El nuevo gran pasatiempo: mirar qu¨¦ hay en las plataformas ?y no decidirse!
Empleamos horas en husmear lo que ofrecen Netflix, HBO, Amazon, Movistar + Disney, Filmin¡ para finalmente no ver nada
Es un desconcertante signo de los tiempos. Un bucle que proporciona la misma dosis de ansiedad que de placer. Tambi¨¦n una lecci¨®n de geopol¨ªtica y tendencias sociales, culturales, creativas no exenta de vicio. Un reino de frivolidad, un absurdo total, un para¨ªso de placeres ocultos sin que tengas que admitir ante nadie ¡ªsolo ante ti, si puedes dormir con ello¡ª que has sentido curiosidad por lo de Georgina y lo de Tamara¡ Nos adentramos en el gran nuevo pasatiempo de la modernidad: tirarse horas, incluso d¨ªas, escrutando los cat¨¢logos de las grandes plataformas para, total, a menudo, no ver nada.
En 2019, un informe de Nielsen apuntaba que un adulto estadounidense dedicaba 7,4 minutos al d¨ªa para escoger su producto en streaming: 45 horas al a?o. Variaba seg¨²n las franjas de edad. Entre 18 y 34 a?os, 9,4. De 34 a 55, un minuto menos. A partir de 55, la paciencia se agotaba entre el 21% y tiraban el mando. Servidor, que me encuentro entre esta ¨²ltima horquilla, ando m¨¢s en las marcas de los adolescentes. Y cada vez con menos sentido de culpa.
Las razones que terminan con una rendici¨®n son diversas. Primero, el sue?o. Despu¨¦s, las excusas: muy larga, mejor no verla solo, la reservo para cuando la podamos disfrutar en familia. Demasiado corta; uf, no soporto a Johnny Depp; ay, me carga Meryl Streep, qu¨¦ pereza tantos cap¨ªtulos. Uy, no, otra de detectives escandinavos, no. Veamos algo que no hayas visto t¨² ni yo¡ Esta para el fin de semana; paso, que es de mucho llorar, prefiero re¨ªrme. Tiene buena pinta, pero, ?de qui¨¦n es? ?De Fulanito? No he visto una sola pel¨ªcula de ese tipo que me guste. Demasiado buc¨®lica, agggg, qu¨¦ asco, elige t¨², anda¡ Tranquilos. No es una p¨¦rdida de tiempo, tampoco. ?Qu¨¦ sensaciones y certezas nos proporciona cada uno?
Netflix. En mundos como el de Netflix cualquiera puede extraer una lecci¨®n de geopol¨ªtica, un c¨²mulo de relatos alternativos, bulos y propaganda por parte de los rusos, los chinos, los israel¨ªes, los franceses, brit¨¢nicos, por no hablar, por supuesto, del m¨¢s genuino estilo de vida americano y dem¨¢s batallas. En gran parte, los buenos y los malos se han dado cuenta del potencial de esos inventos para alcanzar p¨²blicos globales. Netflix en ese aspecto es como un bazar chino. El tinglado viene de ellos y lo han conformado en sus mejores momentos, no ahora, que aprieta la competencia. No hacen ascos a una producci¨®n que huela a mano del Kremlin ni a un pasote del Mossad, caso de El esp¨ªa. De entre todos, como ejemplo de obra maestra del lavado de cara y la creaci¨®n de un mito contempor¨¢neo, se impone The Crown, marca de la casa, como antes lo fue Narcos. Han sido capaces de humanizar a un traficante asesino y bajar al barro a una reina. Pero Netflix, ante todo, es una materializaci¨®n visual de todas las tendencias que existen en el mundo, centr¨¢ndose en tres continentes: Am¨¦rica, Asia y Europa. Al ofrecer tanto, corres el peligro de no salir. Y uno es partidario de dedicar el mismo espacio de tiempo a todas. Recomendamos administrarlo con cron¨®metro. No m¨¢s de 15 minutos para no dejarse atrapar por su ya m¨ªtico algoritmo ni inquietarse demasiado cuando apelan a tu propio gusto personalizado, aunque no siempre acierten. Es la apoteosis del cookie.
Filmin. Es lo contrario a Netflix, el reino de los hipsters, la prueba de fuego para aspirantes a cin¨¦filos. La conciencia tranquila de los que aspiran a la alta cultura y a darse un ba?o cl¨¢sico alternativo y multicultural. El caramelo para presumir en las cenas con amigos cuando salga el tema de las recomendaciones. Pagar la cuota de Filmin renta en cuanto a postureo y prestigio social. Lo m¨¢s parecido a que, en tiempos, a uno lo vieran en Madrid por la plaza de los Cubos fij¨¢ndose en las carteleras de cines en versi¨®n original. La plataforma que hace a muchos exclamar: ¡°Yo solo veo Filmin¡±. Les aconsejar¨ªa cobrar un plus por ello.
Amazon. Por un momento sospechamos que rebasar¨ªa a Netflix. Pero a¨²n no ha ocurrido y al tiempo le han salido serias competidoras directas como Disney+, Apple TV+ o, ahora mismo, en una deriva que descoloca, HBO Max. Amazon es m¨¢s una tienda audiovisual que una plataforma. De ah¨ª su cuota rid¨ªcula de inicio: permite entrar para seguir comprando. Parece una especie de mu?eca rusa en la que caben otras plataformas y en el caso de Espa?a, FlixOl¨¦, que tanto dice de nosotros. Al acoger otras marcas, Amazon es una especie de Corte Ingl¨¦s del streaming.
Disney+. Ha irrumpido con fuerza, incluso con t¨ªtulos propios llamados a perdurar, como The Old Man. Pero la aut¨¦ntica baza de la compa?¨ªa se asienta en su propio cat¨¢logo. Cine para las m¨¢s amplias audiencias, la capacidad de apelar al ni?o que fuimos de tres generaciones a esta parte. Gloria y veneno. Entre lo primero, de los cl¨¢sicos en dibujos a las obras maestras de Pixar y las grandes producciones de Buenavista. De lo segundo, toda esa bazofia que poblaba Disney Channel con ni?os insoportables y un humor de cuarta. Desde Hannah Montana a High School Musical, todo un manual de mala educaci¨®n para ni?os y adolescentes donde se mostraba un modo de vida con principios cuya responsabilidad en la configuraci¨®n del mundo de hoy anda por analizarse.
HBO Max. Desde hace tiempo, HBO va de capa ca¨ªda. Y desde el final de Juego de tronos, m¨¢s, por mucho que la precuela La casa del drag¨®n bata r¨¦cords y creativamente se encuentre a la altura. HBO era esa marca en la que cualquier productor ejecutivo aspiraba a entrar. La cuna de los verdaderos popes de la nueva era de la ficci¨®n audiovisual, el Cambridge del que salieron The Wire, Los Soprano, A dos metros bajo tierra, Boardwalk Empire, Juego de tronos, por supuesto, la casa madre. Pero su oferta se ha ido desdibujando por el mainstream y apenas han aportado creativamente nada de relevancia desde Chernobyl. O alguien lo sacude y arriesga m¨¢s o cae. Adem¨¢s, se queda colgado a veces. De agradecer que se hayan encargado en agrandar el tama?o de sus ofertas visualmente en el cat¨¢logo, aunque cuando entras a enterarte de qui¨¦nes lo han hecho, no se les d¨¦ la relevancia suficiente, como ocurre en Netflix o Amazon tambi¨¦n, que han entrado en esa humillaci¨®n sistem¨¢tica al creador.
Movistar Plus+. Si algo busca Movistar Plus+ es un camino propio. Una apuesta de riesgo que var¨ªa entre el thriller, el drama y la comedia donde encuentran oportunidad los grandes creadores del ¨¢mbito hispano. Combina eso con programas puramente televisivos de producci¨®n propia, desde La resistencia, que sigue con cuerda a Ilustres ignorantes, un inquebrantable fen¨®meno sin fecha de caducidad. Tambi¨¦n con una buena oferta de series de calidad de varios ¨¢mbitos y productoras sin escaparate, con series magistrales, tipo Better Call Saul o The Good Fight. Resisten el asedio con calidad, sin ese vale todo que con tanto alrededor no deja distinguirse. Movistar Plus+ lo consigue.
Apple TV+. Quiz¨¢s sea la plataforma que m¨¢s expectativas sigue levantando. Un riesgo, porque ya se sabe que las expectativas tienen un plazo. Y en estos tiempos, m¨¢s corto que nunca. Ha arrancado con fuerza gracias a productos como The Morning Show, See, Para toda la humanidad o Ted Lasso, aunque, me van a perdonar, no le vea la gracia. Con estrenos como MacBeth parece debatirse entre cierta b¨²squeda de la calidad y las concesiones al gran p¨²blico. Han dado, eso s¨ª, con la clave de los premios y eso les beneficia en sus emmys y globos de oro. Pero, cara a convencer al suscriptor, veremos.
FlixOl¨¦. Un ba?o de identidad patria. Desde la posguerra al presente. Un recorrido nost¨¢lgico y realista para saber de d¨®nde venimos. Desde Marcelino, pan y vino al universo Santiago Segura, desde los ases de la espa?olada al intento de toda una generaci¨®n de directores para entroncarnos en creaci¨®n con Europa, de los hijos de Spielberg a los que buscaron ra¨ªces y referentes m¨¢s propios. En FlixOl¨¦ caes seguro y observas su cat¨¢logo con una sonrisa, un punto de verg¨¹enza y un sentimiento de reconciliaci¨®n y pertenencia como en pocos lugares.
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