Los aranceles y rebajas fiscales de Trump definir¨¢n una pol¨ªtica econ¨®mica de alto riesgo
Las medidas del nuevo presidente de EE UU amenazan con avivar la inflaci¨®n, agravar la crisis fiscal y provocar un choque con la Reserva Federal
Durante su primer mandato, Donald Trump recibi¨® de Barack Obama una econom¨ªa que crec¨ªa a buen ritmo y con una tasa de paro muy baja y se fue del cargo con su pa¨ªs, Estados Unidos, sumido en una profunda crisis sanitaria y econ¨®mica por la pandemia. Fue el primer presidente con el que se perdi¨® empleo desde Herbert Hoover, en plena Gran Depresi¨®n. El d¨¦ficit y la deuda p¨²blica se dispararon. Aun as¨ª, Trump tiene imagen de buen gestor. Ahora ...
Durante su primer mandato, Donald Trump recibi¨® de Barack Obama una econom¨ªa que crec¨ªa a buen ritmo y con una tasa de paro muy baja y se fue del cargo con su pa¨ªs, Estados Unidos, sumido en una profunda crisis sanitaria y econ¨®mica por la pandemia. Fue el primer presidente con el que se perdi¨® empleo desde Herbert Hoover, en plena Gran Depresi¨®n. El d¨¦ficit y la deuda p¨²blica se dispararon. Aun as¨ª, Trump tiene imagen de buen gestor. Ahora recibe de nuevo una econom¨ªa pujante, que destaca entre los pa¨ªses avanzados, pero asume el cargo con recetas que pondr¨¢n en peligro el aterrizaje suave de la econom¨ªa.
El Fondo Monetario Internacional (FMI) advirti¨® la semana pasada que algunas de las promesas estrellas de Trump, como la imposici¨®n de aranceles, las bajadas de impuestos y las restricciones a la inmigraci¨®n, podr¨ªan reavivar la inflaci¨®n y, con ello, impedir que la Reserva Federal (Fed) contin¨²e bajando los tipos de inter¨¦s. La perspectiva de tipos m¨¢s altos, junto con el ajuste a una nueva relaci¨®n de intercambio, ha llevado al d¨®lar a sus m¨¢ximos en m¨¢s de dos a?os.
El banco central acometi¨® las subidas de tipos m¨¢s agresivas desde la d¨¦cada de 1980 para hacer frente a una inflaci¨®n que tambi¨¦n alcanz¨® su m¨¢ximo en cuatro d¨¦cadas. Ese endurecimiento de la pol¨ªtica monetaria no se tradujo, sin embargo, en una recesi¨®n ni en p¨¦rdidas masivas de empleo, a diferencia de anteriores ocasiones.
La inflaci¨®n, que allan¨® el camino de Trump de regreso a la Casa Blanca, lleva seis meses bajo el 3%, pero sin volver al objetivo del 2%. El presidente de la Fed, Jerome Powell, se dispone a hacer una pausa en el ciclo de recortes de tipos que inici¨® en septiembre. Pese a que fue Trump el que nombr¨® a Powell, la relaci¨®n entre ambos fue tormentosa en su primer mandato y esta vez ya han empezado a saltar algunas chispas.
Powell es un gran defensor de la independencia del banco central en la fijaci¨®n de la pol¨ªtica monetaria. Tras las elecciones, dej¨® claro que no piensa dimitir y que el presidente no puede echarle antes de que acabe su mandato. Expira el 15 de mayo de 2026 como presidente y el 31 de enero de 2028 como consejero.
Trump, sin embargo, ya se ha apuntado dos victorias en el banco central. La de m¨¢s calado es la dimisi¨®n del vicepresidente de Supervisi¨®n, Michael Barr, que ha preferido evitar un enfrentamiento. Su cese es relevante para la reforma de la normativa bancaria, donde soplan vientos desreguladores. El otro triunfo, con carga m¨¢s bien simb¨®lica, es la retirada del banco central de una red de supervisores en favor de las finanzas verdes. La Fed entr¨® en ella tras la victoria de Biden de 2020, desatando las cr¨ªticas de los republicanos, que consideraban que se exced¨ªa de su mandato legal. La salida se produce no solo tras el triunfo de Trump, sino tambi¨¦n despu¨¦s de que numerosas entidades financieras hayan dado un paso atr¨¢s en materia clim¨¢tica. Powell quiere elegir sus batallas y concentrarse en la pol¨ªtica monetaria.
Una receta simple
El presidente electo, mientras, ha dise?ado un equipo econ¨®mico centrado en las rebajas fiscales, los aranceles y la energ¨ªa. Su secretario del Tesoro ser¨¢ el multimillonario Scott Bessent, fundador de la firma Key Square Group. Bessent sintetiza sus recetas en el 3/3/3: recortar el d¨¦ficit federal ¨Dque ahora ronda el 7%¨D hasta el 3% del producto interior bruto, lograr un crecimiento anual del 3% y aumentar la producci¨®n nacional de petr¨®leo en tres millones de barriles diarios.
Bessent compareci¨® en el Senado la semana pasada y defendi¨® las promesas fiscales de Trump, que le tocar¨¢ gestionar directamente. En su opini¨®n, el problema del d¨¦ficit p¨²blico no es de ingresos, sino de gastos, pese a que las comparaciones internacionales apuntan m¨¢s bien lo contrario. En particular, abog¨® por que el Congreso prorrogue indefinidamente los recortes fiscales de 2017 que expiran a finales de este a?o. Aunque benefician especialmente a las rentas m¨¢s altas, incluyen con car¨¢cter general unos tipos impositivos m¨¢s bajos, una mayor deducci¨®n est¨¢ndar, un mayor cr¨¦dito fiscal por hijos y una mayor exenci¨®n del impuesto sobre el patrimonio.
Adem¨¢s, Trump realiz¨® promesas dirigidas a atraer grupos de votantes, todas las cuales deben pasar por el Congreso. Quiere eximir de impuestos las propinas de los trabajadores de la restauraci¨®n y la hosteler¨ªa, las horas extraordinarias y las prestaciones de la Seguridad Social, as¨ª como deducir fiscalmente los intereses de los pr¨¦stamos para autom¨®viles y restablecer plenamente la deducibilidad de los impuestos estatales y locales. Tambi¨¦n pretende eliminar la tributaci¨®n que en la actualidad se extiende a los estadounidenses que viven en el extranjero.
Para las empresas, plantea bajar el tipo del impuesto de sociedades del 21% al 15% para las que fabriquen sus productos en Estados Unidos. En el Senado, Bessent abog¨® por dar la espalda al acuerdo internacional negociado por su antecesora, Janet Yellen, para establecer un impuesto m¨ªnimo del 15% a los beneficios de las multinacionales.
Las rebajas fiscales pueden recalentar la demanda, lo que unido a las restricciones de oferta, presionar¨ªa al alza los precios. Aunque el impacto sobre el crecimiento a corto plazo de esas rebajas de impuestos ser¨¢ positivo, el FMI advierte de que a medio y largo plazo puede resultar contraproducente, sobre todo si agrava la crisis fiscal que sufre Estados Unidos y que es su mayor problema. Eso s¨ª, probablemente el problema no le estallar¨ªa a Trump, sino al pr¨®ximo presidente.
Algo similar ocurre con la desregulaci¨®n. El FMI admite que la relajaci¨®n de una normativa demasiado estricta y la reducci¨®n de los tr¨¢mites burocr¨¢ticos para las empresas podr¨ªan estimular el crecimiento a trav¨¦s de un aumento de la inversi¨®n. Pero tambi¨¦n se?ala el riesgo de que una desregulaci¨®n excesiva aumente las vulnerabilidades financieras y un ciclo de burbujas y crisis.
En cuanto a los aranceles, su calendario y alcance sigue siendo una inc¨®gnita. Aunque Trump amenaz¨® con imponer aranceles del 25% el primer d¨ªa a todas las importaciones de Canad¨¢ y M¨¦xico, no est¨¢ claro si esa amenaza sigue vigente. Tampoco est¨¢ claro si impondr¨¢ grav¨¢menes generalizados del 10% o el 20% a todos los productos que entren en Estados Unidos. El escenario m¨¢s negativo para la econom¨ªa mundial ser¨ªa el de una guerra comercial a gran escala.
La tercera pata de la pol¨ªtica econ¨®mica de Trump se centra en lo que ¨¦l mismo denomina ¡°dominancia energ¨¦tica¡±. En realidad, la producci¨®n de hidrocarburos de Estados Unidos est¨¢ en m¨¢ximos, pero el presidente quiere agilizar y facilitar permisos para nuevas explotaciones con el objetivo de que eso presione a la baja los precios de la energ¨ªa y, con ello, los de otros productos y servicios. Est¨¢ dispuesto a pagar por ello el precio medioambiental que sea necesario.
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