Por qu¨¦ lo damos todo al batear la pelota
Bill y Melinda Gates reflexionan en su Carta Anual sobre el trabajo realizado al hilo del 20 aniversario de su fundaci¨®n, defienden la filantrop¨ªa como palanca de cambio y repasan los retos del mundo hoy en salud global, educaci¨®n, igualdad y cambio clim¨¢tico
Hace 20 a?os, cuando creamos nuestra fundaci¨®n, el mundo era, en muchos aspectos, muy diferente al de hoy en d¨ªa. Esto fue antes del 11 de septiembre (11S), antes de la Gran Recesi¨®n y antes del surgimiento de las redes sociales.
En aquel entonces, como ahora, no faltaban causas dignas y hab¨ªa buenos argumentos para invertir en muchas de ellas. Sab¨ªamos, desde hac¨ªa tiempo, que quer¨ªamos donar la mayor parte de la riqueza que generamos con Microsoft y ponerla al servicio de mejorar la vida de las personas. El desaf¨ªo, por supuesto, era c¨®mo hacerlo de una manera significativa y que tuviera un gran impacto.
Mientras reflexion¨¢bamos sobre cu¨¢les ser¨ªan nuestras prioridades filantr¨®picas, pasamos mucho tiempo reuni¨¦ndonos con expertos y revisando informes. Lo que aprendimos nos convenci¨® de que el mundo deb¨ªa obrar m¨¢s a favor de los m¨¢s necesitados. En el coraz¨®n del trabajo de nuestra fundaci¨®n est¨¢ la idea de que cada persona merece la oportunidad de vivir una vida saludable y productiva. 20 a?os despu¨¦s, a pesar de lo mucho que han cambiado las cosas, esa sigue siendo nuestra meta m¨¢s importante.
No cabe duda de que esta nueva d¨¦cada est¨¢ inici¨¢ndose en un momento de tremenda incertidumbre en todo el mundo. Pero incluso en un periodo tan dif¨ªcil como ¨¦ste, seguimos comprometidos en apoyar a los defensores, investigadores, funcionarios gubernamentales y trabajadores de primera l¨ªnea que est¨¢n haciendo posible que m¨¢s personas en m¨¢s lugares puedan tener una vida saludable y productiva.
En estos ¨²ltimos 20 a?os, nuestra fundaci¨®n se ha centrado en mejorar la salud en todo el mundo y en fortalecer el sistema de educaci¨®n p¨²blica en los Estados Unidos ¡ªporque creemos que la salud y la educaci¨®n son clave para un mundo mejor, m¨¢s saludable y m¨¢s igualitario. La enfermedad es tanto s¨ªntoma como causa de desigualdad, mientras que la educaci¨®n p¨²blica es un motor de igualdad.
Sabemos que la filantrop¨ªa nunca puede ¡ªy nunca deber¨ªa¡ª sustituir a los Gobiernos o al sector privado. Sin embargo, creemos firmemente que tiene un rol ¨²nico a la hora de impulsar el progreso.
En el mejor de los casos, los fil¨¢ntropos asumen riesgos que los Gobiernos no pueden y que las corporaciones no quieren tomar. Los Gobiernos deben usar la mayor parte de sus recursos en implementar soluciones comprobadas. Las empresas tienen responsabilidades fiduciarias con sus accionistas. Sin embargo, fundaciones como la nuestra poseen la libertad de probar ideas ¡ªque de otro modo no podr¨ªan probarse¡ª, algunas de las cuales pueden conducir a avances.
Warren Buffett, un querido amigo y consejero, expres¨® esto con una met¨¢fora de b¨¦isbol. Cuando don¨® la mayor parte de su fortuna a nuestra fundaci¨®n y se uni¨® a nosotros como socio para trabajar en ella, nos inst¨® a ¡°darlo todo al batear la pelota¡±.
Esta es una expresi¨®n que los estadounidenses relacionan con el b¨¦isbol. Cuando bateas un home run, est¨¢s poniendo cada onza de fuerza en golpear la pelota para que vaya lo m¨¢s lejos posible. Sabes que tu bate podr¨ªa no darle, pero si logras golpearla, las recompensas pueden ser enormes.
Esa es la visi¨®n que tambi¨¦n tenemos de nuestra labor filantr¨®pica. El objetivo no es solo un progreso incremental. Es poner toda la potencia de nuestros esfuerzos y recursos en grandes apuestas que, si tienen ¨¦xito, salvar¨¢n y mejorar¨¢n vidas.
Los riesgos que asumimos son diferentes de los que los verdaderos h¨¦roes del progreso global asumen constantemente: los trabajadores de la salud que van a las zonas de guerra para vacunar a los ni?os que lo necesitan, los maestros que se inscriben para trabajar en las escuelas m¨¢s complicadas, las mujeres en los lugares m¨¢s pobres del mundo que se oponen a las normas y tradiciones culturales dise?adas para mantenerlas atrapadas... Lo que hacen requiere sacrificios personales que nosotros nunca tuvimos que realizar y tratamos de honrarlos apoyando esas innovaciones que alg¨²n d¨ªa podr¨ªan facilitarles la vida.
En total, nuestra fundaci¨®n ha invertido 53.800 millones de d¨®lares en los ¨²ltimos 20 a?os. Globalmente, estamos satisfechos con lo que hemos logrado. Pero nos preguntamos, ?cada d¨®lar que se ha gastado ha tenido el impacto que esper¨¢bamos? No. Hemos tenido muchas decepciones, contratiempos y sorpresas. Creemos que es importante ser transparentes sobre nuestros fracasos as¨ª como sobre nuestros ¨¦xitos. Y es importante compartir lo que hemos aprendido.
En esta Carta Anual hablamos del trabajo que hemos realizado en el ¨¢mbito de la salud y de la educaci¨®n, y por qu¨¦ creemos que los riesgos que hemos tomado nos han preparado para los futuros progresos. Tambi¨¦n discutimos dos temas que son prioritarios para nosotros, la crisis clim¨¢tica y la igualdad de g¨¦nero, y de la influencia que tendr¨¢n en los pr¨®ximos 20 a?os.
Algunas de las primeras inversiones que hicimos como fil¨¢ntropos ten¨ªan como objetivo corregir las desigualdades en la salud global. As¨ª que tambi¨¦n comenzaremos esta carta por ah¨ª.
Salud global
Melinda: Cuando empezamos a trabajar en el ¨¢mbito de la salud global, nos quedamos asustados con la cantidad de ni?os en los pa¨ªses de bajos ingresos que todav¨ªa se mor¨ªan por enfermedades que pueden ser evitadas con vacunas que est¨¢n ampliamente disponibles en pa¨ªses como EE UU. Esto nos permiti¨® confirmar c¨®mo la pobreza y la enfermedad siempre est¨¢n entrelazadas.
Dado que esa situaci¨®n no estaba siendo solucionada por los mercados ni los gobiernos por s¨ª solos, vimos ah¨ª una oportunidad de aportar ayuda econ¨®mica.
Trabajamos con la Organizaci¨®n Mundial de la Salud, el Banco Mundial y Unicef para crear GAVI, la Alianza Global para la Vacunaci¨®n y la Inmunizaci¨®n. GAVI re¨²ne a gobiernos y otras organizaciones para recaudar fondos con los que comprar vacunas y apoyar a los pa¨ªses de ingresos bajos para que inmunicen a los ni?os.
Bill: Despu¨¦s de la Segunda Guerra Mundial, el mundo se reuni¨® para crear una serie de organizaciones internacionales destinadas a aumentar la cooperaci¨®n econ¨®mica y militar entre las naciones, incluidas la ONU, la OMS y la OTAN. GAVI brind¨® la posibilidad de impulsar una cooperaci¨®n similar para proporcionar vacunas a los ni?os.
No est¨¢bamos completamente seguros de qu¨¦ esperar. Gracias a Microsoft, yo estaba familiarizado con los riesgos que implica iniciar una nueva organizaci¨®n. Sin embargo, los que est¨¢bamos tomando con GAVI eran diferentes. En lugar de intentar introducir un nuevo producto y atraer clientes, est¨¢bamos tratando de demostrar al mundo que una asociaci¨®n internacional para el fomento de la vacunaci¨®n no solo era posible sino necesaria. Si fracas¨¢bamos, podr¨ªamos disuadir a los gobiernos y a otros financiadores de invertir en futuros esfuerzos.
Hab¨ªa tantas preguntas... ?Est¨¢bamos realmente en condiciones de recaudar suficiente dinero para convencer a los fabricantes de que suministrasen vacunas a un precio que los pa¨ªses en desarrollo pudieran pagar? E incluso de ser as¨ª, ?podr¨ªamos hacer que los pa¨ªses asumieran la dif¨ªcil tarea de llevar vacunas nuevas y subutilizadas a los ni?os?
Las respuestas a ambas preguntas resultaron ser un s¨ª rotundo. Hasta el 2019, GAVI hab¨ªa ayudado a vacunar a m¨¢s de 760 millones de ni?os y a evitar 13 millones de muertes. Tambi¨¦n ha logrado introducir m¨¢s vacunas y suministros en el mercado, a la vez que ha reducido los precios. Por ejemplo, una sola dosis de la vacuna pentavalente que protege contra cinco infecciones mortales, antes costaba 3,65 d¨®lares y ahora cuesta menos de un d¨®lar.
Melinda: Hoy, el 86% de los ni?os de todo el mundo reciben vacunas b¨¢sicas. Esta tasa de cobertura es mayor que nunca. Pero alcanzar al ¨²ltimo 14% va a ser mucho m¨¢s dif¨ªcil que alcanzar el primer 86%. Los ni?os de este grupo son algunos de los m¨¢s marginados del mundo.
Algunos de ellos viven en Estados fr¨¢giles donde el conflicto impide que el sistema de salud funcione correctamente para todos. Otros viven en zonas rurales remotas. Es frustrante que algunos de los ni?os vivan relativamente cerca de centros de salud, pero sean invisibles para el sistema (por ejemplo, el hijo de migrantes recientes que viven en zonas superpobladas y empobrecidas de Nairobi o R¨ªo de Janeiro). Cada vez m¨¢s, GAVI trabaja con diferentes pa¨ªses para adoptar un enfoque m¨¢s espec¨ªfico en los distritos donde se concentran los ni?os no vacunados.
A medida que GAVI recauda fondos para sus pr¨®ximos cinco a?os de trabajo,? queremos animar a m¨¢s donantes a que se comprometan a extender esta incre¨ªble historia de ¨¦xito a todos los ni?os. M¨¢s fondos permitir¨¢n que GAVI pueda salvar m¨¢s vidas. Creemos que invertir en GAVI fue una de las mejores decisiones que tomamos ¡ªy estamos encantados con la rentabilidad que ha tenido nuestra inversi¨®n.
Bill: Nuestro trabajo en inmunizaci¨®n tiene paralelismos con otra ¨¢rea en la que hemos estado muy involucrados desde el principio: el VIH y el sida.
Cuando nuestra fundaci¨®n abri¨® sus puertas, la tasa de mortalidad debida al sida en el mundo rico por fin hab¨ªa empezado a disminuir gracias a nuevos tratamientos. Pero al igual que con las vacunas, las herramientas que salvaban vidas en pa¨ªses de altos ingresos no estaban disponibles en los de bajos ingresos. El n¨²mero de nuevas infecciones en ?frica subsahariana se estaba disparando. Recuerdo haber le¨ªdo un art¨ªculo horrible de Newsweek que contaba c¨®mo el virus causar¨ªa que toda una generaci¨®n de ni?os quedara hu¨¦rfana.
Como respuesta a la creciente epidemia, as¨ª como a la necesidad de abordar otros dos grandes asesinos, en 2002 aportamos nuestro apoyo en la creaci¨®n de una nueva organizaci¨®n llamada Fondo Mundial de Lucha contra el Sida, la Tuberculosis y la Malaria. Ten¨ªa un objetivo similar al de GAVI: llevar medicamentos, tecnolog¨ªas y programas que salvan vidas a pa¨ªses de bajos ingresos. Tambi¨¦n era un emprendimiento arriesgado, exactamente por las mismas razones.
Al igual que GAVI, el Fondo Mundial ha resultado ser un gran ¨¦xito. Solo en 2018, 19 millones vidas de personas recibieron tratamiento contra el VIH en pa¨ªses donde la organizaci¨®n invierte. Con el Fondo MUndial, el mundo ya dispon¨ªa de un sistema que permit¨ªa llevar innovaciones a los lugares que m¨¢s las necesitaban. Entonces, adem¨¢s de apoyar a este organismo, nuestra fundaci¨®n invirti¨® tambi¨¦n en el desarrollo de nuevas herramientas.
Al principio, dedicamos muchos recursos a investigar tratamientos preventivos del VIH. Por muchas razones, no resultaron ser lo que esper¨¢bamos.
Por ejemplo, ¨¦ramos optimistas respecto a que los geles vaginales pudieran ayudar a prevenir la infecci¨®n, pero no fueron efectivos para detener la transmisi¨®n de la enfermedad. Y aunque ahora existe una pastilla preventiva diaria que si se toma de forma continuada es efectiva en un 99%, no ha tenido un verdadero impacto sobre la epidemia en los pa¨ªses de ingresos bajos y medios. A los programas locales de salud les ha costado mucho administrar una pastilla diaria de una forma que fuera atractiva y que se ajustara al modo de vida de las personas.
Hoy nos enfocamos en la prevenci¨®n de larga duraci¨®n. Imagine que, en lugar de tener que tomar una p¨ªldora cada d¨ªa, pudieran recibir una inyecci¨®n cada dos meses, tener un implante en el brazo o incluso vacunarse para eliminar por completo el riesgo de contraer el virus.
Nuestra fundaci¨®n tambi¨¦n se centra en opciones de tratamiento de mayor duraci¨®n. Gracias a los grandes avances conseguidos, una persona VIH positiva que recibe tratamiento ahora tiene la misma esperanza de vida que alguien que no tiene VIH. Pero, al igual que con los preventivos actuales, debe tomarse todos los d¨ªas. Estamos buscando nuevos medicamentos que se puedan tomar con una menor frecuencia, incluso solo una vez al a?o.
Si logr¨¢ramos perfeccionar las opciones duraderas, todav¨ªa habr¨ªa desaf¨ªos que superar para lograr revertir verdaderamente el curso de la epidemia.
Melinda: En 2003, visitamos una cl¨ªnica de VIH en Botsuana que, en aquel entonces, era una de las m¨¢s grandes de ?frica para el tratamiento de pacientes con VIH. Siempre recordaremos ese viaje por todo lo que nos ense?¨® sobre los factores sociales y estructurales de la enfermedad.
A medida que las personas se vuelven m¨¢s saludables, sus vidas mejoran de otras maneras, y como resultado, el mundo se vuelve mejor y m¨¢s equitativo
Pasamos tiempo con un m¨¦dico holand¨¦s que nos cont¨® la historia de una mujer de Botsuana que ¨¦l y su esposa hab¨ªan hospedado en su hogar. Un d¨ªa, la mujer les dijo que se iba a su aldea para hacer una visita y nunca regres¨®. Cuando la pareja fue a buscarla, se conmocion¨® al enterarse que se hab¨ªa muerto de sida.
Lo que les conmovi¨® no fue el hecho de que esta mujer tuviera sida, sino el hecho de que muriera sin buscar tratamiento, a pesar de que ten¨ªa una conexi¨®n personal con la cl¨ªnica y habr¨ªa tenido acceso a la mejor atenci¨®n disponible. Pero as¨ª de devastador era el estigma que hab¨ªa en torno a la enfermedad. Pod¨ªa ser literalmente mortal. Siempre recordamos esa historia. Completar nuestra comprensi¨®n de la epidemia, aclar¨® nuestra llamada a la acci¨®n.
Las intervenciones biom¨¦dicas por s¨ª solas nunca ser¨¢n suficientes en la lucha contra el VIH. Nuestra respuesta ha de reflejar tambi¨¦n lo que es importante para las personas, lo que les impide buscar servicios de prevenci¨®n y tratamiento, y por qu¨¦ las herramientas que resultan eficaces en los ensayos cl¨ªnicos no siempre marcan la diferencia en el contexto de sus vidas cotidianas.
Sabemos, por ejemplo, que en ?frica meridional y oriental, las adolescentes y las mujeres j¨®venes representan una cantidad desproporcionada de nuevas infecciones por el VIH. La pobreza, la violencia y las normas de g¨¦nero tienen mucho que ver.
Sin embargo, aunque sabemos algunas cosas sobre estas ni?as, hay muchas otras que desconocemos. Tenemos una visi¨®n de lo que son sus vidas, a trav¨¦s de nuestros ojos, pero no tenemos datos sobre como ellas ven su mundo a trav¨¦s de sus propios ojos. Eso obstaculiza nuestra capacidad de desarrollar soluciones efectivas para ellas, biom¨¦dicas y de otro tipo.
Afortunadamente, la investigaci¨®n finalmente se est¨¢ empezando a integrar con la realidad. Cuando visit¨¦ Johannesburgo en octubre de 2019, estuve con un socio de la fundaci¨®n que est¨¢ trabajando para cerrar esta brecha de datos e involucrar a las adolescentes y mujeres j¨®venes en el dise?o conjunto de servicios de tratamiento y prevenci¨®n que satisfagan mejor sus necesidades.
Nuestra fundaci¨®n tambi¨¦n se ha asociado con un programa respaldado por el gobierno de EE UU llamado DREAMS, acr¨®nimo de Determined Resilient Empowered Free-AIDS Mentored and Safe (mujeres determinadas, seguras, protegidas, sin VIH, empoderadas y resilientes). Como su nombre indica, el programa se enfoca ampliamente en la prevenci¨®n del VIH.
Tambi¨¦n aborda, por ejemplo, la educaci¨®n financiera, el esp¨ªritu empresarial y el fin de la violencia de g¨¦nero. Todo ello puede ayudar a las mujeres y a las ni?as a vivir vidas saludables, pr¨®speras y sin VIH. En los ¨²ltimos 20 a?os, la ciencia ha logrado avances incre¨ªbles en esta lucha. Principalmente, la comprensi¨®n mundial sobre c¨®mo utilizar esa ciencia tambi¨¦n est¨¢ avanzando.?
Bill: El principal foco de nuestra fundaci¨®n siempre ser¨¢ la salud mundial. Con el tiempo la trascendencia de este trabajo se ir¨¢ incrementando, ya que el cambio clim¨¢tico hace que cada vez m¨¢s personas sean m¨¢s propensas a contraer enfermedades. (Hablar¨¦ un poquito m¨¢s de este tema m¨¢s adelante en esta carta).
En el centro del trabajo de nuestra fundaci¨®n est¨¢ la idea de que cada persona merece la oportunidad de vivir una vida saludable y productiva
Junto con nuestras inversiones en vacunas y la lucha contra el VIH, continuaremos apoyando el progreso en otras enfermedades como la malaria, la tuberculosis y la poliomielitis (a trav¨¦s de nuestra asociaci¨®n con la Iniciativa Global de Erradicaci¨®n de la Polio). Financiaremos nuevos avances en planificaci¨®n familiar y salud materna y neonatal, y exploraremos nuevas formas de prevenir el flagelo de la desnutrici¨®n.
Esto lo hacemos porque las mejoras en la salud son claves para sacar a las personas de la pobreza. A medida que las personas est¨¢n m¨¢s saludables, sus vidas mejoran de otras maneras y, como resultado, el mundo se vuelve mejor y m¨¢s equitativo.
Educaci¨®n
Melinda: Bill y yo siempre supimos que el trabajo de nuestra fundaci¨®n en Estados Unidos se enfocar¨ªa principalmente en la educaci¨®n de los ni?os desde el jard¨ªn de infancia hasta el final de la secundaria, as¨ª como la educaci¨®n postsecundaria. El ¨¦xito en los Estados Unidos es una ecuaci¨®n compleja con demasiadas variables que entran en juego ¡ªraza, g¨¦nero, c¨®digo postal, niveles de ingresos de los padres¡ª, pero la educaci¨®n es una parte incre¨ªblemente importante de esa ecuaci¨®n.
Ambos tuvimos la oportunidad de instruirnos en escuelas excelentes y somos conscientes de la cantidad de puertas que esto nos abri¨®. Tambi¨¦n sabemos que millones de estadounidenses, especialmente estudiantes de bajos recursos y de color, no tienen esas oportunidades.
Los expertos, por supuesto, tienen un vocabulario mucho m¨¢s riguroso para describir esta situaci¨®n. En 2001, conoc¨ª a Deborah Meier, una educadora que me caus¨® gran impacto. Su libro El poder de sus ideas me ayud¨® a entender por qu¨¦ las escuelas p¨²blicas no solo son un ecualizador importante, sino tambi¨¦n motor de una democracia pr¨®spera. Una democracia requiere de la participaci¨®n de todos por igual, escribe. Eso significa que cuando nuestras escuelas p¨²blicas fracasan en preparar a los estudiantes para que tengan un rol en la vida p¨²blica, tambi¨¦n le hacen da?o a nuestro pa¨ªs. Pienso mucho en eso. Me ayuda a llevar a casa lo que est¨¢ en juego en este trabajo para m¨ª.
Si nos hubieran preguntado hace 20 a?os, habr¨ªamos pensado que la salud global ser¨ªa el trabajo m¨¢s arriesgado de nuestra fundaci¨®n, y que el educativo en EE UU ser¨ªa nuestra apuesta m¨¢s segura. Sin embargo, ha resultado ser todo lo contrario.
Hay mucha evidencia de que el mundo va por buen camino en t¨¦rminos de salud, vemos por ejemplo la considerable disminuci¨®n de las muertes infantiles. No obstante, en el ¨¢mbito de la educaci¨®n en EE UU, todav¨ªa no estamos viendo el resultado al que aspir¨¢bamos. El status quo sigue fallando a los estudiantes estadounidenses.
Consideren esto: una clase de una escuela primaria en Estados Unidos cuenta con un promedio de 21 alumnos. Actualmente, 18 de esos 21 alumnos finalizan la secundaria y obtienen un diploma o un certificado equivalente (lo que es una mejora significativa desde los a?os 2000), pero solo 13 comienzan alg¨²n programa postsecundario en el transcurso del a?o que sigue a la graduaci¨®n. Solo siete obtendr¨¢n un t¨ªtulo de un programa de cuatro a?os en un periodo de seis a?os.
La situaci¨®n es peor cuando separamos los datos por raza. Si cada alumno de nuestra clase es latino, solo seis terminar¨¢n su programa de grado de cuatro a?os en un plazo de seis. En el caso de una clase de estudiantes negros, solo cuatro acabar¨¢n.
Sin embargo, no nos vamos a rendir porque el progreso ha sido m¨¢s dif¨ªcil de lograr de lo que esper¨¢bamos. Al contrario, estamos convencidos de que el riesgo de no hacer todo lo posible para ayudar a los estudiantes a alcanzar todo su potencial es mucho peor.
Ciertamente entendemos por qu¨¦ muchas personas son esc¨¦pticas sobre la idea de que los fil¨¢ntropos multimillonarios dise?en innovaciones en escuelas o establezcan pol¨ªticas educativas. Francamente, nosotros tambi¨¦n lo somos. Bill y yo siempre hemos tenido claro que nuestro papel no consiste en generar ideas nosotros mismos, sino apoyar la innovaci¨®n impulsada por personas que se han dedicado toda la vida a la educaci¨®n: profesores, administradores, investigadores y l¨ªderes comunitarios.
Un aspecto que hace el proceso de mejorar la educaci¨®n complicado es que no hay un consenso, hasta entre los profesionales que trabajan en este ¨¢mbito.
En la salud mundial, sabemos que si a los ni?os los vacunan contra el sarampi¨®n, estar¨¢n protegidos contra la enfermedad, lo que significa que es m¨¢s probable que sobrevivan. Sin embargo, en materia de educaci¨®n, no hay consenso sobre cu¨¢l es la causa y cu¨¢l es el efecto. ?Las escuelas subvencionadas son buenas o malas? ?La jornada escolar deber¨ªa ser m¨¢s larga o m¨¢s corta? ?Este programa de lecciones sobre fracciones es acaso mejor que este otro? Los educadores no han podido responder estas preguntas con suficientemente certeza para establecer unas buenas pr¨¢cticas claras.
Tambi¨¦n es dif¨ªcil aislar alguna intervenci¨®n individual y decir que esa fue la que marc¨® toda la diferencia. Conseguir que un ni?o termine la escuela secundaria requiere al menos 13 a?os de instrucci¨®n habilitados por cientos de maestros, administradores y responsables pol¨ªticos locales, estatales y nacionales. El proceso involucra a tantas partes, que cambiar el resultado final requiere una intervenci¨®n en muchos niveles diferentes.
Entre otras cosas, hemos apoyado algunas mejoras en el plan de estudios, nos hemos vuelto m¨¢s inteligentes para evitar que los ni?os abandonen la escuela y hemos profundizado nuestra comprensi¨®n de lo que hace que un buen maestro sea excelente. (Bill explica m¨¢s razones para ser optimista a continuaci¨®n).
Tambi¨¦n estamos orgullosos de nuestro Gates Millennium Scholars Program, que proporcion¨® 20.000 becas universitarias completas a estudiantes de color. Hemos tenido la oportunidad de conocer a algunos de estos becarios y siempre es una experiencia muy conmovedora. Kaira Kelly, una de ellos, me dijo que ¡°nunca hab¨ªa so?ado con ir a la universidad¡± antes de convertirse en becaria del programa. Cuando la conoc¨ª, estaba cursando una maestr¨ªa en educaci¨®n y ten¨ªa muchos planes sobre c¨®mo devolver la inversi¨®n realizada en ella.
Aunque estas becas marcaron una gran diferencia en la vida de estos 20.000 estudiantes, en realidad, otras decenas de millones pasaron por las escuelas p¨²blicas de los Estados Unidos durante los 16 a?os que las otorgamos. Esto significa que llegamos solamente a un peque?o porcentaje. Nuestro objetivo es ayudar a todos los estudiantes de EE UU, por eso hemos dirigido la mayor parte de nuestro trabajo a ¨¢reas en donde puedan tener un mayor impacto para un mayor n¨²mero de estudiantes.
Lo m¨¢s incre¨ªble es ver a una joven como Kaira aprovechar su potencial. Esto refuerza nuestro compromiso de apoyar un sistema de escuelas p¨²blicas que garantice esa misma oportunidad a todos los alumnos.
Bill: Entonces, ?c¨®mo podemos equipar exactamente a los estudiantes con las herramientas que necesitan para aprender y prosperar? Al principio, nos dimos cuenta de que los estudiantes necesitan est¨¢ndares claros y coherentes para dominar lo que est¨¢n aprendiendo de un a?o a otro.
Apostamos por un conjunto de est¨¢ndares llamado Common Core. Casi todos los Estados los adoptaron durante los dos a?os siguientes. Pero r¨¢pidamente se hizo evidente que la adopci¨®n por s¨ª sola no era suficiente, algo que deber¨ªamos haber anticipado. Pensamos que si los Estados elevaban los est¨¢ndares, el mercado responder¨ªa y desarrollar¨ªa nuevos materiales de instrucci¨®n que se alinearan con esos est¨¢ndares. Eso no sucedi¨®, por lo que buscamos formas de alentar el mercado.
Nos qued¨® claro que la ampliaci¨®n de la educaci¨®n no significa ofrecer a todos la misma soluci¨®n. Nuestro trabajo deb¨ªa adaptarse a las necesidades espec¨ªficas de los maestros y estudiantes en los lugares a los que est¨¢bamos tratando de llegar
Despu¨¦s de que los maestros nos dijeran que no ten¨ªan forma de saber si un libro de texto cumpl¨ªa con los nuevos est¨¢ndares, nuestra fundaci¨®n respald¨® a una organizaci¨®n sin fines de lucro llamada EdReports, que act¨²a como los Consumer Reports (informes de los consumidores) para material educativo. Ahora, cualquier profesor puede buscar un manual para ver si es de ¨®ptima calidad y si cumple con los est¨¢ndares. Las escuelas han comenzado a comprar m¨¢s los materiales que mejor sirven a sus estudiantes bas¨¢ndose en estos informes y los fabricantes, a su vez, han comenzado a crear m¨¢s y mejores opciones de libros de texto.
Adem¨¢s de los libros, sab¨ªamos que necesit¨¢bamos encontrar mejores formas de apoyar a los maestros y estudiantes. Muchos profesores, por ejemplo, no ten¨ªan acceso a los recursos que necesitaban para satisfacer las nuevas expectativas. As¨ª es que buscamos modos de proporcionarles m¨¢s capacitaci¨®n y ajustar su pr¨¢ctica. Pero si hay una lecci¨®n que hemos aprendido sobre la educaci¨®n despu¨¦s de 20 a?os, es que adaptar soluciones puede ser dif¨ªcil.
La mayor¨ªa del trabajo que realizamos al principio en el ¨¢mbito de la educaci¨®n parec¨ªa llegar a un tope. Una vez que los proyectos se hab¨ªan expandido hasta llegar a cientos de miles de estudiantes, dejamos de ver los resultados esperados.
Nos qued¨® claro que la ampliaci¨®n de la educaci¨®n no significa ofrecer a todos la misma soluci¨®n. Nuestro trabajo deb¨ªa adaptarse a las necesidades espec¨ªficas de los maestros y estudiantes en los lugares a los que est¨¢bamos tratando de llegar. Hemos cambiado nuestro principal enfoque en alumnos desde el nivel de jard¨ªn de infancia hasta el ¨²ltimo a?o de secundaria a soluciones impulsadas localmente e identificadas a trav¨¦s de redes de escuelas. Nuestra esperanza es que estas Redes para la Mejora Escolar permitan aumentar el n¨²mero de estudiantes negros, latinos y de bajos ingresos que se grad¨²an en la escuela secundaria y que buscan oportunidades postsecundarias.
Hasta hoy, hemos otorgado 240 millones de d¨®lares a trav¨¦s de 30 redes. Muchas, pero no todas, est¨¢n agrupadas por regi¨®n. Cada red incluye a entre ocho y 20 escuelas, y se centra en un objetivo de su elecci¨®n: por ejemplo, ayudar a los estudiantes de primer a?o que no est¨¢n progresando a graduarse y tomar el camino correcto.
El primer a?o de secundaria es un momento cr¨ªtico. Un estudiante de primer a?o que no reprueba m¨¢s de un curso tiene una probabilidad cuatro veces mayor de graduarse que un estudiante que falla dos cursos o m¨¢s. Estar encarrilado de esta manera permite prever mejor si ese alumno se graduar¨¢ que solo bas¨¢ndose en la raza, la riqueza o incluso en los resultados obtenidos en las pruebas.
En 2018 visit¨¦ North-Grand High School en Chicago. La escuela atiende a estudiantes de barrios que luchan contra la violencia, el hambre y otros desaf¨ªos. Sol¨ªa clasificarse entre las peores de la ciudad. Luego, North-Grand se uni¨® a la Red para el ¨¦xito universitario. Los datos obtenidos y las lecciones aprendidas de los otros centros de la red, ayud¨® a cambiar la forma en que esta escuela instruye a los alumnos de noveno grado.
Un alumno de primer a?o comenzar¨¢ el d¨ªa con una charla con el profesor, quien lo ayudar¨¢ a organizarse, lo guiar¨¢ con el proceso de planificaci¨®n universitaria y le ense?ar¨¢ a utilizar la computadora de la escuela para completar sus tareas. Un portal en l¨ªnea permite a los estudiantes chequear sus calificaciones todos los d¨ªas. Cada cinco semanas, se sentar¨¢n con un consejero que les dir¨¢ c¨®mo les est¨¢ yendo y ad¨®nde ir si necesitan ayuda. Este enfoque funcion¨®.
En 2018, el 95% de los estudiantes de primer a?o de North-Grand estaban bien orientados para graduarse y la escuela fue calificada como una de las mejores de la ciudad. Muchas de las otras escuelas de la red han adoptado programas similares y han experimentado progresos parecidos. En lugar de enfocarse a soluciones id¨¦nticas para todos, nuestra fundaci¨®n quiere crear oportunidades para que las escuelas aprendan unas de las otras.
Lo que funcion¨® en North-Grand no servir¨¢ en todas partes. Por eso es importante tambi¨¦n que otros colegios de otras redes compartan sus historias de ¨¦xito.
Melinda: En los ¨²ltimos 20 a?os hemos podido profundizar en nuestro compromiso de seguir avanzando en materia de salud global y educaci¨®n p¨²blica. Pero tambi¨¦n hemos desarrollado un gran sentido de urgencia en torno a otros dos temas. Para Bill es abordar el cambio clim¨¢tico. Para m¨ª es la igualdad de g¨¦nero. Cuando miramos hacia los pr¨®ximos 20 a?os, vemos que seguiremos d¨¢ndolo todo al batear la pelota.
Clima
Bill: Despu¨¦s de crear nuestra fundaci¨®n, Melinda y yo comenzamos a viajar peri¨®dicamente a pa¨ªses de bajos ingresos para reunirnos con los ciudadanos y escuchar de primera mano los problemas a los que nos est¨¢bamos enfocando. ?bamos a aldeas rurales como Manhi?a, en Mozambique, para aprender sobre el paludismo; y visitamos ciudades como Lagos, en Nigeria, donde nos reunimos con l¨ªderes locales para hablar de la crisis del VIH.
Pero, a pesar de que nos encontr¨¢bamos all¨ª para hablar de salud, mi mente no siempre estaba en las enfermedades. Una de las cosas que not¨¦ en muchos de esos viajes fue la poca electricidad que hab¨ªa. Despu¨¦s de la puesta de sol, pueblos enteros se sumergen en la oscuridad. Recuerdo haber visto calles sin luz en Lagos, donde las personas se reun¨ªan alrededor de fuegos que prend¨ªan en viejos barriles de petr¨®leo. Tambi¨¦n recuerdo haber pensado que deb¨ªamos hacer algo al respecto.
No lo tuve claro en el momento, pero ese d¨ªa fue el comienzo de mi tarea para mitigar el cambio clim¨¢tico. Ese fen¨®meno que presenciamos, llamado pobreza energ¨¦tica, es un problema que viven 860 millones de personas en todo el planeta. El mundo moderno est¨¢ basado en la electricidad. Sin ella estar¨ªamos (literalmente) en plena oscuridad. As¨ª que empec¨¦ a hablar con expertos sobre el tema y sobre lo que se pod¨ªa hacer al respecto.
La cruel iron¨ªa es que los m¨¢s pobres del mundo, los que menos contribuyen al cambio clim¨¢tico son los que mas sufrir¨¢n
Dos datos se volvieron obvios r¨¢pidamente. En primer lugar, el mundo se convertir¨ªa en un lugar m¨¢s rico, m¨¢s saludable y m¨¢s equitativo si todos tuvieran un acceso seguro a la electricidad. En segundo lugar, tenemos que encontrar una manera de lograrlo sin contribuir al cambio clim¨¢tico. Eso ocurri¨® hace casi 14 a?os. Desde entonces, he dedicado mucho tiempo y recursos explorando nuevas ideas para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y para ayudar a las personas a adaptarse a un clima cambiante.
Cuando Warren nos inst¨® a Melinda y a m¨ª a darlo todo al batear la pelota, estaba hablando de las ¨¢reas en las que nuestra fundaci¨®n trabajaba en aquel entonces, no del cambio clim¨¢tico y, sin embargo, su consejo tambi¨¦n se aplica en este ¨¢mbito. El mundo no puede resolver un problema como este sin hacer grandes apuestas.
La lucha contra el cambio clim¨¢tico va a exigir niveles hist¨®ricos de cooperaci¨®n internacional, cantidades sin precedentes de innovaci¨®n en casi todos los sectores de la econom¨ªa, un despliegue generalizado de las soluciones actuales de energ¨ªa limpia, como la energ¨ªa solar y la e¨®lica, y un esfuerzo concertado para trabajar con las personas m¨¢s vulnerables al calentamiento global. Eso no suceder¨¢ a menos que decidamos qu¨¦ vamos a hacer y c¨®mo. En otras palabras, necesitamos un plan.
La buena noticia es que ya tenemos la ambici¨®n de completar proyectos y sabemos los objetivos en los que tenemos que trabajar para alcanzarlos. La ambici¨®n se evidencia en el incre¨ªble activismo en torno al clima, incluyendo las huelgas clim¨¢ticas del oto?o pasado. En cuanto a los objetivos, podemos agradecer al Acuerdo de Par¨ªs y a todos los pa¨ªses, ciudades y estados que han asumido compromisos audaces para llegar al objetivos de cero emisiones para 2050.
Entonces, ?c¨®mo deber¨ªa ser el plan para cumplir ese objetivo de cero emisiones? La respuesta es tan complicada como el problema que estamos tratando de resolver. Pero la versi¨®n corta se divide en dos partes: la mitigaci¨®n y la adaptaci¨®n.
La mitigaci¨®n consiste en reducir las emisiones de gases de efecto invernadero. La clave para lograrlo implica combinar la implementaci¨®n de lo que est¨¢ funcionando con mucha innovaci¨®n para crear y ajustar las tecnolog¨ªas que todav¨ªa necesitamos.
Cuando las personas hablan sobre c¨®mo resolver el cambio clim¨¢tico, por lo general se enfocan en reducir emisiones, lo cual es positivo. Necesitamos, en todos los sectores de la econom¨ªa, alternativas con emisiones nulas de carbono, muchas de las cuales a¨²n no existen. La mitigaci¨®n es, por mucho, el mayor desaf¨ªo que tenemos que resolver, y es incre¨ªble ver tal despliegue de energ¨ªa puesto en suprimir las emisiones de carbono. (Tambi¨¦n tengo la esperanza de que la innovaci¨®n que se est¨¢ realizando en este ¨¢mbito ayude a proporcionar electricidad a m¨¢s personas).
Pero la soluci¨®n del cambio clim¨¢tico requerir¨¢ algo m¨¢s que solo mitigaci¨®n. Tambi¨¦n tenemos que asumir la implementaci¨®n. En todos los lugares del mundo, muchas personas ya est¨¢n siendo afectadas por el aumento de las temperaturas. Esos impactos solamente empeorar¨¢n en los a?os venideros. La cruel iron¨ªa es que los m¨¢s pobres del mundo, los que menos contribuyen al cambio clim¨¢tico son los que mas sufrir¨¢n.
Los agricultores de subsistencia ser¨¢n los mas afectados. Ellos dependen de lo que cultivan para alimentar a sus familias, que ya de por s¨ª, viven al borde de la supervivencia. No tienen los recursos para soportar m¨¢s sequ¨ªas o inundaciones, un brote de enfermedad entre sus reba?os o nuevas plagas que devoren sus cosechas. Con un calentamiento de cuatro grados cent¨ªgrados, la mayor parte del ?frica Subsahariana podr¨ªa ver la temporada de cultivo reducirse un 20% o m¨¢s, siendo esto solo un promedio. En zonas con sequ¨ªas severas, la temporada de cultivo podr¨ªa reducirse a¨²n m¨¢s.
Esto provocar¨¢ una disminuci¨®n de la producci¨®n de alimentos, tanto para los propios agricultores como para todos aquellos cuya subsistencia se deriva de lo que cultivan y venden. Habr¨¢ un mayor n¨²mero de ni?os que se ver¨¢n afectados por la desnutrici¨®n, y la ya enorme inequidad entre ricos y pobres se volver¨¢ a¨²n mayor.
La Comisi¨®n Mundial de Adaptaci¨®n (de la que soy copresidente) public¨® recientemente un informe que explica las medidas que los gobiernos pueden tomar para apoyar a los agricultores en las pr¨®ximas d¨¦cadas. Tambi¨¦n tengo la esperanza de que el trabajo que nuestra fundaci¨®n est¨¢ llevando a cabo en el ¨¢mbito de la agricultura logre resultados. Comenzamos a financiar investigaciones sobre variedades resistentes a la sequ¨ªa y a las inundaciones de cultivos b¨¢sicos como el ma¨ªz y el arroz. Estas nuevas variedades ya est¨¢n ayudando a los agricultores a cultivar m¨¢s alimentos en algunas partes de ?frica y de la India, y m¨¢s opciones de cultivos clim¨¢ticamente inteligentes estar¨¢n disponibles en m¨¢s lugares en los pr¨®ximos a?os.
Pero, incluso si tenemos ¨¦xito en aumentar los rendimientos de los cultivos, la realidad es que el cambio clim¨¢tico dificultar¨¢ que muchas personas obtengan los nutrientes que necesitan, lo que a su vez los har¨¢ m¨¢s susceptibles a las enfermedades.
Lo mejor que podemos hacer para ayudar a las personas en los pa¨ªses pobres a adaptarse al cambio clim¨¢tico es asegurarnos de que est¨¦n lo suficientemente saludables para sobrevivir. Necesitamos reducir el n¨²mero de ni?os desnutridos y mejorar las probabilidades de que las personas que sufren desnutrici¨®n sobrevivan. Eso significa asegurarse de que tengan acceso no solo a los nutrientes que necesitan, sino tambi¨¦n a intervenciones comprobadas como vacunas, medicamentos y diagn¨®sticos.
Organizaciones como el Fondo Mundial jugar¨¢n un papel importante en esto al mejorar la salud en los lugares m¨¢s vulnerables. Si vamos a prevenir un desastre clim¨¢tico, las intervenciones y soluciones espec¨ªficas para el clima no son suficientes. Tambi¨¦n debemos pensar en los efectos indirectos, por ejemplo c¨®mo un planeta m¨¢s c¨¢lido afectar¨¢ la salud global. El cambio clim¨¢tico es uno de los desaf¨ªos m¨¢s dif¨ªciles que el mundo ha asumido. Pero estoy convencido de que podemos evitar la cat¨¢strofe si tomamos medidas ahora para reducir las emisiones y encontrar maneras de adaptarnos a un mundo m¨¢s c¨¢lido
G¨¦nero
Melinda: Adem¨¢s del vig¨¦simo aniversario de la fundaci¨®n, este a?o marca otro hito en el que he estado pensando mucho ¨²ltimamente: el vig¨¦simo quinto aniversario de la Conferencia Mundial de la Mujer de Beijing. Si ese nombre no le suena, es posible que lo conozca como el lugar donde Hillary Clinton declar¨®: ¡°Los derechos humanos son derechos de las mujeres y los derechos de las mujeres son derechos humanos¡±.
Recuerdo haber le¨ªdo sobre la conferencia y sentir que el mundo hab¨ªa plantado una semilla importante en el terreno para las mujeres. Pero pasaron a?os antes de que entendiera c¨®mo la igualdad de g¨¦nero encajar¨ªa en mi propio trabajo.
Despu¨¦s de que Bill y yo comenzamos la fundaci¨®n, comenc¨¦ a pasar tiempo con mujeres en los lugares m¨¢s pobres del mundo. Esos viajes cambiaron todo para m¨ª. Por eso escrib¨ª mi libro The Moment of Lift (No hay vuelta atr¨¢s), basado en esos viajes.
Conoc¨ª a una mujer que me pidi¨® que llevara a su reci¨¦n nacido a casa conmigo porque no pod¨ªa imaginar c¨®mo lo iba a poder mantener. Conoc¨ª a trabajadoras sexuales en Tailandia que me ayudaron a comprender que si hubiera nacido en su lugar, yo tambi¨¦n har¨ªa lo que fuera necesario para alimentar a mi familia. Conoc¨ª a una voluntaria de salud comunitaria en Etiop¨ªa que me dijo que una vez pas¨® la noche en un agujero en el suelo en lugar de regresar con su esposo maltratador... cuando ten¨ªa 10 a?os.
Cada una de estas mujeres representa a millones m¨¢s. Y lo que hace que sus historias sean a¨²n m¨¢s dif¨ªciles de soportar es el conocimiento de que, a menos que tomemos medidas, son historias que est¨¢n destinadas a repetirse. Porque si hay una cosa que el mundo ha aprendido en estos ¨²ltimos 25 a?os es que estos problemas no van a desaparecer por s¨ª solos.
En los pa¨ªses en desarrollo, las experiencias de los ni?os y las ni?as comienzan a tomar caminos dr¨¢sticamente diferentes en la adolescencia. La ni?a promedio en ?frica subsahariana termina su educaci¨®n con dos a?os menos de escolaridad que el ni?o promedio. Una de cada cinco ni?as est¨¢ casada antes de cumplir 18 a?os, atrap¨¢ndola en el lado equivocado de un desequilibrio de poder, incluso dentro de su propia casa.
Mientras tanto, en los pa¨ªses de altos ingresos, la desigualdad de g¨¦nero tiende a ser m¨¢s visible en el lugar de trabajo. Aunque las mujeres en los EE UU obtienen t¨ªtulos universitarios y de posgrado a tasas m¨¢s altas que los hombres, tienden a concentrarse en ciertas especialidades y a menudo se canalizan hacia trabajos menos lucrativos. Los hombres tienen un 70% m¨¢s de probabilidades de ser ejecutivos que las mujeres de la misma edad. Estos n¨²meros son a¨²n peores para las de color, que est¨¢n doblemente marginadas por las fuerzas combinadas del sexismo y el racismo.
La raz¨®n por la que el ritmo del progreso de las mujeres y las ni?as se ha quedado estancado no es un misterio: es el resultado directo del hecho de que, a pesar de los valientes esfuerzos de activistas, defensoras y movimientos feministas, el mundo se ha negado a hacer de la igualdad de g¨¦nero una prioridad. Los l¨ªderes mundiales simplemente a¨²n no han puesto en marcha los compromisos pol¨ªticos y financieros necesarios para impulsar un verdadero cambio.
Cuando el mundo se una para conmemorar el vig¨¦simo quinto aniversario de la Conferencia de Beijing en el Generation Equality Forum que se celebrar¨¢ este a?o, espero que contribuya ampliamente a generar energ¨ªa y atenci¨®n en torno a la igualdad de g¨¦nero. Pero esta vez, debemos asegurarnos de que nuestra energ¨ªa y esa atenci¨®n se conviertan en acci¨®n.
Si perdemos otra oportunidad y dejamos que se vuelva a apagar la llama, corremos el riesgo de volvernos c¨®mplices de una narrativa peligrosa: que la desigualdad entre hombres y mujeres es inevitable. Debemos ser fuertes y claros, la raz¨®n por la que estos problemas parecen irresolubles es porque nunca nos hemos empe?ado en resolverlos. Para que esta vez sea diferente, necesitamos intentos audaces para encontrar nuevas soluciones que desmantelen la desigualdad tirando de las tres palancas simult¨¢neamente.
La prioridad es el ascenso r¨¢pido de las mujeres a puestos de liderazgo en sectores cr¨ªticos como el Gobierno, la tecnolog¨ªa, las finanzas y la salud. Cuanto mayor sea el n¨²mero de mujeres que tengan voz en los foros donde se toman las decisiones, m¨¢s nos beneficiar¨¢n a todas esas decisiones.
Los datos son inequ¨ªvocos: independientemente del lugar en que uno nazca, la vida ser¨¢ m¨¢s dif¨ªcil si naces ni?a
Pero no podemos limitarnos a los cambios que vienen de arriba hacia abajo o centrarnos exclusivamente en las mujeres que trabajan en ciertos sectores. Tambi¨¦n debemos derribar las barreras que enfrentan las mujeres en sus vidas cotidianas, independientemente de su origen. Por ejemplo, el hecho de que haya una brecha estimada del 27% en la participaci¨®n laboral entre hombres y mujeres en todo el mundo. O que nuestras econom¨ªas se basen en el trabajo femenino no remunerado. O que, a nivel mundial, una de cada tres mujeres sea v¨ªctima de violencia de g¨¦nero, uno de los abusos de derechos humanos m¨¢s comunes en el planeta. Cada una de estas barreras hace que le sea m¨¢s dif¨ªcil a una mujer lograr sus sue?os por s¨ª misma o contribuir con sus talentos e ideas a su comunidad.
Por ¨²ltimo, debido a que la desigualdad de g¨¦nero es un problema que afecta a casi todos los aspectos de la sociedad, cualquier respuesta tambi¨¦n debe tener una base amplia. Necesitamos galvanizar a una amplia gama de socios para desempe?ar un papel en el cambio de las normas y expectativas de la sociedad, no solo los activistas y defensores que ya est¨¢n dirigiendo estas conversaciones, sino tambi¨¦n los consumidores, los accionistas, los l¨ªderes religiosos, artistas, padres y esposos.
Confieso que cuando empec¨¦ a hablar p¨²blicamente sobre igualdad de g¨¦nero, sent¨ª todos los riesgos que implicaba. Era plenamente consciente de que nuestra fundaci¨®n llegaba tarde al tema. Me preocupaba tener que defenderme contra los expertos y me preguntaba si yo era la mensajera adecuada para esta causa. Pero ahora s¨¦ que el progreso depende de que todos hablemos.
Mi tarea como defensora p¨²blica comenz¨® con la planificaci¨®n familiar. Hay m¨¢s de 200 millones de mujeres en los pa¨ªses en desarrollo que no quieren quedarse embarazadas, pero que no usan anticonceptivos modernos. Cuando pueden planificar y espaciar sus embarazos, es m¨¢s probable que permanezcan en la escuela, obtengan ingresos y brinden a cada uno de sus hijos la atenci¨®n que necesitan para prosperar.
Adem¨¢s de intensificar nuestros compromisos con la planificaci¨®n familiar, dirig¨ª nuestra fundaci¨®n a desarrollar estrategias en las que la prioridad est¨¢ puesta en la igualdad de g¨¦nero. En los ¨²ltimos a?os, hemos invertido para cerrar las brechas de datos, fortalecer la promoci¨®n y el empoderamiento econ¨®mico de las mujeres.
Tambi¨¦n he estado trabajando para promover el poder y la influencia de las mujeres en los Estados Unidos a trav¨¦s de la creaci¨®n de una compa?¨ªa llamada Pivotal Ventures. En octubre pasado anunci¨¦ que Pivotal Ventures comprometer¨¢ 1.000 millones de d¨®lares para acelerar la igualdad de g¨¦nero en el pa¨ªs en la pr¨®xima d¨¦cada, una inversi¨®n que espero que se considere como un voto de confianza hacia los expertos y defensores que ya est¨¢n trabajando en estos temas, y una invitaci¨®n para que otros fil¨¢ntropos adquieran sus propios compromisos importantes por su cuenta, tanto en EE UU como en el resto del mundo.
A medida que se acerca el aniversario de la Conferencia de Beijing, es hora de que los l¨ªderes gubernamentales, ejecutivos de empresas, fil¨¢ntropos y las personas de toda clase social tomen medidas concretas para poner en pr¨¢ctica nuestras aspiraciones por un mundo m¨¢s equitativo.
Mi mensaje es simple: la igualdad no puede esperar.
Mirando al futuro
En el discurso que la madre de Bill pronunci¨® en nuestra boda, dijo algo que siempre recordaremos: ¡°La vida que vais a compartir juntos ser¨¢, al fin y al cabo, el veredicto en cuanto a vuestro reconocimiento de las obligaciones extraordinarias que acompa?an a recursos extraordinarios¡±. Llevamos 20 a?os trabajando a trav¨¦s de nuestra fundaci¨®n para lograr estar a la altura de estas obligaciones. Cuando creamos nuestra fundaci¨®n ¨¦ramos optimistas sobre el poder de la innovaci¨®n para impulsar el progreso y est¨¢bamos entusiasmados con el papel que pod¨ªamos desempe?ar al asumir riesgos para desbloquearlo.
20 a?os despu¨¦s, sentimos el mismo optimismo y seguimos poniendo toda nuestra energ¨ªa en batear la pelota. Pero ahora tenemos una comprensi¨®n mucho m¨¢s profunda de qu¨¦ es lo importante: garantizar que la innovaci¨®n se distribuya equitativamente. Si solo algunas personas en algunos lugares se benefician de los nuevos avances, esto significar¨¢ que otras se est¨¢n quedando a¨²n m¨¢s atr¨¢s. Nuestro papel como fil¨¢ntropos no consiste ¨²nicamente en asumir riesgos que apoyen la innovaci¨®n, sino en trabajar con nuestros socios para superar los desaf¨ªos. Creemos que el progreso debe beneficiar a todos en todas partes.
Por esto hemos trabajado durante las ¨²ltimas dos d¨¦cadas. Y es por esto que esperamos seguir haci¨¦ndolo durante muchas d¨¦cadas m¨¢s.
La carta fue publicada originalmente en ingl¨¦s en la Fundaci¨®n Gates? y en el blog de Bill Gates, Gates Notes.
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