La inteligencia artificial siempre ser¨¢ superada por la inteligencia natural
La pol¨¦mica que estamos viviendo acerca de esta tecnolog¨ªa hunde sus ra¨ªces en una cosmovisi¨®n medievalista que posteriormente recogi¨® Descartes y que influy¨® en la visi¨®n cient¨ªfica de los tiempos modernos
David Fideler, fil¨®sofo y divulgador cient¨ªfico norteamericano, sostiene que la f¨ªsica moderna naci¨® de la tradici¨®n teol¨®gica aplicada a la interpretaci¨®n del mundo. Seg¨²n dicha tradici¨®n, Dios estableci¨® unas leyes cient¨ªficas; pautas mec¨¢nicas que subyacen en el universo y que mueven el mundo como un reloj c¨®smico.
Con tal planteamiento, la filosof¨ªa mecanicista por la cual toda realidad natural aloja en su interior una m¨¢quina, ampli¨® la visi¨®n medieval del reloj c¨®smico al que se refer¨ªa el sabio escol¨¢stico Nicol¨¢s Oresme (1323-1382) cuando compar¨® el universo con un gigantesco reloj mec¨¢nico al que bautiz¨® como la ¡°m¨¢quina del mundo¡± o machina mundi, dicho con sus propias palabras. Ren¨¦ Descartes (1596-1650) recogi¨® esta idea medieval y con ella organiz¨® el desastre, negando la perspectiva renacentista de la ciencia como un arte divino por el cual el ser humano se completaba con el mundo.
Dicho de otro modo: Descartes se sirvi¨® de la visi¨®n de Oresme para extender un puente entre la Iglesia y la naciente Revoluci¨®n Cient¨ªfica encabezada por Galileo y que cristalizar¨ªa en Newton como padre fundador de la mec¨¢nica celeste. Esta reflexi¨®n tan decisiva la recoge David Fideler en su libro recientemente publicado por Atalanta. Se titula Restaurar el alma del mundo y es un trabajo cuyo sentido cr¨ªtico pone patas arriba el proceso hist¨®rico que abarca el periodo que va desde de los primeros fil¨®sofos presocr¨¢ticos ¡ªy su visi¨®n cient¨ªfica¡ª hasta nuestros d¨ªas, pasando por Goethe, Freud, y la mec¨¢nica cu¨¢ntica.
Se trata de un libro que nos presenta una cosmovisi¨®n arm¨®nica, donde el todo y las partes se relacionan adecuadamente, dando lugar al latido de vida que se extiende m¨¢s all¨¢ de nuestro horizonte, y que alcanza la patria de Anax¨¢goras cuando se?alaba con el dedo las estrellas. Pero volvamos a Newton, pues, en este libro, Fideler nos revela la causa de que la figura del cient¨ªfico ingl¨¦s fuese sometida a un ¡°lavado de imagen¡± por parte de la historia desde el momento que se obvi¨® su visi¨®n org¨¢nica de la naturaleza frente a la visi¨®n mecanicista que es la que perdura cada vez que sale su nombre a relucir, dejando de lado sus investigaciones basadas en la alquimia y en la filosof¨ªa herm¨¦tica.
Seg¨²n recoge Fideler en su libro, la raz¨®n principal de dicho blanqueamiento de la figura de Newton se debe a que el cient¨ªfico no quer¨ªa hacer p¨²blico su pensamiento acerca de la materia viva. Porque plantear un universo como un organismo vivo era una de las ideas que tambi¨¦n defend¨ªa el socialismo ut¨®pico de la ¨¦poca, y podr¨ªa resultar contraproducente que un miembro de la Royal Society y del Parlamento, como lo fue Newton, compartiese afinidades ideol¨®gicas.
Oresme compar¨® el universo con un gigantesco reloj mec¨¢nico al que bautiz¨® la ¡°m¨¢quina del mundo¡± o ¡®machina mundi¡¯. Descartes recogi¨® esta idea medieval, y organiz¨® el desastre
La manera de interpretar el mundo ha ido cambiando a lo largo de la historia, dependiendo siempre de elementos ajenos a la naturaleza del mundo, es decir, dependiendo de oscuros intereses que poco o nada tienen que ver con la unidad c¨®smica que viene dada por la relaci¨®n del ser humano con la naturaleza. Y de eso va el libro de Fideler, de revelar los detalles de una verdad que ha permanecido oculta a lo largo de la historia, trazando una l¨ªnea que pasa por Nicol¨¢s Oresme como precursor, cuyos estudios anticiparon la astronom¨ªa copernicana, la geometr¨ªa anal¨ªtica cartesiana, las leyes de Kepler y la mec¨¢nica galileana.
Visto as¨ª, lo que hizo Newton fue coger una manzana del suelo y, con ayuda de las matem¨¢ticas, intent¨® explicar el misterio de su sabor.
El hacha de piedra es una secci¨®n donde Montero Glez, con voluntad de prosa, ejerce su asedio particular a la realidad cient¨ªfica para manifestar que ciencia y arte son formas complementarias de conocimiento.
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