Enzo Traverso, historiador: ¡°Alemania est¨¢ siendo c¨®mplice de un genocidio en Gaza¡±
El pensador italiano reflexiona sobre los usos pol¨ªticos del pasado que acompa?an al conflicto entre Israel y Ham¨¢s. Cree que la memoria del Holocausto puede quedar descalificada
Estudioso de la historia intelectual, especialista en totalitarismos y en pol¨ªticas de la memoria, la trayectoria de Enzo Traverso (Gavi, Italia, 1975) se ha centrado en temas como la cuesti¨®n jud¨ªa, el Holocausto o las revoluciones del siglo XX. Admirador de Adorno y de Walter Benjamin, da clases de marxismo y teor¨ªa cr¨ªtica. Entre sus libros destacan A sangre y fuego: de la guerra civil europea (1914-1945), Las nuevas caras de la derecha y Revoluci¨®n. Una historia intelectual. Ahora publica Gaza ante la historia (Akal), donde reflexiona sobre la instrumentalizaci¨®n que, seg¨²n ¨¦l, se hace del antisemitismo. Y advierte de sus consecuencias, entre otras, sobre la memoria del Holocausto.
Traverso llega a la entrevista con camisa azul. A unos pasos est¨¢ la Universidad de la Sorbona de Par¨ªs, donde en abril tuvieron lugar las manifestaciones en apoyo a los palestinos. En el libro se refiere a estas protestas, aunque se centra en las de EE UU, donde imparte clases en la Universidad de Cornell, en Ithaca (en el Estado de Nueva York). Critica el hecho de que hayan sido reprimidas y de que hayan sido envueltas en acusaciones de antisemitismo. El acad¨¦mico resalta que no es estudioso ni de Oriente Pr¨®ximo ni del conflicto israel¨ª-palestino. Lo que busca, aclara en el pr¨®logo, es observar los usos pol¨ªticos del pasado que lo acompa?an.
Pregunta. Trabaj¨® el concepto de memoria y de memoria del Holocausto. ?Para qu¨¦ sirve esta si no frena guerras como esta?
Respuesta. El caso alem¨¢n es el m¨¢s contundente. All¨ª, despu¨¦s de la guerra no se hablaba del Holocausto. Su reconocimiento es el producto de un proceso muy dif¨ªcil de construcci¨®n de la memoria que se desarroll¨® durante d¨¦cadas. A partir de los ochenta, el pa¨ªs empieza a construir una identidad nacional que incluye al Holocausto. Hoy, decir yo soy alem¨¢n significa reconocer que en la historia de su propio pa¨ªs hay un crimen como el Holocausto. Entonces ingres¨® en la conciencia hist¨®rica alemana. Y eso tuvo consecuencias positivas enormes.
P. ?Como cu¨¢les?
R. Se cambi¨® el c¨®digo de la ciudadan¨ªa y muchos inmigrantes pudieron obtener la nacionalidad alemana. Alemania no se pens¨® m¨¢s como una naci¨®n en el sentido ¨¦tnico de la palabra, sino como una naci¨®n en el sentido pol¨ªtico. Ahora, Alemania dice: ¡°Tenemos que expiar culpas como responsables del Holocausto y por eso tenemos que apoyar a Israel de una manera incondicional¡±. Y el resultado es que est¨¢ haci¨¦ndose c¨®mplice de un genocidio en Gaza. Esa es la contradicci¨®n. Se produjo una transici¨®n singular: de una toma de responsabilidad hist¨®rica a un subcontrato de culpa. Quienes pagan la deuda alemana son los palestinos.
P. Algo fall¨® en el trato a la memoria¡
R. Es cierto, llegamos a esa situaci¨®n parad¨®jica y peligrosa: si luchar en contra del antisemitismo significa apoyar la guerra en Gaza y a Israel de manera incondicional, se desacredita la idea de la memoria del Holocausto en los ojos de la opini¨®n p¨²blica y del sur del mundo. En el sur en particular o ac¨¢, en la UE, los ciudadanos que tienen un origen poscolonial van a decir: ?pero c¨®mo? Yo vivo en un pa¨ªs que proclama la necesidad de luchar contra el antisemitismo, ?eso significa apoyar la masacre de los palestinos? Si esa es la situaci¨®n, significa que cuando me hablan del Holocausto empezar¨¦ a tener dudas: ?no ser¨¢ el Holocausto un mito que se invent¨® para defender los intereses de los jud¨ªos? Existe el riesgo de que este estereotipo antisemita y esta forma de negaci¨®n del Holocausto sean repentinamente legitimados.
¡°La tecnolog¨ªa se desarrolla en funci¨®n de un proyecto, que puede ser de emancipaci¨®n o de dominaci¨®n¡±
P. ?Hay peligro de que pase eso ahora?
R. S¨ª. Si en nombre de la memoria del Holocausto justificamos y apoyamos un genocidio, esa memoria quedar¨¢ descalificada. Y eso crear¨¢ malentendidos y una nueva forma de antisemitismo. Esa memoria ten¨ªa un sentido: comprob¨® las consecuencias extremas del racismo y tras ese genocidio no podemos aceptar ninguna forma de exclusi¨®n, discriminaci¨®n, persecuci¨®n, opresi¨®n. Con esa conclusi¨®n se construy¨® la memoria de otros genocidios. Si la memoria del Holocausto significa apoyar a la pol¨ªtica israel¨ª, todas nuestras referencias se derrumban.
P. ?A qu¨¦ se refiere cuando dice que la memoria del Holocausto construy¨® la de otros genocidios?
R. El de Ruanda, el de los armenios, que ocurri¨® antes. Si este genocidio tiene un reconocimiento en el espacio p¨²blico hoy, es consecuencia de la memoria del Holocausto. El recuerdo de Auschwitz nos hizo m¨¢s sensibles a la cuesti¨®n de los derechos humanos. Si ahora se instrumentaliza para defender un genocidio, es algo que destruye todas las pol¨ªticas memoriales, la pedagog¨ªa de los derechos que se construy¨® durante d¨¦cadas. Alemania tiene la mayor comunidad palestina de la UE, ?qu¨¦ pensar¨¢ un alem¨¢n de origen palestino al escuchar a Scholz decir que el apoyo a la pol¨ªtica de Israel es para los alemanes una ¡°raz¨®n de Estado¡±? Tenemos que construir otra mirada, en la que la memoria del Holocausto se articule con otras memorias con la misma legitimidad, en primer lugar, las del colonialismo y sus genocidios.
P. ?Se puede decir que el paisaje memorial en Europa est¨¢ incompleto?
R. M¨¢s que incompleto. Contradicciones tan fuertes tienen consecuencias muy negativas. Cuando hay pa¨ªses ¡ªy es el caso de los pa¨ªses de la UE con minor¨ªas de origen poscolonial, minor¨ªas de millones de personas¡ª con una pol¨ªtica memorial con contradicciones tan grandes sus efectos son desastrosos.
P. ?Qu¨¦ tipo de efectos?
R. Vemos en la banlieue francesa una forma de antisemitismo. Y los conflictos entre jud¨ªos y magreb¨ªes son en muchos casos artificialmente creados por esas pol¨ªticas. Todo se hace no para que puedan coexistir de una manera pac¨ªfica y fruct¨ªfera, sino para el conflicto. En lugar de condenar las discriminaciones que sufren en una sociedad prejuiciosa, las minor¨ªas poscoloniales, en particular musulmanas, son sospechosas de antisemitismo y de simpatizar con Ham¨¢s, mientras el jefe del Estado va a Tel Aviv y apoya a Israel. Esto aplasta cualquier idea de derechos humanos y de igualdad.
¡°En Francia, en los conflictos entre jud¨ªos y magreb¨ªes todo se hace no para que coexistan en paz, sino para el conflicto¡±
P. ?Estar¨ªamos en un periodo similar al de la entreguerra en Europa?
R. Las derechas radicales aceptan el marco de las democracias liberales, que quieren transformar en un sentido m¨¢s autoritario, m¨¢s conservador y m¨¢s xen¨®fobo. Quieren leyes sobre la ciudadan¨ªa. No son derechas golpistas como en Espa?a en el 36 o en Alemania e Italia, que dec¨ªan ¡°queremos subvertir las instituciones¡±. El fascismo cl¨¢sico ten¨ªa una dimensi¨®n ut¨®pica. Queremos cambiar el mundo, crear una nueva civilizaci¨®n, un hombre nuevo¡ Las derechas radicales de hoy son muy conservadoras. Queremos proteger a nuestros ciudadanos frente a las amenazas de la globalizaci¨®n, defender los valores tradicionales, la patria, la familia, la naci¨®n, contra la amenaza de la inmigraci¨®n. Somos pa¨ªses cristianos y estamos en contra del islam, que significa terrorismo.
P. Una de las grandes diferencias es la tecnolog¨ªa, la IA. ?Puede facilitar movimientos totalitarios o m¨¢s autoritarios?
R. Los nuevos fascismos no son los campos de concentraci¨®n o la violencia del pasado. Las formas de dominaci¨®n hoy son muy diferentes. Las nuevas tecnolog¨ªas permiten identificarnos¡ Hay formas biopol¨ªticas de dominaci¨®n que no necesitan el uso end¨¦mico de la fuerza. El control no necesita un polic¨ªa en cada esquina; las c¨¢maras nos reconocen, pueden decir lo que hice ayer. Eso es lo que puede significar un totalitarismo ahora, seamos conscientes. Esas formas de dominio est¨¢n muy desarrolladas. Pero la IA puede ser algo ¨²til, ser puesta al servicio de pol¨ªticas de progreso social. El fil¨®sofo Herbert Marcuse tiene raz¨®n cuando dice que la tecnolog¨ªa no es neutral. La tecnolog¨ªa se desarrolla en funci¨®n de un proyecto, que puede ser de emancipaci¨®n o de dominaci¨®n.
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