Luz de gas en la oficina: la estrategia m¨¢s cruel de un mal jefe para minar a un buen empleado
Esta ominosa forma de maltrato psicol¨®gico empieza por confundir a la v¨ªctima y, si no se detecta a tiempo, puede llegar hasta a hacerle dudar de su cordura
Si has visto la pel¨ªcula Luz de Gas, dif¨ªcilmente habr¨¢s borrado de tu mente la imagen de una Ingrid Bergman consumida, con la mirada fija en las l¨¢mparas de gas de su casa, que disminuyen de intensidad a su paso. Con los nervios rotos, Bella (su personaje en la ficci¨®n) trata de explicarse el fen¨®meno mientras su marido le hace creer que brillan con la intensidad de siempre. La cinta, basada en una obra teatral de id¨¦ntico t¨ªtulo, dio nombre a una de las formas de abuso psicol¨®gico m¨¢s da?inas: presentar informaci¨®n falsa para lograr que la v¨ªctima dude de s¨ª misma, de su memoria y hasta de su cordura. Y persiste en algunos centros de trabajo.
Mar¨ªa la sufri¨® durante casi una d¨¦cada que pas¨® trabajando de secretaria en una agencia de comunicaci¨®n. Prefiere no revelar su apellido porque a¨²n teme al jefe que la llev¨® a dudar de s¨ª misma. Y no es tanto por dolor ¡ªya han pasado varios a?os y la herida ha cicatrizado¡ª sino porque los recuerdos se han desdibujado en su memoria: ¡°Supongo que para que dejaran de hacerme da?o¡±. Para este reportaje desempolva una lista en la que durante a?os fue apuntando algunas de las pr¨¢cticas abusivas que sufri¨®, con la esperanza de que otras personas puedan ponerle nombre a la situaci¨®n que viven en el trabajo y rompan el c¨ªrculo vicioso que crea.
Una de sus labores principales ¡ªrecuerda Mar¨ªa¡ª era hacer los presupuestos, una tarea que desempe?¨® durante a?os siguiendo las pautas que le hab¨ªa marcado su jefe. ¡°De pronto un d¨ªa me dijo que c¨®mo lo hac¨ªa as¨ª, que eso no era lo que me hab¨ªa pedido y que ya deb¨ªa saber que esa no era la forma correcta¡±, dice, a¨²n con un deje de asombro incr¨¦dulo en la voz. Es precisamente lo que provoca la luz de gas: al principio, las v¨ªctimas se sienten descolocadas y empiezan a dudar de si lo que les dicen es cierto o no, de si realmente est¨¢n haciendo mal aquello por lo que se las se?ala.
¡°Se trata de una de las formas m¨¢s sutiles de acoso laboral, no es lo mismo un abuso directo y manifiesto por el que te insultan directamente a esta f¨®rmula, cuyo prop¨®sito es que la v¨ªctima empiece a dudar. Cuando esto sucede, cuando la v¨ªctima duda, es cuando empieza a producirse el da?o y la agresi¨®n¡±, explica Sergio Ed¨² Valsania, psic¨®logo laboral y coordinador del M¨¢ster Oficial ¡®Online¡¯ en Direcci¨®n y Gesti¨®n de Personas de la Escuela de Negocios y Direcci¨®n. Ed¨² tambi¨¦n apunta que hay veces que el agresor alaba a su v¨ªctima en p¨²blico y despliega sus ominosas t¨¢cticas en privado. As¨ª no hay testigos, y al desconcierto se le suma el desamparo.
Introvertidos, con baja autoestima e inseguridad: el blanco perfecto
Es curioso c¨®mo te atrapa la espiral que crea la luz de gas. En el caso de Mar¨ªa, por ejemplo, su jefe se deshac¨ªa en elogios hacia ella durante los primeros momentos de su relaci¨®n laboral, piropos p¨²blicos y privados que la dejaron a¨²n m¨¢s a la intemperie cuando su patr¨®n comenz¨® a mostrar otra cara. ¡°Al principio todo era maravilloso conmigo, recuerdo que me llamaba ¡®s¨²per Mar¨ªa¡¯¡ Pero luego de pronto empez¨® a tirar por tierra mi trabajo¡±, cuenta en un discurso a¨²n manchado con la frustraci¨®n y la confusi¨®n de aquellos momentos. ¡°Me ped¨ªa que llamara a clientes de la agencia y yo lo hac¨ªa, les llamaba, pero si no consegu¨ªa contactar con ellos me dec¨ªa que no hab¨ªa llamado, me lo negaba¡±. Insist¨ªa en que las l¨¢mparas brillaban como siempre.
Quiz¨¢ este trato te suene¡ y no necesariamente de parte de un superior; tambi¨¦n se le puede hacer luz de gas a un compa?ero. Aunque las motivaciones son bien distintas. ¡°Un jefe puede intentar minar la confianza de aquellos colaboradores que no le siguen su argumento o que de alg¨²n modo pueden hacerle sombra. Muchas veces en un departamento una persona ocupa la jefatura, pero las verdaderamente brillantes son los colaboradores y, ante una situaci¨®n as¨ª, algunos jefes pueden utilizar esta estrategia¡±, argumenta Ed¨². Si el acoso se da entre compa?eros ¡ªexplica¡ª puede deberse a una situaci¨®n de escasez de recursos, como sucede en los escenarios en los que hay un solo puesto por el que compiten varios empleados: ¡°En ese caso, uno puede practicar luz de gas a sus colegas para quedar por encima de ellos anul¨¢ndoles¡±.
?Y en cuanto a las v¨ªctimas? ?Hay una especie de blanco perfecto para esta forma de abuso? El psic¨®logo laboral no tiene ninguna duda de que as¨ª es. Su retrato robot es el de personas que tienen una fuerte necesidad de agradar a los dem¨¢s y que prefieren no rebelarse aunque sean protagonistas, o testigos, de situaciones injustas; tambi¨¦n aquellas con baja autoestima y poca seguridad en s¨ª mismas, adem¨¢s de una escasa capacidad asertiva; y las que suelen, adem¨¢s, carecer de una red de contactos y son introvertidas. ¡°Son personas que a lo mejor tambi¨¦n han sido v¨ªctimas en otro momento de agresiones, con lo cual cada vez se sienten m¨¢s chiquititas¡±, a?ade el experto. El buen cazador sabe elegir a sus presas.
Por el contrario, los empleados a los que m¨¢s dif¨ªcilmente se les someter¨¢ mediante esta t¨¦cnica son aquellos que cuentan con una buena autoestima, tienen confianza en s¨ª mismos y cuentan con una buena red de apoyo. ¡°Desde un punto de vista estad¨ªstico, las personas de g¨¦nero masculino suelen ser m¨¢s agresores que v¨ªctimas y, en el otro lado, el g¨¦nero femenino suele sufrir m¨¢s este tipo de situaciones, al igual que en la violencia de g¨¦nero¡±, explica el terapeuta.
?Y si en realidad son imaginaciones?
Los efectos de esta relaci¨®n son devastadores para aquellos que, como Bergman en la pel¨ªcula, ya dudan de si la luz verdaderamente se ha atenuado o es que est¨¢n teniendo visiones. Los resultados se producen en tres niveles, seg¨²n explica el especialista: en la esfera f¨ªsica y fisiol¨®gica la v¨ªctima puede sufrir fuertes dolores de cabeza, tensi¨®n y malestar general; en el plano psicol¨®gico, este tipo de abuso mantenido en el tiempo puede desembocar en depresiones y dificultad de tomar decisiones; a nivel conductual, la luz de gas puede provocar un aumento del absentismo laboral.
¡°Yo acab¨¦ muy mal. Un d¨ªa mi jefe me pidi¨® una tarea menor y no la sab¨ªa hacer de lo anulada que estaba. Fue salir ¨¦l por la puerta y me ech¨¦ a llorar¡ ya estaba rota. Fui al m¨¦dico, me deriv¨® al psiquiatra, y me acuerdo de que yendo hacia all¨¢ en coche no supe llegar de lo bloqueada que estaba. Sent¨ªa que no era nadie¡±, relata Mar¨ªa, que despu¨¦s de ponerse en manos de profesionales se recuper¨® y se incorpor¨® de nuevo al trabajo. Esta vez fue en una editorial donde pudo desarrollarse profesionalmente sin ninguna traba, y manteniendo una gran relaci¨®n con sus compa?eros y superiores.
Antes de llegar a ese punto, podemos emplear algunas t¨¦cnicas para contrarrestar esta cruel estrategia de desgaste y tratar de neutralizar al agresor. ¡°Si estamos en duda de si lo que nos est¨¢n haciendo es luz de gas, podemos buscar el apoyo social y tratar de contrastar la informaci¨®n con terceras personas para que ellas nos digan si han percibido lo mismo¡±, apunta Ed¨², aunque reconoce que esto no siempre es posible porque la t¨¦cnica suele ocultarse a los ojos de terceros. Otra de las maneras de aclarar qu¨¦ est¨¢ pasando es pedirle a la persona de la que sospechamos que acredite en la medida de lo posible lo que nos est¨¢ pidiendo, siempre de un modo elegante y sutil. ¡°Por ejemplo, es buena idea si nos achacan que tenemos mala memoria aprovechar para decir 'mira, como dices que tengo muy mala memoria a partir de ahora env¨ªamelo todo por mail, por favor¡±, aclara el experto. De esta forma nos garantizamos tener pruebas de aquello que nos piden.
Y hay que ser prudentes antes de acusar, y admitir que puede haber una falta de atenci¨®n por nuestra parte hacia lo que nos han pedido. ¡°Hay una clave fundamental en esto: el elemento que diferencia cu¨¢ndo es luz de gas y cu¨¢ndo no es la continuidad en el tiempo. Si sucede una vez de forma puntual, lo m¨¢s probable es que se deba a un malentendido o a un olvido por parte de alguno de los dos interlocutores, si se repite la circunstancia una y otra vez muy probablemente estaremos sufriendo luz de gas¡±.
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