Nick Cave: ¡°No s¨¦ d¨®nde estar¨ªa si mi hijo no hubiera muerto. El dolor te convierte en persona. Antes estaba a medio hacer¡±
El cantante australiano ha perdido a dos hijos y a muchos amigos y familiares en los ¨²ltimos a?os. Pero ha salido reforzado de ese bache. Lo expresa en un disco lleno de esperanza, ¡®Wild God¡¯
Impresiona estar frente a Nick Cave: el australiano salvaje, el m¨¢s fiero de los punks, el yonqui renacido, el crooner que sali¨® del infierno, el hombre que se come crudos a los periodistas. ¡°?Eso cuentan de m¨ª? Bueno, est¨¢ bien saberlo¡±, dice el m¨²sico (Australia, 1957), con una media sonrisa. A ver, lo primero que se lee en su libro Fe, esperanza y carnicer¨ªa es que detesta las entrevistas. Cave vuelve a sonre¨ªr: ¡°Ahora me gustan, porque disfruto de una buena conversaci¨®n. Mi problema era esa terrible situaci¨®n en la que me sentaba con un periodista de rock y sab¨ªa de qu¨¦ ¨ªbamos a hablar: el nuevo disco o la pr¨®xima gira. ?l se aburr¨ªa y yo tambi¨¦n¡±, explica, untando mantequilla delicadamente en su croissant. Desayunamos en un lujoso hotel de Londres un lunes de verano, justo despu¨¦s de la victoria laborista en las elecciones legislativas. Vive en Inglaterra desde hace d¨¦cadas. ?Le interesa la pol¨ªtica? ¡°Mucho, o al menos lo que sucede en el escenario internacional. Pero desde un punto de vista relativamente neutral, dir¨ªa yo. A la gente no le gusta, pero soy as¨ª. Ni siquiera llega a ser una postura pol¨ªtica. Puede que sea un terrible fracaso moral, pero no tengo verdaderas convicciones en ese sentido¡±, responde.
Aparenta, como m¨ªnimo, diez a?os menos de los 67 que cumplir¨¢ este mes. Bronceado, alto, delgado, los ojos incre¨ªblemente azules y el pelo te?ido de negro cuidadosamente peinado hacia atr¨¢s. Viste uno de los trajes a medida que le hace su amiga, la dise?adora Bella Freud, y lleva alianza, reloj y camisa planchada. Es como una versi¨®n inquietante del perfecto caballero ingl¨¦s.
El 31 de agosto public¨® Wild God, el disco de estudio n¨²mero 18 con su grupo, The Bad Seeds. Es un acontecimiento, como hace mucho que todos lo son. Este a?o se cumplen 40 desde la primera vez que Nick Cave firm¨® un ¨¢lbum con su nombre. Antes era el l¨ªder de The Birthday Party, el grupo con el que se labr¨® una terrible reputaci¨®n de kamikaze; podr¨ªa haber sucumbido a sus vicios, pero detr¨¢s de esa m¨¢scara se escond¨ªa una f¨¦rrea determinaci¨®n: mientas las estrellas de su generaci¨®n se volv¨ªan intrascendentes, ¨¦l crec¨ªa paso a paso. En los ochenta, d¨¢ndole la vuelta al concepto de crooner, se convirti¨® en un m¨²sico de culto: Cave adoraba a Elvis Presley y era una versi¨®n retorcida y perversa de los cantantes rom¨¢nticos con voz de bar¨ªtono de los a?os sesenta. M¨¢s que a Sinatra, recordaba a un Dean Martin pose¨ªdo. Nada se le resist¨ªa. Su personalidad era tal que era capaz de grabar versiones de country cl¨¢sico, un g¨¦nero entonces despreciado y redimirlo para el p¨²blico punk. En los noventa, con el apogeo del rock alternativo, pas¨® a ser una estrella. Es su d¨¦cada gloriosa, la de canciones como Stagger Lee, Do You Love Me, Where The Wild Roses Grow (un inesperado dueto con Kylie Minogue), Into My Arms o Red Right Hand, el tema con el que le han descubierto las nuevas generaciones gracias a la serie Peaky Blinders.
Porque Nick Cave sigue en la cima. Si fue inesperado que la alcanzara, resulta admirable que nunca haya descendido. Hoy, es un orgullo nacional australiano, un m¨²sico mundialmente conocido y un fen¨®meno pop: pone su firma en libros, discos o bandas sonoras. Y todo lo que toca se vende, ya sean las entradas para su gira (el 24 de octubre act¨²a en el Palau Sant Jordi de Barcelona, el 25, en el WiZink Center de Madrid) o las cer¨¢micas que cre¨® en pandemia. Diecisiete figuritas hechas y pintadas por ¨¦l mismo, que cuentan la vida del diablo al estilo de las de Staffordshire de la ¨¦poca victoriana. ¡°No pensaba venderlas, pero a Xavier Hufkens, el famoso marchante belga, le encantaron. Se convirti¨® en mi agente y se las compran a precios alt¨ªsimos. No me quejo¡±, dice con satisfacci¨®n.
Atr¨¢s quedaron los a?os salvajes. Sobre el escenario, Cave era una bestia con mirada de asesino y su p¨²blico le admiraba porque nada parec¨ªa importarle demasiado. Cultivaba una imagen de rockero arisco, impulsivo, siempre a punto de saltar. Uno de esos t¨ªos a los que es mejor no dar la espalda.
¡ªHace poco dijo que de joven era ¡°un egoc¨¦ntrico con baja autoestima y una enorme pulsi¨®n sexual¡±.
¡ªEs cierto, era as¨ª. Y me encantaba serlo. Lo ¨²nico que me importaba era pasarlo bien. Adem¨¢s ten¨ªa el impulso de hacer algo importante. Cre¨ªa en m¨ª mismo de una forma desmedida, a pesar de que en aquellos d¨ªas no hab¨ªa nada que sugiriera que en m¨ª hab¨ªa algo valioso que ofrecer al mundo. Pero he cambiado.
¡°La hero¨ªna te da una existencia m¨¢s ordenada. Yo dir¨ªa que es m¨¢s conservadora. El conservador anhela sistemas, orden y ese tipo de cosas. Creo que soy esencialmente ese tipo de persona¡±
El Nick Cave que tengo delante naci¨® el 14 de julio de 2015. Ese d¨ªa, su hijo Arthur, de 15 a?os, uno de los gemelos que tuvo con su mujer, la dise?adora Susie Cave, muri¨® tras caer por un acantilado en Brighton, donde viv¨ªa toda la familia. Aquel golpe desencaden¨® una profunda transformaci¨®n. ¡°No s¨¦ d¨®nde estar¨ªa si Arthur no hubiera muerto. Lo digo con mucha cautela, pero creo que es el dolor lo que de verdad te convierte en persona. Antes estaba a medio hacer. Antes de que Arthur muriera yo era muy distinto, ahora lo veo claramente. Entonces, la vida era algo que pasaba. En realidad, ni siquiera le prestaba mucha atenci¨®n. Pero el valor de la vida, una vez empezamos a superar la muerte de Arthur, cambi¨®. Ahora veo el mundo como algo sist¨¦micamente hermoso, y a las personas como criaturas extraordinarias, resistentes y vulnerables. Mi relaci¨®n con el universo ha cambiado por completo porque Arthur muri¨®. Reconozco que si pudiera hacer alg¨²n tipo de acuerdo c¨®smico y volver a mi vida anterior, lo har¨ªa, pero desafortunadamente ese tipo de acuerdos no son posibles¡±.
Desde entonces la muerte no ha dejado de rondarle. En 2022, Jethro, el mayor de sus cuatro hijos, fue encontrado sin vida en Melbourne. Ten¨ªa 31 a?os, era modelo y sufr¨ªa esquizofrenia. No habla de ¨¦l porque as¨ª se lo ha pedido su madre, la exmodelo Beau Lazenby. Padre e hijo no se conocieron hasta que este ¨²ltimo ten¨ªa siete a?os: cuando naci¨®, Cave viv¨ªa en S?o Paulo con su pareja de entonces y su hijo Luke, un mes m¨¢s joven que Jethro. Tambi¨¦n ha perdido a amigos como Mark E. Smith, de The Fall, o Shane McGowan, de The Pogues, en cuyo funeral toc¨®. Y a dos de las personas m¨¢s importantes de su vida: su madre, a quien siempre recurri¨® en sus momentos m¨¢s oscuros, y Anita Lane, su primera novia, la inspiradora, y es posible que la creadora, del joven Nick Cave. A Lane dedica una canci¨®n preciosa en el nuevo disco: O Wow O Wow (How Wonderful She Is). ¡°Anita era un ser humano extraordinariamente talentoso. Cuando el punk rock lleg¨® a Melbourne hizo que un grupo de personas nos encontr¨¢ramos y Anita era, con diferencia, a los ojos de todos, la m¨¢s brillante y la m¨¢s inteligente, mucho m¨¢s que el resto. Trabaj¨® much¨ªsimo, pero era distinta a m¨ª, no ten¨ªa la necesidad de mostr¨¢rselo al mundo. Ella dec¨ªa que las mejores ideas son aquellas que nadie ve. Yo me desesperaba, pensaba que era un despilfarro terrible de su talento. Ya no lo creo¡±.
Desde 2015 todos los trabajos de Nick Cave, ¨Cy eso incluye The Red Hand Files, la web que abri¨® para contestar a sus fans y en la que ha recibido 100.000 preguntas¨C, hablan de muerte, dolor, luto, culpa y ahora, por fin, de esperanza. Wild God es el cuarto ¨¢lbum de estudio que publica desde la muerte de Arthur. El anterior, Carnage, lo hizo a medias con su mano derecha, Warren Ellis. Los otros tres los grab¨® con The Bad Seeds, su banda, y parecen formar una trilog¨ªa, la trilog¨ªa de Arthur, que empieza en 2016 con el fr¨ªo y hueco Skeleton Tree, un disco casi zombi; sigue en 2019 con Ghosteen, un bell¨ªsimo intento de invocar al esp¨ªritu de su hijo muerto, y concluye en este Wild God, un ¨¢lbum exuberante, grandioso, l¨ªrico, lleno de coros casi religiosos. Una oda a la vida. El disco de alguien que intenta empezar de nuevo. ¡°En parte tienes raz¨®n, pero no estaba planeado¡±, afirma. ¡°Cuando grabamos no tenemos control sobre el resultado. Reconozco que Skeleton Tree est¨¢ vac¨ªo. No es que no tenga buenas canciones, pero falta algo fundamental ah¨ª. Cuando hice Ghosteen hab¨ªa enloquecido de pena. Pero veo Wild God como un disco alegre. La sola idea de Nick Cave grabando un disco alegre es bastante dif¨ªcil de creer, ?no te parece? Ha sido un viaje largo y radical, pero siento que he llegado a mi destino sin comprometer la autenticidad. ?Tiene sentido lo que digo?¡±.
¡°Me temo que soy un creyente para los ateos y un ateo para los creyentes. La religi¨®n es para m¨ª una estructura y un sistema. Lo veo muy parecido a mis h¨¢bitos de trabajo, que est¨¢n muy estructurados pero dentro suceden todo tipo de cosas. Me sujetan, pero tambi¨¦n alientan mi imaginaci¨®n¡±
Lo tiene. Desde el principio Nick Cave fue de todo menos alegre. Ha sido sucio, furioso, ruidoso y c¨ªnico. Un mal bicho, carism¨¢tico y sexual. Y un yonqui. Prob¨® la hero¨ªna en Melbourne en 1980, meses antes de mudarse a Londres: ten¨ªa 22 a?os y no la dejar¨ªa definitivamente hasta bien entrados los 40. ¡°En cierta medida, la hero¨ªna, aparte de la maravillosa sensaci¨®n que da al principio, es una especie de extra?o dispositivo que aporta orden a tu existencia. Parte de la tragedia humana est¨¢ en saber qu¨¦ hacer con tu vida. Mucha gente no sabe c¨®mo vivirla. Pero un adicto a la hero¨ªna no tiene ese problema: un yonqui se despierta por la ma?ana y la ¨²nica opci¨®n es meterse, de lo contrario el mundo entero se sumir¨ªa en el caos. Tiene que ir a por la dosis. Y necesita hacer eso dos veces al d¨ªa. En cierto modo, es una forma de orden. Por eso, cuando lo deja, la vida de un drogadicto se convierte en un infierno. Est¨¢ eliminando ese orden. Eso era lo que a m¨ª me gustaba. Cuando consum¨ªa otras drogas no era lo mismo. Cuando viv¨ªa en Brasil no ten¨ªan hero¨ªna, s¨®lo coca¨ªna, que es una droga ca¨®tica y desagradable. La odio, joder. La tomaba todo el tiempo, pero es una droga terrible. El alcohol tambi¨¦n es una droga ca¨®tica. En cuanto te emborrachas no sabes lo que va a pasar. Lo terrible de ser alcoh¨®lico, que tambi¨¦n lo fui, es que no importa lo que hicieras la noche anterior. Podr¨ªas haber saltado a un lago y salvado a un beb¨¦ que se estaba ahogando. Pero te despiertas por la ma?ana sinti¨¦ndote culpable. Es algo terrible. La hero¨ªna te da una existencia m¨¢s ordenada. Yo dir¨ªa que es m¨¢s conservadora. El conservador anhela sistemas, orden y ese tipo de cosas. Creo que soy esencialmente ese tipo de persona. Por cierto, cuando hablo de drogas de esa manera no las estoy promocionando... Tuve unos a?os muy buenos consumi¨¦ndolas, pero tambi¨¦n perd¨ª mucho tiempo. Y hubo situaciones terribles¡±.
¡ªSorprende que se defina como conservador.
¡ªNo me refiero a conservador desde un punto de vista pol¨ªtico. Es m¨¢s bien un rasgo de mi temperamento. Supongo que soy lo que llaman un conservador con ce min¨²scula. Alguien con una comprensi¨®n fundamental de la naturaleza de la p¨¦rdida que entiende que es mucho m¨¢s f¨¢cil derribar algo que reconstruirlo. Creo que la configuraci¨®n predeterminada de mucha gente es derribarlo todo. Pensar que el sistema no funciona y que hay que destruirlo. Yo no lo veo as¨ª. Creo que hay grandes problemas en el mundo que debemos abordar con cautela. Digamos que no tengo un temperamento naturalmente radical.
Sus ¨²ltimos trabajos desprend¨ªan algo de este temperamento. Se ve, por ejemplo, en c¨®mo ha cambiado su relaci¨®n con Dios. Cave siempre ha usado la imaginer¨ªa del cristianismo. En sus canciones hay citas del Evangelio, demonios, m¨¢rtires, fuego celestial... Pero, m¨¢s que creyente, parec¨ªa fascinado con el folclore b¨ªblico y, en la eterna batalla entre el bien y el mal, ¨¦l parec¨ªa estar de parte del ¨¢ngel ca¨ªdo. Era la versi¨®n rock del siniestro predicador de La noche del cazador. S¨ª, en sus canciones rezaba, pero eran retadoras oraciones a un dios furibundo. A partir de la muerte de Arthur eso cambia. El m¨²sico necesita respuestas y formula sus dudas con algo que nunca hab¨ªa mostrado: humildad.
¡°Que me aprovecho del talento de otros es un relato popular entre algunos en Australia. La mayor¨ªa de ellos no son artistas, as¨ª que no tienen ni idea de lo que significa serlo. Ser un artista, en mi opini¨®n, es colaborar e intercambiar ideas, y eso es lo que yo hago¡±
Criado como anglicano en un hogar no practicante, no le interesa la espiritualidad ¨Calgo que considera difuso y gen¨¦rico¨C, sino la religi¨®n. ?l ve muy clara la diferencia: ¡°La religi¨®n es espiritualidad con rigor. Y no cualquier religi¨®n¡±, corrige. ¡°El cristianismo¡±. El problema es que sus letras, que antes contaban historias, ahora son m¨¢s abstractas y, por ejemplo, no queda claro qui¨¦n o qu¨¦ es ese Dios Salvaje que da t¨ªtulo a su nuevo disco. ¡°Para m¨ª... Ni siquiera puedo creer que est¨¦ hablando de esto, pero para m¨ª, el concepto de Dios no es el de un ser que est¨¢ fuera del mundo, que no puede cambiar, que lo sabe todo, que mira al mundo con desprecio y que hace de nosotros una especie de marionetas danzantes. Yo creo que Dios est¨¢ incrustado en el mundo y en sus creaciones, los seres humanos. Eso significa que no es est¨¢tico, que es un proyecto en marcha que crece con nosotros¡±, explica. ¡°Yo creo que Dios sufre y mi personaje de Wild God es un ser humano que tambi¨¦n sufre, y que busca lo mismo que todos: alguien que crea en ¨¦l. Me parece que anhelamos eso mucho m¨¢s que algo en lo que creer. Lo que queremos los seres humanos es que alguien se siente frente a nosotros, nos mire y crea en nosotros, ?comprendes?¡±.
¡ªEntiendo la idea, pero si dice que lo que le atrae de la religi¨®n es el rigor, las normas que implica, no s¨¦ en qu¨¦ culto encaja eso. ?Es miembro de alguna congregaci¨®n?
¡ªNo. Me temo que soy un creyente para los ateos y un ateo para los creyentes. Vuelvo a la idea de lo conservador. La religi¨®n es para m¨ª una estructura y un sistema. Lo veo muy parecido a mis h¨¢bitos de trabajo, que est¨¢n muy estructurados pero dentro suceden todo tipo de cosas. Me sujetan, pero tambi¨¦n alientan mi imaginaci¨®n. As¨ª veo las iglesias. Para m¨ª, son estructuras creadas por el hombre dedicadas a cierto tipo de liberaci¨®n: all¨ª te puedes entregar a la tristeza absoluta o a la alegr¨ªa absoluta. Puedes dar rienda suelta a sentimientos que no tenemos manera de expresar adecuadamente en la sociedad secular. Hay cosas que siento en una iglesia que no tengo forma de expresar fuera, excepto tal vez con la m¨²sica. Pero estoy lleno de dudas. Lo que s¨¦ es que cuando pienso que todo es rid¨ªculo, no leo textos cristianos. Acudo a Richard Dawkins, Sam Harris o Dan Dennet, los grandes ateos militantes. Y cuando les escucho hablar sobre su sistema de creencias, no me identifico. Ese no soy yo. Puede que no sea muy buen creyente y que me asalten las dudas, pero no soy ateo. Lo s¨¦ en lo m¨¢s profundo de mi ser. Yo dir¨ªa que, en lugar de ser cristiano, soy un ateo no practicante. Si no soy ateo es porque afronto la vida de una manera po¨¦tica y personas como Dawkins la abordan de una manera racional: yo no lo hago. Nunca lo he hecho. Si Dios existe, no lo s¨¦. Si Jesucristo muri¨® por nuestros pecados, tampoco. S¨¦ que, a veces, cuando estoy en la iglesia siento un apego emocional que¡ En cierta forma, las cosas empiezan a tener sentido para m¨ª. Mi naturaleza religiosa es una lucha constante contra mi yo racional.
¡ª?Todo esto es posterior a la muerte de Arthur?
¡ªNo. La religi¨®n me ha acompa?ado hasta en mis momentos m¨¢s ca¨®ticos. Cuando viv¨ªa en Berl¨ªn no iba mucho a la iglesia por el idioma, pero le¨ªa mucho la Biblia.
Berl¨ªn es el lugar donde Nick Cave se convirti¨® en solista junto a The Bad Seeds, su grupo desde entonces. Lleg¨® de rebote. En 1980, The Boys Next Door, la banda australiana que lidera, decide probar suerte en Londres. En el avi¨®n se cambian de nombre y cuando aterrizan son The Birthday Party. Pero la experiencia es desastrosa. La cr¨ªtica reconoce el valor de su furioso post punk g¨®tico, pero no el p¨²blico. Son demasiado extremos: una panda de salvajes arruinados que, si hay suerte, duermen en casa de alg¨²n ligue y, si no, en el suelo de una casa okupada junto a otras diez personas. En 1982, el grupo decide mudarse a la ciudad de los inadaptados. Un lugar donde la hero¨ªna es abundante, los pisos baratos y se vive como si cada d¨ªa fuera el ¨²ltimo: Berl¨ªn occidental antes de la ca¨ªda del muro. ¡°Fue un absoluto privilegio estar all¨ª en aquel momento¡±, cuenta hoy Cave. ¡°Era una especie de belle ¨¦poque, pero m¨¢s oscura y clandestina. Todo el mundo era artista de alg¨²n tipo. Compart¨ªamos ideas. Beb¨ªamos en los mismos bares, sin parar. Y todo, alimentado con anfetaminas muy fuertes. Fue extraordinario. Ca¨®tico, pero creativo¡±.
Dos a?os despu¨¦s de la mudanza, se disolvi¨® The Birthday Party. O m¨¢s bien lo hizo la alianza creativa entre Nick Cave y el otro compositor, Rowland S. Howard. Es un terreno pantanoso: Cave es m¨¢s cantante y letrista que m¨²sico, siempre ha necesitado una contraparte y se le ha acusado de vampirizar a sus socios creativos para despu¨¦s abandonarlos. Howard no encajaba con sus planes y cuentan que cuando le comunic¨® que estaba fuera del grupo, se qued¨® devastado, incapaz de entender el por qu¨¦. ¡°Que me aprovecho del talento de otros es un relato popular entre algunos en Australia. La mayor¨ªa de ellos no son artistas, as¨ª que no tienen ni idea de lo que significa serlo. Ser un artista, en mi opini¨®n, es colaborar e intercambiar ideas, y eso es lo que yo hago. No solo no me parece que sea malo: una de las cosas de las que estoy m¨¢s orgulloso en mi carrera es de haber tenido relaciones largas y muy creativas que han durado a?os y nos han beneficiado mutuamente. En el caso de Rowland, no tiene sentido decir que rob¨¦ sus ideas. ?Qu¨¦ ideas? La gran diferencia entre nosotros era que yo no tengo una personalidad depresiva. No he estado deprimido ni un solo d¨ªa en toda mi vida. Y Rowland s¨ª la ten¨ªa. Era un ser extraordinariamente sensible y f¨¢cil de herir¡±.
¡°No soy una persona particularmente resistente. Puede que lo parezca, pero me da miedo ser devorado por la tragedia¡±
Cave sustituy¨® a Rowland por el alem¨¢n Blixa Bargeld, cuya guitarra imprevisible le dio al grupo el punto ¨¢crata que le hizo destacar, hasta que se larg¨® de un portazo en 2003. Ocup¨® su lugar Mick Harvey, el ¨²ltimo de los m¨²sicos que llevaban con ¨¦l desde Melbourne, y el sonido de la banda vir¨® a un rock m¨¢s cl¨¢sico. Se fue en 2009, tambi¨¦n muy enfadado, y desde entonces y hasta ahora el partenaire de Nick Cave es otro australiano, el multinstrumentista Warren Ellis. ¡°Con Warren todo cambi¨®. Cuando Mick se fue se llev¨® su guitarra, y nos alegramos de deshacernos de ese instrumento. Nos aburr¨ªa porque todo lo convert¨ªa en rock. Ya hab¨ªa hecho muchos discos as¨ª y eso nos empuj¨® en una direcci¨®n m¨¢s abstracta, m¨¢s atmosf¨¦rica. Pero creo que, aunque la guitarra no haya regresado, en Wild God est¨¢n The Bad Seeds. Tiene una energ¨ªa que me lleva a lo que fuimos, sin tener que repetir cosas del pasado¡±.
Su sinton¨ªa con Ellis es tan profunda que hubo un tiempo en que parec¨ªa no necesitar al resto de The Bad Seeds. ?l mismo reconoce que les hab¨ªa apartado en sus anteriores discos ¨C¡±Lo intentamos, pero simplemente no funcionaba. Cada vez que sonaba la bater¨ªa se perd¨ªa algo¡±, recuerda-. Quiz¨¢s, antes de 2015, hubiera tomado una decisi¨®n dr¨¢stica, pero el Nick Cave de hoy es otro: fue abuelo hace pocos meses y cada ma?ana se ba?a en agua helada (¡°acabo de volver de Islandia y all¨ª el Atl¨¢ntico est¨¢ fr¨ªo de verdad. Saltar a ese oc¨¦ano nada m¨¢s levantarte no es ninguna tonter¨ªa¡±, advierte). Ha experimentado la p¨¦rdida y sus consecuencias, incluida la depresi¨®n de su mujer. ¡°Me asust¨® mucho lo que le ocurri¨® a mi esposa. La muerte de nuestro hijo puso a prueba nuestra relaci¨®n. Ha sido testada de todas las formas posibles, y hemos salido con un v¨ªnculo muy particular, construido sobre el amor y la cat¨¢strofe. Somos muy, muy cuidadosos el uno con el otro. Sabemos lo vulnerables que somos. Si discutimos, lo solucionamos r¨¢pidamente. No permitimos que haya mala sangre¡±, explica.
Es admirable la franqueza con la que Cave indaga en sus traumas. ¡°Mira, no soy una persona particularmente resistente. Puede que lo parezca, pero me da miedo ser devorado por la tragedia. Hace poco, una se?ora llam¨® a mi mujer. Su hijo hab¨ªa muerto cinco a?os atr¨¢s y no sab¨ªa qu¨¦ hacer, porque ella y su marido todav¨ªa no hab¨ªan hablado ni una palabra sobre ello. Esa es la otra alternativa: el duelo puede ser absolutamente aniquilador del esp¨ªritu. Necesitas mirar el mundo y ser capaz de verlo como algo que se inclina hacia la bondad¡±.
¡ªSinceramente: ?c¨®mo se encuentra ahora?
¡ªEn general, bastante bien. Las cosas van bien. El trabajo, bien. La relaci¨®n con mi esposa, bien. Mis hijos, bien. Mis amigos, bien. Y el mundo est¨¢ jodido.
¡ªLo pregunto porque hace poco escribi¨® que no era de esas personas que se levantan felices por la ma?ana.
¡ªBueno, estoy seguro de que hay mucha gente en el mundo que se despierta bastante peor que yo.
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