Eduardo Lago: ¡°La literatura de verdad no tiene como fin primordial entretener a la gente¡±
El escritor publica ¡®Todos somos Leopold Bloom¡¯, gu¨ªa de lectura para adentrarse en el ¡®Ulises¡¯ de James Joyce en el centenario de su publicaci¨®n
Abundan las ciudades joyceanas (Dubl¨ªn, Z¨²rich, Trieste, Par¨ªs, Ronda¡), pero Washington no es una de ellas. El escritor espa?ol Eduardo Lago est¨¢ de paso en la capital federal, reci¨¦n llegado de Nueva York, donde vive desde hace 35 a?os, y desde donde lleva d¨¦cadas descifrando las claves de la literatura estadounidense para los lectores de EL PA?S. Y no solo: reconocido escalador de los ochomiles de James Joyce, acaba de publicar Todos somos Leopold Bloom. Razones para (no) leer el ¡®Ulises¡¯ (Galaxia Gutenberg), que es su manera de celebrar el centenario de la publicaci¨®n de una novela que ¡°cambi¨® el curso de la literatura¡±. ¡°Un libro siempre joven, que no se cansa de ver envejecer a sus lectores¡±, sentencia.
Lago dice que se sent¨ªa ¡°obligado moralmente¡± a escribir esta gu¨ªa de lectura, que hace el servicio de un sherpa para adentrarse en las p¨¢ginas de uno de los t¨ªtulos m¨¢s c¨¦lebremente dif¨ªciles de la historia, fama tal vez s¨®lo superada por la siguiente novela de Joyce, la (esa s¨ª, del todo) impenetrable Finnegans Wake. ¡°Algo as¨ª no exist¨ªa en espa?ol. Y en realidad, tampoco en ingl¨¦s, idioma en el que hay muchas gu¨ªas. Caen en dos categor¨ªas: las que son muy especializadas, que solo interesan a los acad¨¦micos, y las pensadas para tontos¡±, explica Lago. ¡°No hay ninguna que sea para todo el mundo, y esa es la que yo he intentado escribir¡±.
Todos somos Leopold Bloom, que celebra la experiencia universal del protagonista del Ulises, es la consecuencia natural de una serie de art¨ªculos, conferencias y hasta un amago de traducci¨®n de la novela. Tambi¨¦n influy¨® que al t¨¦rmino de una charla hace tiempo en la Biblioteca Nacional de Madrid se le acercara ¡°un chico bastante alto de unos 18 a?os¡±, y le dijera: ¡°Se?or Lago, le quiero dar las gracias por esta conferencia, porque ahora s¨ª que tengo claro que no voy a leer el libro¡±. Aquello le ¡°pareci¨® genial¡±. Y de ah¨ª el no entre par¨¦ntesis del t¨ªtulo.
El ensayo, que hoy presenta en la Residencia de Estudiantes de Madrid, se abre con una breve justificaci¨®n de Lago como lector y con una semblanza biogr¨¢fica de Joyce. Despu¨¦s, va directamente al grano. El conjunto est¨¢ estructurado en los 18 cap¨ªtulos que, en tres partes, dividi¨® Joyce su historia, que transcurre durante las 24 horas de un d¨ªa, el 16 de junio de 1904, Bloomsday, que a¨²n sigue celebr¨¢ndose todos los a?os por el mundo. Cada uno de ellos se abre con una lista de coordenadas que sit¨²an al lector: la hora, el lugar, el ¨®rgano del cuerpo humano, el arte o disciplina, el color, el s¨ªmbolo, la t¨¦cnica narrativa y las referencias a las que recurre el autor irland¨¦s en cada caso.
Lago, que se encerr¨® tres meses para escribir su ensayo (¡°fue, sobre todo, un trabajo de s¨ªntesis¡±, aclara), tambi¨¦n desgrana las relaciones de cada cap¨ªtulo con la Odisea y ofrece un franco veredicto sobre la facilidad o la dificultad de cada parte. ¡°Ulises no es un libro sencillo, pero tiene porciones que son bell¨ªsimas, remansos de tranquilidad. Los pasajes aburridos no conviene salt¨¢rselos; es necesario transitar por ellos, son las pruebas de fuego¡±, opina Lago, que considera que Joyce pertenece al exclusivo club de los escritores que cambian el lenguaje. ¡°?Qui¨¦n es el autor espa?ol m¨¢s joyceano de todos los tiempos?¡±, se pregunta. ¡°Valle-Incl¨¢n. ?Ley¨® a Joyce? No. Pero lo que hace en La corte de los milagros es lo mismo que aqu¨¦l hizo con el idioma ingl¨¦s. La literatura hay que tratarla como la ciencia. De vez en cuando, llega quien hace que avance. Y Joyce es uno de ellos. Se propuso estudiar todas las posibilidades de la narrativa, y en cada cap¨ªtulo emple¨® una t¨¦cnica distinta. Se invent¨® 18 maneras de narrar, y para los escritores que vinieron despu¨¦s, ese libro es como ir a la farmacia; lo encuentran todo. La novela nace con Cervantes y muere con el Ulises¡±.
La hostilidad de algunos comentarios contra el libro como respuesta a la celebraci¨®n del centenario de su publicaci¨®n la achaca Lago, que naci¨® en Madrid hace 67 a?os, a ¡°un cierto antiintelectualismo que se ha apoderado de la vida cultural espa?ola¡±. ¡°Me quedo con lo que dec¨ªa [David] Foster Wallace, de lo que es literatura de verdad y lo que no lo es. ?l trazaba una l¨ªnea muy precisa, que separa el entretenimiento del verdadero esfuerzo¡±, asegura. ¡°La literatura de verdad no tiene como fin primordial entretener a la gente. Hoy el inter¨¦s se ha ido a otras partes, como las series. ?Y cu¨¢l es la diferencia entre una novela importante y una serie o la literatura que se promociona ahora, que es una forma de entretenimiento? Pues que esto ¨²ltimo te calma, te aplaca, y lo otro te excita, te inquieta, te obliga a cuestionarse cosas. Y eso a mucha gente le molesta. A m¨ª me preocupa verdaderamente la imaginaci¨®n de los chicos j¨®venes. Cuando un escritor sale, tiene que plegarse a los designios de la industria, y como el criterio principal son las ventas y los beneficios, pues lo tienen muy dif¨ªcil. No estoy seguro de que Joyce encontrara hoy editor¡±.
Autor de ensayos, libros de relatos y dos novelas, Lago conf¨ªa en que el t¨®tem joyceano sea a¨²n capaz, pese al clima poco propicio, de ¡°encontrar a aquel lector ingenuo, cuya existencia defend¨ªa Pedro Salinas¡±, porque, eso fue, recuerda, lo que le pas¨® a ¨¦l. Ley¨® por primera vez el Ulises con 17 a?os ¡°en la traducci¨®n de Rueda¡±, durante un viaje en coche con sus padres por Portugal. Y no tuvo que esforzarse en terminarlo. ¡°Se apoder¨® de m¨ª, y no soy el ¨²nico al que eso le ha pasado¡±, recuerda.
Ah¨ª empezaron medio siglo de aventuras con el Ulises de fondo, que dar¨ªan para otro libro. Entre esas peripecias, figuran historias sobre reuniones de un club de lectura neoyorquino para descifrar Finnegans Wake (¡°se junta gente de todo tipo, hasta un panadero, y leen 10 l¨ªneas en dos horas¡±); aquel ebrio Bloomsday de 2004 que celebr¨® en Manhattan con el escritor irland¨¦s Colum McCann; o las andanzas de La Orden del Finnegans, fundada en 2008 junto al editor Malcolm Otero un 16 de junio, por supuesto, y en Dubl¨ªn, obviamente, y a la que luego fueron sum¨¢ndose hasta ocho escritores, ¡°caballeros andantes¡±, como Enrique Vila-Matas, Jos¨¦ Antonio Garriga Vela o Antonio y Jordi Soler. ¡°De esa orden se puede decir que han salido tres novelas extraordinarias, joyceanas la tres: Sur, de Antonio Soler, Dublinesca, de Vila-Matas, y Horas muertas, de Garriga Vela, que es mi tipo de escritor favorito: excelente, pero que no conoce tanta gente¡±.
La Orden, que se citaba cada junio, acab¨® disolvi¨¦ndose, ¡°porque esas cosas no pueden durar mucho tiempo¡±, dice Lago, que se enorgullece de que los caballeros se despidieran de Dubl¨ªn declarando ¡°Gibraltar irland¨¦s¡± ante una multitud que los vitoreaba. ¡°En esas fiestas, con toda esa gente disfrazada de personajes de la novela que no necesariamente hab¨ªan le¨ªdo el libro, me di cuenta¡±, recuerda, ¡°de que ellos sienten a Joyce como algo propio, porque supo captar el alma de su pueblo. Igual que el Quijote con los espa?oles¡±.
Lago sigue buscando la manera de celebrar el 16 de junio cada a?o. Esta vez pensaba regresar a Dubl¨ªn, pero se le ha cruzado un ¡°Bloomsday desmadrado en Madrid¡±, una fiesta con actividades durante todo el d¨ªa organizada en torno a la libresca Cuesta de Moyano.
All¨ª, Lago comparecer¨¢ como lector, cuyo entusiasmo por la literatura resulta contagioso (aunque reconoce que est¨¢ perdiendo el inter¨¦s por estar al d¨ªa de todas las novedades de la literatura estadounidense), pero tambi¨¦n como escritor, cuya carrera ha ido desarrollando en paralelo a su labor docente en la universidad Sarah Lawrence y durante el tiempo en el que fue director del Instituto Cervantes de Nueva York.
¡°Durante muchos a?os fui un autor secreto, empec¨¦ a escribir a los ocho a?os¡±, afirma. ¡°Publiqu¨¦ un par de cosas, un libro de cuentos que, con una tirada de 200 ejemplares, se empe?¨® en regalarme [el editor] Manuel Arroyo y una bit¨¢cora titulada Cuaderno de M¨¦xico [reci¨¦n reeditada]. Cuando llegu¨¦ a Nueva York y volv¨ª a nacer, la ciudad desbord¨® mi imaginaci¨®n de historias, que luego me di cuenta que quer¨ªan ser una novela¡±. Esa novela, Ll¨¢mame Brookyn, gan¨® en 2006 el premio Nadal. Despu¨¦s, le han seguido los relatos reunidos en Ladr¨®n de mapas, la colecci¨®n Walt Whitman ya no vive aqu¨ª: Ensayos sobre literatura norteamericana, y otra novela, Siempre supe que volver¨ªa a verte, Aurora Lee.
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