Cuando lo urbano desborda el orden planificado
?C¨®mo funciona el urbanismo neoliberal y c¨®mo determina nuestra vida en las ciudades?
Hace unas semanas se clausur¨® el curso titulado El Urbanismo como discurso. Enfoques alternativos para resignificar la praxis, en donde se analizaron varias categor¨ªas que se emplean en el discurso que promueve las trasformaciones urban¨ªsticas que experimentan las ciudades en la actualidad ¡ªtales como participaci¨®n ciudadana, innovaci¨®n tecnol¨®gica, sostenibilidad, accesibilidad universal, escala humana, etc.¡ª. El curso fue organizado por la Asociaci¨®n ANTiARQ y el Observatorio de Antropolog¨ªa del Conflicto Urbano (OACU), en colaboraci¨®n del Grup de Recerca sobre Exclusi¨® i Control Sociales (GRECS) y del Instituto Catal¨¢n de Antropolog¨ªa (ICA) con la intenci¨®n de repensar la pr¨¢ctica urban¨ªstica. El debate propuesto como hilo conductor de todas las sesiones obedece a una perspectiva cr¨ªtica que apuesta por entender a la ciudad como producto de la actividad de quienes la habitan.
Si se piensa, por ejemplo, en la maqueta de cualquier ciudad siendo asaltada por un grupo de hormigas que se escabullen entre sus vol¨²menes y recovecos, ser¨ªa una imagen muy parecida de lo que sucede cuando los espacios p¨²blicos que han sido regenerados pasan a ser habitados por usuarios y usuarias capaces de desbordar el orden planificado. Esta realidad social se constituye como la esencia de la ciudad ¡ªpuesto que la dota de vida¡ª; de lo contrario, los espacios p¨²blicos ser¨ªan meros escenarios deshabitados similares a los paisajes que nos dej¨® la pandemia durante los meses del confinamiento. Por muy obvia que parezca esta consideraci¨®n, es un asunto escurridizo para urbanistas y arquitectos, puesto que la vida urbana se les presenta como un aut¨¦ntico punto ciego, ya que la interacci¨®n humana en el espacio p¨²blico es tan compleja de entender como el de la incesante labor de las hormigas.
Es Jane Jacobs quien nos recuerda que la vida en las aceras deber¨ªa ser entendida como un laboratorio de ensayo y error para medir el fracaso y el ¨¦xito de los proyectos urbanos. Sin embargo, ello no ocurre as¨ª, ya que el mapa mental del urbanista promedio prev¨¦ que la intencionalidad de su dise?o, plasmada en un discurso que elabora para darle significado, se har¨¢ realidad una vez que sea construido en la ciudad. Por el contrario, cuando este proyecto pasa a ser habitado, sucede que las t¨¢cticas de quienes usan las infraestructuras urbanas desbordan el orden espacial previsto por las autoridades municipales y sus planificadores. Este aspecto ha sido advertido por varios autores como Henri Lefebvre, pero contin¨²a siendo un tema ignorado por quienes planifican nuestras ciudades, aunque el discurso que elaboran para defender su actuaci¨®n se empe?e en convencernos de lo contrario.
Las personas usan las calles, plazas o aceras, desde una l¨®gica no contemplada por las directrices de los planes urbanos
No casualmente, en la actual coyuntura de la covid-19, el discurso de la sostenibilidad y la humanizaci¨®n del espacio p¨²blico, se ha convertido en el pilar de las agendas p¨²blicas de las municipalidades, eludiendo una vez m¨¢s que las personas usan las calles, plazas o aceras desde una l¨®gica no contemplada por las directrices de los planes urbanos. De ah¨ª que las zonas que han sido sometidas a procesos de regeneraci¨®n o de redise?o sean por antonomasia entornos defensivos, es decir, espacios p¨²blicos que se levantan contra cualquier manifestaci¨®n de conflictividad social, puesto que solo tienen previsto acoger a ciudadanos y ciudadanas que contribuyan a adecentar la imagen una ciudad perfectamente planificada.
A pesar de que urbanistas, arquitectos y gestores urbanos se aferren a sus verdades, los rastros de la acci¨®n de los usuarios y usuarias en sus dise?os nos servir¨¢ como evidencia para evaluar la eficacia o desacierto de las reincidentes f¨®rmulas urban¨ªsticas aplicadas bajo el paraguas del Urbanismo T¨¢ctico, la Supermanzana y dem¨¢s planes urbanos legitimados so pretexto de la pandemia para regular las din¨¢micas de movilidad, eludiendo nuevamente que es la propia movilidad la que se constituye como la materia prima de la vida urbana.
Es preciso aclarar que no est¨¢ en cuesti¨®n la necesidad de un conocimiento urban¨ªstico que permita la adecuada dotaci¨®n infraestructural y morfol¨®gica de las ciudades, sino la aniquilaci¨®n de la vida en las aceras como consecuencia inmediata a la ejecuci¨®n de las regeneraciones del espacio p¨²blico. Por eso creemos urgente la tarea de proporcionar a los profesionales de la Arquitectura herramientas anal¨ªticas propias de la Antropolog¨ªa Urbana para facilitar su aproximaci¨®n al tejido social de las ciudades. Bas¨¢ndose en este objetivo se ha propuesto un nuevo curso: M¨¦todo etnogr¨¢fico para la investigaci¨®n proyectual, que pretende contribuir a invertir el razonamiento del Urbanismo: en lugar de concebir dise?os excluyentes de ciertas formas de sociabilidad, se propone la ecuaci¨®n contraria, es decir, adaptar los planes urbanos a la acci¨®n de quienes habitan las ciudades.
Mar¨ªa Gabriela Navas Perrone es Arquitecta y Doctora en Antropolog¨ªa Social.
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