Un ¨¦xito como la Coca-Cola: la industria del cannabis genera un negocio de 40.000 millones
La aprobaci¨®n del consumo recreativo y medicinal en decenas de Estados en la ¨²ltima d¨¦cada ha tra¨ªdo beneficios como la desestigmatizaci¨®n o el crecimiento de una industria multimillonaria, pero el consumo problem¨¢tico y los encarcelados por posesi¨®n empa?an una narrativa exitosa
Las calles de Nueva York tienen un inconfundible olor a marihuana. Tambi¨¦n las de Los ?ngeles y San Francisco, las de Chicago y Atlanta. Desde que Colorado legaliz¨® el consumo recreativo hace una d¨¦cada, han ido cayendo Estados como fichas de domin¨®, y a d¨ªa de hoy 40 la han legalizado por lo menos para consumo medicinal y 24 para el recreativo. El uso se ha disparado hasta tal punto que por primera vez ha superado el consumo diario de alcohol en todo el pa¨ªs. Con este boom han llegado m¨²ltiples y variados beneficios, desde la desestigmatizaci¨®n del consumo al crecimiento de una industria multimillonaria y una importante fuente de recaudaci¨®n fiscal. Es sin duda una historia de ¨¦xito pol¨ªtico y econ¨®mico, pero esconde un par de sombras, como el consumo problem¨¢tico al que se le hace la vista gorda y los miles de presos que siguen encarcelados por pasados delitos de posesi¨®n.
La proporci¨®n de estadounidenses que son fumadores habituales de marihuana se ha m¨¢s que duplicado desde 2013, seg¨²n la encuestadora Gallup. En ese entonces, un 7% de los adultos dec¨ªa fumar habitualmente. Ahora el n¨²mero se acerca al 17%, unos 44 millones de personas. Otro estudio reciente a?ade que casi la mitad de esos reporta consumir cannabis diariamente o casi a diario, lo cual significa que, por primera vez en la historia, m¨¢s personas fuman marihuana todos los d¨ªas que las que beben alcohol a diario; aunque es posible que el aumento sea m¨¢s bien producto de una mayor disposici¨®n de reportar el consumo propio. Aun as¨ª, y a pesar de que es dif¨ªcil hacer una comparaci¨®n detallada con otros pa¨ªses porque no hay muchos datos, con los que hay, Estados Unidos est¨¢ entre los que mayor prevalencia de consumo tienen.
No es un hito para nada menor en un pa¨ªs que durante todo el siglo XX sigui¨® el prohibicionismo como modelo, primero precisamente con el alcohol, y luego con otras drogas. La marihuana, en particular, fue objeto de campa?as alarmistas y enga?osas en los a?os 80 y 90. Es toda una historia de estigmatizaci¨®n. De hecho, la palabra ¡°marihuana¡± es producto de ello al ser popularizada en los a?os 40, pues generaba una asociaci¨®n del cannabis con la poblaci¨®n migrante mexicana de la ¨¦poca. Pero desde el principio de este siglo, y especialmente desde 2014, la opini¨®n p¨²blica ha cambiado profundamente: si en el a?o 2000 un 30% apoyaba la legalizaci¨®n, un n¨²mero que se hab¨ªa mantenido estable casi 30 a?os, a d¨ªa de hoy casi el 70% de los estadounidenses est¨¢n de acuerdo.
Una cosa es legalizar y regular, y otra diferente es legalizar y comercializar, apunta el Dr. Deepak D¡¯Souza, director del Yale Center for the Science of Cannabis and Cannabinoids. ¡°Es la comercializaci¨®n la que aumenta el uso del cannabis. La industria del cannabis ya est¨¢ en miles de millones y est¨¢ creciendo. El fin ¨²ltimo para las empresas es vender m¨¢s producto, pero deber¨ªamos recordar el impacto de la comercializaci¨®n del tabaco, eso cambi¨® todo¡±.
El Dr. D¡¯Souza est¨¢ haciendo referencia al nivel de disponibilidad para comprar productos de cannabis, pero tambi¨¦n al mercadeo de los mismos. Por un lado, si se compara que, seg¨²n datos de Pew, el 54% de los norteamericanos vive en un Estado donde la marihuana recreativa es legal, pero el 79% vive en un condado con por lo menos un dispensario ¡ªcomo se conocen a las tiendas especializadas en la venta de cannabis y productos derivados¡ª la diferencia entre legalizaci¨®n y comercializaci¨®n se hace m¨¢s patente. Por otro lado, si se tiene en cuenta que adem¨¢s de la flor para fumar se venden tambi¨¦n infinidad de productos que contienen THC como dulces o bebidas, que suelen venir en empaques coloridos casi indistinguibles de las golosinas y refrescos dirigidos a menores, el problema de los excesos de la comercializaci¨®n es todav¨ªa m¨¢s claro.
Sin embargo, frente a voces que piden cautela como la del Dr. D¡¯Souza, las cajas registradoras son ensordecedoras. Seg¨²n Statista, la industria del cannabis generar¨¢ 40.000 millones de d¨®lares en 2024, frente a los 7.600 millones que gener¨® en 2016, en los comienzos de la era legal. Para 2028 se estima que llegue hasta los 67.000 millones. No es poca cosa. A d¨ªa de hoy es el doble de lo que genera la industria del chocolate anualmente en Estados Unidos y una cifra similar a las ganancias anuales de Coca Cola en el pa¨ªs.
Consecuentemente, el desarrollo de todo un mercado multimillonario tambi¨¦n se ha traducido en un aumento exponencial en la recaudaci¨®n fiscal en los Estados donde se ha legalizado. En 2014 era cerca de 70 millones de d¨®lares anuales, principalmente por el mercado del cannabis medicinal; en 2023, se recaudaron m¨¢s de 4.000 millones de d¨®lares entre todos los Estados con alg¨²n tipo de mercado legal. Desde esta perspectiva, hay pocos incentivos para la cautela y todos para seguir impulsando la industria, que adem¨¢s genera miles de puestos de trabajo en todo el pa¨ªs.
Las sombras de la salud mental, la seguridad vial y los presos
Pero aunque casi no haya incentivos, argumentos s¨ª hay; principalmente en cuanto a la salud. ¡°Hay consecuencias a corto y largo plazo¡ A corto plazo son los que ocurren inmediatamente despu¨¦s de consumir cannabis. Son los efectos t¨ªpicos y la raz¨®n por la que la mayor parte de la gente la usa para relajarse, reducir la ansiedad, promover el sue?o, facilitar las interacciones sociales, etc. Pero algunos de estos efectos pueden afectar a otros tambi¨¦n. Por ejemplo, el cannabis deteriora la coordinaci¨®n psicomotora, lo cual podr¨ªa interferir a la hora de operar un veh¨ªculo¡±, se?ala el Dr. D¡¯Souza. Los limitados estudios que se han hecho al respecto han revelado que s¨ª hay una correlaci¨®n entre la legalizaci¨®n y un aumento en las muertes causadas por accidentes viales de alrededor del 10%.
A mediano y largo plazo los riesgos son otros y tienen que ver con la adicci¨®n y la salud mental. Con un mayor uso, pero adem¨¢s con los niveles de THC ¡ªel componente activo psicod¨¦lico del cannabis¡ª en aumento, los peligros en estas materias es tambi¨¦n mayor. Durante las ¨²ltimas d¨¦cadas, el contenido de THC ha pasado de un promedio de 4% en 1995 a 17% en 2017, y probablemente m¨¢s en la actualidad. Como si fuera poco, tambi¨¦n existen muchos productos como aceites, dabs y comestibles legales que pueden llegar a tener niveles de hasta 90% de THC.
¡°Hay una convergencia de evidencia que apoya la relaci¨®n entre la exposici¨®n al cannabis y el riesgo de esquizofrenia. Entre m¨¢s pronto se inicie el uso, mayor intensidad del consumo y el uso de presentaciones m¨¢s potentes genera mayor riesgo. Tambi¨¦n hay un mayor riesgo de desarrollar trastorno bipolar, depresi¨®n aguda y suicidio... Se podr¨ªa usar la misma analog¨ªa que fumar y el c¨¢ncer de pulm¨®n: no todos los fumadores desarrollan c¨¢ncer de pulm¨®n y no todos los que tienen c¨¢ncer de pulm¨®n han sido fumadores, pero la correlaci¨®n es clar¨ªsima¡±, explica el Dr. D¡¯Souza.
Los casos m¨¢s extremos de psicosis y suicidio relacionados con un uso problem¨¢tico de cannabis han ido en aumento, seg¨²n los pocos estudios que hay, especialmente en personas que empezaron su consumo habitual durante la adolescencia, cuando el cerebro sigue en desarrollo y es m¨¢s vulnerable. Sin embargo, hay que tener en cuenta que hay factores gen¨¦ticos importantes en todas estas condiciones. Y que, a pesar de estos riesgos, el consumo de marihuana moderado es notablemente poco riesgoso a nivel f¨ªsico, psicol¨®gico o social cuando se compara con otras drogas m¨¢s fuertes, o incluso con el alcohol y el tabaco.
M¨¢s all¨¢ de la salud, la gran mancha en la triunfante ola de la legalizaci¨®n de la marihuana es retroactiva: hay todav¨ªa miles de personas en c¨¢rceles del pa¨ªs por delitos relacionados con el cannabis. Si bien desde 2017 las encarcelaciones por marihuana han sido muy pocas, menos de cien, datos actuales estiman que la cifra de presos en el presente es cercana a los 32.000, aunque los n¨²meros no son exactos porque hay delitos diferentes como posesi¨®n o tr¨¢fico.
El presidente Biden ha hablado en m¨²ltiples ocasiones al respecto. ¡°Nadie deber¨ªa estar encarcelado por el uso o posesi¨®n de marihuana¡±, dijo hace unos meses, reflejando la opini¨®n popular al respecto. En un a?o electoral, durante el cual el voto de los j¨®venes y minor¨ªas puede ser clave, el candidato a la reelecci¨®n ha usado este mensaje en un intento de asegurar votos. Hay rumores de que firmar¨¢ en los pr¨®ximos meses una orden que sacar¨ªa a miles de presos por delitos menores como posesi¨®n, pero no se ha confirmado nada hasta ahora.
M¨¢s all¨¢ del c¨¢lculo electoral, esto demuestra que hay una conciencia por atar los cabos sueltos que ha dejado una legalizaci¨®n avanzada con relativamente poca planeaci¨®n y un ¨¦nfasis econ¨®mico. En esta misma l¨ªnea, el inminente cambio de clasificaci¨®n del cannabis de sustancia controlada de Lista I ¡ªla m¨¢s alta, que considera que no tiene ning¨²n uso y la agrupa con la hero¨ªna¡ª a Lista III ¡ªuna clasificaci¨®n m¨¢s laxa que la pondr¨ªa junto a sustancias como la ketamina o los esteroides anab¨®licos¡ª pretende alcanzar la coherencia entre las leyes estatales y federales. El principal efecto que esto tendr¨ªa es que liberar¨ªa sustancialmente la posibilidad de hacer infinidad de estudios detallados sobre los potenciales usos del cannabis y tambi¨¦n de sus riesgos.
Diez a?os despu¨¦s de que se vendiera marihuana recreativa legal por primera vez en Estados Unidos, el boom cann¨¢bico apenas comienza.
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