¡°Las pol¨ªticas de g¨¦nero tienen coste para la masculinidad. Generan resistencia¡±
La economista Ana Revenga, exdirectiva del Banco Mundial, defiende los beneficios monetarios de la igualdad y alerta sobre las consecuencias de la segregaci¨®n laboral
Para la economista Ana Revenga hace tiempo que la igualdad de g¨¦nero pas¨® de ser solo un objetivo en s¨ª mismo. Durante la ¨²ltima d¨¦cada, primero como directora del grupo de equidad y reducci¨®n de pobreza del Banco Mundial y ahora como miembro del Patronato de la Fundaci¨®n Microfinanzas BBVA y del laboratorio de ideas Brookings Institution, ha glosado con datos y ejemplos emp¨ªricos la importancia de la paridad en el desarrollo econ¨®mico. En 2012 fue la principal impulsora del primer informe del Banco Mundial que aludi¨® de forma clara a la sinergia entre igualdad y progreso. Desde entonces, la agenda de g¨¦nero, circunscrita esencialmente a la esfera educativa, se ha ampliado y otros organismos internacionales, como el FMI, est¨¢n revisando sus estructuras fiscales para evitar que act¨²en como desincentivo para la participaci¨®n de la mujer.
En plena resaca del movimiento #MeToo, Revenga reconoce los avances, pero alerta de desaf¨ªos como la escasa presencia femenina en las nuevas tecnolog¨ªas o la amenaza que para las pol¨ªticas de g¨¦nero supone el avance de los populismos. Tras 25 a?os en el Banco Mundial, la economista sigue haciendo pedagog¨ªa sobre la igualdad, con un discurso optimista pero nada complaciente, y con la libertad que le ha dado desprenderse de los cors¨¦s diplom¨¢ticos de la organizaci¨®n.
PREGUNTA. ?Cu¨¢l es el coste de no aplicar pol¨ªticas de g¨¦nero?
RESPUESTA. El estudio m¨¢s riguroso, dirigido por David Cuberes y Marc Teignier, estima que se pierde un 18% en PIB global. Hablando de pa¨ªses individuales var¨ªa, pero la p¨¦rdida es considerable. En el caso de Espa?a, la estimaci¨®n est¨¢ en torno al 15%; en el de EE UU, el 13,6%; en Turqu¨ªa, donde hay brechas mucho mayores, el 33%.
P. Si los beneficios son tan evidentes, ?por qu¨¦ cuesta tanto que los Gobiernos y el sector privado impulsen este tipo de pol¨ªticas?
R. Detr¨¢s de los temas de g¨¦nero hay un asunto de poder, y esto genera fricciones y resistencia al cambio. Las pol¨ªticas de igualdad implican una redistribuci¨®n del poder a nivel familiar, pol¨ªtico y social, y esto no siempre es f¨¢cil de asimilar. Supone un coste para la masculinidad.
P. ?Cambia en algo que haya mujeres en puestos de liderazgo?
R. Hay evidencias de que genera mayor productividad. Tambi¨¦n est¨¢ documentado que el liderazgo es distinto al del hombre. La mujer es m¨¢s reacia a ajustar plantilla, da menos peso a la rentabilidad a corto plazo¡
P. ?Hay soluciones globales para terminar con las desigualdades?
R. Las pol¨ªticas tienen que adaptarse a cada contexto, pero deben tener en com¨²n que han de combatir las barreras que crean las brechas de g¨¦nero en todos los ¨¢mbitos: institucionales, sociales o en los mercados.
P. Se suele aludir a la brecha salarial como ejemplo de la desigualdad, pero usted hace m¨¢s hincapi¨¦ en la segregaci¨®n laboral.
R. Cuando uno oye hablar de que la mujer gana menos que el hombre, instintivamente piensa que en el mismo trabajo se le paga menos, y ese no es el caso muchas veces. Lo que ocurre es que ambos participan en la vida econ¨®mica de forma distinta. La mujer lo hace algo menos y con menos horas. En general, est¨¢ m¨¢s sobrerrepresentada en sectores de menor valor a?adido, con menor rentabilidad y menor salario, y est¨¢ menos presente en los sectores punteros, como el financiero o el tecnol¨®gico. Eso va m¨¢s all¨¢ de una ley que garantice el mismo salario para el mismo trabajo; se trata de adoptar pol¨ªticas m¨¢s complejas que apoyen la entrada a sectores tradicionalmente masculinos y viceversa. La segregaci¨®n tiene un alto coste de productividad a nivel nacional y global.
¡°Que la mujer tenga m¨¢s responsabilidad en casa es una norma social, no es algo innato. Hay que repensar la conciliaci¨®n¡±
P.??C¨®mo se corrige eso?
R.?Empezando por la educaci¨®n. Desde que naces te inculcan principios y normas sobre lo que hace una mujer y un hombre. Pero luego, a la hora de entrar en el mercado de trabajo, hay que asegurarse de que no hay discriminaci¨®n activa, formal o informal.
P.??Garantizar la conciliaci¨®n tambi¨¦n ser¨ªa efectivo?
R. Hay que repensar la compaginaci¨®n familia-trabajo. Si toda o gran parte de la responsabilidad del cuidado de los hijos, de la casa o de los mayores recae en la mujer, es obvio que habr¨¢ trabajos que ella no podr¨¢ hacer. Que la mujer tenga m¨¢s carga en casa es una norma social, no es algo innato. Eso hay que transformarlo; si no, nunca se lograr¨¢ la igualdad.
P.??La escasa presencia de mujeres en el sector tecnol¨®gico o cient¨ªfico est¨¢ relacionada con los sesgos en educaci¨®n de los que hablaba?
R. La baja presencia de mujeres en estas ¨¢reas es preocupante, porque se trata de un talento que no se est¨¢ usando, y eso va a reducir a la larga la tasa de innovaci¨®n y emprendimiento, pero tambi¨¦n porque es uno de los sectores m¨¢s din¨¢micos, donde est¨¢n los mejores trabajos. Si la mujer est¨¢ autoexcluida porque no ha estudiado en esos campos, est¨¢ autoexcluida de empleos con mucho potencial. Hay estudios que sugieren que se eval¨²a de forma distinta a hombres y mujeres en esos campos, que hay un sesgo inconsciente. Lo importante es que una chica que quiera estudiar ciencias no abandone porque anticipe en el sistema educativo que va a tener menos posibilidades de encontrar empleo que un hombre.
P. ?Y qu¨¦ responsabilidad tienen las empresas del sector?
R. Tienen que liderar el proceso de cambio y concienciaci¨®n, porque en el fondo est¨¢n perdiendo talento.
P. ?El auge de los populismos en EE UU o Europa puede suponer un retroceso en la igualdad?
R. Las decisiones que se est¨¢n tomando en EE UU, Hungr¨ªa o Polonia son un ataque a algunos pilares b¨¢sicos de las pol¨ªticas que favorecen la igualdad. No podemos ser complacientes. Ha habido avances importantes, pero no deber¨ªamos dar por hecho que siempre vamos a ir en esa direcci¨®n.
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