El plan Milei: ?rumbo de colisi¨®n o hacia la tierra prometida?
El acuerdo que el Gobierno negocia con el FMI es clave para transformar el esquema actual en una transici¨®n ordenada hacia un modelo sustentable

Argentina est¨¢ en un punto de inflexi¨®n. Para algunos, el Plan de Estabilizaci¨®n del Gobierno de Javier Milei est¨¢ dando sus frutos despu¨¦s una etapa inicial de grandes sacrificios para la poblaci¨®n: el tipo de cambio se estabiliza, la brecha cambiaria se reduce, las reservas internacionales se recomponen y el riesgo-pa¨ªs baja, la inflaci¨®n retrocede, la econom¨ªa se reactiva y los salarios se recuperan. Con un Gobierno comprometido con el equilibrio fiscal y una agenda promercado y proinversi¨®n, y posibilidades de desarrollo de grandes proyectos en sectores estrat¨¦gicos, el pa¨ªs podr¨ªa estar en la antesala de un despegue econ¨®mico.
Para otros, sin embargo, esta estabilidad es un espejismo previo a una nueva crisis. Argentina ha transitado planes econ¨®micos que parec¨ªan exitosos hasta que colapsaron, siendo el m¨¢s reciente el Plan de Convertibilidad. Seg¨²n esta visi¨®n, el actual esquema es insostenible y terminar¨¢ en devaluaci¨®n abrupta y crisis.
Ante este dilema, la pregunta es inevitable: ?Argentina est¨¢ en rumbo de colisi¨®n o en camino a la tierra prometida?
El centro de esta discusi¨®n es el tipo de cambio apreciado, o ¡°atraso cambiario¡±, como se le conoce en Argentina. Argentina se ha encarecido mucho en d¨®lares desde el inicio del plan. De acuerdo al ¨ªndice Big Mac que publica la revista brit¨¢nica The Economist como indicador informal para evaluar si las monedas est¨¢n sobrevaloradas o subvaloradas comparando el precio de una hamburguesa Big Mac en diferentes pa¨ªses, el peso argentino es la moneda m¨¢s sobrevaluada en el mundo despu¨¦s del franco suizo. Los que han visitado Argentina recientemente son testigos del encarecimiento de los precios internos en d¨®lares. Los optimistas ven en esta apreciaci¨®n del peso una se?al de ¨¦xito. La historia de otros planes exitosos de estabilizaci¨®n respalda esta visi¨®n: aquellos que lograron reducir la tasa de inflaci¨®n de forma duradera a niveles de un solo d¨ªgito han estado precedidos por una apreciaci¨®n real significativa del tipo de cambio, especialmente aquellos que comenzaron con tasas de inflaci¨®n superiores al 100%. De acuerdo con esta visi¨®n, el equilibrio fiscal, la estabilidad, las reformas estructurales y los est¨ªmulos a la inversi¨®n aumentan la productividad y atraen capitales para desarrollar proyectos en sectores exportadores estrat¨¦gicos (energ¨ªa, miner¨ªa, renovables y agroindustria). Mayor productividad y un sector exportador pujante llevan a una natural apreciaci¨®n del tipo de cambio. M¨¢s a¨²n, una vez que sean levantadas las restricciones cambiarias que limitan la compra y salida de divisas (el llamado cepo) y Argentina regrese a los mercados internacionales de capital, las inversiones en sectores estrat¨¦gicos que hoy son incipientes se transformar¨¢n en avalancha y habr¨¢ un boom de exportaciones.
Los esc¨¦pticos, en cambio, sostienen que la apreciaci¨®n cambiaria es tambi¨¦n un patr¨®n recurrente en planes que luego fracasaron. Se?alan que, aunque hay una aparente mejora econ¨®mica, est¨¢ inducida por factores insostenibles, como el alto rendimiento del carry trade, que podr¨ªa generar un desplome repentino cuando el flujo de capitales especulativos se revierta.
El carry trade es hoy la principal fuente de dudas sobre la viabilidad del plan. Es una operaci¨®n financiera por la cual un inversor convierte sus d¨®lares a pesos y los invierte en activos financieros a corto plazo en moneda local (por ejemplo, Letras del Tesoro) a muy altos rendimientos. Con tipos de inter¨¦s del 29% nominal anual y una devaluaci¨®n programada del 1% mensual, el retorno esperado en d¨®lares alcanza el 19% anual, atrayendo capitales especulativos de corto plazo.
Esta venta de d¨®lares inducida por los altos rendimientos esperados de las colocaciones en moneda local genera una demanda transitoria de activos financieros en pesos, mantiene artificialmente apreciado el tipo de cambio paralelo, aumenta la compra de d¨®lares y las reservas del Banco Central, y reduce el riesgo pa¨ªs. Todo lo cual da una falsa sensaci¨®n de que las cosas marchan bien.
Sin embargo, los cr¨ªticos advierten de que esta estrategia no es sostenible. Tipos de inter¨¦s tan altos en relaci¨®n con el ritmo de devaluaci¨®n anunciado llevan, inevitablemente, a un colapso fiscal. Y su corolario, un tipo de cambio artificialmente apreciado, deteriora la competitividad de la producci¨®n local de los sectores exportadores y que compiten con importaciones (incluyendo servicios, como el turismo), desembocando en una crisis productiva.
M¨¢s temprano que tarde, argumentan, la ¡°calesita financiera¡± se detendr¨¢ y el capital especulativo emprender¨¢ la retirada, precipitando una devaluaci¨®n desordenada y otra crisis. El tipo de cambio artificialmente apreciado (la ¡°plata dulce¡±, como es conocido este fen¨®meno en Argentina, y que dio lugar a una magn¨ªfica pel¨ªcula de Fernando Ayala) es solo el s¨ªntoma m¨¢s visible de la inconsistencia del programa.
?C¨®mo distinguir, entonces, si nos encontramos ante uno u otro escenario: el ¨¦xito definitivo o una crisis inevitable? Tanto los optimistas como los esc¨¦pticos presentan argumentos de peso. Para reconciliar ambas posturas, es necesario introducir la dimensi¨®n temporal y un factor clave: el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI).
El temor de los esc¨¦pticos podr¨ªa materializarse si los tipos de inter¨¦s excesivamente elevados y su corolario, un tipo de cambio artificialmente apreciado, se prolongaran durante un periodo lo suficientemente largo. Y aqu¨ª es donde entra en juego el acuerdo que el Gobierno negocia con el FMI, la clave para transformar el esquema actual en una transici¨®n ordenada hacia un modelo sustentable. Un acuerdo con el FMI, y el ingreso de fondos frescos para fortalecer la posici¨®n de reservas, permitir¨ªa reducir los tipos de inter¨¦s sin generar una fuga de capitales, y la estabilidad cambiaria podr¨ªa mantenerse aun sin carry trade. Visto desde esta perspectiva, una pol¨ªtica de tasas de inter¨¦s temporalmente elevadas para comprar tiempo, mantener estabilizado al d¨®lar, proteger las reservas y consolidar la baja del riesgo-pa¨ªs y de la inflaci¨®n puede ser una estrategia ¨®ptima, un puente transitorio hacia una situaci¨®n postacuerdo con el FMI, con una holgura financiera mucho mayor.
A diferencia de otras negociaciones con el organismo, esta no busca controlar una crisis, sino consolidar un plan de estabilizaci¨®n integral ya en marcha. Argentina ha realizado por su cuenta un ajuste fiscal del 5% del PIB para equilibrar las cuentas p¨²blicas, una limpieza del balance del Banco Central que ha permitido a este recuperar el uso del tipo de inter¨¦s como instrumento de pol¨ªtica monetaria, un blanqueo de capitales exitoso, est¨¢ avanzando en reformas estructurales promercado y ha establecido un r¨¦gimen de incentivos a la inversi¨®n.
Sin embargo, el pa¨ªs tambi¨¦n necesita financiamiento externo para reforzar sus reservas internacionales, levantar gradualmente el cepo cambiario sin sobresaltos y regresar a los mercados internacionales de capital, con el fin de desbloquear los obst¨¢culos remanentes para la llegada de inversiones en sectores estrat¨¦gicos como la miner¨ªa, la energ¨ªa y las renovables, y colocar a la Argentina en un sendero de estabilidad y crecimiento vigoroso. Esta configuraci¨®n de las piezas del puzle dar¨ªa viabilidad a la visi¨®n de los optimistas.
Es cierto que la historia econ¨®mica de Argentina est¨¢ repleta de episodios de auge y colapso de planes de estabilizaci¨®n fracasados. Tambi¨¦n lo es que, con los logros ya alcanzados y con el apoyo del FMI, esta vez quiz¨¢ sea diferente.
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