¡°En Libia, la violaci¨®n se ha convertido en un arma de guerra m¨¢s¡±
La experta en cr¨ªmenes de guerra relata su experiencia en el pa¨ªs norteafricano
¡°En Libia, la violaci¨®n se ha convertido en un arma de guerra m¨¢s¡±, asegura C¨¦line Bardet, una de las mayores expertas internacionales en cr¨ªmenes de guerra, con algo de desesperaci¨®n en la voz. Una experiencia forjada en Libia donde la investigadora internacional francesa lleg¨® en 2013, apenas dos a?os despu¨¦s de la ca¨ªda del dictador libio Muamar Gadafi, para asesorar el Gobierno de transici¨®n sobre la elaboraci¨®n de una ley que reconoce como v¨ªctimas de guerra a las mujeres libias violadas de forma sistem¨¢tica durante la revoluci¨®n de 2011. ¡°Tendemos a olvidarlo pero fueron ellas quienes salieron las primeras a la calle e iniciaron la revuelta que acab¨® con el dictador¡±, insiste la abogada que durante un a?o entrevist¨® a esas mujeres a escondidas en un hammam de la capital. Pero en 2014, el pa¨ªs, dominado por las guerras tribales entre milicias, se sumerge en el caos y la violaci¨®n se convierte ¡°en una herramienta de represalia de los unos contra los otros¡±. Bardet descubri¨® algo que hasta entonces, reconoce, ¡°no se hab¨ªa plantado nunca¡±: tambi¨¦n los hombres son v¨ªctimas de violaciones en masa.
El asombro de la investigadora creci¨® a¨²n m¨¢s cuando se dio cuenta de que los milicianos recurr¨ªan a migrantes cautivos para perpetrar esas violaciones. Esos hombres, cuya huida de sus pa¨ªses de origen les obliga a transitar por la ruta libia, est¨¢n forzados a violar a los dem¨¢s presos bajo amenaza de muerte, e incluso a tener relaciones entre ellos. ¡°Se convierten ni m¨¢s ni menos en una herramienta para cometer cr¨ªmenes de guerra¡±, sentencia. Seg¨²n datos de Amnist¨ªa Internacional del pasado mayo, 7.000 migrantes y refugiados languidecen en centros de detenci¨®n libios donde sufren a diario abusos y humillaciones.
¡°La violaci¨®n de guerra es el crimen perfecto¡±, asegura por tel¨¦fono desde Par¨ªs la abogada que empez¨® su carrera persiguiendo a los criminales de guerra de los Balcanes en el Tribunal Penal Internacional para la antigua Yugoslavia con tan solo 27 a?os, convirti¨¦ndose en el fichaje m¨¢s joven de la historia del tribunal. ¡°No deja muertos ni fosa com¨²n. Las v¨ªctimas, en la mayor¨ªa de los casos, no quieren o no pueden hablar, ya sea por el trauma o por el estigma social que genera la violaci¨®n. Es sin duda el crimen que menos riesgos conlleva para el autor¡±, explica Bardet, quien tras su experiencia libia decidi¨® fundar We Are Not Weapons Of War (No somos armas de guerra. en castellano). Esta ONG da apoyo a las v¨ªctimas, ayud¨¢ndolas a constituir casos s¨®lidos para presentar ante la Corte Penal Internacional (CPI), y combate la idea, a¨²n muy anclada en el inconsciente colectivo, de que la violaci¨®n es un da?o colateral en contexto de guerra y no una estrategia pol¨ªtica de aniquilamiento del adversario.
Una realidad que evidencia el documental Libia, anatom¨ªa de un crimen, de la directora francesa y premio Albert Londres 2015 C¨¦line Allegra, en el que Bardet participa como consultora. ¡°En los pa¨ªses islamistas, como Libia, donde los hombres ocupan la mayor parte del espacio p¨²blico, la violaci¨®n sirve de herramienta de aniquilaci¨®n del oponente pol¨ªtico. Esos hombres literalmente desaparecen de la sociedad. Ya no existen¡±, explica la abogada, quien asegura que la ¨²nica manera de acceder a esos testimonios es a trav¨¦s de los m¨¦dicos, muchas veces en T¨²nez donde la ONG transfiere las v¨ªctimas para ser atendidas. La violencia ha sido tal que estos hombres, que fueron violados repetidamente en prisiones clandestinas durante cuatro, a veces cinco a?os, no pueden caminar o desarrollan incontinencia.
¡°Apenas consigues hacerles hablar, sin que jam¨¢s reconozcan formalmente lo sucedido, ni pronuncien la palabra violaci¨®n, que ya empiezan a retractarse y en la mayor¨ªa de los casos se esfuman de un d¨ªa para el otro¡±. En el documental, que emitir¨¢ el canal de televisi¨®n franco-alem¨¢n, Arte?el pr¨®ximo octubre, Bardet consigue a duras penas obtener el testimonio de Yucef, violado y torturado por el r¨¦gimen de Gadafi, al que quiere ayudar a reunir pruebas en vista de presentar su caso ante la CPI. A los pocos d¨ªas, el joven libio desapareci¨® y ¡°no dio se?ales de vida durante m¨¢s de cinco meses. Te da ganas de arrancarte la cabeza¡±, cuenta con enfado la abogada, aunque entiende las razones que empujan a las v¨ªctimas, aterrorizadas a la sola idea de ser identificadas y sin esperanzas de que se haga justicia, a desaparecer.
"Esos hombres literalmente desaparecen de la sociedad. Ya no existen"
¡°En Siria, es a¨²n peor por el conflicto en curso, pero sabemos que all¨ª tambi¨¦n se utiliza la violaci¨®n como arma de guerra contra los hombres, pero sobre todo contra las mujeres del bando rebelde¡±. La ONG calcula que entre 5.000 y 10.000 mujeres son violadas con frecuencia en las prisiones del r¨¦gimen sirio de Bachar el Asad. ¡°El Ej¨¦rcito lo utiliza para hacer huir las poblaciones y muchos refugiados sirios en los campos de Jordania y Libia nos cuentan que dejaron el pa¨ªs por miedo a esas violaciones en masa¡±. All¨ª, intervenir es casi imposible. El veto ruso en el Consejo de Seguridad de la ONU impide someter el caso a la CPI. ¡°Creo que voy a escribir un libro que se titular¨¢: Suicidio de una justicia penal internacional¡±, dice?Bardet.
¡°Desde los a?os 90¡±, explica la jurista, ¡°la violaci¨®n se ha convertido en una herramienta end¨¦mica que, seg¨²n los pa¨ªses, tiene distintos objetivos¡±: provocar la huida de poblaciones enteras de un territorio, como en Rep¨²blica Centroafricana, Rep¨²blica Democr¨¢tica del Congo (RDC) o Birmania?[ahora Myanmar]; llevar a cabo un proceso de purificaci¨®n ¨¦tnica, como fue el caso en Bosnia durante la guerra; destruir socialmente a los oponentes pol¨ªticos en Uganda, Siria o Libia. Seg¨²n los datos de la ONG, que hasta el a?o pasado era la ¨²nica al mundo en dedicarse espec¨ªficamente a la violaci¨®n como arma de guerra, entre 200.000 y 600.000 mujeres son v¨ªctimas de violaci¨®n de guerra en RDC?y en Sud¨¢n. Dif¨ªcilmente cuantificables, las violaciones en Siria, Libia, Rep¨²blica Centroafricana, Sri Lanka, Nigeria, Myanmar o Irak se cuentan en centenares de miles.
Una aplicaci¨®n m¨®vil para se?alar las violaciones en tiempo real
We are Not Weapons Of War lanzar¨¢ en los pr¨®ximos meses Back Up: una aplicaci¨®n m¨®vil encriptada que permitir¨¢ a las v¨ªctimas se?alar en tiempo real violaciones a la ONG y a la extensa red de intermediarios de la organizaci¨®n en el terreno: servicios m¨¦dicos y psicosociales, asociaciones o activistas. "En Rep¨²blica Democr¨¢tica del Congo, por ejemplo, donde las violaciones se producen en lugares muy aislados, una mujer sobre 10 consigue llegar al hospital de Panzi. Gracias a esta tecnolog¨ªa, nuestros contactos podr¨¢n actuar r¨¢pidamente y hacer lo que har¨ªa yo como investigadora internacional si estuviera all¨ª" explica Bardet, cuya aplicaci¨®n se implantar¨¢ en cinco pa¨ªses pilotos, entre los que figuran Myanmar, Libia y Rep¨²blica Centroafricana, y en tres campos de refugiados. La aplicaci¨®n cumplir¨¢ con un segundo objetivo, esencial para Bardet: documentar y recoger datos que servir¨¢n para llevar esas causas ante los tribunales. "La ruta de los migrantes, o de los rohingy¨¢?de Birmania est¨¢n muy poco documentadas, no se sabe casi nada de lo que pudieron sufrir mientras hu¨ªan". Back up, asegura, "ser¨¢ un acelerador de justicia".
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