El grupo espa?ol Cantor¨ªa triunfa en el Festival de Utrecht
El tramo central de la gran cita neerlandesa para los amantes de la m¨²sica antigua deja tambi¨¦n actuaciones muy destacadas de Vox Luminis, Stile Antico y Les Arts Florissants


Empezando desde abajo, Cantor¨ªa ha conseguido llegar a lo m¨¢s alto. Como tantos y tantos grupos j¨®venes de m¨²sica antigua, sus integrantes hicieron su debut en Utrecht cantando en el Fringe, una idea que todos los festivales han copiado del que se celebra en agosto en Edimburgo: conciertos gratuitos, te¨®ricamente marginales (de ah¨ª su nombre), de menos de una hora de duraci¨®n, que discurren en paralelo al festival oficial en todo tipo de salas ¨Cmuchas de ellas hist¨®ricas¨C repartidas por el centro de la ciudad neerlandesa. Los ¨²nicos honorarios que reciben los m¨²sicos son el dinero que quiera darles voluntariamente el p¨²blico al final de cada concierto en una suerte de colecta improvisada. El siguiente estadio, y Cantor¨ªa tambi¨¦n hab¨ªa pasado ya por este segundo trance, es actuar en lo que aqu¨ª se ha bautizado como el Fabulous Fringe, es decir, aquellos conciertos de esta programaci¨®n oficiosa y gratuita que se consideran a priori m¨¢s atractivos o relevantes, generalmente confiados a grupos que, a pesar de estar a¨²n integrados en muchos casos por estudiantes, hab¨ªan causado ya una excelente impresi¨®n en su visita anterior. El proceso culmina, claro, cuando se logra dar el salto a la programaci¨®n oficial, en igualdad de condiciones con los grupos y los m¨²sicos profesionales m¨¢s conocidos y demandados, siempre deseosos de acudir a la gran cita anual de Utrecht, m¨¢s al reclamo de su indudable prestigio que de su siempre escaso dinero.
Este ha sido el camino que ha llevado a Cantor¨ªa a actuar en la Pieterskerk el pasado lunes por la noche, tras las actuaciones esa misma tarde ¨Csobre las que se hablar¨¢ m¨¢s abajo¨C de grupos vocales de larga trayectoria y fama muy consolidada como Stile Antico y el Collegium Vocale Gent. Lo cierto es que no los han programado ni el mejor d¨ªa de la semana (un lunes) ni a la hora m¨¢s propicia (las diez y media de la noche: el ¨²ltimo de los muchos conciertos que integran el marat¨®n diario ofertado por el festival), pero s¨ª en la mejor iglesia posible, ya que la Pieterskerk es, sin duda, como viene corrobor¨¢ndose desde hace d¨¦cadas, la que cuenta con una ac¨²stica m¨¢s grata y amigable para los peque?os grupos vocales, y Cantor¨ªa est¨¢ integrado ¨²nicamente por cuatro voces. A pesar de haber cambiado de bajo hace pocas semanas, lo que no es trastrueque peque?o, el concierto termin¨® con el p¨²blico puesto en pie como un resorte tras el acorde final de La justa (m¨¢xima muestra de aprobaci¨®n por estos lares) y aplaudiendo con entusiasmo a una agrupaci¨®n que, si nada se tuerce, est¨¢ llamada a hacer historia en el panorama hist¨®ricamente desolador de la interpretaci¨®n de la polifon¨ªa espa?ola renacentista, que es, parad¨®jicamente, uno de nuestros mayores y m¨¢s envidiados tesoros musicales, si no el mayor.

En su programa han apostado seguro y el n¨²cleo estaba formado por cuatro ensaladas de Mateo Flecha ¡°El Viejo¡±, un repertorio que publicaron en disco el a?o pasado en el sello franc¨¦s Ambronay y que han interpretado en vivo profusamente, la ¨²ltima vez dos d¨ªas antes tan solo del concierto de Utrecht en el Museo Arqueol¨®gico de Los Ba?os de Alhama, en el marco del Ecos Festival que se celebra en varias localidades de la murciana Sierra Espu?a. Estas piezas, composiciones profanas a cuatro voces, suelen incluir una historia dialogada y dan tambi¨¦n cabida en su seno a canciones tradicionales para cerrarse con un tono moralizante en la culta latiniparla. Abundan el humor, las rimas f¨¢ciles y las onomatopeyas, lo que muchas veces da pie a interpretaciones pr¨®digas en excesos del todo innecesarios. Cantor¨ªa opta justamente por lo contrario: priman la claridad, la comprensi¨®n del texto, una sobriedad casi excesiva y, sobre todo, la espontaneidad, como si se tratara de m¨²sica nacida en el momento de interpretarla. Colocados muy juntos en el centro del escenario, tampoco ali?an la ensalada con un exceso de gestualidad corporal, sino solo la justa (peque?os movimientos con los brazos o las manos, cambios de expresi¨®n facial, leves giros de cabeza), lo que convierte al producto final en un dechado de naturalidad y cercan¨ªa.
El texto es comprensible en todo momento, con una dicci¨®n cristalina aun en los pasajes que parecen anticipar las posteriores r¨¢fagas de canto sillabato de las ¨®peras c¨®micas de los siglos XVIII y XIX, que es justo lo que no sucedi¨® en el concierto inaugural del festival en las dos muestras del arte de Flecha que incluy¨® en el programa Simon-Pierre Bestion, all¨ª empapuzadas de aderezos instrumentales y una sobreabundancia de voces que las volvi¨® irreconocibles e incomprensibles. Tanto en los pasajes homof¨®nicos como en los m¨¢s elaborados y sinuosos contrapunt¨ªsticamente, a la manera de los madrigales, las voces de Cantor¨ªa dan forma a un todo coherente y en permanente transformaci¨®n. Excepto el nuevo bajo del grupo, V¨ªctor Cruz, que llevaba las partituras en un iPad como medida de seguridad, los otros tres cantantes (In¨¦s Alonso, Oriol Guimer¨¤ y Jorge Losana) interpretaron las ensaladas de Flecha ¨ªntegramente de memoria, y no es siempre m¨²sica f¨¢cil de memorizar, hasta tal punto las tienen interiorizadas y rodadas. Completaron el programa, con buen criterio, con otras dos batallas cantadas, de Cl¨¦ment Janequin y Matthias Werrecore, flanqueando a uno y otro lado La guerra de Flecha, esta vez con una dicci¨®n no tan sobresaliente y una pronunciaci¨®n francesa mejorable.
Los aplausos entusiastas dieron paso a una secci¨®n de La bomba como propina, la que nos habla de Gil Pi?arra y su guitarra, con las onomatopeyas ¡°dend¨¦n¡± y ¡°dindirind¨ªn¡±, que se encuentran tambi¨¦n en otras obras de la ¨¦poca, para imitar c¨®micamente el sonido del instrumento. Jorge Losana empu?¨® una peque?a guitarra como todo atrezo para rematar la faena y debieron de ser muchos los que pensaron que Cantor¨ªa deber¨ªa, demostrado su excelente hacer en este repertorio muy grato de escuchar, pero menor, aventurarse hacia metas m¨¢s elevadas y abanderar la tan necesaria recuperaci¨®n de la gran polifon¨ªa sacra renacentista espa?ola, tan necesitada de manos redentoras. Losana, alma m¨¢ter del grupo, y que, como director del modesto pero sustancioso Ecos Festival, lleva a?os dando all¨ª lecciones de buen hacer y mejor programar, har¨ªa bien en apuntar alto y empezar a abordar repertorios mucho m¨¢s exigentes (Pe?alosa, Morales, Victoria, Guerrero, Vivanco, Ceballos, Navarro, Lobo y tantos otros), porque el ejemplo, sin duda, cundir¨¢ y se avanzar¨¢ por fin en esta eterna asignatura pendiente. Los integrantes de Cantor¨ªa afinan inmaculadamente y ese es ya el mejor punto de partida, porque la gran lacra tradicional de los grupos espa?oles ha sido siempre una afinaci¨®n deficiente o balbuceante. Y quienes son capaces de interpretar a un nivel tan envidiable las ensaladas de Flecha est¨¢n llamados a ser sin duda grandes valedores de sus contempor¨¢neos y sus sucesores. En Utrecht, la mayor alegr¨ªa de estos primeros d¨ªas de festival ha sido ver triunfar a estos cuatro j¨®venes en la misma iglesia por la que han pasado los mejores conjuntos vocales de m¨²sica antigua de las ¨²ltimas d¨¦cadas.

Esa misma tarde, Stile Antico hab¨ªa impartido su en¨¦sima lecci¨®n magistral en la catedral, interpretando un programa dedicado ¨ªntegramente a Giovanni Pierluigi da Palestrina. En su centro, en l¨ªnea con uno de los principales hilos conductores de la programaci¨®n de este a?o, su Missa L¡¯homme arm¨¦. A pesar de su aspecto eternamente joven, estos brit¨¢nicos llevan ya m¨¢s de dos d¨¦cadas como uno de los m¨¢ximos exponentes del canto polif¨®nico. Han desarrollado una t¨¦cnica (en ausencia de un director, y con los cantantes que cantan una misma voz repartidos a lo largo del semic¨ªrculo que forman, con un constante contacto visual entre ellos para lograr la sincron¨ªa) y un sonido propios, muy brit¨¢nicos, claro, haciendo f¨¢cil lo dif¨ªcil con una suerte de democracia interpretativa llevada a su m¨¢xima expresi¨®n. Como el de Cantor¨ªa, su discurso polif¨®nico es siempre natural, fluido, equilibrado: todo se entiende y jam¨¢s se pierde una clara direccionalidad. Con las tres hermanas Ashby como sost¨¦n y columna vertebral del grupo, por momentos parecen doce delineantes dibujando al un¨ªsono, levantando una construcci¨®n perfecta. Y a veces consiguen incluso transmitir la sensaci¨®n del tiempo suspendido, como sucedi¨® en el Benedictus o en el segundo Agnus Dei, a seis voces, de la misa de Palestrina.
Poco despu¨¦s, siempre en esa misma tarde del lunes, llegaba a Utrecht, ¡°cosa rara¡±, ya que no puede permitirse normalmente pagar grandes cach¨¦s, el Collegium Vocale Gent, si bien en una formaci¨®n muy reducida. La supuesta alegr¨ªa se mud¨® pronto, sin embargo, en decepci¨®n. El grueso de un programa raqu¨ªtico para el que es siempre aqu¨ª el principal concierto del d¨ªa, estaba integrado por madrigales a partir de textos mayoritariamente de Francesco Petrarca. En el sexteto vocal hab¨ªa al menos tres grandes voces (la soprano checa Barbora Kab¨¢tkov¨¢, el tenor belga Tore Tom Denys y el tenor brit¨¢nico Benedict Hymas, antiguo miembro de Stile Antico), pero ?qu¨¦ hac¨ªa Philippe Herreweghe dirigiendo madrigales a capela a solistas de esta talla? El g¨¦nero, ¨ªntimo y camer¨ªstico por excelencia, no requiere de direcci¨®n alguna, sino m¨¢s bien de la interacci¨®n constante entre los cantantes. El director belga hizo el parip¨¦ que se hab¨ªa autoasignado, aunque se abstuvo de repetirlo en las piezas puramente instrumentales que completaban el programa, durante cuya interpretaci¨®n se sent¨® en un lateral del escenario. Vergine sol¡¯al mondo, de Cipriano de Rore, fue lo ¨²nico m¨ªnimamente memorable que dej¨® un concierto muy gris y una faena de ali?o en toda regla.

La Missa L¡¯homme arm¨¦ de Crist¨®bal de Morales fue el eje del programa presentado el martes en la catedral por el Officium Ensemble, un grupo vocal portugu¨¦s que dirige Pedro Teixeira. La polifon¨ªa tiende a sonar morosa, falta de vida, est¨¢tica, al contrario de lo que sucede con Stile Antico. Lo m¨¢s interesante fue ratificar la enorme talla de algunos compositores portugueses, siempre tan olvidados: extraordinarios los motetes Audivi vocem de Duarte Lobo y Sitivit anima mea de Manuel Cardoso. El concierto concluy¨® con Regina caeli laetare, de Francisco Guerrero, la misma ant¨ªfona con que puso fin a su concierto el mi¨¦rcoles, tambi¨¦n en la catedral, Cantar Lontano. Es dif¨ªcil imaginar dos interpretaciones m¨¢s distintas, porque Marco Mencoboni sabe imprimir una extra?a intensidad espiritual a todo lo que hace, aunque la polifon¨ªa renacentista no es el repertorio donde da lo mejor de s¨ª. El italiano ha sido tambi¨¦n el ¨²nico hasta ahora en plantear una m¨ªnima estructura lit¨²rgica, con numerosas secciones en canto llano entre las diversas piezas polif¨®nicas. La Missa L¡¯homme arm¨¦ del compositor sevillano son¨® como parte de un todo coherente en el que Mencoboni introdujo cambios constantes en su plantilla vocal, subiendo incluso a cantantes a la galer¨ªa del ¨®rgano para ganar en variedad y claridad, un objetivo quiz¨¢ frustrado. Siempre generoso, ofreci¨® fuera de programa otra ant¨ªfona mariana, Ave Regina caelorum, de Diego Ortiz, lo que nos hizo recordar las extraordinarias V¨ªsperas del toledano que dirigi¨® aqu¨ª con mayor acierto en 2019.

Rompiendo una racha un tanto negativa, Vox Luminis volvi¨® por sus fueros y ofreci¨® el martes en el TivoliVredenburg un concierto como los que siempre ha acostumbrado a regalarnos. El programa, como explic¨® Lionel Meunier al final del concierto, se ajustaba a todos los par¨¢metros conceptuales que defiende este a?o el festival y que quedaron ya explicitados en la anterior cr¨®nica, dado que se devolvi¨® literalmente a la vida a muchas m¨²sicas que llevaban sin interpretarse desde hac¨ªa siglos. La idea de construir Un R¨¦quiem Alem¨¢n barroco, no rom¨¢ntico, con los mismos textos (o muy similares) que los que eligi¨® Brahms para su obra maestra es verdaderamente brillante y la plasmaci¨®n estuvo a la altura del planteamiento te¨®rico. No todas las m¨²sicas son de igual calidad, por supuesto, ni el conjunto es parangonable de ninguna manera a las Exequias musicales de Sch¨¹tz, la obra que inspir¨® a Brahms y la que report¨® una fama inmediata a Vox Luminis. Pero m¨¢s all¨¢ de los grandes destellos de calidad musical (acaparados por Johann Hermann Schein y Andreas Hammerschmidt), lo que se impone es la solidez y la l¨®gica del conjunto. Aunque no todas las voces del grupo se encuentran en su mejor momento, y hay nuevos nombres adapt¨¢ndose a su modus operandi, tanto los instrumentistas como los cantantes supieron crear esa densidad y austeridad expresiva que caracterizan siempre al conjunto belga, esta vez de negro riguroso, sin la nota de color que suelen aportar los pa?uelos en las mujeres y las corbatas en los hombres. A destacar los solos de la soprano Victoria Cassano y el tenor Jacob Lawrence, adem¨¢s de las magn¨ªficas transiciones y entonaciones al ¨®rgano de Bart Jacobs. En la rec¨¢mara y sin aspavientos, como es costumbre en ¨¦l, Lionel Meunier asegura que todo discurra en la direcci¨®n prevista y ensayada.
Este segundo tramo del festival ha dado much¨ªsimo m¨¢s de s¨ª. La sorpresa m¨¢s agradable, sin duda, el excelente grupo Postcript con la soprano canadiense Elisabeth Hetherington: hace a?os demostr¨® saber cantar muy bien el repertorio renacentista y ahora ha vuelto a dejar constancia de su gran clase con un pu?ado de arias barrocas. Como propina, cant¨® Yesterday, de los Beatles, en un curioso arreglo de ?Luciano Berio! para voz, flauta, violonchelo y clave (estos dos ¨²ltimos instrumentos tocados extraordinariamente durante todo el concierto por Octavie Dostaler-Lalonde y Artem Belogurov). Tambi¨¦n fueron magn¨ªficos los recitales de clave del virtuoso Michael Hell (con la rareza incorporada de a?adir piezas de Satie y Debussy, en recuerdo de cuando el clave emergi¨® del olvido en la Francia de finales del siglo XIX y comienzos del XX) y Benjamin Alard, un valor seguro a pesar de que el martes no tuvo los dedos infalibles de otros d¨ªas. Mucho m¨¢s cuestionable fue la manera de tocar el clave el mi¨¦rcoles, siempre en la Lutherse Kerk, Le¨®n Berben, un ornamentador casi compulsivo, lo que dificulta no poco con frecuencia la comprensi¨®n del discurso musical.

La violinista Eva Saladin ha vuelto a regalarnos una muestra de c¨®mo avanza su reflexi¨®n y experimentaci¨®n permanente sobre la mejor manera de improvisar en su instrumento, en este caso secundada por la arpista Vera Schnider y el clavecinista Dirk B?rner, y con un repertorio decididamente barroco. ClubM¨¦dieval, con Thomas Baet¨¦ al frente, se ajust¨® como anillo al dedo al tema del festival con la famosa Missa Sine nomine de Johannes Pullois hermanada con la Missa in honorem angelorum (1912) del belga Lodewijk De Vocht, maestro de capilla de la catedral de Amberes, que compon¨ªa en lo que Baet¨¦ bautiza con acierto como un estilo neog¨®tico. La noche del martes, Simon-Pierre Bestion, siempre iconoclasta e imprevisible, ofreci¨® en Color m¨²sica medieval y renacentista con la soprano Am¨¦lie Raison e instrumentos tanto hist¨®ricos como modernos (saxo, clarinete bajo, bater¨ªa, sintetizador), con ambiente e iluminaci¨®n de club nocturno: P¨¦rotin, L¨¦onin, Taverner, Des Prez o Tinctoris pasados por el tamiz del rock, el pop y el jazz. Chocante y curioso al principio, pero luego una sensaci¨®n creciente de m¨¢s de lo mismo.
Y el mi¨¦rcoles se despidi¨® con dos grandes conciertos: The Fairy Queen, con Les Arts Florissants y un sexteto de bailarines virtuosos. Como tristemente acostumbra a hacer, William Christie pod¨® en exceso la obra de Purcell, especialmente danzas que habr¨ªan dado mucho juego, pero tambi¨¦n n¨²meros cantados completos. Su grupo instrumental ray¨® a un nivel alt¨ªsimo, en todas sus secciones, y cantaron j¨®venes de su proyecto Le Jardin des Voix, entre los que destacaron claramente, por su personalidad y buen hacer, la mezzosoprano Juliette Mey y el bar¨ªtono Benjamin Schilperoort. Christie, muy relajado, pas¨® buena parte del tiempo sin dirigir, de espaldas a la orquesta, admirando como un espectador m¨¢s las evoluciones de los bailarines y siguiendo de cerca a su ¨²ltima hornada de protegidos. Pero, salvo los cortes, hay pocos reproches m¨¢s que hacer. El p¨²blico lo pas¨® en grande y Christie sac¨® el r¨¦dito previsible del hecho de que Purcell es un compositor sumamente agradecido: a poco bien que lo interpretes, te devuelve much¨ªsimo a cambio.

Para terminar, otra presencia espa?ola, la del clavecinista Diego Ares, que debut¨® aqu¨ª en Utrecht en 2007 con un programa Scarlatti y es uno de los grandes de su instrumento. Ahora ha venido a homenajear y a convertirse casi en un sosias de Wanda Landowska, la gran dama del clave de la primera mitad del siglo XX, sobre la que habl¨® mucho y bien la ma?ana del mi¨¦rcoles Skip Semp¨¦ (que se ha hecho con parte de su memorabilia y proyect¨® fotograf¨ªas fascinantes de su legendario y buc¨®lico Temple de la Musique Ancienne en Saint-Leu-la-For¨ºt). Ares ha estudiado minuciosamente la manera de tocar de la clavecinista polaca (lo que le ha permitido aqu¨ª articular, adornar y registrar como esta gran pionera) y, secundado por textos y reflexiones autobiogr¨¢ficos de ella misma le¨ªdos por Kat Carson, la remed¨® a la perfecci¨®n en un clave (no el Pleyel que mand¨® construir Landowska seg¨²n sus prescripciones, por fortuna) y un moderno piano de cola Yamaha. Sonaron tambi¨¦n en este ¨²ltimo piezas compuestas por la clavecinista polaca, pero Ares centr¨® sobre todo su atenci¨®n en el repertorio del que se han conservado grabaciones discogr¨¢ficas: Bach, Purcell, Scarlatti o Mozart. Esta extraordinaria e ¨ªntima recreaci¨®n, esta moderna resurrecci¨®n de aquel otro revival que se produjo hace m¨¢s de un siglo, termin¨® pasada ya la medianoche del mi¨¦rcoles, con las fuerzas ya menguadas para afrontar la recta final del festival, pero con la mente llena de todo lo visto y escuchado estos d¨ªas. Utrecht agota, pero no defrauda.
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