¡°Creo que acabo de tener mi primer sofoco¡±: por qu¨¦ la reacci¨®n de Drew Barrymore en directo ayuda a normalizar la menopausia
La actriz tuvo su primer sofoco en directo en su propio programa de televisi¨®n. Es urgente dejar atr¨¢s el estigma y la verg¨¹enza, para cambiarlos por el honor y el orgullo de avanzar en la vida
Tengo tanto calor¡ Creo que acabo de tener mi primer sofoco de la perimenopausia. ?Guau!
As¨ª reaccion¨® Drew Barrymore ante su primer sofoco relacionado con la transici¨®n a la menopausia, mientras se quitaba la americana, entre risas, en su entrevista a Jennifer Aniston y a Adam Sandler, en su propio programa de televisi¨®n. Aniston no tard¨® en replicarle, a la vez que la ayudaba a colocarse de nuevo el micro en su blusa, y tambi¨¦n entre risas, con un Oh, me siento tan honrada¡±. Drew hab¨ªa documentado su primer sofoco.
Los sofocos y las sudoraciones nocturnas, conocidos como s¨ªntomas vasomotores, son uno de los s¨ªntomas m¨¢s comunes y molestos de la menopausia. Pueden vivirlos entre un 50% y un 75% de las mujeres en alg¨²n momento de todo el proceso menop¨¢usico y, para algunas mujeres, ser¨¢n suaves y poco molestos, y para otras un verdadero calvario.
El sofoco es una ola de calor que se siente en los brazos, la parte superior del pecho, el cuello y la cabeza. Realmente, el cuerpo est¨¢ caliente al tacto (de hecho, el mismo Sandler tom¨® la mano de Drew durante el sofoco y pudo comprobar lo caliente que estaba). En ocasiones, estos sofocos pueden venir acompa?ados de sudoraci¨®n y tez enrojecida, incluso agitaci¨®n, ansiedad o n¨¢useas.
Cuando el sofoco aparece por la noche se le conoce como sudoraci¨®n nocturna y produce una sudoraci¨®n excesiva y desagradable que interrumpe el sue?o. Hay mujeres que llegan a necesitar cambiar el pijama y las s¨¢banas en plena noche porque quedan, literalmente, empapadas en sudor.
Estos episodios de calor repentino y sudoraci¨®n pueden afectar de forma significativa la calidad de vida de las mujeres que los experimentan. Ya no solo porque son impredecibles y pueden ocurrir en cualquier lugar, con la consecuente incomodidad (e incomprensi¨®n para quienes est¨¢n presentes) de la mujer que los sufre, sino porque cuando ocurren por la noche afectan al descanso, contribuyendo a una sensaci¨®n de falta de energ¨ªa y agotamiento porque no se descansa bien.
Aunque no se sabe muy bien por qu¨¦ ocurren, parece que los sofocos est¨¢n relacionados con la percepci¨®n que tiene el cerebro sobre la temperatura exterior. El estradiol y la progesterona, las dos hormonas producidas por el ovario, tienen funciones importantes en el cerebro y, ante las variaciones que ocurren en la transici¨®n a la menopausia, este reacciona de manera muy sensible a los peque?os cambios en la temperatura.
Adem¨¢s de los cambios de temperatura exterior, el alcohol, los picantes, las bebidas muy calientes, el tabaco, la ropa muy pegada al cuerpo y el estr¨¦s pueden desencadenar sofocos. La terapia hormonal para la menopausia es la mejor opci¨®n cuando los sofocos afectan a la calidad de vida de la mujer, siempre que esta sea candidata. Para ello, es el ginec¨®logo quien deber¨¢ evaluar y asesorar sobre las mejores opciones para su caso.
Si todo lo que envuelve a la menopausia ha sido invisibilizado y motivo de verg¨¹enza, los sofocos son el s¨ªntoma m¨¢s ridiculizado por parte de muchas personas. Incluso hay profesionales sanitarios que sentencian a las mujeres a una condena de calores y sudoraciones muy limitantes porque ¡°es lo que hay¡±, ¡°es lo que toca en esta etapa¡± o ¡°tienes que pasar por esto¡±. Sin embargo, vivir constantemente como si alguien estuviera jugando con el termostato de la calefacci¨®n no tiene nada de gracioso. No es raro que, as¨ª, muchas mujeres prefieran ocultar lo que les ocurre. Tenemos que dejar de normalizar tener que sufrir durante esta etapa vital.
Hace falta m¨¢s empat¨ªa y formaci¨®n por parte de los profesionales sanitarios acerca de esta etapa vital. Hace falta m¨¢s empat¨ªa y conocimiento por parte de la poblaci¨®n, porque la mitad de ella vamos a pasar por ah¨ª. Hace falta m¨¢s empat¨ªa y visibilizaci¨®n por parte de todas las mujeres, an¨®nimas y conocidas, que estamos viviendo esta etapa vital sin el apoyo ni la gu¨ªa necesaria.
El tren de la menopausia nos llega a todas sin importar lo que una se cuide, el estatus social, el salario o el lugar de nacimiento. Por eso es tan importante normalizar lo que nos ocurre durante la perimenoapusia. Es urgente dejar atr¨¢s el estigma y la verg¨¹enza, para cambiarlos por el honor y el orgullo de avanzar en la vida. Debemos superar la necesidad de perfecci¨®n a la que nos empuja la sociedad cuando nos considera j¨®venes para cambiarla por una vida en plenitud.
Pero esto no es f¨¢cil porque, aunque racionalmente sepamos que lo importante es cumplir a?os y vivirlos con salud, est¨¢ esa parte irracional e inconsciente, que nos dice que no queremos vernos viejas, apartadas, in¨²tiles. Tal vez cambiando la conversaci¨®n alrededor de la menopausia, viviendo los s¨ªntomas como algo normal y dando visibilidad a esta etapa vital, nos ayude a cambiar esa parte tan inconsciente que se resiste a hacerse mayor.
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