El ajedrez, la gran met¨¢fora del mundo
El juego naci¨® como un reflejo de la sociedad medieval y desde entonces, a trav¨¦s de libros y pel¨ªculas, conserva esa capacidad para construir la realidad
Todos los juegos de mesa, empezando por el Monopoly o el Risk, se alzan como met¨¢foras de la realidad y de las sociedades que los crean. Pero ninguno tiene un poder evocador similar al del ajedrez. La mayor¨ªa de los historiadores coinciden en que naci¨® en la antig¨¹edad tard¨ªa en la India y lleg¨® a Europa en la Edad Media a trav¨¦s de los ¨¢rabes. Sin embargo, circulan leyendas que le atribuyen un origen muy anterior, seg¨²n las cuales su inventor fue Palamedes, un personaje m¨ªtico heleno, aficionado a los juegos, que cre¨® el ajedrez y los dados durante el interminable sitio de Troya para entretener a las tropas. El gran medievalista franc¨¦s Michel Pastoureau, experto en la historia de los colores, los animales y los s¨ªmbolos, dedica un maravilloso cap¨ªtulo al origen del ajedrez en su libro Una historia simb¨®lica de la Edad Media occidental (Katz), donde habla de aquel guerrero de la Iliada que invent¨® el juego. La fama del ingenio de Palamedes fue tan grande que su nombre fue adoptado tambi¨¦n por un caballero de la Mesa Redonda.
Desde aquellas historias de h¨¦roes hom¨¦ricos y caballeros medievales, el ajedrez no ha dejado de tener una constante presencia en nuestro mundo cultural. Incluso para aquellos que apenas saben mover las piezas, este juego despierta inter¨¦s porque relata historias y mueve pulsiones que van mucho m¨¢s all¨¢ del tablero, adem¨¢s de ser un arte para aquellos que logran entender lo que ocurre en el tablero. La serie de Netflix Gambito de dama ¨Cbasada en una novela del mismo t¨ªtulo de Walter Tevis¨C uno de los estrenos de la temporada que m¨¢s repercusi¨®n han conseguido, es el ¨²ltimo ejemplo de una larga tradici¨®n que convierte al ajedrez en un g¨¦nero literario y cinematogr¨¢fico.
Su poder metaf¨®rico queda adem¨¢s reflejado en los mismos or¨ªgenes del juego, donde tambi¨¦n se mezclan la ficci¨®n y la realidad. El historiador franc¨¦s explica que el texto occidental m¨¢s antiguo que cita el ajedrez es una acta catalana de 1008 en la que el conde de Urgel, Armengold I, lega las piezas que posee a la Iglesia de Saint Gilles. El gran sabio espa?ol del ajedrez, Leontxo Garc¨ªa, cr¨ªtico del juego para este diario, relat¨® en un art¨ªculo que las piezas de ajedrez m¨¢s antiguas de Europa se encuentran en Le¨®n. No es ninguna casualidad que la referencia m¨¢s remota y el juego m¨¢s lejano surgiesen de la pen¨ªnsula Ib¨¦rica en el momento de la presencia ¨¢rabe.
¡°Las cuatro piezas de San Genadio, escondidas en la comarca de El Bierzo, son probablemente las m¨¢s antiguas de Europa. Todo indica que anacoretas moz¨¢rabes las llevaron de Al ?ndalus a Le¨®n a principios del siglo IX. Ello demuestra que los musulmanes trajeron el ajedrez desde el principio de su invasi¨®n de la pen¨ªnsula Ib¨¦rica, en el siglo VIII. Y refuerza la evidencia de que Espa?a es fundamental para la historia de ese juego milenario¡±, escribe Leontxo Garc¨ªa, autor de problemas de ajedrez, del libro Ajedrez y ciencia, pasiones mezcladas (Cr¨ªtica) y de miles de cr¨®nicas que, como ocurr¨ªa con Joaqu¨ªn Vidal y los toros, tienen muchos seguidores no solo entre los aficionados, sino tambi¨¦n entre aquellos a los que no les interesa especialmente el juego.
El evocador ensayo de Pastoureau relata c¨®mo el ajedrez se fue adaptando a la sociedad a la que lleg¨®: por ejemplo, en el Medievo los colores opuestos eran el rojo y el blanco, solo mucho despu¨¦s emergieron el blanco y negro como colores antag¨®nicos. El gran desaf¨ªo de la importaci¨®n del ajedrez, explica el historiador, lo representaban las piezas, porque deb¨ªan adaptarse al sistema feudal. ¡°Solamente el rey (el shah en persa, palabra de la que deriva el mismo nombre del juego: scaccarius en lat¨ªn, eschec en franc¨¦s antiguo, Schach en alem¨¢n, escacs en catal¨¢n), el caballero y el pe¨®n no presentaban demasiados problemas. Con el principal consejero del rey, el visir, no ocurre lo mismo: los europeos lo conservaron al principio, pero progresivamente se fue transformando en la reina, un proceso que acab¨® en el siglo XIII¡±.
M¨¢s interesante todav¨ªa es la historia del elefante, la pieza original persa que simbolizaba el poder del ej¨¦rcito. Aunque conservaron la pieza, los ¨¢rabes transformaron su aspecto porque el islam proh¨ªbe la representaci¨®n figurada de seres vivos. As¨ª se fue estilizando y se convirti¨® en un rect¨¢ngulo del que sal¨ªan dos protuberancias, recuerdo de las defensas del paquidermo. Cuando lleg¨® a Europa, esta pieza provoc¨® un cierto desconcierto porque era dif¨ªcilmente comprensible y vivi¨® dos transformaciones principales: en algunos pa¨ªses como Espa?a se adopt¨® el nombre ¨¢rabe de elefante, al fil, y en otros, sobre todo en el mundo anglosaj¨®n, se reencarn¨® en uno de los grandes poderes de la sociedad medieval, el obispo (como se llama en ingl¨¦s al alfil, bishop).
Ajedrez de marfil de morsa
Esta concentraci¨®n hist¨®rica puede contemplarse en uno de los m¨¢s bellos juegos de piezas del mundo: el ajedrez de la isla de Lewis (Escocia). Se trata 88 piezas, repartidas entre el Museo Brit¨¢nico de Londres, que alberga la mayor¨ªa, y el Museo de Edimburgo. De una belleza ins¨®lita, se trata de peque?as esculturas que parecen sacadas de un capitel rom¨¢nico y que representan, en toda su complejidad, la sociedad feudal. Su origen es desconocido, seguramente escandinavo, y est¨¢n datadas en el siglo XII.
El Museo Brit¨¢nico explica as¨ª la historia de este juego: ¡°Las piezas de ajedrez forman parte de un tesoro que fue encontrado en una duna de la bah¨ªa de Uig en la isla de Lewis, en Escocia. Se cree que podr¨ªan haber pertenecido a un comerciante que viajaba de Noruega a Irlanda para venderlas, en alg¨²n momento entre 1150 y 1200. Sin embargo, nadie puede estar seguro de cu¨¢ndo o por qu¨¦ fueron depositadas. Lo ¨²nico que es seguro es que fueron encontrados alg¨²n momento antes del 11 de abril de 1831, cuando fueron exhibidas en Edimburgo en la Sociedad de Anticuarios de Escocia¡±.
El material con el que est¨¢n hechas esconde uno de los grandes misterios de la Edad Media: se trata de marfil de morsa. En las tierras heladas de Groenlandia se estableci¨® una colonia vikinga en la Edad Media, que logr¨® sobrevivir en las condiciones m¨¢s duras dedic¨¢ndose, entre otros negocios, a la caza de morsas para vender su marfil por toda Europa, un material muy codiciado. Sin embargo, cuando se descubrieron otras fuentes de marfil, los colmillos de morsa fueron desapareciendo del mercado. Y los vikingos de Groenlandia fueron poco a poco olvidados. Cuando varios siglos m¨¢s tarde llegaron unos colonos protestantes a evangelizar la isla se dieron cuenta de que la colonia n¨®rdica se hab¨ªa esfumado sin que nadie se diese cuenta de que ya no estaban ah¨ª. Aparte de atraer a miles de visitantes a la sala del British donde se alberga, el ajedrez de Lewis juega un papel importante en la versi¨®n cinematogr¨¢fica de Harry Potter y la piedra filosofal.
Pastoureau acaba su ensayo citando una serie de obras literarias que se inspiran en el ajedrez: El Jugador de ajedrez de Maelzel, de Edgar Allan Poe; Alicia en el pa¨ªs de las maravillas, de Lewis Carol; La defensa, de Vlad¨ªmir Nabokov (en Espa?a existe una versi¨®n del gran escritor mexicano Sergio Pitol); La novela de ajedrez, de Stefan Zweig; o Murphy, de Samuel Beckett. La lista es casi interminable. El gran cr¨ªtico literario George Steiner public¨® un ensayo titulado Campos de fuerza sobre la partida entre Fischer y Spasski en Reykjavik en 1972, tal vez el combate de ajedrez m¨¢s famoso de la historia (junto al de Kasp¨¢rov y K¨¢rpov de 1985).
El Bobby Fischer espa?ol
El escritor espa?ol Vicente Valero, gran aficionado al ajedrez, public¨® en 2018 Duelo de alfiles, que recoge cuatro relatos que mezclan la literatura, la historia, el juego y la propia biograf¨ªa del autor. Escritos con un estilo cautivador, el lector se queda flotando sobre las piezas mucho tiempo despu¨¦s de cerrar el libro. ¡°Una partida de ajedrez no es una met¨¢fora del mundo, pero s¨ª puede llegar a serlo de las pasiones que los mueven, de las tensiones infinitas de su organizaci¨®n social¡±, escribe el narrador y poeta ibicenco. Los ¨²ltimos, por ahora, en sumarse a esta lista han sido los periodistas Paco Cerd¨¢ con El pe¨®n, en el que cuenta la historia del ajedrecista espa?ol Arturo Pomar, el Bobby Fisher de la Espa?a de Franco, y Jorge Ben¨ªtez con libro Nieve negra, cuyo subt¨ªtulo lo dice todo: ¡°Dioses, h¨¦roes y bastardos del ajedrez¡±.
El ajedrez tambi¨¦n ha sido el tema de decenas de pel¨ªculas. La m¨¢s conocida es El s¨¦ptimo sello, de Ingmar Bergman, un cl¨¢sico del cine europeo adorado por Woody Allen. Ninguna resulta tan pertinente ahora mismo como esa humilde obra maestra titulada En busca de Bobby Fischer, desgraciadamente ausente de las principales plataformas en la actualidad. Dirigida en 1993 por Steven Zaillian, guionista de pel¨ªculas como La lista de Schindler, relata la historia de un ni?o prodigio del ajedrez, Joshua Waitzkin, pero cuyo objetivo no es ganar, sino solo jugar y disfrutar con el juego. El inter¨¦s del ni?o por el juego arranca cuando encuentra una pieza negra en un parque de Nueva York, un caballo que es una reproducci¨®n del ajedrez de Lewis. Y Bruce Pandolfini, un reconocido profesor de ajedrez que en la pel¨ªcula interpreta Ben Kingsley, fue asesor de ajedrez de la serie Gambito de dama: se ocup¨® de que las partidas m¨¢s importantes fuesen no solo cre¨ªbles, sino reales.
En estos tiempos en los que un presidente derrotado se niega a reconocer que ha perdido, resulta m¨¢s pertinente que nunca la lecci¨®n de aquel ni?o, que no cree que el mundo se divida en ganadores y perdedores. ¡°El ajedrez no est¨¢ hecho para jugar¡±, escribe Pastoureau. ¡°Est¨¢ hecho para so?ar. So?ar con el movimiento de las piezas y con la estructura del tablero. So?ar con el orden del mundo y el destino de la humanidad¡±.
Lecturas
Nieve negra. Dioses, h¨¦roes y bastardos del ajedrez. Jorge Ben¨ªtez. Libros del KO. 216 p¨¢ginas. 15,90 euros.
El pe¨®n. Paco Cerd¨¢. Pepitas de calabaza. 250 p¨¢ginas. 18 euros.
Ajedrez y ciencia, pasiones mezcladas. Leontxo Garc¨ªa. Cr¨ªtica. 268 p¨¢ginas. 21,90 euros.
La defensa. Vlad¨ªmir Nabokov. Traducci¨®n de Sergio Pitol. Anagrama. 264 p¨¢ginas. 15 euros.
Una historia simb¨®lica de la Edad Media occidental. Michael Pastoureau. Traducci¨®n de Julia Bucci. Katz editores. 393 p¨¢ginas. 28,90 euros.
Campos de fuerza. George Steiner. Traducci¨®n de Miguel Mart¨ªnez-Lage. La F¨¢brica. 128 p¨¢ginas. 17,50 euros
Duelo de alfiles. Vicente Valero. Perif¨¦rica. 163 p¨¢ginas. 16 euros.
La novela de ajedrez. Stefan Zweig. Traducci¨®n de Manuel Lobo. Acantilado. 94 p¨¢ginas. 9,50 euros.
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