De reyes de la vivienda a ser el matrimonio que m¨¢s dinero debe a Hacienda
Jes¨²s Ruiz Casado y su mujer, Teresa Maldonado, deben m¨¢s de 31 millones a Hacienda. Su empresa, Aifos, que rein¨® en la Costa del Sol durante los a?os de la burbuja inmobiliaria, debe otros 93 millones
A principios del siglo XXI todos quer¨ªan una casa en la Costa del Sol. La demanda era inmensa, el suelo escaso y muchas personas vieron en el mercado inmobiliario una forma de hacerse de oro r¨¢pidamente. Las promotoras surgieron como setas y entre todas ellas rein¨® una: Aifos. Vendi¨® sobre plano miles de viviendas en el litoral malague?o, pero tambi¨¦n en otros puntos de Espa?a. Su mejor momento lleg¨® en el a?o 2005 cuando alcanz¨® los 346 millones de euros de facturaci¨®n ¡ªla tercera mayor empresa malague?a y una de las principales inmobiliarias del pa¨ªs¡ª y m¨¢s de 2.500 empleados. Cuatro a?os m¨¢s tarde, con apenas 150 trabajadores, la compa?¨ªa present¨® un concurso voluntario de acreedores con una deuda que rozaba los mil millones de euros y 3.000 casas vendidas sin terminar. Hoy sus antiguos propietarios, Jes¨²s Ruiz Casado y Teresa Maldonado, son las personas f¨ªsicas que m¨¢s deben a Hacienda. Entre los dos suman m¨¢s de 31 millones de euros. Su sociedad, Aifos, es la sexta empresa que m¨¢s debe: 93,3 millones.
Nacido en ?greda (Soria, 3.001 habitantes) en una familia humilde y formado como ingeniero industrial en Zaragoza, Ruiz Casado pas¨® por el Instituto Nacional de Industria en Madrid, donde conoci¨® a su mujer, la malague?a Teresa Maldonado. Lleg¨® a M¨¢laga a principios de los noventa e impuls¨® una peque?a empresa de la familia de su pareja, Promociones Gonz¨¢lez-Gil. En 1998, reuni¨® en ella toda su actividad inmobiliaria y la transform¨® en Aifos, que tomaba su nombre del de su hija Sof¨ªa, pero al rev¨¦s. La firma ¡ªque compart¨ªa en propiedad con su mujer, quien tambi¨¦n pose¨ªa varias tiendas de ropa bajo la marca comercial Guapa¡ª fue creciendo al calor del bum inmobiliario.
Su personalidad le facilit¨® el crecimiento: con don de gentes, supo manejarse en el trato cercano. Siempre tuvo una gran capacidad de persuasi¨®n. ¡°Es capaz de convencer a cualquiera de lo que sea¡±, aseguran fuentes que lo han tratado con frecuencia. ¡°Es un encantador de serpientes¡±, le definen antiguos colaboradores. ¡°Es muy listo¡±, cuentan desde el sector de la construcci¨®n.
Aifos dio el salto a otras provincias andaluzas, a Madrid y Zaragoza, donde cre¨® Construcciones Ziur. En los primeros a?os 2000 patrocin¨® eventos impulsados por el Ayuntamiento de M¨¢laga, como el Sal¨®n Inmobiliario del Mediterr¨¢neo (Simed) o el festival de cine, y regaba de dinero a los medios de comunicaci¨®n locales. Los bancos le persegu¨ªan mientras ¨¦l hac¨ªa regalos a jueces, notarios y pol¨ªticos, quienes siempre ten¨ªan abiertas las puertas de sus despachos para ¨¦l.
Ligaba a sus promociones inmobiliarias a nombres como Julio Iglesias o Mariah Carey. Desde M¨¢laga abri¨® delegaciones en distintos puntos de Espa?a y ciudades como Londres o Hamburgo en Europa. Numerosos ciudadanos extranjeros confiaron en sus promesas en forma de viviendas para aterrizar en la Costa del Sol, donde Aifos constru¨ªa a un ritmo de 3.000 inmuebles al a?o. Tambi¨¦n levant¨® el hotel de lujo Guadalpin. El plan era salir a Bolsa: fuentes del sector aseguran que la empresa lleg¨® a estar valorada en 3.000 millones de euros. Pero mientras de cara a la galer¨ªa todo reluc¨ªa, a la empresa se le acumulaban las denuncias, aunque sal¨ªa indemne de todas o llegaba a acuerdos con los denunciantes.
Condenado en el ¡®caso Malaya¡¯
Fuentes del sector inmobiliario coinciden en la causa de la ca¨ªda: ¡°Crecieron demasiado r¨¢pido. Abarcaron mucho m¨¢s de lo que pod¨ªan y cuando le fallaron los primeros suelos, todo fue en cadena¡±, explica una persona ligada a la construcci¨®n en M¨¢laga desde hace m¨¢s de dos d¨¦cadas. Entonces era habitual la venta sobre plano de viviendas a precios razonables para la Costa del Sol, que la gente pod¨ªa pagar. La demanda era enorme.
Seg¨²n distintas fuentes, el dinero que los compradores entregaban a cuenta de la futura vivienda era utilizado por Aifos para adquirir nuevos terrenos para construir. A veces estaban en zonas apartadas, en otras ocasiones constru¨ªan en terrenos sin licencia o que directamente no eran urbanizables y necesitaban de una recalificaci¨®n. ¡°Y mientras ya hab¨ªa personas litigando porque no les entregaban sus viviendas, ellos segu¨ªan vendiendo¡±, cuenta el abogado Carlos Comitre. A¨²n hay miles de pisos sin terminar o, directamente, sin empezar. ¡°Y los que se entregaron son famosos por su falta de calidad¡±, subraya Comitre.
Este letrado recuerda que sus primeros clientes fueron una pareja de daneses a los que nunca entregaron el adosado que adquirieron y acamparon dos a?os en el lugar donde deb¨ªa construirse la vivienda. Desde entonces, m¨¢s de 5.000 personas se han visto afectadas por los problemas econ¨®micos de Aifos, que tuvieron un punto de inflexi¨®n en el verano de 2006. Entonces, Ruiz Casado fue detenido en la operaci¨®n Malaya. Comparti¨® banquillo de los acusados con Isabel Pantoja y Juli¨¢n Mu?oz y fue condenado a tres a?os de c¨¢rcel y a una multa de 2,2 millones de euros, aunque el Tribunal Supremo redujo la pena a un a?o. Pas¨® una semana en prisi¨®n. M¨¢s tarde fue condenado por la Audiencia Provincial de M¨¢laga por haberse quedado con el dinero entregado por varios compradores, aunque el Supremo lo absolvi¨® en 2018.
A finales de 2014 la empresa entr¨® en liquidaci¨®n. Cuenta con unos activos valorados en casi 800 millones de euros y una importante cartera de suelo, pero buena parte de sus promociones inmobiliarias est¨¢n sin terminar, otras embargadas por los bancos o en manos de la Sociedad de Gesti¨®n de Activos Procedentes de la Reestructuraci¨®n Bancaria (Sareb).
La mayor¨ªa de sus acreedores ¨Dreunidos tambi¨¦n en una plataforma de afectados¨D son personas que pagaron una media de 50.000 euros por viviendas que nunca recibieron, aunque tambi¨¦n hay bancos. Quienes han conseguido que les devuelvan su dinero lo han hecho a trav¨¦s de sentencias que condenaban precisamente a entidades bancarias a pagar las cantidades por avalar o recibir sin el aval obligatorio esas cifras. La mayor¨ªa, eso s¨ª, probablemente nunca vuelva a ver el dinero que dio por su supuesta vivienda.
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