Esta vez, la resistencia contra Trump est¨¢ en los tribunales
El alud de decretos presidenciales se topa decenas de demandas y abre un debate jur¨ªdico: ?se desliza EE UU hacia una crisis de separaci¨®n de poderes o se extralimitan los jueces al ralentizar la agenda de la Casa Blanca?
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Un pu?ado de jueces federales repartidos por Estados Unidos est¨¢ actuando desde el regreso al poder de Donald Trump como barrera de contenci¨®n de su agenda, ese programa nacionalista, proteccionista y ultraconservador que est¨¢ desplegando ¨Dsin contar con el Congreso y a toda velocidad¨D mediante un alud de decretos y otras decisiones administrativas contrarias, en algunos casos, a la ley.
Ya en su primera estancia en la Casa Blanca se top¨® con la oposici¨®n de los tribunales a sus decisiones m¨¢s controvertidas, como cuando prohibi¨® la entrada en Estados Unidos a los ciudadanos de siete pa¨ªses de mayor¨ªa musulmana. Pero esta vez es distinta: si entonces su inesperada llegada al poder fue recibida en la calle por multitudinarias manifestaciones, ahora que su excepcional figura hace tiempo que es una presencia familiar de la pol¨ªtica estadounidense, la exhausta resistencia a Trump se ha trasladado a los tribunales.
El objetivo es impugnar un alud de decretos ¡°ilegales y peligrosos¡±, seg¨²n explica en una conversaci¨®n telef¨®nica Donald Sherman, vicepresidente de Ciudadanos por la Responsabilidad y la ?tica (CREW son sus siglas en ingl¨¦s). Esa organizaci¨®n, con un largo historial de buscarle las cosquillas a Trump, est¨¢ detr¨¢s de dos de las m¨¢s de 70 demandas interpuestas hasta ahora. Una la presentaron en el primer d¨ªa de la nueva Casa Blanca, porque consideran que la creaci¨®n del Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE) de Elon Musk ¡°incumple¡± las leyes de transparencia y las de empleo p¨²blico. La segunda lleg¨® a la semana siguiente, para contestar una orden que recorta los derechos de los funcionarios y facilita su despido.
Esta vez tambi¨¦n es nuevo el debate sobre la separaci¨®n de poderes, esencial en el sistema estadounidense, que ese tira y afloja entre el poder ejecutivo y el judicial est¨¢ generando, y que ha llevado a los detractores de Trump a alertar sobre el inicio de una ¡°crisis constitucional¡±. Lo acusan de, con adem¨¢n autoritario, ignorar la salvaguarda de los controles y contrapesos (los famosos checks and balances que garantizan la convivencia entre iguales de las tres ramas del Gobierno), as¨ª como de extralimitarse en su poder presidencial al adoptar sin contar con el legislativo esas medidas de hondas consecuencias para la sociedad estadounidense. Todo ello, mientras sus dos aliados de mayor rango ¨DMusk, objetivo predilecto de los demandantes, y su vicepresidente, J. D. Vance¨D han llamado a desacatar esas decisiones judiciales.
Para los partidarios del presidente, son los jueces quienes est¨¢n minando el poder ejecutivo con decisiones motivadas pol¨ªticamente, porque a algunos de ellos los nombraron antecesores dem¨®cratas de Trump (otros vienen de los tiempos de George Bush hijo y de Ronald Reagan). Tambi¨¦n consideran que esos magistrados prefieren ignorar que el republicano obtuvo un inequ¨ªvoco respaldo en las urnas a las promesas en asuntos relativos a la inmigraci¨®n, la reducci¨®n de la burocracia federal y las guerras culturales que ahora est¨¢ corriendo para cumplir. Las encuestas, adem¨¢s, indican que a¨²n conserva buena parte ese apoyo.
Hiperactividad en el Despacho Oval
En sus casi cuatro semanas en el Despacho Oval, el presidente, de 78 a?os, ha demostrado una hiperactividad sin precedentes (y ha doblado el r¨¦cord de decretos del arranque su predecesor, Joe Biden), as¨ª como muchas ganas por tachar nombres de la ¡°lista de enemigos¡± con la que durante la campa?a amenaz¨® que llegar¨ªa a la Casa Blanca. En estos vertiginosos 27 primeros d¨ªas, los tribunales han abortado sus planes en una quincena ocasiones: bloqueando acceso de Musk y sus muchachos a las llaves del Tesoro; parando (dos veces) los intentos de acabar con la nacionalidad por nacimiento; suspendiendo varias ¨®rdenes que recortan los derechos de las personas trans; u ordenando reabrir el grifo de la ayuda humanitaria en el extranjero. En uno de los casos, la primera decisi¨®n, congelar el plan de bajas incentivadas de funcionarios, fue despu¨¦s revertida, lo que ha permitido a unos 75.000 empleados p¨²blicos abandonar el barco antes de salir despedidos por la borda.
Ante la contraofensiva legal, Vance reaccion¨® con un post en X, la red social propiedad de Musk convertida ¨Den otro posible caso de conflicto de intereses¡ª en la plaza p¨²blica preferida por la nueva Administraci¨®n. ¡°Si un juez intentara decirle a un general c¨®mo llevar a cabo una operaci¨®n militar, ser¨ªa ilegal. Si un juez intentara ordenar al fiscal general c¨®mo emplear su discreci¨®n, eso tambi¨¦n ser¨ªa ilegal. A los jueces no se les permite controlar el poder leg¨ªtimo del ejecutivo¡±, escribi¨® el vicepresidente, licenciado por la escuela de Derecho de la prestigiosa universidad de Yale. Musk se sum¨® a esas palabras y pidi¨®, tambi¨¦n en X, la destituci¨®n (¡°impeachment¡±) de un magistrado que bloque¨® el acceso a sus empleados a datos confidenciales del Departamento del Tesoro.
If a judge tried to tell a general how to conduct a military operation, that would be illegal.
— JD Vance (@JDVance) February 9, 2025
If a judge tried to command the attorney general in how to use her discretion as a prosecutor, that's also illegal.
Judges aren't allowed to control the executive's legitimate power.
Con su hijo de cuatro a?os en la sala, el hombre m¨¢s rico del mundo recibi¨® el martes el respaldo p¨²blico de Trump, que lo observaba sentado en el Despacho Oval, mientras Musk justificaba ante los reporteros sus planes de jibarizar la Administraci¨®n siguiendo ese lema de Silicon Valley que aconseja ¡°actuar r¨¢pido y romper las cosas¡±. ¡°Yo siempre acato las decisiones de los tribunales¡±, afirm¨® el presidente. ¡°Y luego ya las apelo¡±, a?adi¨®. ¡°El problema es que todo esto est¨¢ frenando nuestro ritmo y da a los corruptos m¨¢s tiempo para encubrir sus fraudes¡±. Al escucharle decir eso, fue imposible no pensar que Trump, que ya ha colgado en la Casa Blanca la foto que le hicieron cuando lo ficharon en una comisar¨ªa de Atlanta en uno de los cuatro juicios seguidos contra ¨¦l entre 2023 y 2024, logr¨® librarse de sus cuentas pendientes con la justicia a base de dilatar esos procesos.
Cuando dio a entender en el Despacho Oval que estaba dispuesto a cumplir con las ¨®rdenes judiciales aunque bloquearan su agenda, ya era demasiado tarde para The New York Times, que hab¨ªa llevado a portada del peri¨®dico de ese d¨ªa un titular contundente: ¡°La agenda radical de Trump provoca una crisis constitucional, seg¨²n los expertos¡±. En un editorial de este viernes, el diario progresista insist¨ªa en la advertencia de que ¡°la separaci¨®n de poderes parece m¨¢s vulnerable que en generaciones anteriores¡±. ¡°Trump est¨¢ tratando de ampliar su autoridad m¨¢s all¨¢ de los l¨ªmites de la ley, al tiempo que reduce la capacidad de los otros poderes para controlar sus excesos. Vale la pena recordar por qu¨¦ desmantelar este sistema de Gobierno ser¨ªa tan peligroso para la democracia estadounidense y por qu¨¦ es vital que el Congreso, los tribunales y el p¨²blico se resistan¡±.
Este s¨¢bado, el presidente estadounidense pareci¨® terciar en el asunto sin mencionarlo expresamente con un tuit de ecos napole¨®nicos, que dec¨ªa: ¡°Quien salva su patria no viola ninguna ley¡±.
¡°Un ejecutivo actuando con energ¨ªa¡±
En otro editorial, el peri¨®dico conservador The Wall Street Journal invitaba esta semana a sus lectores a adoptar una ¡°postura menos apocal¨ªptica¡± que la del Times, y divid¨ªa en tres categor¨ªas las decisiones adoptadas por la nueva Administraci¨®n hasta ahora. ¡°La mayor¨ªa se basan en s¨®lidos fundamentos jur¨ªdicos¡±, dec¨ªa el art¨ªculo. ¡°Algunas son debatibles y podr¨ªan ser interpretadas en uno u otro sentido en los tribunales. En otras, Trump parece estar violando deliberadamente la ley para provocar casos que lleguen al Tribunal Supremo, donde sus magistrados sienten los criterios como ¨¦l los entiende. De momento, no hay rastro de crisis constitucional¡±. En un p¨®dcast del Journal, John Yoo, profesor de la Universidad de Berkeley, ofreci¨® su teor¨ªa para explicar tanta alarma en la izquierda de este pa¨ªs: ¡°Me parece que es porque la gente se ha olvidado durante los cuatro comatosos a?os de la presidencia de Biden c¨®mo es un ejecutivo actuando con energ¨ªa¡±.
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Tomar¨¢ alg¨²n tiempo, aunque tal vez tan poco tiempo como unas semanas, que alguno de los casos lleguen al Supremo, un alto tribunal que est¨¢ desequilibrado: seis de sus nueve magistrados son conservadores y tres de ellos los nombr¨® Trump. ¡°Cuando eso suceda, supondr¨¢ un verdadero test a la independencia judicial¡±, opin¨® el viernes en una entrevista telef¨®nica el abogado Devon Ombres, del laboratorio de an¨¢lisis pr¨®ximo al Partido Dem¨®crata Center for American Progress. ¡°Ah¨ª veremos si el Supremo decide o no continuar expandiendo los poderes presidenciales, como hizo en julio al otorgar a Trump una amplia inmunidad por actos ilegales cometidos al final de su primera Administraci¨®n¡±, a?ade Ombres, que considera que el poder ejecutivo que est¨¢ tratando de ejercer Trump ¡°es el mismo contra el cual se rebelaron los padres fundadores durante la Revoluci¨®n Americana; el poder de un rey¡±.
El papel de Musk
La ¡°peor parte¡±, seg¨²n el experto, es la que se refiere a Musk. ¡°Ha designado sin la confirmaci¨®n del Senado a una persona para supervisar el funcionamiento de la Administraci¨®n federal. No es m¨¢s que un empleado especial del Gobierno que, por ley, solo puede trabajar 130 d¨ªas por a?o. B¨¢sicamente, y sin entrar en los conflictos de intereses en los que incurre [el magnate sudafricano], todas las iniciativas de DOGE pueden considerarse alegales en el mejor de los casos. Con algunos de sus decretos, Trump tambi¨¦n est¨¢ violando varias leyes, la propia Constituci¨®n y la separaci¨®n de poderes, adem¨¢s de anulando la autoridad del Congreso¡±.
Al profesor de Derecho y Ciencia Pol¨ªtica de la Universidad de Massachusetts Amherst Paul Collins, los mensajes de Musk y Vance le parecen ¡°muy preocupantes¡±. ¡°Si el poder ejecutivo decide desafiar abiertamente las decisiones de los tribunales, no hay mucho que estos puedan hacer al respecto¡±, como no sea certificar que ¡°el pa¨ªs se aproximar¨ªa a la condici¨®n de un Estado sin ley¡±, explica en un correo electr¨®nico.
Collins recuerda que la historia de Estados Unidos es tambi¨¦n la de sus jueces temiendo que llegue el d¨ªa en el que alg¨²n poderoso no acate sus decisiones. ¡°Por suerte¡±, explica, ¡°aunque los presidentes no siempre acatan con entusiasmo las decisiones judiciales, rara vez las desaf¨ªan abiertamente. Aunque hay precedentes, como cuando Abraham Lincoln lo hizo durante la Guerra Civil¡±. Entonces, la disputa fue a cuenta de su poder para suspender el derecho al habeas corpus de los rebeldes con el objetivo de frenar el avance de la Confederaci¨®n.
M¨¢s all¨¢ del debate jur¨ªdico, resuena tambi¨¦n la pregunta sobre el papel del Congreso en esta crisis. Los republicanos del Capitolio parecen de momento alineados en todo con el inquilino de la Casa Blanca, al que han apoyado en los nombramientos de su Gabinete, tambi¨¦n en los m¨¢s pol¨¦micos, que precisaban aprobaci¨®n del Senado. Sherman, el abogado que ha participado en un par de demandas, cree que la tendencia cambiar¨¢ cuando se dejen sentir los efectos de esos decretos y los despidos masivos de funcionarios, que no solo trabajan en Washington y se reparten por todo el pa¨ªs. ¡°Cuanto m¨¢s da?o causen sus acciones en los estadounidenses de a pie¡±, advierte, ¡°m¨¢s dif¨ªcil ser¨¢ para los miembros de su partido defender al presidente ante sus electores¡±. Esa teor¨ªa servir¨ªa para explicar por qu¨¦ algunos medios han informado esta semana de la s¨²plica de algunos congresistas republicanos para intentar que Musk mantenga a su grupo de j¨®venes (algunos tanto, como solo se es a los 19 a?os) y sus tijeras lejos de los territorios a los que representan.
?Y los dem¨®cratas? A diferencia de en 2017, parecen a¨²n noqueados por la derrota en las urnas, faltos de consenso y de un l¨ªder que los gu¨ªe. En los ¨²ltimos d¨ªas, algunos de sus congresistas han participado en protestas contra la agenda del presidente, reunidos ante la sede de la Agencia de Cooperaci¨®n Internacional (USAID), la primera v¨ªctima de Musk, y marchando por las calles de Washington en una ¡°manifestaci¨®n para salvar a los funcionarios¡±. Esos gestos no evitaron que una reprimenda de David Remnick, director de The New Yorker, revista que este mes cumple un siglo, se hiciera este lunes viral. ¡°Puedo entender que se est¨¦n lamiendo las heridas¡±, dijo en el late night de humor y pol¨ªtica de Jon Stewart, The Daily Show, ¡°que se mortifiquen por la decisi¨®n de Biden de presentarse de nuevo o por ignorar la realidad sobre su popularidad o su edad. Entiendo la sensaci¨®n de dolor y de retirada. Pero ya basta¡±.
¡°El problema¡±, dice Ombres, que ha trabajado durante a?os en la C¨¢mara de Representantes, ¡°es que hasta las elecciones de medio mandato [midterms] la situaci¨®n del partido es de muy poco poder en el Capitolio [donde los republicanos controlan ambas C¨¢maras]¡±. En el Washington dem¨®crata se ha extendido esa idea de contener la respiraci¨®n hasta entonces (noviembre de 2026), retomar en las urnas el control, al menos, de la C¨¢mara de Representantes, y plantar cara a Trump desde el legislativo como durante su primera presidencia, durante la que lo sometieron a dos impeachments (juicios pol¨ªticos). Mientras tanto, la resistencia est¨¢ en los tribunales.
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