C¨®mo la escasez de medicinas paraliza un servicio de salud
Sucede en Angola, donde los hospitales carecen de f¨¢rmacos esenciales para tratar la malaria, el sida o la tuberculosis, cuya incidencia ha aumentado en la ¨²ltima d¨¦cada
Aparte de algunos paquetes y frascos de pl¨¢stico, los estantes del centro de salud de Okanautoni, en el sur de Angola, est¨¢n vac¨ªos. Faltan f¨¢rmacos b¨¢sicos para salvar vidas. A unas horas desde la ciudad m¨¢s cercana, en la provincia de Cunene, la cl¨ªnica no tiene medicamentos antituberculosos de primera l¨ªnea, ni antirretrovirales para los pacientes de VIH, ni antibi¨®ticos generales; en concreto, solo quedan tres pastillas contra la malaria.
Okanautoni es un pueblo remoto, pero Mendes Esteves, director provincial de salud, asegura que esta cl¨ªnica no es una excepci¨®n. "El sistema de sanidad p¨²blica est¨¢ perdiendo credibilidad", lamenta en su oficina de Ondjiva, la capital provincial.
Jo?o Louren?o, el primer nuevo presidente de Angola en 38 a?os, se ha comprometido a combatir la corrupci¨®n, atraer inversiones extranjeras y mejorar los servicios p¨²blicos como la Salud despu¨¦s de que el Gobierno haya reconocido esta falta de profesionales y medicamentos.
Paralizado por 27 a?os de guerra civil, la asistencia m¨¦dica del pa¨ªs mejor¨® despu¨¦s del fin del conflicto, en 2002, cuando la econom¨ªa se dispar¨® gracias al impulso del petr¨®leo y se construyeron nuevos hospitales y cl¨ªnicas. Pero los expertos dicen que Angola no pudo desarrollar un sistema robusto para comprar y distribuir medicinas o para capacitar a doctoras y enfermeros.
Cuando el precio del petr¨®leo cay¨®, en 2014, la econom¨ªa se estanc¨® y el Gobierno recort¨® gastos, exponiendo as¨ª las grietas en el servicio de salud p¨²blica y dejando a la poblaci¨®n en riesgo. Las enfermedades que deber¨ªan haber desaparecido despu¨¦s de m¨¢s de 15 a?os de paz, se est¨¢n extendiendo. La tuberculosis es un ejemplo: ha disminuido en todo el mundo, pero en Angola la incidencia ha aumentado un 16% entre 2002 y 2016, seg¨²n la Organizaci¨®n Mundial de la Salud (OMS).
Angola est¨¢ enfrent¨¢ndose ahora un brote de malaria con m¨¢s de 300.000 afectados
Angola sufri¨® la peor epidemia de fiebre amarilla del mundo en 2016, con alrededor de 4.000 casos sospechosos y 380 muertes, y el pa¨ªs est¨¢ enfrent¨¢ndose ahora a un brote de malaria con m¨¢s de 300.000 afectados en lo que va del a?o. Los trabajadores de salud internacionales dicen que el pa¨ªs corre el riesgo de vivir nuevas epidemias y han advertido de las consecuencias que esta escasez de recursos podr¨ªa suponer en caso de que se expanda el c¨®lera desde la vecina Rep¨²blica Democr¨¢tica del Congo o de que se vuelva a vivir una epidemia potencialmente devastadora como la de ?bola, algo que ya le ocurri¨® en 2005.
En 2018, el Gobierno ha comprometido el 4% del presupuesto al gasto en sanidad, una cifra inferior a la de 2017, que fue del 4,3%. En comparaci¨®n, Sud¨¢frica gast¨® alrededor del 14% de su presupuesto anual en salud en 2015 y Kenia el 6%, seg¨²n la OMS.
Nunca es suficiente
En la cl¨ªnica de Okanautoni, los guantes de pl¨¢stico, las jeringuillas y el desinfectante son art¨ªculos escasos. No hay agua corriente y la ¨²nica electricidad proviene de un generador que funciona espor¨¢dicamente. Por la noche, los partos se llevan a cabo solo con la luz de un tel¨¦fono m¨®vil. Si algo sale mal, la ¨²nica alternativa para los pacientes es ser trasladados a los hospitales m¨¢s cercanos, en Chiulo o Xangongo, a trav¨¦s de caminos llenos de baches y arbustos en recorridos nunca inferiores a dos horas. Y all¨ª las condiciones tambi¨¦n son precarias.
"Pedimos medicamentos, pero no nos env¨ªan nada", denuncia la enfermera Penitencia Goreti, de 33 a?os, que afirma haber preguntado en repetidas ocasiones por las acciones que est¨¢ llevando a cabo el Gobierno municipal. "La situaci¨®n est¨¢ empeorando" afirma, mientras una ni?a con los ojos llorosos por la malaria yace cerca de ella.
Esteves, por su parte, denuncia que los enfermos est¨¢n empezando a ser rechazados en los centros de salud porque no tienen las medicinas que necesitan. En el momento de la entrevista, el m¨¦dico esperaba desde hac¨ªa meses un lote de f¨¢rmacos b¨¢sicos contra la tuberculosis, pero no hab¨ªan llegado a¨²n. "Ya veremos", dice con un suspiro.
A mil kil¨®metros de distancia se encuentra la capital, Luanda, la ciudad m¨¢s cara del mundo para los trabajadores expatriados y hogar de una ¨¦lite angole?a amante de los lujos. All¨ª los hospitales p¨²blicos son similares. En el de Cacuaco, en las afueras de la capital, dos m¨¦dicos ven a entre 400 y 700 pacientes por d¨ªa. El centro sufre interrupciones de electricidad, no hay una m¨¢quina de rayos X que funcione y los medicamentos b¨¢sicos brillan por su ausencia, por ejemplo, los que se utilizan contra la malaria. "Tenemos muchos casos, nunca es suficiente", dice una enfermera mientras cientos de pacientes esperan bajo ventiladores rotos que no alivian el calor h¨²medo que hace en la sala.
Los residentes m¨¢s pobres de Luanda a menudo dicen que tienen que pagar para adquirir medicamentos que deber¨ªan ser gratuitos en los hospitales p¨²blicos. Asumir ese coste significa que los pacientes acaban por acortar su tratamiento, aumentando el riesgo de desarrollo de cepas resistentes en enfermedades como la tuberculosis, donde la adherencia es esencial para superarla.
El Ministerio de Salud, por su parte, no ha respondido a las peticiones de informaci¨®n sobre el estado del sistema sanitario. S¨ª ha proporcionado, sin embargo, datos que revelan 304.410 casos de malaria en el pa¨ªs entre enero y febrero, con 984 muertes.
En 2018, el Gobierno ha comprometido el 4% del presupuesto al gasto en Sanidad, una cifra inferior a la de 2017, que fue del 4,3%.
La ministra del ramo, Silvia Lutucuta, realiz¨® una declaraci¨®n despu¨¦s de un recorrido por la provincia de Zaire, en el norte del pa¨ªs. Asegur¨® que la falta de f¨¢rmacos est¨¢ siendo abordada. "No podemos venir aqu¨ª y afirmar que hemos resuelto todos los problemas, pero los conceptos b¨¢sicos y esenciales para el funcionamiento de los centros est¨¢ ah¨ª", dijo la prensa local.
Cintas rojas y retrasos
Sin embargo, los profesionales m¨¦dicos m¨¢s veteranos que trabajan en el sistema sanitario afirman que la situaci¨®n ha empeorado desde la entrada del nuevo Gobierno de Louren?o. Describen severas demoras en la toma de decisiones y en las aprobaciones de proyectos desde que Lutucuta se hizo cargo del Ministerio, en octubre de 2017.
En cuanto a la respuesta al brote de malaria, reconocen que fue ralentizado por el aumento de tr¨¢mites burocr¨¢ticos, algo que complic¨® la distribuci¨®n de medidas preventivas como mosquiteras.
La mayor¨ªa de las fuentes prefiere hablar bajo condici¨®n de anonimato debido a la sensibilidad de los problemas. Describen fallos en el suministro de medicamentos desde las agencias internacionales y afirman que el volumen de compras a granel que realizan los municipios no son suficientes para garantizar precios competitivos. Mientras, la central de compras estatal, conocida como CECOMA, carece de informaci¨®n y presupuesto suficiente para mantener al pa¨ªs completamente abastecido. Seg¨²n una veterana fuente gubernamental, el ministerio de Salud estima que la mitad de los medicamentos que compra no alcanza su destino previsto.
En el hospital de Chiulo, en la provincia de Cunene, la medicaci¨®n b¨¢sica se agota con frecuencia. De hecho, durante una visita al hospital para la realizaci¨®n de este reportaje, se entregaron las ¨²ltimas tabletas de antibi¨®ticos. Este centro tambi¨¦n intenta funcionar sin electricidad, pues posee tan solo un generador que se para a las once de la noche. El agua se bombea desde el r¨ªo, pero el equipo a menudo falla.
En julio de 2017, el hospital de Chiulo diagnostic¨® casos de tuberculosis multirresistente, pero la medicaci¨®n no lleg¨® hasta cuatro meses despu¨¦s
Chiulo recibe asistencia de la organizaci¨®n ben¨¦fica italiana Medici con L'Africa (CUAMM), que ha trabajado all¨ª desde 2000. Laura Villosio, una infatigable e incansable m¨¦dica del norte de Italia, asegura que la situaci¨®n del agua y las drogas se ha deteriorado desde que ella empez¨® a trabajar all¨ª, hace una d¨¦cada. En julio de 2017, el hospital diagnostic¨® casos de tuberculosis multirresistente, pero la medicaci¨®n para tratarla no lleg¨® hasta cuatro meses despu¨¦s, a pesar de las solicitudes desesperadas.
Para tales emergencias, se supone que el hospital debe tener peque?o presupuesto propio para comprar medicamentos, pero el director cl¨ªnico Ivo Makonga describe el dinero como una "ficci¨®n". El pago, que se controla de forma centralizada en Luanda, requiere m¨¢s de ocho meses para ser procesado, si es que lo hace, lo que significa que los proveedores se niegan cada vez m¨¢s a aceptar pedidos, completa Makonga.
La falta de f¨¢rmacos se traduce en un incierto futuro para pacientes como Emilio Txikussa. De cinco a?os de edad, pesa poco m¨¢s de 10 kilos y tiene los ojos hundidos y el vientre hinchado por la desnutrici¨®n severa. Tambi¨¦n padece VIH y tuberculosis.
Hoy, la doctora Villosio est¨¢ contenta porque ha ganado 300 gramos despu¨¦s de alimentarlo durante tres d¨ªas con leche terap¨¦utica. Con una gran sonrisa, ella le pregunta si se siente mejor.
"Dile al m¨¦dico que s¨ª", le urge su padre. "Di que s¨ª... Di s¨ª". Pero Emilio solo mira.
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