El paso a la menopausia no engorda tanto como cre¨ªas
Muchas mujeres de mediana edad achacan su aumento de peso al proceso de transici¨®n a la menopausia, pero no es algo que ocurra de la noche a la ma?ana
Al inicio de a?o, muchas personas, sobre todo mujeres, comienzan nuevas rutinas con el objetivo de perder peso. Si bien el enfoque deber¨ªa ser el de cambiar de h¨¢bitos para mejorar el bienestar y la calidad de vida, y que la p¨¦rdida de peso sea la consecuencia de esos cambios, lo cierto es que todav¨ªa hay muchas mujeres obsesionadas con el n¨²mero que marca la b¨¢scula.
Muchas mujeres de mediana edad achacan su aumento de peso al proceso de transici¨®n a la menopausia. En consulta es habitual que lleguen mujeres entre los 45 y 55 a?os que, de repente, se encuentran con 12 kilos de m¨¢s. Este ¡°de repente¡± es la manera en la que lo suelen verbalizar las pacientes, pero no es algo que ocurra de la noche a la ma?ana. En realidad, lo que est¨¢ ocurriendo es algo m¨¢s complejo, pues est¨¢n confluyendo una serie de acontecimientos que potencian el riesgo de que aumente la cantidad de grasa corporal m¨¢s de lo debido durante esta etapa vital.
Por un lado, tenemos la perimenopausia, esos a?os previos a la menopausia y que se caracteriza por toda una serie de s¨ªntomas, como sofocos, alteraciones del sue?o, del sistema genitourinario o del ¨¢nimo, por nombrar algunos. La perimenopausia suele ser la primera a la que se le culpa del aumento de peso. Sin embargo, los estudios muestran que las mujeres suelen ganar, de media, entre 2 y 3 kilos de peso durante la transici¨®n a la menopausia, aunque ciertamente hay bastante variabilidad interindividual.
La falta de estr¨®genos conduce a un aumento en la grasa corporal, pero tambi¨¦n se produce un descenso en la masa muscular, con lo que el peso, en realidad, se ve levemente afectado. Sin embargo, lo que s¨ª se produce es un cambio en la distribuci¨®n de la grasa corporal. As¨ª, antes de entrar en la perimenopausia, la grasa corporal se distribuye mayoritariamente en la zona subcut¨¢nea de los gl¨²teos y caderas, mientras que la mujer posmenop¨¢usica tiende a presentar mayor cantidad de grasa total, mayor porcentaje de grasa y una acumulaci¨®n de grasa a nivel visceral, en el abdomen.
Menor gasto de calor¨ªas
El efecto de la edad sobre el peso se puede percibir a partir de los 30 a?os. En ese momento, comienza a producirse un descenso progresivo de la masa muscular, lo cual se traduce en una tasa metab¨®lica basal menor. Esto quiere decir que quemamos menos calor¨ªas en reposo al tener menos m¨²sculo.
Los cambios en la edad tambi¨¦n dan lugar a un descenso de la actividad f¨ªsica, que puede ser sutil y no perceptible por la mujer. Sin embargo, esto tiene un efecto acumulado sobre el gasto energ¨¦tico, dado que al ejercitarse o moverse menos, repercute de nuevo sobre la masa muscular, descendiendo su proporci¨®n y contribuyendo a esa disminuci¨®n de la tasa metab¨®lica basal, dando como resultado un aumento en la grasa corporal.
Por eso, la actividad f¨ªsica programada, realizada de forma habitual, es clave para mantener la masa muscular en las mujeres. Curiosamente, el porcentaje de sedentarismo en las mujeres aumenta a partir de los 35 a?os. De hecho, la mitad de las mujeres entre 45 y 64 a?os no practican actividad f¨ªsica ning¨²n d¨ªa de la semana.
As¨ª, hasta la fecha, la mayor¨ªa de la literatura cient¨ªfica apoya la teor¨ªa de que el aumento del peso en la mujer madura se debe principalmente al aumento de la edad y a los cambios en el estilo de vida, y que la bajada de estr¨®genos ocasionados por la menopausia per se no produce un aumento significativo de peso tras ajustarlo por la edad.
Otro factor importante que puede contribuir al aumento de grasa corporal durante la transici¨®n a la menopausia son las alteraciones del sue?o caracter¨ªsticas de esta etapa. Adem¨¢s, si los sofocos y las sudoraciones nocturnas son recurrentes, la falta de descanso puede ocasionar un aumento de la fatiga y un descenso de la actividad f¨ªsica, ya sea espont¨¢nea o programada.
La labilidad emocional es otro de los s¨ªntomas caracter¨ªsticos de la transici¨®n a la menopausia. Los cambios en el estado de ¨¢nimo pueden interferir en la adopci¨®n de h¨¢bitos saludables y contribuir al aumento de peso, ya sea utilizando la comida como v¨ªa de escape a las emociones o no encontrando la motivaci¨®n ni las ganas para practicar ejercicio f¨ªsico o comer de forma saludable.
Se dir¨ªa que la mujer madura tiene todas las de perder para mantener su peso dentro de un rango que le permita vivir con salud y calidad de vida. Sin embargo, es posible alcanzar un peso saludable cuando el enfoque en el manejo de la p¨¦rdida de peso es multifactorial: alimentaci¨®n, ejercicio f¨ªsico y apoyo psicol¨®gico para facilitar el cambio de h¨¢bitos.
Por todo ello, es importante tomar consciencia y ajustar tanto la alimentaci¨®n como la actividad f¨ªsica de forma consciente, comprendiendo los cambios que ocurren en el cuerpo y que la p¨¦rdida de peso, m¨¢s que un fin en s¨ª mismo, es el resultado del autocuidado y un estilo de vida saludable.
Una prioridad mundial
Seg¨²n el Instituto Nacional de Estad¨ªstica, el porcentaje de mujeres que sufre sobrepeso y obesidad empieza a aumentar considerablemente a partir de los 35 a?os. Si de los 35 a los 44 a?os, un 31% de mujeres padecen sobrepeso y un 13% obesidad, las cifras suben hasta un 37% y un 15% respectivamente en la franja de edad donde se produce la menopausia, entre los 45 y 54 a?os.
Que casi la mitad de las mujeres de esta franja de edad padezcan sobrepeso u obesidad pone en jaque el bienestar de una parte de la poblaci¨®n muy importante, por las graves consecuencias que pueden tener a largo plazo para la salud.
La obesidad es una enfermedad cr¨®nica compleja. Se caracteriza por un exceso an¨®malo de grasa corporal que afecta negativamente a la salud f¨ªsica y mental de la persona que la sufre. El gran impacto que tiene sobre la salud la ha elevado a los primeros puestos de los problemas de salud p¨²blica a nivel mundial. Padecer obesidad aumenta el riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares, diabetes tipo 2, algunos tipos de c¨¢ncer (mama, endometrio, ovario) u osteoartritis. De ah¨ª que su prevenci¨®n y tratamiento sea una prioridad mundial.
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