos que hacer desde todos los ¨¢mbitos de la vida¡±.
Ese examen social comenz¨® muy poco despu¨¦s de aquel 7 de julio, el primero de lo que despu¨¦s se conoci¨® como el caso de La Manada. Y esa revisi¨®n ciudadana fue m¨¢s all¨¢ de concentraciones y manifestaciones: se convirti¨® en el origen de esta norma. Naci¨® de la batalla judicial que ni ella, como su madre la nombra, ni su familia abandonaron nunca; y del tsunami social y feminista que durante tres a?os sali¨® en decenas de ocasiones para acompa?arlas, para reclamar que la Justicia se recolocara, que se ajustara a la percepci¨®n actual de la ciudadan¨ªa sobre esa violencia. De esa ruptura entre la calle y el ¨¢mbito judicial, empezaron los cambios pol¨ªticos.
Fue con la primera sentencia, la de la Audiencia Provincial de Navarra. Entonces, los jueces vieron abuso y no violaci¨®n. El impacto social que provoc¨® hizo que la Comisi¨®n del Pacto de Estado contra la violencia de g¨¦nero se reuniera por primera vez, 200 d¨ªas despu¨¦s de su aprobaci¨®n, a petici¨®n urgente de PSOE y Podemos.
A la vez, el caso lleg¨® al Parlamento Europeo con el impulso de Podemos, all¨ª se debati¨® ¡°la aplicaci¨®n por parte de Espa?a de los est¨¢ndares internacionales sobre violencia sexual a ra¨ªz de la sentencia de La Manada¡±. Y a la ONU, que emiti¨® un comunicado a trav¨¦s de la responsable de la ONU para la Mujer, Purna Sen, donde afirm¨® que el tratamiento judicial no hab¨ªa sido el correcto. ¡°[La sentencia] subestima la gravedad de la violaci¨®n¡±, escribi¨® Sen.
Tambi¨¦n cambi¨® la agenda de Gobierno y oposici¨®n. En primer lugar, fue la reactivaci¨®n del grupo de expertos de la secci¨®n Penal de la Comisi¨®n de Codificaci¨®n. Con Mariano Rajoy como presidente en aquel momento, en abril de 2018, el Ejecutivo encarg¨® a este equipo consultivo estudiar una reforma sobre los delitos sexuales en Espa?a tras el esc¨¢ndalo de ese fallo judicial.
El segundo lleg¨® inmediatamente despu¨¦s, la modificaci¨®n de los integrantes de esa comisi¨®n: estaba compuesta por 20 hombres, ninguna mujer. Aquello provoc¨® una protesta m¨¢s, la de un grupo de catedr¨¢ticas de Derecho Penal de diferentes universidades espa?olas, que publicaron un manifiesto por la exclusi¨®n de mujeres en ese equipo. Justicia acab¨® incorporando a nuevas vocales permanentes. As¨ª, las juristas se convirtieron en mayor¨ªa en ese ¨®rgano. 15 mujeres y 13 hombres.
Cuando el ¡®no es no¡¯ comenz¨® a convertirse en el ¡®solo s¨ª es s¨ª'
La revisi¨®n dur¨® meses, y no fue hasta diciembre de 2018 cuando la Comisi¨®n entreg¨® el documento al ya entonces Gobierno socialista. Propon¨ªan la incorporaci¨®n del consentimiento de la v¨ªctima como eje, a?adir como agravante cuando la violaci¨®n fuera a la pareja o expareja y dejar fuera el t¨¦rmino ¡°abuso¡± para considerar ¡°agresi¨®n¡± cualquier atentando contra la libertad sexual. Tambi¨¦n recuperaban el delito de ¡°violaci¨®n¡± para los casos m¨¢s graves. Fue solo tres semanas despu¨¦s de que el Tribunal Superior de Justicia de Navarra ratificara la sentencia de la Audiencia Provincial: abuso, no violaci¨®n.
La calle volvi¨® a llenarse. En Sevilla, en Bilbao o en Madrid se convocaron concentraciones en las que las mujeres repitieron lo que ya hab¨ªan gritado y escrito en pancartas unos meses antes: ¡°No es abuso, es violaci¨®n¡±. El inicial ¡°no es no¡±, se estaba convirtiendo en el ¡°solo s¨ª es s¨ª¡±.
Unos meses despu¨¦s, en mayo de 2019, la que era ministra de Justicia, Dolores Delgado, verbaliz¨® cu¨¢l era la primera propuesta concreta de cambio sobre los delitos sexuales, que se alejaba del documento del equipo de juristas. La modificaci¨®n consist¨ªa en endurecer las penas para los condenados por abusos y agresiones sexuales: que tuviesen que cumplir la mitad de la pena para poder acceder a los ¡°beneficios penitenciarios, a los permisos de licencia, a la clasificaci¨®n en tercer grado y al c¨®mputo del tiempo para la libertad condicional hasta el cumplimiento efectivo de la mitad de la condena impuesta¡±.
Solo un mes despu¨¦s, lleg¨® la sentencia del Tribunal Supremo. Y fue un fallo hist¨®rico: no fue un abuso sexual, fue un delito de violaci¨®n continuado y en grupo. Por unanimidad, el Supremo elev¨® de 9 a 15 a?os la condena para Jos¨¦ Angel Prenda, Alfonso Jes¨²s Cabezuelo, ?ngel Boza, Antonio Manuel Guerrero y Jes¨²s Escudero. La Manada. La decisi¨®n del alto tribunal encaj¨® no solo con lo que ped¨ªan desde hac¨ªa m¨¢s de un a?o las acusaciones, tambi¨¦n el movimiento feminista, juristas y hasta diversos representantes y partidos pol¨ªticos desde el primer fallo de la Audiencia Provincial.
As¨ª, cuando en enero de 2020 se form¨® el primer Ejecutivo de coalici¨®n de la historia espa?ola, los socios, PSOE y Unidas Podemos, acordaron redactar una nueva ley basada en el trabajo que ya hab¨ªa hecho UP. Hab¨ªa comenzado a perge?arse la Ley Org¨¢nica de Garant¨ªa Integral de la Libertad Sexual, que, como hab¨ªa propuesto inicialmente el grupo de juristas, colocaba el consentimiento de las mujeres en el centro.
A partir de ah¨ª, la cosa se aceler¨®. Aunque no sin debate. Porque fue precisamente ese ¡°solo s¨ª es s¨ª¡±, plasmado en la norma a trav¨¦s de una definici¨®n concreta de consentimiento, lo que m¨¢s discusiones dispar¨®. Entre los socios de coalici¨®n y los grupos de investidura, entre los grupos de la derecha, y tambi¨¦n con el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) ¡ªuno de los ¨®rganos consultivos que emiten informes sobre las leyes org¨¢nicas¡ª, que no estuvo a favor de concretar ese t¨¦rmino.
El Gobierno sigui¨® adelante. Y esa norma, con casi 11 meses de tr¨¢mites legislativos, no solo ha sido una de las estrellas de esta legislatura, sino que se coloca entre las legislaciones m¨¢s vanguardistas de Europa. El pasado 26 de mayo, sali¨® del Congreso de los Diputados con 201 votos a favor, 140 en contra (todos los diputados de PP y Vox) y tres abstenciones del Grupo Mixto (Albert Botran y Mireia Veh¨ª, de la CUP, y Jos¨¦ Mar¨ªa Maz¨®n, del Partido Regionalista de Cantabria). De ah¨ª, entr¨® al Senado. Fue el 3 de junio.
Entonces, una inesperada maniobra parlamentaria impidi¨® al Gobierno dejar lista definitivamente la ley. El Gobierno esperaba que la C¨¢mara alta se limitase a ratificar el texto llegado del Congreso, lo que habr¨ªa facilitado su entrada inmediata en vigor. Pero en el pleno, celebrado el 19 de julio, el PP uni¨® sus votos a una enmienda intrascendente de Junts per Cataluya, cuyo texto ya es parte de la redacci¨®n de la norma. La enmienda sali¨® as¨ª adelante y oblig¨® a enviar de nuevo el proyecto a la c¨¢mara baja, a cuyo pleno llega este jueves.
La norma que llega hoy al pleno del Congreso condensa las reivindicaciones feministas y cambia el paradigma de la violencia sexual: en el centro estar¨¢ la voluntad de las mujeres y no el c¨®mo respondan o cu¨¢nto se resistan a una agresi¨®n. El consentimiento, libre y expresado claramente, se convierte en el eje del tratamiento de la violencia sexual.
Su esencia nace de tres de esos lemas y consignas que cientos de miles de mujeres han repetido en los ¨²ltimos seis a?os. El ¡°hermana, yo s¨ª te creo¡±, el m¨¢s inicial, que reflejaba la necesidad de un cambio judicial que entendiese la violencia sexual en su contexto y con las caracter¨ªsticas propias que alberga. El ¡°no es abuso, es violaci¨®n¡±, tras las dos primeras sentencias, que condensaba la idea de que no tiene que mediar violencia o intimidaci¨®n para que haya violaci¨®n. Y el ¡°solo s¨ª es s¨ª¡±, sobre el consentimiento, sobre c¨®mo se percibe y se entiende, y c¨®mo ninguna otra cosa que no sea un s¨ª, significa un s¨ª.
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