?El fin del sue?o europeo?
Europa ahora no sabe hacia d¨®nde quiere ir. Pero mientras los europeos buscan respuestas para los problemas que enfrentan, los latinoamericanos, que los hemos tenido como referente, tambi¨¦n debemos preguntarnos qu¨¦ queremos
Por su historia, Europa ha sido para Colombia un referente pol¨ªtico, cultural, social y econ¨®mico. A esto se le suma la nostalgia del grupo dirigente criollo de imaginarse parte de una ¨¦lite internacional que, con contadas excepciones, la ha mirado y tratado con desd¨¦n.
Esto se tradujo en una idealizaci¨®n de lo que all¨¢ pasaba y en una confianza ciega en el camino que recorr¨ªan. Independiente de nuestra realidad, Colombia, como Am¨¦rica Latina, asumi¨® como propios debates o pr¨¢cticas europeas de dif¨ªcil materializaci¨®n debido a nuestra propia cultura; a que no cont¨¢bamos con los recursos necesarios para incidir; o a que no hab¨ªa una base social para lograrlo.
Ahora Europa afronta una de las crisis m¨¢s graves de su historia contempor¨¢nea, fundamentalmente, porque no sabe hacia d¨®nde quiere ir. El viejo continente lleva este ¨²ltimo siglo dando tumbos ante nuestros ojos. Que no lo hayamos visto, es otra cosa. La Uni¨®n Europea no tiene nada que la una, m¨¢s all¨¢ de los gigantescos recursos de los que dispone. Los cambios a partir de los cuales se forja el liderazgo global de China y Estados Unidos no tienen a Europa como competidor decisivo.
No hay duda de que Europa cre¨® una de las grandes civilizaciones de la historia. No obstante, ha sido generadora y escenario de dos guerras mundiales y de genocidios en sus propios territorios.
La Gran Guerra o Primera Guerra Mundial dej¨® casi 10 millones de soldados y 13 millones de civiles muertos, la m¨¢s letal de la historia hasta ese momento. Esto gener¨® un ambiente de pesimismo e incertidumbre sobre el futuro, que se reflej¨® en obras como Sin novedad en el frente de Erich Remarque.
En lo que se conoce como el periodo entreguerras y durante la Segunda Guerra Mundial, el que por siglos fue el epicentro del desarrollo cultural y social del mundo, le abri¨® paso al fascismo, al autoritarismo y al socialismo. Liderazgos d¨¦biles allanaron el camino para la consolidaci¨®n del nazismo, al tiempo que muchos europeos fueron c¨®mplices de las atrocidades de Hitler y sus secuaces. Europa se convirti¨® en el teatro de la barbarie, el genocidio y la violencia: 40 millones de civiles y 20 millones de soldados murieron, 6 millones de jud¨ªos perecieron.
Con el fin de la guerra y la ca¨ªda de Berl¨ªn en 1945, Europa emprendi¨® el camino para darse otra forma social y pol¨ªtica, en medio de la divisi¨®n entre una parte del continente dominado por los sovi¨¦ticos y el otro bajo el paraguas de Estados Unidos. La paz trajo unos desaf¨ªos enormes para ganadores y perdedores de la guerra. La tragedia humanitaria de millones de desplazados y refugiados que intentaban retornar a la normalidad; pa¨ªses tratando de reconstruirse luego de la ocupaci¨®n y los bombardeos; naciones en busca de un territorio; una clase dirigente que trataba de explicar lo sucedido mientras promet¨ªa un futuro mejor.
Europa reflot¨® gracias al Plan Marshall, la iniciativa estadounidense para apoyar la recuperaci¨®n de los pa¨ªses luego de la Segunda Guerra Mundial; al miedo com¨²n a un revanchismo alem¨¢n y al poder¨ªo de la Uni¨®n Sovi¨¦tica, que los llev¨® a cooperar en la Otan y a crear la Comunidad Econ¨®mica Europea; y al esfuerzo com¨²n de consolidar una relaci¨®n con Estados Unidos como potencia mundial.
La segunda postguerra no trajo sosiego para Europa. Fue escenario de un orden internacional en permanente tensi¨®n por la Guerra Fr¨ªa hasta 1989. La divisi¨®n entre las zonas oriental y occidental se hizo m¨¢s fuerte. El comunismo y el capitalismo se mostraban los dientes a distancia prudente para evitar un nuevo conflicto, pero siempre con la zozobra de un enfrentamiento nuclear.
Finalizando el siglo XX Europa se vio ante un nuevo desaf¨ªo. Con la ca¨ªda del muro de Berl¨ªn y la desintegraci¨®n de la Uni¨®n Sovi¨¦tica, se materializ¨® la disoluci¨®n del bloque comunista que trajo como consecuencia la reunificaci¨®n de Alemania y el surgimiento de nuevos estados en la regi¨®n ¡ªla mayor¨ªa de los cuales se integr¨® a la Uni¨®n Europea hasta 2007¡ª. Aunque esto fortaleci¨® la integraci¨®n en el papel, gener¨® tensiones en asuntos como la inmigraci¨®n y la econom¨ªa, que siguen sin resolverse. Pero, sobre todo, dej¨® sin programa pol¨ªtico a la Otan, ya que la potencia enemiga o la amenaza com¨²n que le daba sentido, dej¨® de existir. Y esa ausencia se pretendi¨® llenar con el acorralamiento de Rusia.
La Uni¨®n Europea vivi¨® un proceso de economizaci¨®n que desvirtu¨® su raz¨®n de ser. La tensi¨®n entre pa¨ªses ricos y pobres, entre industrializados y menos desarrollados, se convirti¨® en el eje de las relaciones entre sus integrantes.
Ahora Europa tiene en su coraz¨®n una guerra. El atroz enfrentamiento sin cuartel entre Rusia y Ucrania ha puesto en cuesti¨®n todas las intenciones de la Uni¨®n durante los ¨²ltimos 50 o 60 a?os. Con el agravante de que la gente est¨¢ desanimada y no quiere ir a la guerra. ?Estar¨¢ Europa lista para un nuevo conflicto mundial en su territorio? ?Estar¨¢ la Otan lista para cumplir con su misi¨®n protectora? Por la informaci¨®n disponible, no. Aunque Ucrania ha recibido apoyo humanitario, pol¨ªtico, financiero y militar, no es clara la capacidad de los pa¨ªses europeos de suministrar pie de fuerza, armamento pesado y liviano, suministros y todo lo necesario para una contienda como la que se dibuja. Incluso, a ra¨ªz del rocambolesco anuncio de Macron de enviar tropas a Ucrania, el analista franc¨¦s Jean-Dominique Merchet, se?al¨® que el ej¨¦rcito de Francia tendr¨ªa efectivos para mantener apenas un frente de 80 kil¨®metros, cuando el de Ucrania se extiende por 1.000 kil¨®metros.
Europa es un gigante con pies de cristal. Durante un siglo ha vivido de su historia y de una especie de respeto que le profesa el mundo. Claro, son ricos, pero eso no significa que sepan para d¨®nde van o deben ir. De ah¨ª que sea tan dif¨ªcil para ellos tener respuestas para los problemas que enfrentan.
Lo ¨²nico que est¨¢ claro es que los europeos buscan respuestas a su descontento, lo que lleva a varios pa¨ªses a probar caminos antes rechazados ¡ªla extrema derecha¡ª, pero que hoy se ven posibles, como evidencian las ¨²ltimas elecciones al parlamento europeo. Las promesas rotas se convierten en combustible para estos giros.
Am¨¦rica Latina se ha contentado con las migajas de Occidente, en donde cada pa¨ªs act¨²a en una pol¨ªtica de acom¨®dese como pueda. Con esta crisis de Europa, ?ser¨¢ que lleg¨® la hora de construir un camino propio? ?Est¨¢n las ¨¦lites nacionales y locales listas para este salto? ?Qu¨¦ queremos como latinoamericanos?
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