Novartis Campus, una apabullante concentraci¨®n de premios Pritzker que abre sus puertas en Basilea
Herzog & De Meuron, Frank Gehry, Rafael Moneo, ?lvaro Siza o Tadao Ando son algunos de los arquitectos que firman los edificios entre obras de artistas como Chillida o Pedro Cabrita Reis que esperan en la conocida como ¡°la ciudad prohibida¡±, reabierta al p¨²blico tras a?os en los que su visita estuvo restringida
Durante a?os, entre los c¨ªrculos m¨¢s maliciosos, se conoc¨ªa el Novartis Campus de Basilea como ¡°la ciudad prohibida¡±. As¨ª que su reciente apertura al p¨²blico tras a?os en los que su visita estuvo restringida es, para los amantes de la arquitectura contempor¨¢nea, una gran noticia. Desde el pasado 1 de octubre ya se puede circular por ¨¦l, de lunes a viernes desde las siete de la ma?ana hasta las siete de la tarde.
La poderosa multinacional farmac¨¦utica ha revertido el secretismo y pretende consolidarse como plataforma de intercambio intelectual, algo que se percibe bien en la primera parada: el reciente Novartis Pavillon, obra de AMDL Circle y Michele Di Lucchi. Un edificio circular, muy avanzado a nivel tecnol¨®gico en su fachada multimedia, cubierta por LEDs fotovoltaicos de policarbonato que reproducen diferentes obras en la piel externa del pabell¨®n, entre las que se encuentra Oculus, la pieza de animaci¨®n generativa del artista espa?ol Daniel Canogar. El interior de madera resulta muy flexible, acoge museo, cafeter¨ªa, tienda y otras salas para el trabajo colaborativo. Es el primer espacio p¨²blico del campus, un centro de conocimiento y aprendizaje que se estrena con la estupenda exposici¨®n permanente Wonders of Medicine, que trata sobre la vinculaci¨®n hist¨®rica entre la ciencia y la farmac¨¦utica, interesante para todos los p¨²blicos y que incluye explicaciones sobre la piel, el cerebro, el coraz¨®n, infecciones, hormonas... presentadas con voluntad l¨²dica. Contiene adem¨¢s un mapa interactivo de la historia de Novartis con im¨¢genes superpuestas del campus en tres fechas significativas: 1880, 1950 y 2020, acompa?adas de menciones a las empresas precedentes como Geiby, que impuls¨® la venta de productos qu¨ªmicos y colorantes en el siglo XVIII, la posterior Ciba y, por supuesto Sandoz, empresa qu¨ªmica que decidi¨® instalarse en Basilea en 1886.
Aunque la aproximaci¨®n art¨ªstica siempre ha formado parte de la cultura de Novartis, su relaci¨®n con la ciencia se reforz¨® durante la construcci¨®n del campus a principios del milenio, cuando se decidi¨® que el arte deb¨ªa formar parte integral del lugar y servir de inspiraci¨®n para los asociados. La vinculaci¨®n entre la ciencia y el arte es un continuum en la visita; a fin de cuentas son similares en muchos aspectos, tanto la una como la otra invitan a observar el mundo con nuevos ojos y a dudar de las formas habituales de lo cotidiano.
Este es el mejor modo de introducirnos en esta peque?a ciudad dedicada a la investigaci¨®n y el desarrollo cient¨ªficos que da empleo a 8.000 trabajadores de 140 nacionalidades, y re¨²ne a 24 start-ups. No es casual que sea tan celebrado el urbanismo trazado por el arquitecto italiano Vittorio Magnago Lampugnani, cuyo plan maestro ten¨ªa como objetivo focalizar el intercambio de ideas y potenciar el esp¨ªritu colaborativo a trav¨¦s de un di¨¢logo permanente de la arquitectura y el dise?o de los interiores con el espacio exterior. Ambos principios permanecen intactos.
Entramos as¨ª en una ciudad hecha por varios premios Pritzker. Hay que prestar atenci¨®n a Asklepios 8, edificio de oficinas de la firma de Basilea Herzog & De Meuron que se asoma al Rin: dos paralelep¨ªpedos pr¨¢cticamente iguales, situados uno encima del otro. Esta singular disposici¨®n se aleja del esquema t¨ªpico de torre. La funcionalidad de la fachada acristalada (revestida con perfiles tubulares que son un gui?o a la vida de un laboratorio) aporta una luz y unas vistas excepcionales, resaltadas a¨²n m¨¢s por los ascensores del interior, cuyas puertas tambi¨¦n de cristal permiten que nunca se pierda de vista el paisaje.
La concentraci¨®n de talento en la Fabrikstrasse, arteria principal, resulta fascinante. Especialmente brillante es el edificio de oficinas de Sanaa (Kazuyo Sejima y Ryue Nishizawa), una estructura de acero con un transparente muro cortina (fachada acristalada) a trav¨¦s del cual se ve a los trabajadores en sus tareas. Es emocionante la ingravidez luminosa que transmite, la rotunda simplicidad que explica al viajero la importancia de trabajar en un ambiente adecuado, la tolerancia de la arquitectura cuando esta hace la vida f¨¢cil, cuando el dise?o y la funcionalidad se reparten al cincuenta por ciento y piensan en la gente.
El campus est¨¢ lleno de espacios comunes que uno normalmente asociar¨ªa con periodos vacacionales, espacios arm¨®nicos que funden arquitectura y naturaleza: el parque del F¨®rum es un gran ejemplo, con ese espectacular lago lleno de kois (los peces japoneses que tanto fascinaban a Freddie Mercury) ante cuyos po¨¦ticos movimientos y brillos uno se queda embobado. Tambisizn el parque The Green, del artista suizo G¨¹nther Vogt, que se despliega tras la filigrana et¨¦rea tan precisa de Frank Gehry, maquillada por una escultura de Chillida, una obra de la argentina Alicia Penalba, el Physic Garden del sueco Thorbj?rn Andersson o el jard¨ªn vertical del hind¨² Rahul Mehrotra.
El F¨®rum 1 es el edificio fundacional, de 1946, heredero del movimiento moderno y las l¨ªneas puras de la Bauhaus asimiladas por el arquitecto suizo Wilhelm Brodtbeck, que proyect¨® una obra que guarda en su interior un jard¨ªn de abedules en el que el reposo mental deja de ser abstracto. Tiene como vecino el estallido colorista del arquitecto suizo Roger Diener en el Forum 3, tan llamativo.
En el n¨²mero 14 de la Fabrikstrasse se reconoce el edificio del espa?ol Rafael Moneo, que destaca por la implantaci¨®n de los laboratorios en los ejes centrales llevando la circulaci¨®n al per¨ªmetro. El arquitecto quiso fomentar la interacci¨®n en todas las plantas y lo consigui¨®, sobre todo en el comedor, donde se refina el concepto de mensa ¡ªcomedor universitario¡ª tan com¨²n en Europa, un espacio excepcional, abierto, bien iluminado, sin jerarqu¨ªas, en el que se puede comer por menos de 15 euros (una proeza en Suiza) y coincidir en la mesa, por ejemplo, con Jorinde Behrens, Head Real State del campus, muy fan de este edificio, que nos dice: ¡°Los arquitectos y los expertos de Novartis han colaborado muy estrechamente. Un buen ejemplo ha sido la colaboraci¨®n con Rafael Moneo. Estuvo muy interesado en aprender sobre los procesos en los que trabajamos en nuestros laboratorios. La disposici¨®n de los laboratorios que ha creado para el edificio de la Fabrikstrasse 14 ayuda de forma ¨®ptima a nuestros equipos de investigaci¨®n¡±.
Virchow 6 es el laboratorio de ?lvaro Siza, un elegante edificio frente al Rin revestido de m¨¢rmol blanco portugu¨¦s que irradia un aire de palacio veneciano. La precisi¨®n y austeridad de la arquitectura sugieren las virtudes de su funci¨®n como laboratorio. Siempre contextualista, moderno, puro, con la exposici¨®n abierta de las instalaciones t¨¦cnicas en el interior y en el tejado, el arquitecto portugu¨¦s quiso recordar y dignificar el pasado industrial del lugar.
Eduardo Souto de Moura, otro Pritzker portugu¨¦s, tiene tambi¨¦n edificio de laboratorios en Novartis. Es el Physic Garden 3, un edificio de siete plantas sustentado por una estructura de perfiles de acero dispuestos a intervalos regulares en el per¨ªmetro de la planta, definiendo as¨ª un ¨¢mbito di¨¢fano, modular y sim¨¦trico que puede configurarse en funci¨®n de las necesidades. Souto de Moura invit¨® a un compatriota, el escultor Pedro Cabrita Reis, a instalar tres bloques de ladrillo con forma de tronco de ¨¢rbol que llaman la atenci¨®n y que sirven de contrapunto a la atm¨®sfera as¨¦ptica de los laboratorios.
A¨²n hay m¨¢s, porque el edificio de David Chipperfield es muy reconocible en la fachada ¡°marca de la casa¡± (elemento estructural compuesto por piezas prefabricadas de hormig¨®n en forma de pilares que se asemejan a una columnata) dise?ada como un espacio abierto que, como remarc¨® en su d¨ªa la revista AV (arquitectura viva), promueve la conexi¨®n entre las zonas de actividades de car¨¢cter experimental con el resto de espacios permanentes. En el interior, una escalera escult¨®rica dise?ada por Ross Lovegrove conecta los tres pisos de laboratorios con un nivel superior de oficinas.
Y como colof¨®n, al final de la misma calle, espera un t¨¢ndem imbatible: un sorprendente Tadao Ando en el Instituto de Investigaci¨®n Biom¨¦dica que se halla junto a las monumentales cinco estelas escult¨®ricas de Richard Serra llamadas Dirk¡¯s Pod. Acostumbrados al delicado uso del hormig¨®n y a la creaci¨®n de atm¨®sferas espirituales, en esta ocasi¨®n el arquitecto japon¨¦s ha reservado sus principios para el interior, donde realmente lo reconocemos, con esa estructura de hormig¨®n armado digno de acariciar en los muros, su textura caracter¨ªstica, mientras que en el exterior, como un continuum con el esp¨ªritu del campus, Ando ha apostado por la transparencia a trav¨¦s de un muro cortina de marcos de acero inoxidable y aluminio. Piel de vidrio, probablemente s¨ªmbolo de los valores higienistas y sanadores que pretende la compa?¨ªa.
Uno no quisiera abandonar este enclave por el que los habitantes pasean sin prisas y sin agobios, libres de sem¨¢foros y contaminaci¨®n ac¨²stica, comprendidos por la naturaleza, la arquitectura y el dise?o. La manera l¨®gica de completar esta ruta por el Novartis Campus es tomar el tranv¨ªa y reservar una visita a las Torres Roche, s¨ªmbolo de la Basilea contempor¨¢nea, las m¨¢s altas de Suiza. El edificio 1 se complet¨® en 2015 y, con 178 metros, fue el rascacielos habitable m¨¢s alto de Suiza hasta que el edificio 2 lo super¨® este a?o con sus 205 metros de altura y 50 plantas. Concertando una visita (dura una hora, siempre en grupo, y es en ingl¨¦s o alem¨¢n) se puede subir al piso 47 de la Torre Roche 2. Con ella, el famoso estudio de Basilea de Herzog & De Meuron ha completado la transformaci¨®n de esta otra empresa farmac¨¦utica. En este caso hablamos de un campus vertical lleno de comodidades y excentricidades (por ejemplo, en la planta 47 se sirve la cerveza 47 Blonde) desde cuya terraza todo queda cerca, incluidos los Alpes.
Para continuar con una ruta acorde al esp¨ªritu del viaje nada como alojarse en el hotel Volkshaus, cuya rehabilitaci¨®n fue llevada a cabo por... ?s¨ª, lo ha adivinado! Herzog & De Meuron, y que tiene tambi¨¦n un restaurante en el que todo fluye. No obstante, una actividad a¨²n m¨¢s acorde al tema que nos ocupa es acudir al restaurante Alchemist, ubicado en una antigua farmacia (no pod¨ªa ser de otra manera) en la calle Schiffl?nde, junto al puente central de la ciudad. Uno debe entregarse a Mark, el propietario, chef, qu¨ªmico e ide¨®logo del lugar, quien como un alquimista del siglo XIX prepara platos y c¨®cteles. Se expresa como un taumaturgo de anta?o. Nunca le dir¨¢ la receta, pero consigue el hechizo. No tiene tarjetas, no quiere hacer publicidad, pasa de Instagram, pero ya lo conoce todo el mundo. Por algo ser¨¢. Si por lo que sea no ha sido suficiente, el Campari Bar de la Kunsthalle una vez m¨¢s, tiene todo lo que se le puede pedir a un m¨¦dico.
Suscr¨ªbete aqu¨ª a la newsletter de El Viajero y encuentra inspiraci¨®n para tus pr¨®ximos viajes en nuestras cuentas de Facebook, Twitter e Instagram.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.