Por la Axarqu¨ªa tras las huellas de los bandoleros
El Borge, Alm¨¢char, C¨²tar, Comares y Benamargosa, que en tiempos andalus¨ªes formaban una taha, ofrecen paisajes, historia, vino dulce y pasas como alternativa a la Costa del Sol desde la comarca conocida como la Toscana malague?a
En el siglo XIX, los viajeros rom¨¢nticos emprend¨ªan su viaje de Gibraltar a Ronda con un prop¨®sito hoy sorprendente. Se adentraban en la sinuosa ruta por las monta?as de C¨¢diz y M¨¢laga con el objetivo de ser asaltados. Sab¨ªan que, aunque les robasen, su vida no corr¨ªa peligro. Quer¨ªan sentir la adrenalina de la que carec¨ªan en sus acomodadas vidas en el norte de Europa. ¡°Flamenco, toros y bandoleros. Podr¨ªamos decir que fue el primer paquete tur¨ªstico¡±, dice medio en serio medio en broma Ismael Fern¨¢ndez, responsable de la Galer¨ªa del Bandolero, singular espacio que abri¨® sus puertas la pasada primavera en El Borge, pueblo blanco del coraz¨®n de la Axarqu¨ªa. El bandolerismo fue una forma de vida entre los siglos XVIII y XX en una comarca conocida como la Toscana malague?a por sus paisajes, vinos dulces y entorno natural. Atractivos miradores, recetas tradicionales y un pu?ado de peque?as localidades por las que no ha pasado el tiempo completan el recorrido.
Ya no hay miedo a los asaltos en los caminos, pero s¨ª a las infinitas curvas que componen sus carreteras. Como la que llega a El Borge, rodeado de flamantes cultivos subtropicales y viejos vi?edos. Los paseros, donde tradicionalmente se secan las uvas al sol, mantienen su hueco en las lomas que suben y bajan en los alrededores. La iglesia de Nuestra Se?ora del Rosario fue levantada en el siglo XVI, aunque m¨¢s tarde se le a?adi¨® un llamativo torre¨®n barroco. Cerca de la Fuente de la Vendimia existe un mirador que un vecino ha convertido en huerto, y regala una panor¨¢mica del templo y la plaza del Ayuntamiento. ¡°Lo mejor de El Borge eres t¨²¡±, se?ala una inscripci¨®n con aires de Instagram. En el bar Casa Paco lo mejor es un pitufo de carne mech¨¢ con un caf¨¦ para el desayuno.
La Galer¨ªa del Bandolero ejerce de nuevo atractivo tur¨ªstico despu¨¦s de que el municipio adquiriese la colecci¨®n privada que durante a?os se expuso en Ronda. Tiene sentido. Aqu¨ª naci¨® el 2 de septiembre de 1837 Luis Mu?oz, conocido como El Bizco de El Borge, siniestro personaje considerado como el que m¨¢s bajas caus¨® en la Guardia Civil. El espacio cultural recorre dos siglos de bandolerismo entre pinturas, libros, im¨¢genes, facas o trajes de ¨¦poca, adem¨¢s de las ilustraciones que Gustave Dor¨¦ realizaba para visualizar lo que Charles Davillier contaba. Eran tiempos en los que ¡°en las plazas, en las tabernas, en los mercados, por las calles¡± se hablaba ¡°a todas horas de las haza?as de los bandoleros de la Axarqu¨ªa¡±, como recoge Francisco Montoro en una de sus publicaciones y se comprende durante la visita, que esconde sorpresas y dedica espacio a personajes como la t¨ªa Agustina ¡ªhero¨ªna local que consigui¨® echar a los invasores franceses colocando colmenas a la entrada del pueblo¡ª o bandoleros como Jos¨¦ Mar¨ªa Hinojosa, alias El Tempranillo; El Tragabuches, al que el cocinero Dani Garc¨ªa rinde homenaje en un restaurante con su nombre; o Diego Corrientes, El Generoso, revolucionario que robaba a los ricos y repart¨ªa entre los pobres. ¡°Nuestro Robin Hood¡±, dice Fern¨¢ndez.
El Bizco naci¨® en la casa que hoy acoge La Posada del Bandolero, un hotelito rural con seis habitaciones y un restaurante donde saborear guisos, platos de cuchara y carnes. Solomillo con pasas y vino dulce es una de sus especialidades. ¡°Apostamos por el recetario local¡±, cuenta Pedro Blanco, su director. Las habitaciones llevan los nombres de quienes formaban la banda del bandolero local, como Jos¨¦ El Portugu¨¦s, Manuel Vertedor, Antonio Dupla o Melgares, quien inspir¨® el personaje de El Estudiante en la televisiva serie Curro Jim¨¦nez. Tambi¨¦n Frasco Antonio, nacido en Triana (otra localidad de la Axarqu¨ªa), hoy pedan¨ªa de V¨¦lez-M¨¢laga donde a¨²n permanecen sus descendientes. Antes de seguir la ruta merece la pena la parada en Casa Dolores, antigua vivienda rehabilitada con una piscina que es puro placer.
A tres kil¨®metros de El Borge, Alm¨¢char recibe con calma. En la calle de Eugenia R¨ªos un mosaico de fotograf¨ªas incrustadas en la pared repasa las fases para la elaboraci¨®n de las pasas. M¨¢s all¨¢, tras una Oficina de Correos que solo abre media hora al d¨ªa y la parroquia de San Mateo, siempre hay una cuesta dispuesta a regalar rincones del pasado. Cada vivienda tiene un peque?o porche con emparrado. Y sus ventanas son viajes a mundos interiores que huelen a comida casera y hierbabuena. La zona antigua, como el barrio de Las Cabras, revela los trazados de la Edad Media y la influencia ¨¢rabe. En el camping tres grandes botas de vino se han convertido en peque?os bungalows. A la salida, la cooperativa Santo Cristo vende aceite, vino y vermut. Y un enorme sombrero de verdiales ilumina con sus colores otra fachada encalada. El Museo de la Pasa abre s¨¢bados y domingos. ¡°Y cada primer s¨¢bado de septiembre llegan las fiestas¡±, cuenta su alcalde, Antonio Yuste. Entonces la localidad ofrece degustaciones de ajoblanco, rutas guiadas y bailes tradicionales, entre otras actividades.
Hacia el norte una estrecha v¨ªa sin arcenes y tr¨¢fico convertida en una delicia para los ciclistas viaja hacia C¨²tar. Lo hace entre olivos, aguacates, alcaparras y almendros. Hay algunas casas rurales con piscina y miles de vi?as desordenadas por laderas con mucha pendiente que requieren de una viticultura heroica. Este min¨²sculo pueblo est¨¢ recogido en una loma. ¡°Su casco hist¨®rico permanece casi intacto desde el siglo XVI¡±, afirma el arque¨®logo Juan Bautista Salado. Los ¨¢rabes fueron entonces expulsados. Entre ellos Muhammad Al-?ayy¨¡r, que ejerc¨ªa de im¨¢n y alfaqu¨ª del municipio. Antes de irse escondi¨® un Cor¨¢n y dos libros en las paredes de su casa. Ah¨ª durmieron durante 500 a?os, hasta que hace dos d¨¦cadas se encontraron durante unas obras. Hoy son la excusa perfecta para visitar el Centro de Interpretaci¨®n de la Alquer¨ªa de C¨²tar, que repasa la historia local y tiene hueco para los monf¨ªes, rebeldes andalus¨ªes que se asemejan a los bandoleros. A las afueras hay un mirador en cuya vista cabe Comares y su urbanismo imposible. Cerca de este pueblo una gustosa caminata llega a la mesa de Mazm¨²llar, viejo poblado moz¨¢rabe del siglo IX cuyo aljibe est¨¢ declarado Monumento Nacional desde hace casi un siglo. El hotel y restaurante Atalaya de Comares ofrece descanso y un rico chivo o un refrescante salmorejo.
Comares fue durante ¨¦poca andalus¨ª capital de una taha que conformaban justo los municipios de esta excursi¨®n: El Borge, Alm¨¢char y C¨²tar. Tambi¨¦n Benamargosa, pen¨²ltima parada. La localidad ¡ªcuna del bandolero Pepico Empegu¨¦¡ª es a¨²n conocida como la peque?a Gibraltar porque ejerc¨ªa de puerto seco para mercanc¨ªas de contrabando que se transportaban hasta Granada por una ruta alternativa a la oficial. Camino de V¨¦lez-M¨¢laga se atraviesa Triana, min¨²scula agrupaci¨®n de casas donde naci¨® Frasco Antonio. La barriada de La Zorrilla es aqu¨ª un sorprendente secreto a voces donde no hay forma de encontrar una casa para alquilar o comprar. Merece la pena lanzarse a caminar al campo para ascender, sin prisas, hacia la estupa de Kalachakra y el centro de retiro budista Karma Guen. Inesperada sorpresa en el territorio ax¨¢rquico muy cercana a la torre defensiva de origen ¨¢rabe que domina la zona con vistas al pantano de La Vi?uela, la sierra de La Maroma, el Mediterr¨¢neo y una sucesi¨®n infinita de lomas. Panor¨¢mica completa de un territorio que un d¨ªa estuvo marcado por la presencia de los bandoleros, quienes inspiraron el fandango que dice: ¡°Cargao de Contrabando / me llevan a un tribunal / Cargao de contrabando / yo le cant¨¦ un fandango / El fiscal se ech¨® a llorar / y el juez firm¨® la libertad¡±.
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