Y Dios cre¨® la literatura: la gran novela de la Biblia
Una nueva traducci¨®n del G¨¦nesis reivindica su valor literario por encima de los dogmas y pone en cuesti¨®n la visi¨®n tradicional del monote¨ªsmo, a la vez que autores de hoy lo abordan desde el laicismo o el feminismo
Los autores, o m¨¢s bien compiladores, que dieron forma al libro del G¨¦nesis hace unos 2.700 a?os no pusieron demasiado empe?o en ocultar las contradicciones, que asaltan a un lector atento desde el principio. Dos relatos consecutivos de la creaci¨®n se suceden uno detr¨¢s del otro. En el primero, Elohim va dando forma a lo largo de una semana al universo y, por fin, el sexto d¨ªa ¡°cre¨® al ser humano a imagen de Elohim: cre¨® macho y hembra¡±. Inmediatamente despu¨¦s, en el segundo cap¨ªtulo, la divinidad pasa a llamarse Yahv¨¦-Elohim, modela al hombre con el polvo de la tierra, lo lleva a un jard¨ªn, hace brotar despu¨¦s los ¨¢rboles y crea a los animales del campo; pero luego ve solo al var¨®n y le quita una costilla para que aparezca la mujer. Otro pasaje, solo unas p¨¢ginas despu¨¦s, resulta mucho m¨¢s desconcertante: cuando los humanos se multiplicaron y tuvieron hijas, ¡°los hijos de Elohim vieron que eran hermosas y tomaron de entre ellas a algunas como esposas¡±. Despu¨¦s de eso ¡°los hijos de Elohim se juntaron con las hijas de los humanos y engendraron hijos con ellas. Estos hijos son los h¨¦roes¡±. H¨¦roes que, se dice, convivieron con gigantes.
?Puede leerse el G¨¦nesis como una obra literaria, como otros grandes libros m¨ªticos de la Antig¨¹edad, del mismo modo que la Odisea de Homero o la Epopeya de Gilgamesh, despojado de los dogmas construidos a partir de ¨¦l por jud¨ªos, cristianos y musulmanes? Eso han propuesto los editores de El libro del G¨¦nesis liberado, de la colecci¨®n Cl¨¢sicos Liberados de Blackie Books. El tomo incluye una nueva traducci¨®n, notas que remiten a su huella cultural y una serie de textos de distintos pensadores ¡ªde Stephen Hawking a Kierkegaard, pasando por Sara Mesa o Vinicius de Moraes¡ª que aportan una mirada diferente. Con el objetivo, laico, de que se lea como una novela. Con toda ¡°su potencia arrolladora, su intensidad brutal, el dise?o de personajes, un estilo impactante y seco, que deja los sentimientos a un lado, que no da muchos detalles y que deja espacio a la imaginaci¨®n¡±, en palabras del editor de la obra, Pau Ferrandis. Esta versi¨®n incluye breves notas que dan un respiro en la lectura, pero el objetivo no es proporcionar contexto hist¨®rico ni mucho menos teol¨®gico, sino interpelar al placer est¨¦tico.
Ni siquiera quieren sus editores llamar la atenci¨®n en las muchas piezas del relato que no encajan, incoherencias que van m¨¢s all¨¢ de las dos versiones de la creaci¨®n. Ca¨ªn, hijo de Ad¨¢n y Eva que ha matado a su hermano Abel, es desterrado, toma esposa y funda una ciudad. Cuando No¨¦ embarca en su arca, Elohim le dice que tome una pareja de cada especie, pero Yahv¨¦ rectifica que de las especies puras y de las aves deben ser siete parejas. El mismo Yahv¨¦ dice en otro momento que la vida de los humanos no sobrepasar¨¢ los 120 a?os ¡ªeso tiene base cient¨ªfica¡ª, pero los personajes del G¨¦nesis siguen viviendo, y teniendo hijos, much¨ªsimo m¨¢s: No¨¦ tiene 600 a?os cuando construye el arca. ¡°Una tentaci¨®n era abordar con ¨¢nimo jocoso esas contradicciones. Pero eso no har¨ªa justicia con un texto que sorprende y fascina¡±, explica Ferrandis.
Javier Alonso, fil¨®logo especializado en lenguas sem¨ªticas, se ocup¨® de traducir del hebreo antiguo el primer libro de la Biblia Hebraica Stuttgartensia, basada a su vez en el llamado C¨®dice de Leningrado, del a?o 1008. El hallazgo de los Manuscritos del Mar Muerto confirm¨® el acierto de las reconstrucciones hechas en los dos ¨²ltimos siglos. ¡°Esta es la primera traducci¨®n al espa?ol en la que, en ning¨²n eslab¨®n del proceso, ha intervenido entidad religiosa alguna¡±, presume. No hay ning¨²n intento, queda claro, de predicar una fe.
La traducci¨®n evita la palabra ¡°Dios¡±: mantiene del original los distintos nombres que se da a la divinidad. ?O quiz¨¢s habr¨ªa que decir divinidades? Yahv¨¦ es un dios humanizado y cercano, que camina entre los humanos y los llama si no los ve, que huele, que cierra la puerta del arca de No¨¦ con sus manos, que se arrepiente de sus decisiones y es capaz de mostrarse col¨¦rico. Elohim es un dios m¨¢s misterioso y distante, que se manifiesta en sue?os o mediante una voz interior, salvo en el extra?o episodio en que lucha f¨ªsicamente con Jacob hasta el amanecer y no puede con ¨¦l. Adem¨¢s, se emplean las denominaciones El-Eliy¨®n (el Alt¨ªsimo) o El-Sadday, de origen menos claro y que, seg¨²n Javier Alonso, probablemente se refiera al dios de la tormenta o de la monta?a. Porque ¡°los dioses se manifestaban en la monta?a cuando cada pueblo adoraba al suyo¡±.
Se ha visto en el G¨¦nesis un intento de unificar distintas visiones de un mismo Dios, pero no todos lo entienden as¨ª. En uno de los textos que completan la edici¨®n, el fil¨®sofo Arthur Dobb (1917-1981) negaba que Yahv¨¦ y Elohim fueran la misma divinidad. ¡°Lo que se nos cuenta es una historia de acciones entrecruzadas, de r¨¦plicas y contrarr¨¦plicas¡±, escribi¨®. Un ejemplo: ¡°Es Elohim quien ordena a Abraham que le ofrezca en sacrificio a su hijo Isaac. Probablemente a Yahv¨¦ le parezca una barbaridad, porque manda a su ¨¢ngel a detener a Abraham, que ya est¨¢ cuchillo en mano¡±. Otro: Yahv¨¦ es quien cierra la puerta del arca de No¨¦, pero tiene que ser Elohim quien detiene la lluvia. Solo despu¨¦s de sus encontronazos con Jacob, defend¨ªa Dobb, ¡°Elohim y Yahv¨¦ desaparecen definitivamente¡± y ¡°la humanidad empieza su larga andadura en solitario¡±.
Algunos expertos sostienen que quienes reunieron antiguas tradiciones de Israel y de Jud¨¢ en el G¨¦nesis, en torno al a?o 700 antes de Cristo, partiendo de libros anteriores que no se han conservado (las fuentes J o yahvista, E o eloh¨ªsta y P o sacerdotal), no pretend¨ªan de ninguna manera que fueran entendidos literalmente, sino dar un sentido ¡ª?trascendente, m¨ªstico, espiritual¡ª al pueblo jud¨ªo. La experta en religiones Karen Armstrong, premio Princesa de Asturias de Ciencias Sociales 2017, explica en su libro El arte perdido de las Escrituras (Paid¨®s, 2020) que lo que se practicaba en Cana¨¢n no era el monote¨ªsmo, sino la monolatr¨ªa: cada pueblo adoraba a su dios protector. Antes de ser monote¨ªstas, explica, los israelitas ¡°consideraban a Yahv¨¦ uno de los hijos o poderes sagrados de El, el Dios Supremo de Cana¨¢n, y miembro de la asamblea divina de El¡±, donde estaban los dioses de todas las naciones. Elohim es el plural de El, pero en el G¨¦nesis su nombre se emplea en singular. Hay pasajes b¨ªblicos, m¨¢s all¨¢ del G¨¦nesis, que refuerzan esta visi¨®n.
?No se entend¨ªa literalmente la Biblia? Otros pensadores lo discuten, porque de lo que se trataba era de explicarlo todo, el origen del mundo, del bien y del mal, y el del pueblo elegido. El fin era sobre todo pol¨ªtico: unificar las creencias de las tribus repartidas en dos naciones ¡ªJud¨¢, en torno a Jerusal¨¦n, e Israel, al norte de Cana¨¢n¡ª para que formen una sola, lo que se consigue emparentando a sus patriarcas, para que todos sean descendientes de Abraham. De ah¨ª que se ensamblaran los textos originales en el reinado de Ezequ¨ªas. ¡°Para crear identidad nacional¡±, sostiene Javier Alonso. Esos escritos viajaron con los jud¨ªos deportados a Babilonia, all¨ª fueron recopilados y modificados, e incorporaron influencias caldeas.
M¨¢s contundente es la opini¨®n de Reza Aslan en Dios. Una historia humana (Taurus, 2019): ¡°La historia de c¨®mo el monote¨ªsmo ¡ªdespu¨¦s de siglos de fracasos y rechazo¡ª arraig¨® de forma definitiva y permanente en la espiritualidad humana comienza con la historia de c¨®mo el dios de Abraham, El, y el dios de Mois¨¦s, Yahv¨¦, se fusionaron gradualmente para convertirse en una sola divinidad singular que hoy llamamos Dios. La introducci¨®n del monote¨ªsmo entre los jud¨ªos fue un mecanismo para racionalizar la derrota catastr¨®fica de Israel a manos de los babilonios¡±.
Para el te¨®logo Juan Jos¨¦ Tamayo, los autores del G¨¦nesis se inspiraron en tradiciones culturales de la regi¨®n, mesopot¨¢micas, egipcias y fenicio-cananeas, y mantienen parentesco con las sumerias, ugar¨ªticas o babil¨®nicas. ¡°Sin embargo, no puede hablarse de mera imitaci¨®n o dependencia servil, sino desde la fe monote¨ªsta¡±, dice. Se presenta a un Dios a veces cercano, acompa?ante, y a la vez misterioso, omnipotente. En definitiva, ¡°el Dios del G¨¦nesis es el Dios de la promesa, el Dios del futuro¡±.
Un ¨¢ngulo que no se reh¨²ye en esta edici¨®n es el del papel de la mujer en un texto en el que los nombres femeninos suelen ser omitidos de las genealog¨ªas. El trasfondo es de una sociedad patriarcal y violenta en la que Lot ¡ªel ¨²nico justo en Sodoma¡ª ofrece a sus hijas v¨ªrgenes a la multitud para que las violen y aplacar as¨ª un conflicto; en la que es habitual el incesto, se engendran hijos con las esclavas y cabe la compraventa de esposas. Pero llama la atenci¨®n que, entre una larga lista de hombres sumisos a la voluntad de su dios, existan personajes femeninos con car¨¢cter rebelde: Eva, las hijas de Lot, Rebeca, Raquel, L¨ªa, Tamar, Sara, Agar. Sobre ellas escribe Sara Mesa: ¡°Ah¨ª estaba latente todo el peso de esas mujeres fuertes, decididas, valientes, a menudo sin escr¨²pulos con tal de privilegiar a los de su estirpe. Manipulaban y confund¨ªan a los hombres a su antojo, haci¨¦ndose valer de unos poderes que yo no alcanzaba a definir, pero que eran, al parecer, tan infalibles como los de un hechizo m¨¢gico¡±.
Tamayo, que acaba de publicar La compasi¨®n en un mundo injusto (Fragmenta Editorial), opina que el G¨¦nesis admite dos lecturas sobre el papel de la mujer: ¡°La discriminatoria y patriarcal, que subraya la dependencia y sumisi¨®n de la mujer al var¨®n a tenor de los relatos yahvistas de la creaci¨®n. Pero tambi¨¦n la igualitaria y feminista, que subraya la igualdad entre el hombre y la mujer, creados a imagen y semejanza de Dios en el relato sacerdotal de la creaci¨®n y el reconocimiento del protagonismo de Sara, Agar, Rebeca, Raquel y L¨ªa, al mismo nivel que los patriarcas¡±.
El empe?o en leer de forma literal lo que cuenta el G¨¦nesis da pie a uno de los cap¨ªtulos m¨¢s delirantes de este G¨¦nesis liberado: la entrada de la Enciclopedia de Diderot y D¡¯Alembert en la que se estudian de forma sesuda las medidas exactas que debi¨® tener el arca de No¨¦. Los esc¨¦pticos enciclopedistas, quiz¨¢s por prudencia, encargaron este y otros art¨ªculos de tem¨¢tica religiosa al abate conservador Edm¨¦-Fran?ois Mallet. Los autores de la Enciclopedia no hacen apostillas al c¨¢lculo supuestamente cient¨ªfico de un acontecimiento que se toma por hist¨®rico, como tampoco las hacen los editores de este nuevo libro, que s¨ª a?aden ilustraciones muy trabajadas a partir de este texto del siglo XVIII. Esa arca cuya puerta cierra Yahv¨¦ y de la que no salen hasta que lo ordena Elohim.
La Biblia del Oso: una versi¨®n perseguida
No acaba en este Génesis liberado el interés por las traducciones bíblicas más o menos heterodoxas. Alfaguara reedita La Biblia del Oso, que tradujo en solitario al español (del hebreo, arameo y griego) Casiodoro de Reina (1520-1594), un monje jerónimo español, convertido al protestantismo, que tuvo que exiliarse. Publicada en Basilea en 1569, ilustrada en portada con un oso ante una colmena que era el emblema del editor suizo Matías Apiarius, fue una tarea titánica para una única persona, y es considerada una de las obras magistrales del español del Siglo de Oro. Pero la traducción a lenguas vernáculas de los libros sagrados fue perseguida por la Iglesia católica en tiempos de la contrarreforma y no sería común hasta bien entrado el siglo XX; esta Biblia no se imprimió en España hasta 1987. Sirvió de base para la Biblia Reina Valera, enmendada por su colaborador Cipriano de Valera, y que es la más conocida en el mundo protestante en español.
Si no fuera porque el catolicismo la proscribió, esta obra ocuparía un puesto destacado en la historia de la literatura española. “Estaría junto a las de Cervantes y San Juan de la Cruz”, explica Andreu Jaume, responsable de esta edición. La de Reina es una traducción rigurosa, explica, “de una gran belleza, con ecos de Garcilaso, Góngora o Quevedo, y que en el prólogo interpela al lector en un tono cercano y cálido como el de Cervantes”. Además, Reina introdujo notas que tratan de unificar la creencia, de reconciliar a las familias cristianas. Porque el autor no era un reformista dogmático, sino que apostaba por la universalidad de la fe. Jaume lamenta que el valor literario de esta edición de la Biblia haya quedado arrinconado por la censura católica. Se frustró así la influencia que hubiera podido ejercer en las literaturas hispánicas. “Desde el punto de vista de la lengua, Casiodoro de Reina hizo el trabajo, como mínimo, de 100 escritores”, concluye.
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