Un safari de altos vuelos por la costa espa?ola en busca de las aves que migran en primavera
Esp¨¢tulas, alcatraces, buitres leonados, gaviotas picofinas¡ De Almer¨ªa a Tarragona pasando por Valencia, 12 enclaves del litoral peninsular para avistar estas y m¨¢s especies
Acaba de comenzar en las costas peninsulares espa?olas una gran fiesta ornitol¨®gica con motivo de la migraci¨®n primaveral. Millones de aves se aprestan a largos trayectos ¨Des crucial ser las primeras en elegir territorio¨D para, despu¨¦s, aparearse y nidificar. No se pueden ver todas las especies en todo el litoral espa?ol, sino que cada una tiene su lugar predilecto, un enclave donde poder estudiarlas a placer en riguroso silencio.
Hemos elegido una docena de escenarios ¨Dhumedales, en su mayor¨ªa¨D, en los que se confirma el hecho de que las aves se muestran muy d¨®ciles y agradecidas si no se las importuna. A estos 12 sitios siempre es buena idea acudir con prism¨¢ticos, una gu¨ªa de aves, c¨¢mara de fotos ajustable al telescopio y conexi¨®n a internet para identificar los sonidos de la naturaleza.
1. Gaviotas picofinas en Almer¨ªa
Antes de convertirse en el padre del parque nacional de Do?ana, Jos¨¦ Antonio Valverde trabaj¨® en Almer¨ªa y se sorprendi¨® por la riqueza faun¨ªstica y bot¨¢nica del Poniente almeriense y, m¨¢s concretamente, del paraje natural de Punta Entinas-Sabinar, al que ten¨ªa por un Do?ana en peque?o. He aqu¨ª el m¨¢s claro testimonio de la Almer¨ªa palustre, uno de los ecosistemas europeos con mayor riqueza av¨ªcola.
Entre Roquetas de Mar y Almerimar (El Ejido) se extiende una costa virgen de 15 kil¨®metros, cuyos aguazales y viejas salinas, pese a su declaraci¨®n de sitio Ramsar (humedales de importancia internacional), pasan inadvertidos al gran p¨²blico. La mezcla de h¨¢bitats en las 1.900 hect¨¢reas de Punta Entinas-Sabinar resulta soprendente: desde un sistema dunar relicto con lentiscos y sabinas hasta marismas, humedales, saladares y estepas.
Una manera cuidadosa de acceder al paraje natural es hacerlo por la Puerta de Roquetas, al final de la avenida de Cerrillos, en el extremo urbanizado de Roquetas de Mar. Desde la acera de esta avenida, se domina la laguna del Hornillo, entre un clamoreo de hasta 15 especies distintas, sean somormujos, fochas o patos. ?Miles de aves acu¨¢ticas!
Al poco de franquear la puerta queda a la izquierda La Gravera, humedal en el que deambulan calamones, con su plumaje azul el¨¦ctrico, y avetorillos. A 1,5 kil¨®metros de la entrada, al acabarse la recta que linda con las Salinas Viejas, empieza lo mejor. En pocos lugares de Espa?a nidifica la gaviota picofina, al ser tan selectiva a la hora de alimentarse como espantadiza, capaz de abandonar los pollos a la m¨ªnima incomodidad. Esta gaviota de pico rojo y fino atrae por su estilizaci¨®n y resulta muy parecida a la gaviota reidora cuando vuela, siendo de menor tama?o que las ubicuas gaviotas patiamarillas. Entre abril y junio los adultos nupciales de picofina adoptan unos atractivos tonos ros¨¢ceos, consecuencia de alimentarse de artemia salina, camarones y similares (parecida dieta a la de los flamencos). Otras especies valiosas son la malvas¨ªa cabeciblanca y la garcilla cangrejera, ambas en peligro de extinci¨®n, por no hablar de la cerceta pardilla, en situaci¨®n cr¨ªtica.
Despu¨¦s, sin salirse nunca del camino, podremos acabar de vislumbrar las salinas de Cerrillos o, si ya hemos fotografiado picofinas y flamencos, regresar por la ruinosa torre almenara de Cerrillos, cercana a la orilla del mar, por donde volveremos al coche. En total, unos 6,5 kil¨®metros de amena caminata. En verano, Turismo de El Ejido organiza visitas ornitol¨®gicas. Entre marzo y mayo conviene llevar repelente de mosquitos.
2. Buitres en los acantilados de Liendo
Atisbar una buitrera marina es una epifan¨ªa que solo acontece en tres lugares de Europa, uno de ellos el monte Candina de Liendo (Cantabria), reconocido como Important Bird & Biodiversity Area (IBA) y que, en breve, pasar¨¢ a integrarse en el espacio natural protegido Monta?a Oriental Costera.
La reproducci¨®n junto al mar de 110 parejas de buitres leonados no tiene que ver con su inclinaci¨®n a comer pescado, sino a la tradicional presencia en esta comarca c¨¢ntabra de ganader¨ªa de raza monchina, en peligro de extinci¨®n tanto o m¨¢s que las rapaces, y su base alimenticia.
Este impresionante macizo est¨¢ dominado por bruscos y salvajes cantiles k¨¢rsticos que escasamente dejan lugar al arbolado. Desde la virginal playa de Valdearenas, pasada Sonabia (Castro Urdiales), la presencia permanente de buitres leonados es un no parar buscando las brisas marinas que chocan con el Candina; circulan, se elevan por invisibles c¨ªrculos conc¨¦ntricos sobre un eje vertical. Adem¨¢s de por su envergadura, que oscila entre 2,50 y 2,80 metros, sus gru?idos y silbidos distraen a los ba?istas (muchos practicando nudismo). Pese a que la buitrera fue pasto de las llamas en 2022, la colonia se ha recuperado.
Entre agosto y octubre, pescadores, socorristas y vecinos est¨¢n alerta para rescatar del mar a los pollos de buitres ca¨ªdos de sus nidos. En caso de avistamiento, hay que llamar al 112. En Candina tambi¨¦n se registra el paso de pa¨ª?os europeos, alimoches, cormoranes mo?udos, sin olvidar un curioso c¨®rvido alpino llamado chova piquigualda.
Quien suba a los Ojos del Diablo (grandes oquedades en la cima del monte Candina), podr¨¢ recrearse con el planear de los buitres leonados a la altura de la vista, teniendo como tel¨®n de fondo el cabo Cebollero y el Cant¨¢brico. Se tardan unas dos horas en cubrir los 400 metros de desnivel, con fuertes repechos. El ornit¨®logo Javier L¨®pez, a trav¨¦s de su empresa Mamutours, ofrece dos interesantes itinerarios ornitol¨®gicos por el macizo de Candina, tanto a viajeros en pareja como a grupos.
La posada Torre de la Quintana es una opci¨®n de alojamiento en la zona. La terraza del restaurante Las Encinas permite observar las buitreras mientras se disfrutan sus especialidades a la brasa. M¨¢s cerca de la playa est¨¢ el bar La Ballena, un agradable asador de pollos. Los dos negocios reabren en Semana Santa y ambos colaboran con los proyectos de conservaci¨®n del grupo local SEO-Castro.
3. En Urdaibai reina la esp¨¢tula
En el Urdaibai Bird Center de la reserva de la biosfera de Urdaibai (Bizkaia), accesible tambi¨¦n a pie desde Gernika por un sendero de 3,5 kil¨®metros, se pagan a gusto los siete euros que cuesta la entrada. Es un excepcional avistadero ornitol¨®gico situado en la zona alta de las marismas, la que congrega mayor biodiversidad, escala en las rutas migratorias de primavera que tienen su origen en el ?frica subsahariana y destino en Dinamarca, Alemania y los Pa¨ªses Bajos.
La esp¨¢tula com¨²n es el icono de Urdaibai, paraje en el que se ha convertido en residente. Su sola presencia es el mejor bioindicador de la salud ambiental de un territorio. Se trata de una zancuda similar a la garza, con un pico aplanado en su extremo con el que realiza en aguas someras barridos de derecha a izquierda en busca de quisquillas y pececillos. Los adultos presentan, adem¨¢s de ojos color zafiro, un vistoso mo?o, m¨¢s prominente en la ¨¦poca de cr¨ªa, en tanto que los adultos reproductores se engalanan la garganta para el cortejo con vivos colores, amarillo, rojo, anaranjado. Una torre de observaci¨®n ¨Dpor no hablar de sus dos miradores¨D permite una vista cenital sin incomodar a un elenco compuesto por 80 especies de aves. Adem¨¢s de un dormidero de ¨¢guila pescadora, se pueden ver cig¨¹e?uelas, archibebes claros, zampullines, gallinetas o la ¨²nica de las an¨¢tidas procedente de ?frica, la cerceta carretona.
El equipamiento del centro se compone de prism¨¢ticos y telescopios, junto con c¨¢maras de visi¨®n nocturna. El visitante est¨¢ asesorado en todo momento por un personal que ilustra sobre las rutas europeas de la avifauna y sus principales aer¨®dromos. Quien quiera vivir una experiencia Relais & Ch?teaux tiene muy a mano el hotel Castillo de Arteaga.
4. Moritos en Almonte
El arroyo de La Rocina es el responsable de la sobreinundaci¨®n que permite a la marisma de El Roc¨ªo, en Almonte (Huelva), comportarse como una laguna, en tanto se secan el resto de las marismas del parque nacional de Do?ana. Mantiene as¨ª, tras 11 a?os de sequ¨ªa, una l¨¢mina de agua hasta casi el mes de julio que atrae a los visitantes alados. Un paraje privilegiado para observar la avifauna acu¨¢tica de Do?ana.
Desde la aldea de El Roc¨ªo se tardan 10 minutos a pie, por un paseo enmaderado, en llegar al Centro Ornitol¨®gico Francisco Bernis (entrada gratuita), dedicado al pionero de la ornitolog¨ªa espa?ola. El centro, a cargo de la ONG SEO/Birdlife y ubicado justo en el l¨ªmite marisme?o del parque nacional, dispone de una exposici¨®n interpretativa y una sobresaliente terraza, equipada con telescopio y prism¨¢ticos, adem¨¢s del asesoramiento del ornit¨®logo Daniele Dess¨¬.
Para ver la colonia de moritos comunes no se requiere aparato alguno, puesto que cr¨ªan a 20 metros, en un tarajal situado al lado del edificio, donde tambi¨¦n aletean garcillas bueyeras, martinetes e incluso alguna garcilla cangrejera, rara avis donde las haya. Venidas de ?frica, se encuentran tambi¨¦n el fumarel cariblanco, la canastera com¨²n y el ¨¢guila calzada.
De la familia del ibis, tama?o mediano, color negruzco y siempre desplaz¨¢ndose en bandos, el morito com¨²n vive un auge de natalidad ¨Dse han llegado a censar 10.000 ejemplares en Do?ana¨D, en buena medida por la sobreabundancia de cangrejo rojo americano en la zona. Su pico, largo y curvo, es un instrumento de precisi¨®n a la hora de rebuscar invertebrados en el lodo. Preguntar en el centro por las zonas para ver la ic¨®nica ¨¢guila imperial. Para comer y dormir, est¨¢ muy a mano el hotel Toru?o.
5. Los flamencos de Santa Pola
Si existe una zancuda gregaria (salvo cuando nidifica), longeva ¨Dhasta 50 a?os¨D y que d¨¦ opciones de acercarse a los fot¨®grafos, esa es el flamenco. Una figura estilizada que sobrevive en entornos hipersalinos y que se alimenta de invertebrados filtrando el agua con su particular pico (su lengua era considerada un manjar en las mesas romanas). Cambian de color con la edad ¨Dgris¨¢ceos cuando j¨®venes¨D y consiguen las tonalidades rosadas merced al consumo de un crust¨¢ceo llamado artemia salina. Cuantas m¨¢s artemias devoran, m¨¢s colorido resulta su plumaje. En las salinas de Santa Pola (Alicante) los flamencos viven muy a gusto y no emigran como suelen hacer en los humedales estacionales, con una poblaci¨®n estable de 2.000 ejemplares.
La primera cita con los flamencos es en el centro de interpretaci¨®n del parque natural de las Salinas de Santa Pola, enclavado en el Museo de la Sal, un antiguo molino salinero que abre todos los d¨ªas de 9.00 a 14.00. Como los flamencos se van moviendo por el parque, es importante preguntar en el centro cu¨¢les son los avistaderos m¨¢s concurridos. El mejor lugar, sin duda, es la charca anexa al centro, con un observatorio y cuatro miradores, donde posan casi un centenar de estas aves.
Entre las carreteras ornitol¨®gicas de Espa?a destaca la N-332, en el tramo comprendido entre Santa Pola y Torrevieja, que atraviesa limpiamente las balsas salineras. Un aut¨¦ntico fest¨ªn para los fot¨®grafos. Podemos aparcar primero junto a la torre vig¨ªa de Tamarit y seguir despu¨¦s 500 metros, en sentido sur, hasta dar con una peque?a explanada que parece abierta solo para actividades de turismo pajarero. Otra opci¨®n para ver flamencos es la ruta El Pinet, al suroeste del parque, de tres kil¨®metros, entre salinas y un h¨¢bitat dunar muy bien conservado. Como referencia para dar con el arranque del sendero cabe mencionar el hostal Galicia, en La Marina.
6. Fisterra, meta volante de los alcatraces
Los cabos de la costa norte espa?ola ¨DEstaca de Bares, Pe?as, Busto, Ajo o Matxitxako¨D son lugares de cita para los amantes del birding. El de Fisterra (A Coru?a) es punto de paso en la ruta migratoria de numerosas aves marinas. ¡°El solo hecho de contemplarlas evoca en algunos casos lugares tan distantes como Canad¨¢, Siberia o la Ant¨¢rtida, destinos que las acercan en primavera u oto?o a las costas atl¨¢nticas¡±, explica Antonio Sandoval, ornit¨®logo y autor de la gu¨ªa De pajareo: rutas ornitol¨®gicas por Espa?a (GeoPlaneta). Sandoval aconseja contemplar el paso de los alcatraces entre febrero y mayo, cuando sobrevuelan las olas en direcci¨®n a islotes de la Breta?a francesa, Irlanda, Escocia e incluso Islandia. Los adultos son voluminosos, blancos, con las puntas de las alas negras y una envergadura alar de 1,80 metros.
¡°Desde tiempos remotos¡±, recuerda Francisco Manuel L¨®pez en el Museo de la Pesca de Fisterra, ¡°el alcatraz serv¨ªa de sonar natural a los pescadores indicando la presencia de sardinas los d¨ªas borrascosos, cuando los card¨²menes se arriman a la costa: cuanta mayor era la altura desde la que se lanzaba el alcatraz, a mayor profundidad se estimaba que nadaban las sardinas¡±. En primavera se han llegado a censar m¨¢s de 10.000 alcatraces en un solo d¨ªa. Tambi¨¦n se registra el paso de charranes patinegros, negrones comunes, gaviotas sombr¨ªas y pardelas, y no es raro el paso de delfines comunes y mulares. Las alcas y los frailecillos atl¨¢nticos vuelan a mayor distancia del litoral. En verano zarpa desde el puerto de Mux¨ªa, en A Costa da Morte, el barco Eureka (642 40 03 52) para ver aves pel¨¢gicas en altamar.
La cena reparadora espera en el restaurante del hotel O Sem¨¢foro de Fisterra, con dos men¨²s: Kil¨®metro Cero (50 euros) y Degustaci¨®n (60 euros), ambos con bebidas incluidas. Para dormir en alguna de sus seis habitaciones es preciso reservar con mucha antelaci¨®n.
7. Los milanos negros salvan el Estrecho
La costumbre de las aves de tomar como br¨²jula las l¨ªneas de costa hace que millones de ellas converjan en el Estrecho de Gibraltar, donde no solo se dan la mano Europa y ?frica, sino tambi¨¦n el Mediterr¨¢neo y el Atl¨¢ntico, formando uno de los cinco mejores lugares del mundo en cuanto a concentraci¨®n de aves migratorias.
En estas fechas de progresivo buen tiempo, ascienden paulatinamente desde el sur del S¨¢hara. Para distinguirlas se necesitan vientos suaves, sean de levante o de poniente, puesto que con vendavales las aves renuncian a cruzar el Estrecho, form¨¢ndose luego grandes tapones. Uno de los mejores puntos de Europa para la contemplaci¨®n de rapaces y planeadoras, sobre todo cuando sopla el levante, es el observatorio de Cazalla Tarifa, con altitud suficiente para dominar tanto los cielos como el continente africano y el litoral tarife?o. Bajo la direcci¨®n del ornit¨®logo Diego Herrera, se organizan paseos ornitol¨®gicos hasta finales de marzo.
Seguimos esta ma?ana de domingo con una jornada de observaci¨®n de aves marinas y cet¨¢ceos desde la isla de Tarifa....
Posted by Observatorio de Cazalla Tarifa on Sunday, March 19, 2023
Otro mirador muy interesante, a m¨¢s baja cota, es el que brinda la Fundaci¨®n Migres. Se halla en punta Camorro, y se accede por una antigua pista militar de tierra que parte del kil¨®metro 85 de la N-340. Alimoches, ¨¢guilas culebreras y calzadas, abejero europeo¡ la lista es interminable. ¡°El milano negro, de un tama?o medio, es siempre protagonista de los cielos del Campo de Gibraltar por sus vuelos acrob¨¢ticos, viajando en grupos dispersos de 60 o 70 ejemplares,¡± apunta Alejandro Onrubia, coordinador de la fundaci¨®n. ¡°Un d¨ªa llegamos a contar, en la migraci¨®n primaveral, cerca de 7.000 ejemplares en una sola jornada. Seg¨²n llegan desde el mar, se les reconoce por su cola larga y ahorquillada; de la forma en que aprovechan los vientos les viene su nombre en ingl¨¦s: black kite (cometa negra)¡±, explica. En el antiguo Egipto, el milano negro encarnaba a las diosas protectoras Isis y Neftis.
Y puestos a se?alar, hag¨¢moslo tambi¨¦n a las bandadas numerosas y compactas de cig¨¹e?a blanca, una espectacular invasi¨®n a¨¦rea en grupos de hasta 200 ejemplares. Si sopla viento de poniente, lo mejor es marchar con prism¨¢ticos y bagajes al faro de Punta Carnero (Algeciras), en el arranque, verde y hasta cierto punto fragoroso, del parque natural del Estrecho. Cerca se encuentra el restaurante Cepas.
8. Garzas imperiales en los ¡®aiguamolls¡¯ gerundenses
Un conjunto de vegetaci¨®n de marismas, marjales y saladares abrochan las desembocaduras de los r¨ªos Fluvi¨¤ y Muga, dando lugar al parque natural de Aiguamolls de l¡¯Empord¨¤ (Girona), un refugio salvaje que protege a las aves de la feroz tramontana, justo donde tienen que alzar el vuelo para salvar los Pirineos. La garza imperial, con sus tonos cobrizos y unas l¨ªneas en el cuello y la cabeza que le otorga una estilizaci¨®n digna de un pase de modelos, cuenta en los aiguamolls (humedales) con una poblaci¨®n nidificante que oscila entre 40 y 60 parejas. Estas esquivas garzas necesitan amplias coberturas vegetales donde mimetizarse para alimentarse de peces, ranas y cangrejos que caza al acecho. Para divisarlas, se recomienda el itinerario 2 del parque natural, tanto en la laguna de la Massona como en los estanques del Mat¨¤.
El aspecto del aguilucho lagunero se asemeja al del milano, con su cola redondeada; y cuenta en los Aiguamolls de l¡¯Empord¨¤ con unas 15 parejas reproductoras. Anida en el suelo, en medio de los carrizales, y se le distingue f¨¢cilmente oteando la marisma en busca de peque?as presas, desde aves y roedores hasta anfibios e invertebrados. Pueden distinguirse en la laguna de la Massona y en el estanque del centro de informaci¨®n El Cortalet, donde se alquilan prism¨¢ticos y se expone cada d¨ªa una pizarra con la lista de animales reci¨¦n avistados. La empresa de naturaleza Sorbus ofrece visitas guiadas por este parque natural.
9. Las ¨¢guilas pescadoras de la bah¨ªa de Santander
Es emocionante avistar las ¨¢guilas pescadoras en el estuario del r¨ªo Miera ¨Dm¨¢s conocido por r¨ªa de Cubas¨D, incluido en la Red Natura 2000, justo en el arco sur de la bah¨ªa de Santander (Cantabria), gracias al proyecto de recuperaci¨®n de esta rapaz, que se remonta a 1999. Las posibilidades de ver en primavera con prism¨¢ticos esta valiosa rapaz son muy altas, pues son muy fieles a sus posaderos habituales.
Desde el colegio p¨²blico de la parroquia de Rubayo se llega andando un kil¨®metro hasta el banco del mirador Punta del Pico, en la reserva natural municipal de la Marisma del Conde. All¨ª se encuentran junto al r¨ªo algunos de los posaderos y una de las plataformas-nido que ocupan las parejas reproductoras. ¡°Se trata de una rapaz de envergadura media tirando a grande (1,80 metros); tarsos largos, garras escamosas y u?as como anzuelos, largas y cil¨ªndricas. Solo se alimenta de peces, tras unos espectaculares vuelos en picado en que se zambullen completamente en el Cant¨¢brico, emergiendo a veces con peces de hasta una tercera parte de su peso¡±, comenta Carlos Sainz, ornit¨®logo responsable del programa de recuperaci¨®n. ¡°A veces, cuando me detengo en el paseo de Pereda, en Santander, las veo pescar en medio de la bah¨ªa¡±.
En la zona intermareal hay instalados 11 posaderos y dos plataformas-nido, a la vista del campo de golf de Pedre?a, cuna de Severiano Ballesteros. En abril, si hay suerte y est¨¢n incubando los huevos, siempre hace acto de presencia uno de los dos ejemplares adultos. Puede que las ¨¢guilas hayan optado por el segundo nido, el de la zona de Rastrillas, para lo cual habr¨¢ que deshacer la recta de acceso al mirador Punta del Pico y en la primera bifurcaci¨®n, girar a la izquierda.
Bah¨ªa de Santander es la empresa que gestiona los servicios de ecoturismo, encargada tambi¨¦n de las visitas por la zona a pie y en barco. Un cl¨¢sico de Pedre?a es el restaurante La Trainera, y para pernoctar, el hotel rural Sur de la Bah¨ªa.
10. En compa?¨ªa de tarros blancos y aguiluchos cenizos
Hay ecosistemas privilegiados, como los del paraje natural Marismas del Odiel (Huelva), en la confluencia de las desembocaduras de los r¨ªos Tinto y Odiel, donde el encuentro entre las aguas dulces y saladas ha dado lugar a un complejo lacustre marcado por la influencia mareal y la abundancia de aves lim¨ªcolas. Todo esto se explica en el Centro de Visitantes Anastasio Senra, en Calatilla. De aqu¨ª parte un recorrido de 700 metros hasta las salinas Aragonesas, donde, entre otros ¨¢nades, est¨¢n presentes los tarros blancos. Se trata de una an¨¢tida a medio camino entre el pato y el ganso, con un vistoso plumaje negro y casta?o rojizo sobre fondo blanco en el pecho y patas en tonos rosados. Es una especie adaptada a la hipersalinidad, y su dimorfismo sexual se manifiesta en el macho con una protuberancia en la base del pico rojo. Junto a ellos pululan lim¨ªcolas como el correlimos, el chorlito gris, el vuelvepiedras, el zarapito real o la aguja colinegra.
El aguilucho cenizo, por su parte, es un ave esteparia cuyo h¨¢bitat natural se localiza en cultivos de cereal, salvo en la desembocadura del Odiel, el ¨²nico humedal de la Pen¨ªnsula donde anida esta rapaz ¨Dhay alrededor de 15 parejas¨D.
De la estaci¨®n de tren (fuera de servicio) de Corrales (Aljaraque), parte un camino que enlaza en medio kil¨®metro con el estero de San Andr¨¦s, un buen enclave para distinguir el vuelo rasante de este aguilucho de color gris cenizo con las puntas de las alas negras en los machos y pardo con el pecho moteado de marr¨®n en las hembras.
El ¨¢guila pescadora. La presencia de este ave en nuestro Paraje Natural es la historia de una reintroducci¨®n exitosa....
Posted by Centro de visitantes Anastasio Senra on Thursday, October 25, 2018
11. La gaviota de Audouin, reina del delta del Ebro
La subida del nivel del mar ya es una realidad palpable, como se demuestra en la Punta de la Banya, en la zona meridional del parque natural del Delta del Ebro (Tarragona), en donde la pista de tierra que recorr¨ªa la playa del Trabucador fue devorada por las olas y recientemente reconstruida, si bien ahora su acceso es restringido. A 5,6 kil¨®metros del aparcamiento m¨¢s cercano se encuentran las salinas de la Trinidad, uno de los sanctasanct¨®rums del parque natural del Delta, gracias al cual se mantiene el ciclo reproductivo de la gaviota de Audouin, que pas¨® de estar en peligro cr¨ªtico de extinci¨®n a vulnerable.
Esta gaviota anida en el suelo, por lo que la ausencia de predadores terrestres fue capital a la hora de reproducirse en compa?¨ªa de la numeros¨ªsima colonia de flamencos. Hoy constituye un estandarte de conservaci¨®n que pasa los inviernos en Dakar (Senegal) y Agadir (Marruecos), para doblar en abril el pe?¨®n de Gibraltar y acercarse a la desembocadura del Ebro. Es m¨¢s peque?a que la gaviota patiamarilla y se dispersa desde las salinas por todo el delta en busca de comida, con su dorso gris claro, su pico rojo con banda negra y sus patas de una tonalidad gris verdosa. Al final del verano aparecen las cr¨ªas, de una coloraci¨®n muy oscura. Audouin Birding Tours, como su nombre indica, est¨¢ especializada en el avistamiento de esta rara gaviota.
El Flamenc del Delta de l'Ebre, en perill Tot i l'esperan?adora not¨ªcia que va fer p¨²blica el Parc Natural del Delta de...
Posted by Audouin Birding Tours on Thursday, August 6, 2020
Se pueden ver en la playa del Trabucador, descansando en la arena; jugando, si hace viento, con el oleaje; compartiendo espacio con kitesurfistas venidos de muy lejos buscando estas amplitudes. El Trabucador es un istmo ¨Da una banda, la mar brav¨ªa; a otra, la encalmada bah¨ªa dels Alfacs¨D que acaba de ser regenerado por la empresa salinera, salvando as¨ª la bah¨ªa de la entrada del mar y del desastre que su desaparici¨®n entra?ar¨ªa para arrozales y muscleres (bateas).
El Poblenou del Delta es una excelente base de operaciones. All¨ª est¨¢ el estupendo restaurante del chef Joan Capilla, L¡¯Algadir del Delta, as¨ª como el hotel Mar des Pills.
12. El chorlitejo patinegro, el pr¨ªncipe de la Albufera
Hace no tantos a?os, el Estany del Pujol, en plena Devesa del parque natural de la Albufera de Valencia, se asociaba a una balsa poligonera; no en vano fue en su g¨¦nesis (1970) puerto deportivo de una urbanizaci¨®n inacabada. Hoy asombra su proceso de renaturalizaci¨®n, la regeneraci¨®n de dunas y vegetaci¨®n, que ha ido a la par de la recuperaci¨®n de una tan simp¨¢tica como vulnerable ave lim¨ªcola, el chorlitejo patinegro, que ha hecho de los cordones dunares su h¨¢bitat.
De natural nervioso, pecho blanco y alas pardas, ha conseguido reproducirse en aqu¨ª gracias a la valla de carrizo y talanquera que circunda la laguna. Habr¨¢ que extremar las precauciones y cargar teleobjetivos para no molestarlos mientras deambulan y comen insectos y escarabajos con su pico corto y apuntado; mientras detectan invertebrados palmeando el barro con sus diminutas patas o mientras esconden las cr¨ªas bajo su plumaje (se diferencia claramente el macho de la hembra por la l¨ªnea negra que asoma en el cuello de ellas). Su presencia roba protagonismo a la colonia de gaviotas de Audouin que ocupa una isla en medio del lago, aportando mayor val¨ªa ecol¨®gica al conjunto.
Despu¨¦s, en la zona norte del estany se puede tomar el itinerario hist¨®rico a la gola del Pujol (1950), una pasarela de madera antideslizante que acerca en 700 metros y ocho paradas hasta las compuertas que impiden que el agua salada del Mediterr¨¢neo inunde la Albufera.
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