Los 100 mejores en ¡®?Qu¨¦ est¨¢s leyendo?¡¯, el ¡®podcast¡¯ de libros de EL PA?S
El programa de ¡®Babelia¡¯ ha recogido este 2024 las lecturas de m¨¢s de 20 autores en lengua espa?ola
El programa de ¡®Babelia¡¯ ha recogido este 2024 las lecturas de m¨¢s de 20 autores en lengua espa?ola
¡®La llamada¡¯ de Leila Guerriero y ¡®La pen¨ªnsula de las casas vac¨ªas¡¯ de David Ucl¨¦s son algunas de las lecturas recomendadas por Babelia
La lista de ¡®Babelia¡¯ refleja una renovaci¨®n encarnada en los t¨ªtulos de Sara Barquinero y David Ucl¨¦s, la sorpresa del inclasificable libro de Camila Ca?eque o la consolidaci¨®n de una alineaci¨®n femenina latinoamericana: Enriquez, Ojeda, Gainza, Harwicz, Wiener...
Leo literatura ¡ªtambi¨¦n¡ª para conocer mejor m¨¢s vidas ajenas, para saber c¨®mo viven otros su vida entera, la p¨²blica y adem¨¢s la invisible
No corro para medir o medirme. No corro para llegar m¨¢s lejos ni para hacerlo m¨¢s r¨¢pido. Corro, de hecho, para dejarme llevar, para perderme
Cada ma?ana, cuando sal¨ªa a correr, me segu¨ªa una border collie y me pregunt¨¦ c¨®mo ser¨ªa mi vida si yo fuera otra
No creo ser la ¨²nica que aprendi¨® de ¨¦l cosas importantes: c¨®mo mirar, c¨®mo acomodar palabras, c¨®mo lograr un estilo, c¨®mo encontrar historias
Fue un ni?o m¨¢s de un barrio humilde de Montevideo. No hab¨ªa un solo artista en la familia, pero ¨¦l quer¨ªa ser actor. Y no hab¨ªa plan B. Leila Guerriero conversa con la nueva estrella del cine y las pasarelas sobre su infancia, su pasi¨®n por la actuaci¨®n y el rodaje con Juan Antonio Bayona
A veces se va por el mundo con el alma hecha una tasca donde la pesadumbre y los sue?os retorcidos se turnan para acodarse en el mostrador y pedir otra ronda
El autor de ¡®A sangre fr¨ªa¡¯ marc¨® la literatura de no ficci¨®n y logr¨® conectar con la violencia inexplicable que asola EE UU, pero sobre todo dej¨® el mito de una persona destruida por el personaje. Este lunes se cumple el centenario de su nacimiento
Nadie parece interesado en recordar la muerte, el encierro, la delaci¨®n del infectado por covid, pero yo pienso a menudo en todo eso
Adi¨®s a los mares y los peces, a los barcos y las ostras, a los brazos que embest¨ªan las olas, al sexo inflamado, a la cacer¨ªa de lo nuevo
La escritora y periodista conversa sobre su ¨²ltimo libro, ¡®La llamada¡¯, el relato de una superviviente de los militares, en una conversaci¨®n con Jan Mart¨ªnez Ahrens durante el Hay Festival de Quer¨¦taro
Novelas de relaciones ¨ªntimas y desgarradas como el libro de Scott Spencer logran encontrar nueva vida. Muchos lectores j¨®venes han impulsado la vigencia de Sally Rooney o Yanagihara
Preocupada por la ¨¦pica del relato, trat¨¦ de idear una tarde memorable para el d¨ªa de antes de la ces¨¢rea programada
Adem¨¢s de ser una de las mejores periodistas del mundo escribiendo en castellano, la autora de ¡®La llamada¡¯ alcanza lecturas psicol¨®gicas a partir de la descripci¨®n de un paisaje, un barrio o un edificio
Todos tendr¨ªamos que tener una voz as¨ª. Alguien que nos recuerde, cuando estamos lejos, que hay un camino para regresar a casa
Nunca me plantean las cuestiones que podr¨ªan producir respuestas peligrosas como: soledad, miedo absoluto, poco, nunca o una sola vez, no tengo esperanzas de que vuelva a pasar
Me atrae la posici¨®n de quienes demuestran con una f¨®rmula algo que muchas veces funciona en la teor¨ªa, pero no en aquello que llamamos realidad
Hoy las horas huelen a rastrojo de sombra. El d¨ªa destroza a tarascones lo que se ponga delante. Se acabaron los tiempos de so?ar
La escritora y columnista de EL PA?S charla sobre su ¨²ltimo libro, ¡®La llamada¡¯, con un grupo de suscriptores del diario
La literatura de la realidad revive medio siglo despu¨¦s de la publicaci¨®n de ¡®El nuevo periodismo¡¯
Permanec¨ª en esa cueva hasta que pude aniquilar la pregunta que me hab¨ªa llevado hasta all¨ª: c¨®mo hubiera sido esa otra vida
Un d¨ªa, grab¨¦ unos poemas. Idea Vilari?o, Lorca. Adjunt¨¦ los audios a un correo y lo envi¨¦ a los participantes del taller de escritura. Hice eso durante mucho tiempo
Hay da?os que se producen a c¨¢mara lenta. Cuando finalmente quedan en evidencia, las reacciones para evitarlos resultan in¨²tiles. Es lo que est¨¢ ocurriendo en Argentina
Colombia busca prohibir las terapias que prometen eliminar la homosexualidad en un pa¨ªs donde la comunidad LGTBI corre riesgo de muerte
Este concurso ya ha finalizado, estamos contactando con los ganadores
Cuenta Leila Guerriero que entre las preguntas que le hacen hay una recurrente: ?qu¨¦ le pasa al escuchar historias como las de Silvia Labayru? Lo importante, explica, no es lo que le pasaba a ella
Silvia Labayru, quien fuera secuestrada y torturada en la Escuela Superior Mec¨¢nica de la Armada (ESMA) durante la ¨²ltima dictadura argentina, es la protagonista de ¡®La llamada¡¯, el m¨¢s reciente libro de Leila Guerriero
Est¨¢s leyendo esto que no te habla a vos ni de vos. Que habla de que todos llevamos, a veces, el mismo nombre sin apellido, hu¨¦rfanos ancestrales
Berna Gonz¨¢lez Harbour inicia este ¡®podcast¡¯ en el que charla con autores que hablan de su obra y recomiendan otros libros a los oyentes
Viajo de manera insensata, leo de forma suicida y siento p¨¢nico, aunque tambi¨¦n euforia (quiz¨¢ no pueda darse una cosa sin la otra) cada vez que me subo a un tren o me embarco en un libro
La escritora explica c¨®mo abord¨® en ¡®La llamada¡¯ la narraci¨®n de la vida de Silvia Labayru, torturada y violada en la ESMA y, despu¨¦s, repudiada por sus compa?eros
La periodista rastrea la vida, la familia y el entorno de Silvia Labayru, secuestrada en 1976, que no ha renunciado al humor, al amor ni a la vitalidad
Lanc¨¦ unas cuantas se?ales de ajuste y, despu¨¦s de un momento de zozobra, pas¨¦ al otro lado del espejo. Era un d¨ªa pomposo por donde se mirara
No hay que buscar respuestas. S¨®lo hay que aventurarse y seguir
Un c¨ªrculo oscuro: una multitud acepta los azotes de su dominador y, a su vez, pide azotes contra su pr¨®jimo, un poco para ser c¨®mplice y otro poco para vengarse de los azotes del que domina
Nos hab¨ªamos visto dos horas antes, volver¨ªamos a vernos en casa en pocas horas m¨¢s, pero nos abrazamos como desconocidos y nos despedimos con dificultad, como si no fu¨¦ramos a reencontrarnos nunca
Me tend¨ª al lado de mi padre. Le toqu¨¦ la cara. Fue una cercan¨ªa extra?a. Jam¨¢s lo hab¨ªa tocado as¨ª y supe que no volver¨ªa a hacerlo
?Dejar de pensar? ?Existe un horror m¨¢s grande que ese? Aunque siento reverencia por la idea de aquietar la mente, y s¨¦ que eso no se logra en 10 minutos, me puse de pie y me fui a correr