Irene Montero: ¡°Cada vez m¨¢s hombres piensan que no quieren ser como Rubiales¡±
La ministra de Igualdad en funciones defiende que la acci¨®n de su departamento se ha ajustado ¡°al ritmo¡± que demanda una sociedad ¡°abrumadoramente feminista¡± y aboga por profundizar en estas pol¨ªticas la pr¨®xima legislatura
¡°El consentimiento es sexy¡±, reza la camiseta de Irene Montero (Madrid, 35 a?os), en medio de la tormenta internacional desatada por el beso no consentido del presidente de la Real Federaci¨®n Espa?ola de F¨²tbol, Luis Rubiales, a la campeona Jenni Hermoso. Una tormenta feminista, a la que la ministra asiste desde la barrera de un Ejecutivo en funciones y sin esca?o en el Congreso, que vuelve a colocar el consentimiento en el centro del debate y brinda a Montero la oportunidad de reivindicar su pol¨¦mica ley del solo s¨ª es s¨ª. Eclipsada por las rebajas de penas a agresores sexuales que produjo, lo que deton¨® una de las m¨¢s graves crisis del Gobierno de Pedro S¨¢nchez, aquella fue una pieza clave de la voraz agenda transformadora de su departamento. Una hiperactividad que coloc¨® a Espa?a en la vanguardia de los derechos sociales pero que dividi¨® incluso al propio movimiento feminista. Ajena a la autocr¨ªtica, segura de que no hizo sino ajustarse al ritmo que demanda una sociedad ¡°abrumadoramente feminista¡±, la segunda titular de Igualdad de la democracia y n¨²mero dos de Podemos recibe a EL PA?S en el ministerio que ha ocupado desde hace tres muy intensos a?os y medio.
Pregunta. M¨¢s all¨¢ del acto en s¨ª, ?qu¨¦ dice de la Espa?a actual la reacci¨®n que ha habido a ese beso de Rubiales?
Respuesta. Que Espa?a es un pa¨ªs feminista. Un pa¨ªs que sabe que somos una mejor democracia si garantizamos todos los derechos para todas las mujeres, que eso es bueno tambi¨¦n para los hombres. Que poco a poco va avanzando hacia una sociedad que deja de normalizar y de invisibilizar las violencias sexuales. Que sabe que lo que toca es hacer lo que hemos hecho, decir ¡°Jenni no est¨¢ sola¡±, llamar a las cosas por su nombre, entender que todo acto sexual sin consentimiento es una violencia sexual. Y que Espa?a sea un pa¨ªs que tiene no solamente un Gobierno, sino sobre todo una sociedad que est¨¢ a la vanguardia es un orgullo para nuestro pa¨ªs. El movimiento feminista es lo mejor que tiene este pa¨ªs.
P. Hay una parte de la sociedad que sigue considerando que es exagerado llamarle a un beso no consentido agresi¨®n sexual. ?Qu¨¦ le responde?
R. Que el l¨ªmite entre la libertad sexual y la violencia sexual es exclusivamente el consentimiento. Eso, que las feministas llevan luchando durante d¨¦cadas, ahora tambi¨¦n lo dicen los organismos internacionales, el convenio de Estambul y nuestra propia legislaci¨®n. L¨®gicamente, hay violencias sexuales de muy diferente intensidad y tienen que tener un tratamiento distinto, pero es muy importante entender que todo acto sexual sin consentimiento forma parte de una misma l¨®gica seg¨²n la cual el machismo establece unas ideas falsas, una serie de roles y premisas que sit¨²an el cuerpo de las mujeres a disposici¨®n de los hombres. Eso es una de las bases m¨¢s profundas de la desigualdad entre las mujeres y los hombres. Si queremos una sociedad feminista, igualitaria, hay que cambiar eso que se llama cultura de la violaci¨®n por una cultura del consentimiento.
P. ?Le preocupa que la reacci¨®n generada devenga una especie de inquisici¨®n arbitraria que acabe teniendo un efecto bumer¨¢n para el propio movimiento feminista?
R. Ese es el discurso que pretende imponer la reacci¨®n machista: cuando una v¨ªctima denuncia es porque le quiere arruinar la vida al hombre. Y en realidad creo que cada vez m¨¢s hombres piensan que no quieren ser como Rubiales. Cada vez hay m¨¢s hombres que saben que una sociedad en la que se garantiza la libertad sexual de las mujeres es una sociedad mejor tambi¨¦n para ellos, y que precisamente por eso rompen el pacto entre caballeros. Espa?a es cada vez m¨¢s una sociedad abrumadoramente feminista.
P. Pero hay hombres y tambi¨¦n mujeres de izquierdas que se sienten alienados por lo que consideran un feminismo excluyente o agresivo. Algo que fue identificado como uno de los motivos de cierto trasvase de votos de izquierda a derecha en los sondeos preelectorales del 23-J, y que llev¨® a S¨¢nchez a moderar su discurso feminista en campa?a. ?Cree que se pudo haber logrado lo que se ha logrado en esa legislatura sin alienar a ese sector?
R. La reacci¨®n machista a veces logra en parte sus objetivos. Hay negacionistas que, si tienen posiciones de poder, minimizan los recursos de lucha contra las violencias machistas, les dicen p¨²blicamente a las mujeres que la violencia de g¨¦nero no existe y retiran las herramientas institucionales que durante muchos a?os hemos estado construyendo para acabar con las violencias. Durante todos estos meses, muchas veces se nos ha dicho que hemos querido correr demasiado. Sin embargo, este momento est¨¢ demostrando que, lejos de haber ido demasiado r¨¢pido, hemos ido al ritmo que nuestra sociedad demanda, quiz¨¢ m¨¢s r¨¢pido de lo que a los sectores m¨¢s reaccionarios les gustar¨ªa, pero al ritmo que nuestra sociedad exige. De hecho, creo que la siguiente legislatura tiene que continuar profundizando esas transformaciones feministas que nuestra sociedad necesita. Las pol¨ªticas feministas tienen que profundizarse en la siguiente legislatura y tienen que avanzar si cabe con m¨¢s fuerza que en esta.
La ¡®ley trans¡¯ es una de las leyes que m¨¢s consenso social ha generado en esta legislatura
P. A veces da la sensaci¨®n de que tacha de machista todo lo que no sea su agenda. ?No puede haber otro feminismo?
R. Siempre ha habido muchos feminismos y de hecho el feminismo debate, tiene posiciones diversas en much¨ªsimos temas. Pero aun as¨ª somos capaces de construir una agenda com¨²n que es la agenda democr¨¢tica m¨¢s poderosa a nivel internacional en este momento. Hay que sostener a la vez la posibilidad de reconocer que no estamos de acuerdo en todo, con una absoluta firmeza frente la reacci¨®n machista que busca frenar el avance en derechos.
P. Se lo pregunt¨® Abascal a S¨¢nchez y a D¨ªaz en el debate electoral, y no respondieron: ?Qu¨¦ es una mujer?
R. Una mujer es alguien que por el hecho de ser mujer tiene m¨¢s riesgo de pobreza, m¨¢s precariedad laboral, m¨¢s riesgo de sufrir violencias machistas, de ver vulnerados sus derechos sexuales y reproductivos. Ser mujer es tener menos posibilidades para garantizar todos tus derechos y para conquistar la posibilidad de tener una vida digna. Es estar en una posici¨®n de desventaja por el hecho de ser mujer.
P. ?Sentirse mujer es ser mujer?
R. Es que esa pregunta implica una enorme carga de transfobia, y no lo digo para culpabilizar a las personas que se la pueden hacer leg¨ªtimamente. Entiendo que hay muchas personas que nunca se han aproximado a las realidades de las personas trans y que se pueden hacer esa pregunta, y necesitan que hagamos pedagog¨ªa y que demos una respuesta. Pero una mujer trans no se levanta un d¨ªa y se siente mujer. Las mujeres trans son mujeres y los hombres trans son hombres. Lo son, lo diga la ley o no lo diga. Lo que nosotros ten¨ªamos que decidir en esta legislatura es si, en cumplimiento de los diferentes mandatos internacionales y tambi¨¦n de la estrategia LGTBIQ+ de la Uni¨®n Europea y de la voluntad de legislar de acuerdo a los derechos humanos, reconoc¨ªamos a las personas trans que son quienes son, sin obligarlas por ello a hormonarse durante dos a?os o a entregar al Estado un informe m¨¦dico que acreditase que son personas enfermas. Porque no lo son.
P. Durante su gesti¨®n se ha desplegado una agenda legislativa ambiciosa, pero tambi¨¦n el movimiento feminista se ha dividido como nunca antes por asuntos como la ley trans o la ley de libertad sexual. Viendo lo que ha pasado, ?har¨ªa algo diferente para evitar esa ruptura?
R. Siempre ha habido posiciones diferentes. Quiz¨¢ antes nos pregunt¨¢bamos menos por ellas porque el feminismo no estaba en el centro del debate social. En todo caso, nuestra acci¨®n como ministerio y como Gobierno no tiene tanto que ver con intentar resolver las diferencias que puedan existir y que adem¨¢s son buenas, democr¨¢ticas, sanas, sino con tratar de acompa?ar con las pol¨ªticas p¨²blicas y con la legislaci¨®n los consensos que el movimiento feminista ha puesto encima de la mesa. Y aunque a veces la reacci¨®n machista nos haya podido hacer dudar, la ley trans es una de las leyes que m¨¢s consenso social ha generado de todas las que se han aprobado en esta legislatura.
Con el caso Rubiales comprobamos c¨®mo la mayor¨ªa de la sociedad entiende que era necesario que el consentimiento est¨¦ en el centro
P. Las rebajas de penas y excarcelaciones por la ley del solo s¨ª es s¨ª se han convertido en uno de los grandes problemas del Gobierno. ?Usted sigue sin admitir error alguno tanto en la redacci¨®n de la ley como en la gesti¨®n de la crisis?
R. Con una sola v¨ªctima o familiar de una v¨ªctima que se haya sentido vulnerado en sus derechos por estas decisiones judiciales de rebajas de penas, tenemos la obligaci¨®n siempre como Estado de pedirles perd¨®n y de contribuir a su reparaci¨®n. Es leg¨ªtimo que la sociedad se preocupe cuando hay decisiones judiciales que est¨¢n rebajando penas a algunos agresores sexuales, aunque ese no fuese ni el contenido de la ley ni la voluntad del legislador. Sin embargo, tambi¨¦n creo que en el caso Rubiales estamos pudiendo comprobar c¨®mo la mayor¨ªa de nuestra sociedad entiende que es necesario que el consentimiento est¨¦ en el centro y que las violencias sexuales ya no pueden ser invisibles.
P. ?De verdad cree que no se pod¨ªa haber hecho nada en su redacci¨®n para evitar que se rebajaran las penas, que ha sido todo culpa de la aplicaci¨®n de los jueces machistas?
R. Creo que si miramos la realidad de lo que ha ocurrido y nos fijamos en que dos tercios de los juzgados en nuestro pa¨ªs han aplicado la ley de acuerdo al esp¨ªritu de la misma y a su redacci¨®n y no han rebajado las condenas a los agresores, y si nos fijamos en el posicionamiento que ha mantenido la Fiscal¨ªa General del Estado, nos damos cuenta de que s¨ª ha habido un debate sobre el consentimiento en nuestra sociedad. Y tambi¨¦n lo ha habido en el sistema judicial, y eso ha generado un problema de aplicaci¨®n al que no le quito ni un ¨¢pice de importancia.
P. ?Pero ninguna autocr¨ªtica, ni en el previo ni en el post?
R. ?No creen que para m¨ª hubiera sido mucho m¨¢s f¨¢cil decir que hab¨ªa un error, y que adem¨¢s esa parte de la ley la hizo un ministerio socialista? Pero es que no lo creo. Lo que no me hubiese permitido es ponerme de perfil. Acepto que haya mucha gente que plantee cr¨ªticas y estoy dispuesta a dialogar, pero el paso del tiempo est¨¢ demostrando que hemos hecho bien en aprobar una ley como la del solo s¨ª es s¨ª, que cambia el paradigma, no solamente penal sino sobre todo social, en el tratamiento de las violencias sexuales. Esos cambios de paradigma profundos no se dan de un d¨ªa para otro. Por supuesto, voy a estar siempre ah¨ª para dar la cara cuando hay un problema de aplicaci¨®n. Esta es una ley en la que su parte penal, que es la que m¨¢s debate y controversia ha generado, depend¨ªa del Ministerio de Justicia. Es una ley que aprueba el conjunto del Parlamento, que pasa todos los informes preceptivos con muy buenas valoraciones, que se tramita durante dos a?os, y por tanto creo que da garant¨ªas suficientes para pensar que, incluso cuando hay un fuerte ataque a ese cambio de paradigma tan profundo, hacemos bien en defenderla.
P. Dec¨ªa que no se hubiera permitido ponerse de perfil, ?alguien lo hizo?
R. Nunca me he sentido sola, pero hay momentos en los que hubiese esperado m¨¢s acompa?amiento para hacer frente a la reacci¨®n machista, por supuesto que s¨ª.
P. ?Usted cree que la ley no se ha sabido explicar bien, como critic¨® Yolanda D¨ªaz?
R. En el proceso de tramitaci¨®n de la ley explicamos todo aquello que estaba en ese momento en el centro del debate p¨²blico. ?A lo mejor podr¨ªamos haber explicado tambi¨¦n otras partes que estaban quedando m¨¢s opacadas? Pues a lo mejor tuvimos que intentar introducir tambi¨¦n ese debate en la sociedad, saben que no es f¨¢cil.
P. ?En alg¨²n momento de la legislatura se ha planteado dimitir?
R. Nunca me hubiese perdonado no dar la cara. Ha habido momentos muy dif¨ªciles, pero nunca me he sentido sola.
Podemos es una fuerza de gobierno. Es bueno que entre en el Ejecutivo
P. ?Cu¨¢l fue su peor momento al frente del ministerio?
R. Ha habido muchos. Pero sin duda el momento m¨¢s dif¨ªcil es cuando empezamos a conocer esas decisiones judiciales de rebajas de condenas.
P. ?C¨®mo le sent¨® no ir en las listas del 23-J?
R. La gente se puede imaginar lo que pienso. Lo m¨¢s importante en estas elecciones para la mayor¨ªa de nuestra sociedad era evitar que gobernasen la derecha y la extrema derecha, y de nuevo a Podemos se nos ha pedido lo que a ninguna otra fuerza se le pide para poder cumplir ese objetivo. Y lo hemos hecho. En lo que tiene que ver con nuestro espacio pol¨ªtico, hicimos una apuesta con Yolanda como candidata que pens¨¢bamos que pod¨ªa permitir ampliar el espacio electoral, y eso no ha sucedido. Hemos perdido votos y esca?os incluso siendo m¨¢s formaciones. Las expectativas no se han cumplido y eso no es una buena noticia.
P. En las negociaciones para un Gobierno de coalici¨®n progresista, ?es una l¨ªnea roja que Podemos tenga un ministerio?
R. Es algo bueno para nuestro pa¨ªs. Podemos es una fuerza de gobierno, es la ¨²nica fuerza que durante mucho tiempo defendi¨® la necesidad de un Gobierno de coalici¨®n y despu¨¦s ha permitido que ocurran cosas en este pa¨ªs que hasta nuestra entrada en el Gobierno parec¨ªan mucho m¨¢s dif¨ªciles.
P. ?Y c¨®mo van esas conversaciones?
R. En las negociaciones de Gobierno es Yolanda la que toma las decisiones y nosotras haremos nuestras propuestas y trabajaremos para que siga existiendo un Gobierno de coalici¨®n en unas circunstancias m¨¢s dif¨ªciles que la pasada legislatura, porque ahora no hay una mayor¨ªa de izquierdas, hay una mayor¨ªa plurinacional que nos va a permitir hacer avances significativos en lo que tiene que ver con la crisis territorial y con el reconocimiento de la plurinacionalidad, pero no es una mayor¨ªa de izquierdas y eso nos va a obligar a ser mucho m¨¢s inteligentes y m¨¢s audaces en el proceso de transformaciones feministas y de justicia social.
P. ?Hay que avanzar hacia la amnist¨ªa como piden algunos grupos independentistas?
R. Es una herramienta clave para la desjudicializaci¨®n. Podemos es la primera fuerza de ¨¢mbito estatal que ha reconocido la plurinacionalidad de nuestro pa¨ªs, y hemos defendido siempre usar todas las herramientas posibles para la desjudicializaci¨®n de un conflicto que es pol¨ªtico y que nunca debi¨® judicializarse.
P. Si hubiese repetici¨®n electoral, ?habr¨ªa que renegociar el acuerdo con Sumar?
R. Todas estamos centradas en que haya un Gobierno de coalici¨®n.
P. Y en ese hipot¨¦tico Gobierno de coalici¨®n, ?le gustar¨ªa repetir como ministra de Igualdad?
R. Eso es una decisi¨®n que nunca es individual, es colectiva, al menos as¨ª lo entiendo. Yo estoy a disposici¨®n de mis compa?eros y mis compa?eras, siempre lo he estado. Obviamente me gusta lo que hago, creo que tiene sentido y que es ¨²til, pero esa nunca es una decisi¨®n individual.
P. ?Qu¨¦ queda de aquel sue?o de asaltar los cielos nacido en el 15-M despu¨¦s de este ciclo electoral?
R. F¨ªjese, a lo mejor parece que hay mucha distancia entre esa frase, que parece grandilocuente, y la acci¨®n pol¨ªtica concreta, pero conseguir una nueva generaci¨®n de derechos feministas, con la ley solo s¨ª es s¨ª, la nueva ley del aborto y derechos sexuales y reproductivos, la ley trans y de derechos LGTBI, el ingreso m¨ªnimo vital, la intervenci¨®n del precio de la energ¨ªa, un impuesto a las grandes fortunas para que consigamos un poco m¨¢s de equilibrio fiscal... es lo que m¨¢s se le parece a esa idea de asaltar los cielos, que a m¨ª por lo menos me remite a conseguir que se hagan posibles cosas que parec¨ªan imposibles. Y quiz¨¢ en una democracia parlamentaria y en nuestros Estados de derecho, hacer posible lo que todo el mundo cree que es imposible sea lo m¨¢s parecido a asaltar los cielos.
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